domingo, 25 de octubre de 2015

RELACIÓN ENTRE PSEUDOCIENCIA Y POLÍTICA

FILOSOFÍA

La relación entre pseudociencia y política

Adelanto del libro 'Materia y mente', del filósofo de la ciencia Mario Bunge, en el que se discuten algunas teorías supuestamente científicas usadas por políticos conservadores

MARIO BUNGE


La pseudociencia es siempre peligrosa porque contamina la cultura, y cuando lo que está en juego es la salud, la economía o la organización política, la ciencia espuria pone la vida, la libertad y la paz en riesgo. Pero, desde luego, la pseudociencia se torna extremadamente peligrosa cuando goza del apoyo de los gobiernos, las religiones organizadas o las grandes empresas. Un puñado de ejemplos bastará para aclarar esto.

A partir de la Ilustración, la mayoría de los progresistas ha sostenido que el genoma no determina nuestro destino: que no sólo podemos aprender a pensar, sino también a sentir y actuar, tanto de forma directa, a través de la imitación y el aprendizaje, como de modo indirecto mediante la reforma social. En cambio, los conservadores y reaccionarios de todas layas han abrazado el innatismo o nativismo, la opinión de que nacemos con todas las características que emergen en el trascurso de nuestras vidas. Así pues, las escrituras sagradas hindúes consagraron el sistema de castas, la Biblia sostiene que los judíos fueron escogidos por Yahvé; Aristóteles, que los “bárbaros” eran inferiores a los helenos; los colonialistas europeos, que los pueblos conquistados eran salvajes, buenos sólo para ser esclavizados o exterminados, y un largo etcétera. La posición innatista-conservadora se debilitó considerablemente con la Ilustración y la subsiguiente difusión de las ideologías de izquierdas, pero resurge de cuando en cuando. Lo hizo con especial virulencia en forma de darwinismo social y más recientemente bajo el ala de la psicología evolucionista. Recordemos la última resurrección del innatismo “científico”.

La lista de logros de la “nueva ciencia de la naturaleza humana” de Pinker parece el preámbulo de un Manifiesto de la Nueva Derecha, más que un resumen de descubrimientos científicos"

Steven Pinker, un profesor de Harvard y el psicólogo más popular de nuestra época, dedica un capítulo íntegro de uno de sus influyentes libros a las cuestiones políticas que rodean el dilema ambientalismo/innatismo. Pinker afirma que “las nuevas ciencias de la naturaleza humana”, desde la genética hasta la psicología evolucionista, justifican lo que él llama una visión trágica. Se trata, ni más ni menos, que del individualismo y el pesimismo de la economía ortodoxa y la filosofía política conservadora, desde Hobbes, Burke, Schopenhauer y Hayek hasta Thatcher y Reagan. Pinker cita, en particular, los siguientes “descubrimientos” de esas “ciencias nuevas”: “la primacía de los lazos familiares”, a pesar del hecho de que en la mayoría de los casos los miembros de las empresas, los grupos políticos, los laboratorios, los regimientos y los equipos deportivos no están relacionados genéticamente; “el limitado alcance del reparto comunal en los grupos humanos”, aunque todas las sociedades humanas y muchas empresas modernas son cooperativas; “la universalidad del predominio y la violencia en todas las sociedades humanas”, a pesar de que la tasa de homicidios ha disminuido en todas las sociedades civilizadas durante el pasado siglo y ni siquiera las sociedades más divididas son básicamente tiránicas o violentas; y “la universalidad del etnocentrismo y otras formas de hostilidad entre grupos en todas las sociedades”, como si la innegable lucha no estuviese equilibrada por la cooperación, el cumplimiento de las leyes y los intereses materiales.

Pero eso no es todo: para convencernos de que, básicamente, todos somos unas bestias egoístas y ruines, Pinker completa la lista anterior con lo siguiente: “la heredabilidad parcial de la inteligencia, la meticulosidad y las tendencias antisociales”, aunque todas esas capacidades pueden fomentarse o reprimirse mediante la educación y el control social informal; “la prevalencia de mecanismos de defensa, la parcialidad interesada y la reducción de las disonancias cognitivas”, las cuales, aunque reales, son, sin duda, menos acentuadas en las sociedades del estado de bienestar que en la “liberales”; “los sesgos del sentido moral humano”, incluidos el nepotismo y el conformismo, lo cual es cierto, pero no implica pasar por alto el hecho de que junto al egoísmo se dan el altruismo y el inconformismo, y que con frecuencia el progreso político incluye el progreso moral. Todo esto constituye un claro ejemplo de reduccionismo radical fallido; en este caso ha fracasado la reducción de las ciencias sociales a la genética y la psicología. Además, la lista de logros de la “nueva ciencia de la naturaleza humana” de Pinker parece el preámbulo de un Manifiesto de la Nueva Derecha, más que un resumen de descubrimientos científicos. El compromiso con una ideología política reaccionaria es un indicador fiable de la naturaleza pseudocientífica de una disciplina.

Los autoproclamados psicólogos evolucionistas afirman confiadamente que la desigualdad social está en los genes y que, por consiguiente, las revoluciones sociales están condenadas al fracaso"

Gran parte de lo anterior vale también para los autoproclamados psicólogos evolucionistas a los que Pinker admira: ellos también afirman confiadamente que la desigualdad social está en los genes y que, por consiguiente, las revoluciones sociales están condenadas al fracaso. Barkow, por ejemplo, uno de los fundadores, escribe: “La estratificación social es un reflejo del hecho evolutivo de que las personas desean más ventajas para sus hijos de las que desean para los hijos de los demás”. Sin embargo, seguramente las barreras de clase, por definición, ralentizan o impiden del todo la movilidad social. De lo que se sigue que sólo una sociedad sin clases o, al menos, una sociedad en la que las barreras sociales sean permeables, permite el desarrollo personal. Adviértase que este es un argumento puramente lógico. Lo que sí exige pruebas empíricas es el supuesto de que la ambición de tener más descendencia es innata y, por tanto, universal. Pero la genética humana no ha confirmado esta afirmación de la genética pop.

En lugar de tener raíces biológicas, la estratificación social tiene un fuerte impacto en la calidad y la duración de la vida: la gente situada en lo alto vive mejor y más tiempo que sus subordinados. He aquí a grandes rasgos el mecanismo psiconeuroendocrinoinmunitario: subordinación → estrés → liberación de cortisol → elevación de la presión sanguínea y la glucemia → mayor morbilidad. Por eso la vida es mejor y más larga en Japón y en los países nórdicos que en las sociedades menos igualitarias, como Estados Unidos y el Reino Unido.

Los legisladores estadounidenses recurrieron a la eugenesia, fomentada en una época por muchos científicos e intelectuales públicos de buena fe, para proponer y aprobar proyectos de ley que restringían la inmigración de personas de “razas inferiores”

Además, los arqueólogos sociales han descubierto que la estratificación social no surgió hasta hace unos 5000 años, junto con la civilización. Tal como dice Trigger en su monumental tratado, “los antropólogos utilizan la expresión ‘antiguas civilizaciones’ para las formas más antiguas y simples de sociedad, en las cuales el principio rector básico de las relaciones sociales no era el parentesco, sino una jerarquía de divisiones sociales que atravesaba trasversalmente la sociedad, cuyos estamentos poseían desigual poder, riqueza y prestigio social”. Sin embargo, pasemos a otros especímenes de pseudociencia.

Los legisladores estadounidenses recurrieron a la eugenesia, fomentada en una época por muchos científicos e intelectuales públicos de buena fe, para proponer y aprobar proyectos de ley que restringían la inmigración de personas de “razas inferiores” y condujeron al internamiento de miles de niños considerados débiles mentales. Esa misma “ciencia” justificaba las políticas raciales de las potencias coloniales y los nazis, y llevó a la esclavización o asesinato de millones de amerindios, indios, negros, eslavos, judíos y gitanos.

Hay consenso de que las culpables de esta crisis son las políticas de 'laissez faire' aplicadas por los gobiernos estadounidense y británico desde los tiempos de Ronald Reagan y Margaret Thatcher"

La crisis mundial que comenzó en 2008 es un ejemplo más actual de las catastróficas consecuencias sociales que resultaron de las políticas sociales inspiradas en filosofías económicas y políticas equivocadas. En efecto, hay consenso de que las culpables de esta crisis son las políticas de laissez faire aplicadas por los gobiernos estadounidense y británico desde los tiempos de Ronald Reagan y Margaret Thatcher. Ahora bien,laissez faire no es un lema ideológico aislado: se trata de la consecuencia lógica de dos dogmas que se mantienen de forma acrítica, pese a los cambios en la realidad económica desde que Adam Smith (1776) publicó su gran obra. Estos dogmas son los principios de que a) el único objetivo de la actividad económica es el beneficio privado; y b) el mercado libre (no regulado) se autorregula, es decir, está siempre en equilibrio o cerca del mismo, por lo que, sin duda, toda intervención tendrá en él un efecto perjudicial.

A su vez, la hipótesis anterior se apoya en tres doctrinas filosóficas aceptadas sin examen: una ontología individualista, una gnoseología acientífica y una ética individualista. El individualismo es la tesis de que sólo los individuos existen: que las entidades colectivas, como las empresas y las naciones, son producto de la imaginación. Esta tesis es errónea: lo que es ficticio es el individuo aislado. Tal como hemos sostenido en otra parte, todo lo que existe en el mundo real es un sistema o un componente de un sistema. En este caso particular, las acciones de individuo sólo pueden comprenderse en su contexto social. Se puede comenzar el análisis en el nivel micro o en el macro, pero ningún análisis será satisfactorio si desatiende uno de los dos extremos. La lección metodológica es que toda explicación satisfactoria de un hecho social incluirá lo que he llamado diagramas de Boudon-Coleman (Bunge, 1996). He aquí un ejemplo reciente:


Los diagramas de Boudon-Coleman van a contracorriente de la metodología individualista radical, la cual exhorta a permanecer siempre en el micronivel. Este punto de vista metodológico no puede mantenerse neutral en la controversia gnoseológica entre realismo (u objetivismo) y subjetivismo: si es coherente, ha de comenzar en la experiencia cognitiva individual y no en el conocimiento, el cual se aprende en sociedad y se pone a prueba en las comunidades científicas (el “escepticismo organizado” de Merton). Por consiguiente, el individualista metodológico debe ser o bien un subjetivista radical (como Berkeley, Kant, Fichte o Husserl), o bien un empirista radical (como Hume, Comte, Mill o Carnap). La combinación de Popper de individualismo metodológico radical y realismo gnoseológico no funciona.

No hay duda de que toda política económica hará progresar unos intereses al tiempo que perjudicará otros. En resumen, toda política pública está moralmente comprometida"

Así como el holismo se acompaña de una ética del deber, como ocurre con las de Confucio y de Kant, el individualismo está unido a la consigna egoísta “cada uno para sí”. El sistemismo, en cambio, propone una ética humanística en la cual los derechos y los deberes son igualmente importantes. En esta filosofía moral, todo derecho supone un deber y viceversa. Por ejemplo, mi derecho a ganarme la vida supone el deber de ayudar a otros a sobrevivir, y mi deber de pagar impuestos supone mi derecho de participar en la decisión de cómo se gastará ese dinero. Sostengo que las personas corrientes se rigen por una filosofía moral como esta, en tanto que los economistas ortodoxos y los políticos conservadores predican la deontología a las masas mientras aconsejan el egoísmo a sus clientes.

Todas las economías desarrolladas se rigen por políticas de alguna clase. A su vez, esas políticas se diseñan sobre la base de teorías económicas y principios morales, y son propuestas o puestas en práctica por partidos políticos y gobiernos:


El economista ortodoxo objetará la inclusión de la política y la moral entre los determinantes de las políticas económicas: dirá que se trata de reglas puramente técnicas pertenecientes al manual de operación de la maquinaria macroeconómica. Esta afirmación, sin embargo, es incorrecta en el mejor de los casos y no sincera en el peor de ellos, puesto que no hay duda de que toda política económica hará progresar unos intereses al tiempo que perjudicará otros. Por ejemplo, el comercio libre favorece a los fuertes mientras que frena el desarrollo de los débiles; y el estado de bienestar mejora la suerte de los pobres mediante impuestos a los ricos. En resumen, toda política pública está moralmente comprometida. Así lo entendió el gran socioeconomista Gunnar Myrdal cuando, hace ya tiempo, nos exhortaba: ¡Declarad vuestros valores! Si no lo hacemos, tal vez estemos contribuyendo a justificar la pseudociencia o la ciencia mercenaria, sobre la cual diremos algo a continuación.
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Este texto es un extracto del libro de Mario Bunge Materia y mente. Una investigación filosófica, publicado por Editorial Laetoli, Pamplona, 2015. Es el séptimo volumen de la Biblioteca Bunge (www.laetoli.es). Traducción del inglés de Rafael González del Solar.

http://elpais.com/elpais/2015/10/20/ciencia/1445356175_841379.html

jueves, 22 de octubre de 2015

LO QUE OCURRE EN EL CUERPO DESPUÉS DE LA MUERTE

¿Qué ocurre después de la muerte?


La mayoría preferimos no pensar en lo que sucede con nuestro cuerpo cuando morimos. Pero esa descomposición es el origen inesperado de una nueva vida


'La lección de anatomía del Dr. Nicolaes Tulp', del pintor holandés Rembrandt.

“No va a ser fácil quebrar esto”, dice Holly Williams, de la funeraria, mientras levanta el brazo de John y dobla con delicadeza los dedos, el codo y la muñeca. “En general, cuanto más reciente es un cadáver, mejor se trabaja con él”.

Williams habla en voz baja, con una despreocupación que contrasta con la naturaleza de su labor. Creció en el norte de Texas, en la funeraria familiar donde trabaja, y ha visto y manipulado cadáveres casi a diario desde la infancia. Unos mil cuerpos, calcula a sus 28 años. Su trabajo consiste en recoger cuerpos de personas recién fallecidas en el área de Dallas-Fort Worth y prepararlos para su funeral.

“La mayoría los recogemos en residencias de ancianos”, dice Williams, “pero a veces traemos gente que ha muerto por herida de bala o en un accidente de circulación. Pueden llamarnos para que vayamos a por alguien que murió en soledad hace días o semanas, alguien que ya ha empezado a descomponerse, lo que dificulta el trabajo”.

Lejos de estar muerto, un cuerpo en descomposición rebosa de vida

John llevaba unas cuatro horas muerto cuando su cuerpo fue trasladado a la funeraria. Había gozado casi siempre de una salud razonable. Su trabajo de toda la vida, en las explotaciones petrolíferas de Texas, lo mantenía activo y en forma. Llevaba años sin fumar y no abusaba del alcohol. Hasta que una fría mañana de enero sufrió un infarto en su casa (por complicaciones inesperadas, al parecer), cayó al suelo y murió casi en el acto. Tenía apenas 57 años.

La mesa metálica de Williams acoge ahora el cuerpo de John cubierto con una sábana blanca de lino, frío y duro al tacto y con la piel entre gris y purpúrea, síntomas claros de que la descomposición ya ha empezado.
Autolisis

Lejos de estar muerto, un cuerpo en descomposición rebosa de vida. Cada vez hay más científicos que hacen del cadáver la piedra angular de un ecosistema vasto y complejo que surge poco después de la muerte, y prospera y evoluciona a medida que la descomposición avanza.

La descomposición empieza unos minutos más tarde de la muerte con un proceso llamado autolisis, o autodigestión. Poco después de que el corazón se pare, las células se quedan sin oxígeno y su acidez aumenta a medida que los derivados tóxicos de las reacciones químicas se acumulan en su interior. Las enzimas comienzan a digerir las membranas celulares antes de filtrarse por las células rotas. El proceso suele empezar en el hígado, rico en enzimas, y en el cerebro, que tiene un alto contenido en agua. Finalmente, todos los tejidos y órganos se colapsan del mismo modo. Rotos los vasos sanguíneos, las células se depositan, por efecto de la gravedad, en los capilares y las venas pequeñas, decolorando la piel.

La descomposición es un final, un recordatorio morboso de que toda la materia del universo debe obedecer estas leyes fundamentales. Nos desbarata, equilibrando nuestra masa corporal con su entorno, reciclándola para que otros seres vivos puedan usarla

La temperatura corporal empieza a caer también, hasta adaptarse al entorno. Es el momento del rigor mortis –“la rigidez de la muerte”-, que comienza por los párpados, la mandíbula y los músculos del cuello y sigue con el tronco y las extremidades. En un cuerpo vivo, las células musculares se contraen y se relajan gracias a la acción de dos proteínas filamentosas (la actina y la miosina), que se deslizan a la par. Tras la muerte, las células se ven privadas de su fuente de energía y los filamentos proteicos quedan inmovilizados. Esto provoca la rigidez de los músculos y la parálisis de las articulaciones.

En estas primeras fases, el ecosistema del cadáver está formado sobre todo por bacterias que viven en y del cuerpo humano vivo. Nuestro cuerpo alberga una enorme cantidad de bacterias. Cada superficie, cada rincón del cuerpo es un hábitat para comunidades de microbios específicas. Con diferencia, la mayor de estas comunidades está en el intestino, donde residen billones de bacterias de cientos o miles de especies diferentes.

La microbiota [conjunto de microorganismos localizados en distintos sitios del cuerpo humano] es un tema apasionante para muchos biólogos. Se le han asignado diversos papeles en la salud humana y se la asocia a miles de afecciones y dolencias, desde el autismo y la depresión hasta el síndrome del colon irritable y la obesidad. Pero es poco lo que sabemos de estos parásitos microbianos. Y menos aún lo que sabemos de ellos cuando morimos.

'El entierro del señor de Orgaz', de El Greco, ubicado en la parroquia de Santo Tomé de Toledo.

En agosto de 2014, la científica forense Gulnaz Javan, de la Universidad Estatal de Alabama en Montgomery, y sus colegas publicaron el primer estudio sobre lo que llamaron thethanatomicrobiome (del griegothanatos, “muerte”).

“Muchas de nuestras muestras proceden de casos criminales”, dice Javan. “Alguien se suicida, o es asesinado, o muere por una sobredosis o en un accidente de tráfico, y yo recojo muestras de tejido del cuerpo. Hay cuestiones éticas que nos obligan a solicitar un consentimiento”.

La mayoría de los órganos internos están libres de microbios mientras vivimos. Poco después de la muerte, sin embargo, el sistema inmune deja de funcionar, lo que permite su expansión por todo el cuerpo. Es algo que suele empezar en las tripas, en el cruce entre los intestinos grueso y delgado –y enseguida en los tejidos vecinos-, de dentro afuera. Alimentándose del cóctel químico que se escapa de las células dañadas, los microbios invaden los capilares del sistema digestivo y los nódulos linfáticos y se propagan por el hígado y el bazo antes de pasar al corazón y el cerebro.

Javan y su equipo trabajaron con muestras del hígado, bazo, cerebro, corazón y sangre tomadas de 11 cuerpos entre 20 y 240 horas después de su muerte. Para analizar y comparar el contenido bacteriano de cada muestra, combinaron técnicas bioinformáticas con dos tecnologías punteras en secuenciación de ADN.

Las muestras tomadas de los órganos de un cadáver eran muy semejantes entre sí pero muy distintas de aquellas tomadas de esos mismos órganos en otro cuerpo. La explicación, en parte, podría estar en las diferencias en la composición de la microbiota de cada cadáver, o bien en las diferencias en el tiempo transcurrido desde la muerte. Un estudio anterior con ratones en descomposición demostró que si bien la microbiota cambia considerablemente después de la muerte, ese cambio es uniforme y mensurable. Los científicos lograron reducir a un lapso de tres días el período en que había fallecido una persona que podía llevar casi dos meses muerta.

Tras la muerte, las células se ven privadas de su fuente de energía y los filamentos proteicos quedan inmovilizados. Esto provoca la rigidez de los músculos y la parálisis de las articulaciones

El estudio de Javan sugería que ese “reloj microbiano” podría estar aún funcionando dentro del cuerpo humano en descomposición. Demostraba que las bacterias alcanzaron el hígado unas 20 horas después de la muerte y que transcurrieron al menos 58 horas hasta que se propagaron por todos los órganos de los que se tomaron muestras. Es posible, por tanto, que tras la muerte nuestras bacterias se expandan por el cuerpo de un modo sistemático, y que la cadencia con la que se infiltran primero en un órgano interno y después en otro nos ofrezca otro modo de estimar el tiempo transcurrido desde la muerte.

“El grado de descomposición varía entre los distintos individuos pero también entre los distintos órganos”, dice Javan. “El bazo, el intestino y el estómago, así como el útero de una embarazada, se descomponen antes, mientras que el riñón, el corazón y los huesos sufren un deterioro más lento”. En 2014, Javan y sus colegas obtuvieron una ayuda de 200.000 dólares de la National Science Foundation para continuar investigando. “Seguiremos usando tecnologías punteras de secuenciación y técnicas bioinformáticas con el fin de averiguar qué órgano es el más adecuado para establecer la hora de la muerte. Eso es algo que todavía no está claro”, dice.

Lo que sí parece claro es que las fases en la descomposición de un cuerpo dependen de la composición bacteriana.

Putrefacción

Hay media docena de cadáveres, en diversos estados de descomposición, desparramados entre los pinos de Huntsville, en Texas. En el centro del recinto están los dos últimos en llegar, con los brazos y las piernas en cruz, la piel fláccida y cárdena aún intacta, y la caja torácica y los huesos pélvicos visibles entre la carne que se pudre lentamente. Unos metros más allá hay otro cadáver, reducido a su condición de esqueleto, con la piel negra y endurecida pegada a los huesos, como si llevara un traje de látex y un casquete en la cabeza. Al fondo, tras unos restos esqueléticos diseminados por los buitres, hay todavía otro cuerpo en un armazón de madera y alambre. Está llegando al final del ciclo mortuorio, momificado ya en parte. Varios hongos, grandes y pardos, crecen allí donde una vez hubo un abdomen.

Para la mayoría de nosotros un cadáver en descomposición es algo perturbador, cuando no repulsivo y espeluznante, una de esas cosas que luego se nos aparece en sueños. Pero para los chicos del Complejo de Ciencia Forense Aplicada del Sudeste de Texas, los cadáveres son el pan nuestro de cada día. Sus instalaciones, abiertas en 2009, ocupan casi 100 hectáreas del National Forest, propiedad de la Universidad Estatal Sam Houston (SHSU). En su interior hay un terreno de 3 hectáreas de bosque espeso que ha sido aislado y subdividido por medio de alambradas de 3 metros erizadas de púas.

El ecosistema del cadáver está formado sobre todo por bacterias que viven en y del cuerpo humano vivo. Cada superficie, cada rincón del cuerpo es un hábitat para comunidades de microbios. Con diferencia, la mayor de estas comunidades está en el intestino

A finales de 2011, Sibyl Bucheli, Aaron Lynne y sus colegas del SHSU dejaron descomponerse allí dos cadáveres recientes sin modificar las condiciones del entorno.

Una vez que la autolisis se inicia y las bacterias van escapando del tracto gatrointestinal, comienza la putrefacción. Es la muerte molecular, la descomposición, aún más aguda, de los tejidos blandos en gases, líquidos y sales. En realidad es algo que ya había empezado, pero es con la intervención de las bacterias anaeróbicas cuando de verdad coge impulso.

En la putrefacción, las especies bacterianas aeróbicas, que necesitan oxígeno para crecer, ceden el terreno a las anaeróbicas, que no lo necesitan. Estas comienzan a alimentarse de los tejidos corporales, fermentando los azúcares en su interior y produciendo así derivados gaseosos como el metano, el sulfuro de hidrógeno y el amoniaco, que se acumulan en el cuerpo e inflan (o “entumecen”) el abdomen y a veces otras partes del cuerpo.

De esta forma el cuerpo se decolora aún más. A medida que las células sanguíneas escapan de los vasos en desintegración, las bacterias anaeróbicas transforman las moléculas de la hemoglobina, que llevaban el oxígeno por el cuerpo, en sulfohemoglobina. La presencia de esta molécula en la sangre es lo que da al cuerpo en plena descomposición esa apariencia translúcida, olivácea, tan característica.

'La autopsia', del pintor valenciano Enrique Simonet.

Con el aumento de la presión gaseosa en el interior, la superficie del cuerpo se llena de ampollas. A continuación viene la flaccidez y enseguida el desprendimiento de grandes capas de piel, que apenas se sujetan ya al armazón. Finalmente, los gases y los tejidos licuados abandonan el cuerpo, por lo común a través del ano u otros orificios, a veces por la piel desgarrada en otras zonas. Puede ocurrir que la presión sea tan grande que el abdomen se abra de golpe.

El entumecimiento sirve a menudo para indicar la transición de las primeras fases de la descomposición a las siguientes. Otro estudio reciente ha demostrado que esa transición se caracteriza por un cambio evidente en la composición bacteriana del cadáver.

Bucheli y Lynne recogieron muestras de bacterias de diversas partes de los cadáveres al inicio y al final de la fase de entumecimiento. A continuación extrajeron ADN bacteriano de las muestras y lo secuenciaron.

Como entomóloga, a Bucheli le interesan sobre todo los insectos que colonizan los cadáveres. Ve el cadáver como un hábitat específico para las diversas especies de insectos necrófagos, algunas de las cuales completan su ciclo vital dentro, sobre o alrededor de los restos mortales.

Colonización

Cuando un cuerpo en descomposición comienza a purgarse queda expuesto al entorno. En esta fase, el ecosistema cadavérico es ya completamente autónomo: un nido de microbios, insectos y carroñeros.

Dos especies asociadas a la descomposición son la moscarda y la mosca de la carne (y sus larvas). Los cadáveres desprenden un olor fétido, dulzón, nacido de una compleja mezcla de compuestos volátiles que cambia según progresa la descomposición. Las moscardas detectan el olor mediante receptores especializados en sus antenas, se posan en el cadáver y ponen sus huevos en los orificios y las heridas abiertas.

Cada mosca pone unos 250 huevos que se abren en el espacio de 24 horas. Las pequeñas larvas se alimentan de la carne putrefacta y mudan en larvas más grandes, que se alimentan durante varias horas antes de volver a mudar. Tras seguir alimentándose, estas larvas, ya de mayor tamaño, se arrastran fuera del cuerpo. Entonces pupan y se transforman en moscas adultas, y el ciclo recomienza hasta que no queda con qué alimentarse.

Es posible que, tras la muerte, nuestras bacterias se expandan por el cuerpo de un modo sistemático, y que la cadencia con la que se infiltran primero en un órgano interno y después en otro nos ofrezca otro modo de estimar el tiempo transcurrido desde la muerte

En condiciones normales, un cuerpo en descomposición contendrá un gran número de larvas en la tercera fase. Esta “masa larval” genera mucho calor, elevando la temperatura en el interior del cadáver en más de 10ºC. Igual que una piña de pingüinos en el Polo Sur, la masa larval está en constante movimiento. Pero mientras los pingüinos se juntan para darse calor, las larvas se mueven para refrigerarse.

“Es una espada de doble filo”, explica Bucheli en su despacho del SHSU, rodeada de enormes insectos de plástico y su colección de muñecas Monster High. “Si estás siempre en el borde, puede comerte un pájaro, y si estás siempre en el centro, te puedes cocer. Así que se mueven constantemente entre el centro y los extremos”.

La presencia de moscas atrae a diversos depredadores, como el escarabajo de la piel, el ácaro, la hormiga, la avispa y la araña, que se alimentan de las larvas y los huevos de las moscas, o bien los parasitan. Los buitres y otros carroñeros, al igual que algunos grandes carnívoros, pueden también aparecer por allí.

Pero son las larvas, en ausencia de carroñeros, las encargadas de eliminar los tejidos blandos. Como anotó en 1767 Carl Linneo (a quien debemos el sistema usado por los científicos para nombrar las distintas especies), “tres moscas pueden consumir el cadáver de un caballo en el mismo tiempo que un león”. Las larvas de la tercera fase saldrán por fin del cadáver en grandes cantidades, casi siempre siguiendo la misma ruta. Su actividad es tan minuciosa que sus rutas migratorias pueden apreciarse, tras la descomposición, en los hondos surcos que quedan en el suelo emanado del cuerpo.

Cada especie que visita el cadáver tiene un repertorio único de microbios intestinales y es probable que los diferentes tipos de suelo alberguen diferentes comunidades bacterianas cuya composición esté determinada por factores como la temperatura, la humedad y el tipo y la textura del suelo.

Dos especies asociadas a la descomposición son la moscarda y la mosca de la carne (y sus larvas). Los cadáveres desprenden un olor fétido, dulzón, nacido de una compleja mezcla de compuestos volátiles que cambia según progresa la descomposición

Todos estos microbios se mezclan y se relacionan dentro del ecosistema cadavérico. Además de dejar sus huevos en él, las moscas que llegan al cadáver se llevan algunas de las bacterias que encuentran allí y dejan otras propias. Los tejidos licuados que se filtran a través del cuerpo permiten, por su parte, el intercambio de bacterias entre el cadáver y el suelo subyacente.

Cuando toman muestras de los cadáveres, Bucheli y Lynne reconocen bacterias que tienen su origen en la piel del cuerpo, en las moscas y los carroñeros que lo colonizan, y también en el suelo. “Cuando un cuerpo se deshace, las bacterias intestinales empiezan a emerger, y vemos una mayor proporción fuera de él”, dice Lynne.

De modo que es probable que cada cadáver tenga su propia firma microbiológica y que esta firma pueda cambiar con el tiempo dependiendo de las condiciones precisas del lugar de la muerte. Si se logra entender mejor la composición de estas comunidades bacterianas, las relaciones entre ellas y cómo se influyen entre sí a medida que avanza la descomposición, algún día los forenses tendrán más información del dónde, cuándo y cómo de la persona muerta.

Por poner un ejemplo, la detección, en un cadáver, de secuencias de ADN específicas de un organismo particular o un tipo de suelo podría ayudar a los investigadores que trabajan en la escena del crimen a relacionar el cuerpo de una víctima de asesinato con una localización geográfica, o incluso a estrechar aún más –una finca en un área concreta- la zona donde buscar pistas.

“Ha habido ya varios casos criminales en los que la entomología forense ha aportado piezas vitales para completar el puzle”, dice Bucheli, que confía en que las bacterias puedan suministrar información adicional y se conviertan en una herramienta más para afinar el cálculo del tiempo en que se produjo una muerte. “Espero que en unos cinco años podamos estar usando información bacteriana en un proceso criminal”, dice.

Con ese objetivo, los investigadores se afanan en catalogar las especies bacterianas dentro y fuera del cuerpo humano mientras estudian las diferencias entre las poblaciones de bacterias en cada individuo. “Me encantaría tener datos que vayan de la vida a la muerte”, dice Bucheli. “Me encantaría encontrar un donante que me dejara tomarle muestras bacterianas en vida y cuando hubiera muerto y mientras se descompone”.
Purga

“Estamos estudiando el fluido de la purga que sale de los cuerpos en descomposición”, dice Daniel Wescott, director del Centro de Antropología Forense de la Universidad del Estado de Texas en San Marcos.

Wescott, antropólogo especializado en estructura craneal, utiliza un escáner de micro-CT para analizar la estructura microscópica de los huesos que le traen de la granja de cadáveres. También colabora con entomólogos y microbiólogos –entre ellos Javan, ocupado últimamente en el análisis de muestras de suelo cadavérico recogidas en las instalaciones de San Marcos- además de ingenieros informáticos y un piloto que opera un dron que toma fotografías aéreas de las instalaciones.

“He estado leyendo un artículo sobre drones que sobrevuelan tierras de cultivo con el fin de decidir cuáles son más fértiles”, dice. “Utilizan un casi-infrarrojo, y los suelos con una mayor riqueza orgánica presentan un color más oscuro que los otros. Pensé que si eso era posible, entonces nosotros podíamos centrarnos en nuestros pequeños círculos”.

Esos “pequeños círculos” son islas de descomposición cadavérica. El cadáver altera significativamente la composición química del suelo sobre el que se descompone, provocando cambios que pueden durar años. La purga – la expulsión de desechos de los restos del cuerpo- libera nutrientes en el suelo, y la migración de las larvas transfiere casi toda la energía del cuerpo a un entorno más amplio. Finalmente, el proceso crea una “isla de descomposición cadavérica”, un área muy concentrada de suelo de gran riqueza orgánica. No solo libera nutrientes en un ecosistema más amplio sino que atrae otras materias orgánicas, como insectos muertos y restos fecales de animales más grandes.

Se calcula que un cuerpo humano normal está formado por entre un 50% y un 75% de agua, y que cada kilo de masa corporal seca acaba por liberar 32 gramos de nitrógeno, 10 gramos de fósforo, 4 gramos de potasio y 1 gramo de magnesio en el suelo. En un primer momento destruye parte de la vegetación del entorno, bien por la toxicidad del nitrógeno, bien por los antibióticos que contiene el cuerpo, secretados por las larvas de los insectos mientras se alimentan de su carne. Pero, al final, la descomposición beneficia al ecosistema de los alrededores.

La biomasa microbiana dentro de la isla de descomposición cadavérica es mayor que en otras áreas cercanas. Atraídos por los nutrientes que el cuerpo va filtrando, los gusanos nematodos, vinculados a la descomposición, se hacen más abundantes, con lo que la vida vegetal es también más diversa. Estudiar en profundidad cómo los cadáveres en descomposición alteran la ecología del entorno podría facilitar la búsqueda de víctimas de asesinato cuyos cuerpos hubieran sido enterrados de manera superficial.

El análisis de la tierra de la sepultura podría también proporcionarnos otro modo de calcular el momento de la muerte. Un estudio de 2008 sobre los cambios bioquímicos que tienen lugar en una isla de descomposición cadavérica mostraba que la concentración de lípido-fósforos que fluye del cadáver está en su apogeo unos 40 días después de la muerte, mientras que la del nitrógeno y el fósforo extractable alcanzan su punto más alto a los 72 y a los 100 días de la muerte, respectivamente. Si lográramos entender mejor estos procesos, el análisis bioquímico de la tierra de la sepultura podría algún día ayudar a los investigadores forenses a calcular el tiempo que lleva un cuerpo enterrado en un lugar determinado.

Entierro

En el calor seco, sin tregua, del verano de Texas, un cuerpo dejado a su suerte se momificará antes de descomponerse del todo. La piel perderá enseguida toda humedad, y seguirá pegada a los huesos cuando el proceso haya finalizado.

La velocidad de las reacciones químicas que intervienen en el proceso se dobla con cada aumento de 10º en la temperatura, de modo que un cadáver alcanzará la fase de descomposición avanzada a los 16 días de la muerte en unas condiciones de temperatura media diaria de 25º. Para entonces, el cuerpo habrá perdido casi toda su carne y podrá empezar la migración masiva de las larvas al exterior del esqueleto.

Los antiguos egipcios aprendieron involuntariamente cómo el entorno afecta a la descomposición. En el período predinástico, antes de que empezaran a fabricar tumbas y féretros, envolvían a sus muertos en lino y los enterraban directamente en la arena. El calor inhibía la actividad de los microbios y la sepultura impedía que los insectos llegaran al cuerpo, de modo que estos se conservaban excepcionalmente bien. Más adelante empezaron a fabricar tumbas elaboradas para los muertos con el fin de asegurarles una buena vida en el más allá, pero el efecto fue el contrario al deseado, ya que al alejar el cuerpo de la arena, la descomposición se aceleró. Así, inventaron el embalsamiento y la momificación.

El embalsamiento implica el tratamiento del cuerpo con sustancias químicas que reducen la velocidad del proceso de descomposición. Un embalsamador del antiguo Egipto lavaría primero el cuerpo del muerto con vino de palma y agua del Nilo, sacaría casi todos los órganos internos a través de una incisión a lo largo del costado izquierdo y lo llenaría de natrón (una mezcla salina típica del Valle del Nilo). Utilizaría un gancho largo para extraer el cerebro a través de las fosas nasales y luego cubriría todo el cuerpo con natrón y lo dejaría secarse durante 40 días. En un primer momento, los órganos secos se dejaban en jarras canópicas enterradas junto al cuerpo; más adelante, se envolvían en lino y se devolvían al cadáver. Por fin, el propio cadáver era envuelto en múltiples capas de lino para prepararlo para el entierro. Los funerarios estudian todavía hoy las técnicas de embalsamiento de los antiguos egipcios.

En la funeraria, Holly Williams hace algo parecido, de modo que la familia y los amigos puedan ver a sus seres queridos como alguna vez fueron, y no como realmente son ahora. En el caso de víctimas de muertes traumáticas y violentas, eso implica una reconstrucción facial exhaustiva.

Al vivir en una ciudad pequeña, Williams ha trabajado con mucha gente a la que conocía o con la que creció: amigos que murieron de una sobredosis, se suicidaron o tuvieron un accidente al volante mientras enviaban un mensaje. Cuando su madre murió hace cuatro años, Williams tuvo que arreglarla también, retocando su cara con maquillaje. “Siempre la peinaba y la maquillaba cuando vivía, así que sabía cómo hacerlo”.

Lleva a John a la mesa preparatoria, le quita la ropa y le coloca en posición antes de coger de un armario varias botellitas de fluido para embalsamar. El fluido contiene una mezcla de formaldehido, metanol y otros disolventes. Al enlazar las proteínas celulares y fijarlas en su lugar, conserva, durante un tiempo, los tejidos del cuerpo El fluido elimina las bacterias e impide que rompan las proteínas y las utilicen para alimentarse.

Igual que una piña de pingüinos en el Polo Sur, la masa larval está en constante movimiento. Pero mientras los pingüinos se juntan para darse calor, las larvas se mueven para refrigerarse

Williams vierte el contenido de las botellas en la máquina embalsamadora. El fluido se despliega en colores que se corresponden con distintos tonos de piel. Williams limpia el cuerpo con una esponja húmeda y hace una incisión diagonal justo sobre la clavícula izquierda. “Alza” la arteria carótida y la vena subclaviana del cuello, las liga con bramante e introduce una cánula (un tubito) en la arteria y unas pinzas pequeñas en la vena para abrir los vasos sanguíneos.

A continuación enciende la máquina, que bombea fluido embalsamador en la arteria carótida y por todo el cuerpo de John. A medida que el fluido avanza, la sangre sale de la incisión, descendiendo por los bordes acanalados de la mesa de metal hasta la pila. Mientras tanto, Williams coge uno de los miembros para masajearlo con cuidado. “Se necesita cerca de una hora para extraer toda la sangre de una persona de tamaño medio y sustituirla por fluido embalsamador”, dice. “Los coágulos pueden ralentizar el proceso, y el masaje los deshace y facilita el flujo del fluido embalsamador”.

Una vez sustituida la sangre, introduce un aspirador en el abdomen de John y aspira los fluidos de la cavidad corporal junto con la orina y las heces que aún pudiera haber allí. Por último, cose las incisiones, limpia el cuerpo una segunda vez, le arregla las facciones y vuelve a vestirlo. John está listo para su funeral.

Los cuerpos embalsamados terminan por descomponerse. Cuándo exactamente, y en cuánto tiempo, es algo que depende de cómo se hiciera el embalsamamiento, del tipo de ataúd donde descansa el cuerpo y de cómo fuera enterrado. Al fin y al cabo, los cuerpos son solo formas de energía atrapadas en masas de materia a la espera de ser liberadas en el universo.

Según las leyes de la termodinámica, la energía no se crea ni se destruye, sólo se transforma. En otras palabras: las cosas se descomponen y, en el proceso, su masa se convierte en energía. La descomposición es un final, un recordatorio morboso de que toda la materia del universo debe obedecer estas leyes fundamentales. Nos desbarata, equilibrando nuestra masa corporal con su entorno, reciclándola para que otros seres vivos puedan usarla.

Cenizas a las cenizas, polvo al polvo.
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Este artículo se publicó por primera vez en Mosaic y se publica aquí en español con una licencia de Creative Commons.

Autor: Moheb Costandi
Editor: Mun-Keat Looi
Verificadora de información: Kirsty Strawbridge
Corrector: Tom Freeman
Traductor: Christian Law Palacín

http://elpais.com/elpais/2015/10/20/ciencia/1445337182_852965.html

miércoles, 21 de octubre de 2015

RAZONES POR LAS QUE SOMOS LA ÚNICA ESPECIE HUMANA TODAVÍA VIVA

¿Por qué somos la única especie humana que todavía está viva?


Melissa Hogenboom
BBC Earth


Image copyright SPL Image caption. Aparte de la nuestra, no quedan especies de homínidos en la Tierra.

Hace dos millones de años en África, numerosas especies de aspecto humano deambulaban por el planeta. Algunas eran parecidas, otras muy particulares.

La última de estas especies se descubrió en septiembre del 2015, en Sudáfrica. Se cree que los cientos de huesos encontrados pertenecieron a una nueva especie, conocida como Homo naledi.

Como esta, puede haber más especies extintas de homínidos esperando ser descubiertas.

Nuestra especie apareció hace aproximadamente 200.000 años, cuando todavía existían muchas otras especies. Sin embargo, hoy solo quedamos nosotros. ¿Por qué sobrevivimos, mientras que todos nuestros parientes más cercanos desaparecieron?

La extinción es parte de la evolución. No sorprende que algunas especies de aspecto humano –homínidos– hayan desparecido.

Pero no es tan comprensible que el mundo tenga espacio para solo una especie humana. Nuestros parientes vivos más cercanos son los chimpancés, los bonobos, dos especies de gorilas y dos de orangutanes.
¿Cuestión de dieta?

Hay algunas pistas sobre por qué algunos de nuestros antepasados tuvieron más éxito que otros.

Hace millones de años, cuando muchas especies de homínidos convivían, comían principalmente plantas.

Pero a medida que se mudaron de los bosques a las sabanas, se volvieron cada vez más carnívoros.
Image caption. El cráneo de un Australopithecus.

El problema fue que los animales que cazaban también iban teniendo menos plantas para comer, así que en general, había menos comida para todos. Esa competencia llevó a que algunas especies se extinguieran.

"A medida que la evolución humana empujó a algunos de sus miembros a ser más carnívoros, fueron quedando cada vez menos de ellos", dice John Shea, de la Universidad Stony Brook, en Nueva York.

Pero el cambio en la alimentación no fue la causa de que la Tierra se convierta en un planeta de una sola especie humana.

Hace 30.000 años, los humanos modernos convivían con otros tres homínidos: los Neandertales en Europa y Asia occidental, los Denísovas en Asia y los Hombres de Flores -apodados "hobbits"-, en la isla del mismo nombre, en Indonesia.
Se cree que los Hombres de Flores desaparecieron hace 18.000 años, por una gran erupción volcánica, según evidencia geológica.
De los Denísovas solo se tiene un dedo pequeño y dos dientes, por lo que no sabemos por qué desaparecieron.
En el caso de los Neandertales -de los que sabemos mucho porque hay muchos fósiles-, la evidencia arqueológica sugiere que estos fueron desplazados de su hábitat poco tiempo después de que nosotros lo ocupáramos, según Jean Jacques Hublin, del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva, en Leipzig, Alemania.
Caza poco eficiente

Cuando llegamos a Europa, hace solo unos 40 mil años, los Neandertales llevaban viviendo ahí más de 200 mil años, tiempo más que suficiente para adaptarse al clima frío del lugar.

Image caption. Los restos descubiertos hasta ahora del Hombre de Flores (a la izquierda) provienen todos de la misma isla.

Vestían ropa abrigadora, tenían herramientas sofisticadas de piedra y eran espléndidos cazadores.

Estaban mejor adaptados que los humanos modernos para cazar en los bosques.

Pero rápidamente, el clima se volvió más frío, y los bosques, más abiertos, como las sabanas africanas a las que los humanos modernos estaban acostumbrados.

Los bosques menguaron y ya no sirvieron para mantener a los Neandertales.

Estos no adaptaron su estilo de caza a las nuevas circunstancias, dice John Stewart, de la Universidad Bournemouth, en el Reino Unido.

Los humanos modernos, en cambio, parecían cazar una gama más amplia de especies: animales grandes y pequeños, como liebres y conejos.

Por el contrario, hay poca evidencia de que los Neandertales hayan cazado mamíferos pequeños, de acuerdo a algunos análisis arqueológicos realizados en Iberia, lugar donde los Neandertales resistieron por más tiempo.

Sus herramientas servían mejor para cazar animales grandes. Pese a que hay evidencia de que comían aves, deben haberlas atraído con los restos de otros animales muertos, en vez de cazarlas directamente.

Image caption. Gilbraltar fue hogar de algunos de los últimos Neandertales.

"Los humanos modernos parecían tener un número mayor de alternativas de solución frente a los problemas ", dice Stewart. Esta habilidad de innovar y adaptarse puede explicar por qué reemplazamos a los Neandertales tan rápido.

Cuando llegamos a Europa, teníamos herramientas más variadas que los Neandertales. Incluso más innovadoras y letales, según la evidencia arqueológica.
Arte, pegamento social

Pero también creamos otra cosa que nos ayudó a superar a cada una de las otras especies de la Tierra: el arte simbólico.

Hay amplia evidencia de que los humanos modernos estaban haciendo arte poco tiempo después de que salieron de África, hace 40 mil años.

Los arqueólogos han encontrado ornamentos, joyería, representaciones figurativas de animales míticos e incluso instrumentos musicales.

"Cuando los humanos modernos llegaron (a Europa), su población creció rápidamente", dice Nicholas Conard, de la Universidad de Tubinga, en Alemania, que ha descubierto muchas de estas reliquias. Empezamos a vivir en unidades sociales mucho más complejas y necesitábamos formas más sofisticadas de comunicarnos.

Image caption. El hombre de Neandertal produjo herramientas, pero no arte.

Una de las reliquias más sorprendentes es una estatua de madera de un león-humano, llamada el Hombre León, que fue encontrada en una cueva en Alemania. Esculturas similares del mismo período han sido encontradas en otros lugares de Europa.

Esto sugiere que estábamos compartiendo información entre grupos culturales de diferentes áreas. Parece que el arte era parte de nuestra identidad y ayudaba a unir a diferentes grupos.

En otras palabras, los símbolos eran una especie de pegamento social. Estos podían "ayudar a la gente a organizar sus asuntos sociales y económicos", dice Conard.

En cambio, los Neandertales no parecían necesitar el arte o los símbolos. Solo hay evidencia limitada de un poco de joyería hecha por ellos. "Ellos cazaban, cocinaban, dormían, tenían sexo y se recreaban. No necesitaban artefactos simbólicos para cumplir con sus tareas".

Compartir información simbólica fue crucial para el éxito de los humanos. Cada nueva idea que recogíamos tenía la posibilidad de volverse inmortal al pasar de generación en generación. Así fue como el lenguaje se propagó, por ejemplo.
Capacidad de adaptación (genética)

El hecho de que hayamos practicado el arte y fabricado herramientas con las mismas manos también señala nuestra capacidad única de variar nuestro comportamiento, dice Shea.

"Todo lo que hacemos, lo hacemos de más de una forma distinta", dice. "Las soluciones que desarrollamos para un problema, pueden ser reorientadas para resolver otro distinto. Esto es algo que hacemos especialmente bien".

Otros homínidos antiguos parecían hacer lo mismo una y otra vez. "Encontraban un camino y se quedaban atascados ahí".

Image caption. Hubo muchos homínidos, pero sólo una especie sobrevivió.

¿Tuvimos un cerebro superior al que agradecerle por esto?

Las ilustraciones de la evolución humana muestran homínidos con cerebros cada vez más grandes.

Pero en realidad, nuestra historia evolutiva es más complicada.

El Homo erectus vivió por mucho tiempo y fue el primer homínido en expandirse fuera de África, pero su cerebro era bastante pequeño.

Además, los Neandertales tenían un cerebro igual de grande que nosotros, en proporción con el tamaño de su cuerpo.

Hublin dice que hay una mejor explicación.

Nuestro comportamiento o las circunstancias que vivimos pueden cambiar nuestra constitución genética.

Por ejemplo, los europeos desarrollaron tolerancia a la lactosa cuando empezaron a comer más productos lácteos.

La Peste Negra en el siglo XIV también cambió los genes de los sobrevivientes.

En este sentido, Hublin propone que en un determinado momento, los humanos modernos se beneficiaron de cambios genéticos clave.
Lo que nos separó

Durante los primeros 100 mil años de nuestra existencia, los humanos modernos se comportaron de manera similar a los Neandertales. Después algo cambió

.Image caption. Del simio al hombre en pocos pasos.

Nuestras herramientas se volvieron más complejas, al mismo tiempo que empezamos a desarrollar artefactos simbólicos.

Ahora tenemos evidencia para sugerir que nuestro ADN cambió después de que nos separamos del ancestro común que compartíamos con los Neandertales.

Nosotros desarrollamos docenas de características únicas en nuestro genoma, que nos diferenciaron de otros homínidos.

Los genetistas han determinado que estas características se relacionan con la forma en la que nuestros cerebros se desarrollaron, que puede haber sido la clave de nuestro éxito.

No sabemos qué beneficios trajeron estos cambios genéticos. Otros han sugerido que nuestro cerebro hipersocial y cooperativo nos diferencia.

El lenguaje, la cultura, la guerra y el amor, todos los comportamientos humanos distintivos tienen un elemento social.

Nuestra tendencia a la vida social pudo haber propiciado la habilidad de usar símbolos y crear arte.

Image caption. La cueva Gorham fue un vez una colonia de Neandertales.

Por decenas de cientos de años, antes que desarrolláramos estas habilidades, los humanos modernos y otros homínidos estaban en el mismo nivel, dice Conard. Cualquier otra especie pudo haber ocupado nuestro lugar.

Pero no lo hicieron. A medida que nuestra población se multiplicó, las otras especies retrocedieron y eventualmente desaparecieron.

Tal vez debamos agradecer a nuestra creatividad por haber sobrevivido.

Pero hay otra posibilidad. Tal vez fue pura casualidad. Tal vez nuestra especie tuvo suerte y sobrevivió, mientras que los Neandertales se llevaron la peor parte.


http://www.bbc.com/mundo/noticias/2015/10/151007_vert_earth_unica_especie_humana_yv

domingo, 11 de octubre de 2015

ESTRATEGIA DIDÁCTICA BASADA EN JUEGOS PARA MEJORAR LA ACTITUD HACIA EL APRENDIZAJE DE LAS MATEMÁTICAS

Imagen: http://i.ytimg.com/vi/f-eM_FPYOgg/hqdefault.jpg

PRESENTACIÓN 


TITULO: 
ESTRATEGIA DIDÁCTICA BASADA EN JUEGOS PARA MEJORAR LA ACTITUD HACIA EL APRENDIZAJE DE LAS MATEMÁTICAS 

SUBTITULO 
ESTUDIO DE CASO ESTUDIANTES DE 7º. GRADO DE LA INSTITUCIÓN EDUCATIVA RAÍCES DEL FUTURO. 

EJE TEMÁTICO: PEDAGOGÍA Y DIDÁCTICA 

PONENTE: FERNANDO MAURICIO TORRES VILLANUEVA INSTITUCIÓN EDUCATIVA RAÍCES DEL FUTURO – IBAGUÉ – TOLIMA E-MAIL: fernandomauriciotorresv@hotmail.com

RESUMEN: 

El objetivo general se centra en mejorar la actitud hacia el aprendizaje de las matemáticas para optimizar el desempeño de los estudiantes de grado 7º. en esta área, para ello se pretende diseñar y desarrollar una estrategia didáctica basada en juegos, con aportes de trabajo cooperativo y resolución de problemas. 

No se parte de la actitud para mejorar los resultados académicos, porque al respecto existen bastantes investigaciones y ya han sido comprobadas, lo que se busca es generar planteamientos didácticos, acercados o aterrizados a través de unidades didácticas basadas en juegos, que permitan generar interés en el estudiante para de esta forma influenciar su actitud hacia las matemáticas, por lo cual se define en el enfoque cualitativo. 

PALABRAS CLAVE: 
Estrategia, didáctica, enseñanza, matemáticas, actitud y juegos. 

INTRODUCCIÓN 

La matemática desde siempre ha sido una rama del conocimiento que maneja su propio lenguaje, ha permitido trascender el conocimiento humano desde eras primitivas, y ha producido cambios vertiginosos en nuestro tiempo, pero las metodologías empleadas para su enseñanza no han surtido los efectos esperados en las actuales tendencias pedagógicas, razón por la cual requieren avances y dinamismo en la forma de entenderlas y construirlas en las aulas de clase. 

La educación matemática y sus metodologías han tenido leves cambios desde los últimos tiempos, transcendiendo la problemática utilizada para los fines del presente trabajo de investigación, en donde se piensa que las estrategias usadas en la enseñanza de las matemáticas siguen congeladas en el tiempo, impidiendo avanzar su forma de entenderlas desde las premisas tecnológicas, culturales y sociales actuales del país. La repetición de ejercicios, el uso exclusivo del pizarrón y marcadores son las herramientas más utilizadas, la enseñanza, la aspereza y crudeza de las ecuaciones son explicadas de forma magistral, sin ninguna contextualización con el mundo real, lo cual es demostrable a través de diálogos con los estudiantes y se va a evidenciar en las primeras encuestas que se hagan con el grupo de estudio. 

La institución educativa Raíces del Futuro no ha sido ajena a la historia de las metodologías aplicadas en las matemáticas, la situación en la institución años atrás (2004-2006) se caracterizaba inclusive por la carencia de profesores de matemáticas que la enseñaran en forma adecuada, dejando la responsabilidad de su estudio a docentes que las utilizaban en sus clases, o en áreas que se apoyan en el conocimiento matemático. A partir del año 2006 ingresaron a la institución docentes nombrados por concurso según decreto 1278, los cuales han buscado impartir una formación dinámica utilizando estrategias como el trabajo en grupo y resolución de problemas basados en casos de la cotidianidad, pero caen de nuevo en la repetición y mecanización de fórmulas, imitando lo que se maneja en general en la mayoría de instituciones educativas, utilización del pizarrón, la exigencia de ejercicios, la memorización de conceptos, la utilización del cuaderno como instrumento único de aprendizaje y libros guía. Esto efectivamente ha tenido como consecuencia los resultados 
pobres en las pruebas SABER en las cuales las matemáticas estaban muy por debajo de los promedios nacionales, aunque han venido progresando pero en un pequeño porcentaje. 

De igual forma es muy común encontrar en los estudiantes de la Institución Educativa Raíces del Futuro de Ibagué, y en especial en los niños y niñas de los grados séptimos, actitudes de apatía y desagrado hacia el área de matemáticas, que se manifiesta además en un bajo rendimiento académico, tal como lo demuestran, las estadísticas de pérdida en el primer periodo académico del presente año (cuyos porcentaje de aprobación están en el 58% y 69% respectivamente para 7B y 

7C) y el rendimiento demasiado bajo que tuvieron los estudiantes el año inmediatamente anterior (porcentaje de aprobación total del 79%), cuando cursaron el grado sexto o la buena cantidad de repitentes en estos grados (existen matriculados 8 y 7 estudiantes repitentes en 7B y 7C respectivamente); lo más preocupante, es que el problema de bajo desempeño académico, se manifiesta también en otras áreas de conocimiento, por lo que no es extraño encontrar estudiantes que presentan insuficiencias en más de 3 asignaturas, lo que según el SIEP de la institución, nos mostraría una gran cantidad de estudiantes matriculados en séptimo grado, que estarían parcialmente reprobando el año (En la Institución Educativa Raíces del Futuro se pierde el año con una área con desempeño bajo en el informe final). 

METODOLOGÍA 

El desarrollo del proyecto de investigación que se pretendió realizar se define en el enfoque cualitativo, debido básicamente al hecho de buscar entrar en una realidad social que se evidencia al interior de un aula de clases, que está conformada por diferentes individuos, que aunque son miembros en su mayoría de una misma comunidad, como tal presentan diferencias en cuanto a comportamientos personales y académicos, de procedencia e igualmente de ciclo académico entre repitentes y estudiantes provenientes del grado anterior. 

Respecto a esta misma metodología, Colás y Buendía (1994, p. 250) señalan seis características comunes, como: permite la concepción múltiple de la realidad, el principal objetivo científico es la comprensión de los fenómenos, el investigador y objeto de investigación están interrelacionados, el objetivo de la investigación es desarrollar un cuerpo de conocimientos ideográficos que describan los casos individuales, la simultaneidad de los fenómenos e interacciones mutuas en el hecho educativo hace imposible distinguir las causas de los efectos y los valores están implícitos en la investigación, reflejándose en las preferencias por un paradigma, elección de una teoría, etc. 

Respecto al alcance del presente estudio, es preciso recordar el aporte teórico del texto Metodología de la Investigación, “Algunas veces una investigación puede caracterizarse como exploratoria, descriptiva, correlacional o explicativa, pero no situarse únicamente como tal. Esto es, aunque un estudio sea esencialmente exploratorio contendrá elementos descriptivos, o bien un estudio correlacional incluirá elementos descriptivos, y lo mismo ocurre con cada una de las clases de estudios. Asimismo, como se mencionó antes, una investigación puede iniciarse como exploratoria o descriptiva y después llegar a ser correlacional y aún explicativa” (Hernández y otros, 2005, p. 76). A partir de lo anterior, es necesario señalar que se delimitó el presente trabajo al alcance descriptivo, debido a que es el que resume desde lo aportado por el autor citado, la práctica a realizar para el logro del objetivo general de la investigación. 

El diseño seleccionado correspondió al de la investigación acción, tal como lo señala Kemmis y Mctarggart (1992), éste es entendido en su aplicación al ámbito escolar, como el estudio de una situación social en la que participan maestros y estudiantes a objeto de mejorar la calidad de la acción, a través de un proceso cíclico en espiral de planificación, acción, reflexión y evaluación del resultado de la acción (citado por Colás y Buendía, 1998, p. 280). 

En el contexto de la presente investigación, esta metodología de investigación-acción centró su interés en la comprensión, interpretación y análisis de los hechos que ocurren en las clases de matemáticas, a través de una descripción lo más ajustada posible de la realidad, el cual se llevará a cabo a través de las cuatro fases citadas anteriormente, de la siguiente manera: 

1. Planificación: Se inicia con la idea general de reconocer y describir las formas de aprendizaje de los estudiantes del grupo seleccionado y las prácticas de los docentes de matemáticas de la institución educativa, esto implica realizar un diagnóstico a través de diferentes instrumentos, los cuales serán definidos y explicados más adelante, guardando la concordancia con el diseño investigación acción (en el capítulo de Técnicas e Instrumentos), con el objetivo de definir las estrategias didácticas basadas en juegos, para mejorar la actitud hacia el aprendizaje de las matemáticas del grupo seleccionado. Es necesario precisar que se tendrá que realizar aplicaciones iniciales para el diagnóstico de la situación actual y aplicaciones finales para determinar si la estrategia implementada tuvo el impacto esperado, de igual forma se hará en referencia a las prácticas docentes, las cuales se indagaran con los estudiantes. 

2. Acción: En la investigación acción la reflexión recae principalmente sobre la acción; esto es porque el énfasis se pone en la acción más que en la investigación; la investigación es así mismo revisada, pero su función principal es servir a la acción (Colás y Buendía, 1998). La acción entonces se aplica de forma deliberada y está controlada, se proyecta como un cambio cuidadoso y reflexivo de la práctica. 

La idea de esta innovación es diseñar o adaptar juegos para la unidad didáctica respecto al tema de números racionales y aplicarla en el transcurso del tercer periodo académico del presente año, se desea centrar las clases en actividades lúdicas que contribuyan a desarrollar en el alumnado las competencias matemáticas propias del grado de escolaridad que cursan (en este caso grado séptimo). Para conocer la actitud de los estudiantes hacia este modo de trabajar las matemáticas, se realizarán dos encuestas según los formatos planteados para esto en la siguiente sección, por un lado se analizara la eficiencia de la metodología implementada y por otro la actitud hacia las matemáticas después de haber trabajado con los juegos planteados. 

La acción a aplicar se realizara pensando en que el proyecto ocupará las sesiones que comprendan la unidad didáctica de los números racionales siguiendo la siguiente forma: 

· La sesión se divide en dos fases. Primero el docente explica algún concepto o procedimiento referente a la unidad didáctica que se esté trabajando. A continuación, se plantea un juego por medio del cual el alumnado practica e interioriza los contenidos explicados. 

· La sensación de querer ganar el juego le permitirá desarrollar procesos cognitivos utilizando la perspicacia de manera cada vez más ágil. Se espera que de esta forma, el alumnado aprenda a ser autónomo y a resolver situaciones por sí mismos, además de prosperar en su competencia social. La cooperación, la madurez, la tolerancia, la solidaridad, el respeto, la participación, la justicia, la igualdad, la disciplina, etc. deben estar presentes en todo momento. La unidad didáctica se desarrollará en 8 sesiones de 

2 horas cada una, siguiendo la metodología expuesta, en los grados 7B y 7C de la institución Educativa raíces del Futuro. En la siguiente tabla se registra la secuencia de los juegos y las actividades a realizar. 

ANÁLISIS DE RESULTADOS 

La realización de la presente investigación permitió el acercamiento a la realidad de la escuela, y determinar, gracias al contacto directo establecido con los estudiantes, lo que ellos piensan sobre el aprendizaje de la matemática y las estrategias didácticas utilizadas por sus docentes del área. 

Se pudo constatar también, la actitud que presentan frente al aprendizaje de las matemáticas, e inferir a partir de esta, que se debía implementar una estrategia didáctica que permitiera afectar y cambiar a una actitud positiva, respecto de lo que sienten los estudiantes hacia la matemática y su aprendizaje como disciplina, y que ellos reconocieran que ésta es importante, en general y en la vida cotidiana. 

Desde un punto de vista más pedagógico, se puede intuir que los maestros tienen una concepción de la enseñanza y del aprendizaje de la matemática centrado en los aspectos prácticos, esto es, en la necesidad de conocer matemáticas porque se requiere de ciertas destrezas y de conocimientos concretos para poder enfrentar problemas del mundo laboral, en particular, y de la vida ordinaria, pero también, se debe tener en cuenta cuestiones ligadas a la parte formativa, lo que constituye un valor más importante. 

Es desde el concepto de evaluación formativa, que se pudo mostrar que existen elementos que afectan negativamente la eficacia de una estrategia didáctica, por ejemplo se tiene, la predominancia y preferencia por el trabajo individual en las clases, lo cual puede constituir una amenaza al proceso de innovación relegando el empleo del aprendizaje lúdico y cooperativo, de igual forma se presenta una sensación en los docentes sobre el uso del tiempo y que nunca es suficiente para el desarrollo del programa curricular. 

Por esto es gratificante generar espacios en la actividad docente para intentar innovar en las prácticas utilizadas en la institución, y realizar los esfuerzos necesarios en educación, más allá de la visión puramente didáctica, que en esencia es el trabajo del docente, pero se debe mirar a los procesos de enseñanza y de aprendizaje de la matemática en otros ámbitos físicos no tradicionales y buscar ganar la voluntad de los estudiantes, siendo un camino el afectar la actitud que muestran hacia las matemáticas. 

En muchos estudios nacionales e internacionales, se han develado evidencias respecto a que el aprendizaje de las matemáticas puede verse afectado de manera positiva o negativa de acuerdo con cómo el alumno forme sus actitudes frente a ella, y se puede afirmar que el uso de los juegos como recurso didáctico para la enseñanza y el aprendizaje de las matemáticas aumenta la motivación y el interés de los estudiantes hacia el estudio de esta materia, favoreciendo así la adquisición de conocimientos. 

La variedad de recursos didácticos utilizados en el aula es un elemento relevante, puesto que influye directamente en el rendimiento de los alumnos. Una vez analizadas las consecuencias en el aprendizaje que conlleva la utilización de actividades de carácter lúdico en el aula de matemáticas, por lo cual se espera, que después de realizar la presente investigación, implementar la idea de extender esta mecánica a otras unidades didácticas. 

Es conveniente remarcar que los juegos propuestos tienen una estructura que se adapta con gran facilidad a otras unidades del currículo de la materia, lo que permite parcialmente su reutilización, con pequeñas modificaciones. Asimismo, actualmente existe una amplia bibliografía al respecto que permite a los docentes incorporar estos elementos a su actividad docente. 

Se piensa que con los juegos, se conseguirá el interés por ganar, lo cual implica de forma directa su aprendizaje, haciendo que sean rápidos a la hora de planificar estrategias para resolver los problemas que se les planteará. Así entonces, las clases de matemáticas incorporaran una vertiente lúdica sin perder ni rebajar los objetivos de aprendizaje de la materia. 

La metodología de la unidad didáctica de los números racionales, basada en juegos, que es la que se plantea de forma práctica en esta experiencia, ayudará a delimitar y articular el problema objeto de esta investigación. Esta estrategia didáctica se interesa por cinco aspectos mentales diferentes que revisten la mayor importancia en las actividades de aprendizaje, y son éstos: la atención, la memorización, la comprensión, la reflexión y la imaginación. 

Conviene destacar que en el I. E. Raíces del Futuro, en la sección de secundaria básica media, no se había desarrollado hasta este momento ningún tipo de proyecto de estas características, debido a que las líneas metodológicas seguidas por los docentes de matemáticas se centran en la enseñanza expositiva y magistral. La experiencia que se pretende desarrollar ha de involucrar de forma directa al docente y al alumnado, lo cual supone una acción innovadora, concebida como aportación para la mejora docente. 

Finalmente, se destaca que las reacciones valorativas hacia la Matemática, hacia quién y cómo la enseña, hacia cómo se aprende o hacia quién y cómo se evalúa muchas veces son producto de las experiencias que se han acumulado como estudiantes, como docentes o como miembros de determinadas comunidades donde, lamentablemente, la Matemática fue y sigue siendo considerada como una de las más impopulares asignaturas del currículo.

BIBLIOGRAFÍA:

· Colás, M., & Buendía, L. (1994). Investigación educativa. Sevilla: Alfar.
· Gairín, J. (1990). Las actitudes en educación. Un estudio sobre Educación Matemática. España: Editorial Boixareu Universitaria.
· Guzmán, Miguel. Enseñanza de las Ciencias y la Matemática, Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura. 2007. Pág. 12.
· Guzmán, M. de (1993). Tendencias Innovadoras en Educación Matemática. (En línea). Disponible: http://www.oei.org.co/oeivirt/edumat.htm.
· Hernández Sampieri, R., Fernández Collado, C., & Baptista Lucio, P. (2005). Metodología de la investigación. México: McGraw Hill.
· Martínez Padrón, Oswaldo J. (2008). DISCUSIÓN PEDAGÓGICA Actitudes hacia la matemática.
UPEL - Instituto Pedagógico Rural
· Mato, M. D. y De la Torre, E. (2010). Evaluación de las actitudes hacia las matemáticas y el rendimiento académico. PNA, 5(1), 197-208.
· MORA, Castor David. Revista de Pedagogía v.24 n.70 Caracas mayo 2003. Estrategias para el aprendizaje y la enseñanza de las Matemáticas. Pedagogía Estrategias para el aprendizaje y la enseñanza de las matemáticas. Universidad Central de Venezuela.
· Muñiz Laura, Pedro Alonso, Luis J. Rodríguez, (2013) El uso de los juegos como recurso didáctico para la enseñanza y el aprendizaje de las Matemáticas: estudio de una experiencia innovadora. Revista iberoamericana de educación matemática.

martes, 6 de octubre de 2015

EL ESLABÓN PERDIDO, EL HOMO NALEDI, TENÍA MANOS PARA CREAR Y UTILIZAR HERRAMIENTAS, PERO MANTENÍA RASGOS PARA TREPAR

ANTROPOLOGÍA:

Las manos y los pies del ‘eslabón perdido’ hablan de su doble vida

El Homo naledi, una especie humana hallada en Sudáfrica, tenía manos capaces de crear y utilizar herramientas, pero mantenía rasgos apropiados para trepar a los árboles

Hace más de tres millones de años ya había manos humanas

DANIEL MEDIAVILLA


Hace menos de un mes, se presentó en público a Homo naledi, una nueva especie humana. Sus descubridores lo describieron a partir del análisis de 1.500 fósiles humanos de al menos 15 individuos encontrados en una cueva próxima a Johannesburgo (Sudáfrica). El estudio inicial sugería que aquellos cadáveres fueron depositados allí por sus congéneres, un comportamiento funerario que se había asociado a especies humanas más avanzadas. Los naledi combinan rasgos más primitivos, como un cerebro de pequeño tamaño, con unos dientes pequeños, habituales en los homínidos más modernos. Características como estas, unidas a la imposibilidad de precisar cuándo vivieron, han dejado muchas incógnitas sobre la etapa de la evolución en la que localizarlo.

Esta semana, la revista Nature Communications publica dos análisis de las manos y los pies de los homínidos sudafricanos y los resultados muestran esa naturaleza híbrida entre rasgos que se suelen asociar a los simios y otros que se suelen relacionar con los humanos.

El análisis comparativo de las manos de esta especie con las de otros humanos, liderado por Tracey Kivell, investigadora de la Universidad de Kent, muestra que la muñeca y la palma se parecen a las de los neandertales o los humanos modernos, y como estos cuenta con un pulgar largo y fuerte. Todos estos rasgos sugieren que tenía la capacidad de manejar herramientas con precisión. Por otro lado, los huesos de los dedos, más largos y curvados, indican que también mantenían la habilidad para trepar a los árboles y moverse por sus ramas.

En el estudio de los pies, liderado por William Harcourt-Smith, se observan características similares a las manos. Por un lado, tienen similitudes con los pies de los humanos modernos, bien adaptados a caminar erguidos. Sin embargo, los dedos de los pies también tienen los huesos más curvados que los individuos de nuestra especie. En definitiva, parece que mantenía una doble vida que va a seguir dando que pensar a los antropólogos.

En un comunicado de la Universidad de Witwatersrand, Kivell plantea que los rasgos propios del uso de herramientas de Homo naledi en combinación con su pequeño cerebro “tiene interesantes implicaciones sobre los requisitos cognitivos necesarios para hacer y utilizar herramientas”. Además, considera, que, dependiendo de la edad de los fósiles, existe la posibilidad de que esta especie sea la creadora de algunas de las herramientas de piedra que se encuentran en Sudáfrica.

No obstante, la existencia de unos rasgos anatómicos modernos que permitan utilizar herramientas no implica necesariamente que aquellos homininos lo hiciesen. A principios de este año, se presentó un estudio que sugería que hace más de tres millones de años los australopitecos ya tenían manos similares a las de los humanos modernos. Entonces, algunos científicos ya planteaban que el órgano esencial para fabricar y manejar herramientas es el cerebro y no la mano, y ponían en duda que con un cerebro tan pequeño como el de los australopitecos se pudiese crear tecnología.

http://elpais.com/elpais/2015/10/06/ciencia/1444141751_416609.html

 
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