miércoles, 20 de diciembre de 2023

ENTREVISTA DE UN ALUMNO EVANGÉLICO A SU PROFESOR DE BIOLOGÍA

“CREACIONISMO”
Tanto el alumnado como el profesorado están divididos por sus opiniones, creencias y convicciones, pero la escuela pública debe permitirles convivir.

ROBERT LOCHHEAD

Vidriera de la catedral de Ely que representa la creación. Foto de Dustbinman

Esta entrevista fue redactada para un alumno mío que hacía su trabajo de bachillerato sobre este tema hace unos años. Entrevistó también a un ministro evangélico, a un pastor protestante, a un cura católico y a un profesor de instituto de filosofía, y redactó sus comentarios y conclusiones personales. Hizo un buen trabajo. He añadido ahora las notas y algunas precisiones para esta publicación.

P: ¿Por qué los profesores de biología se niegan a enseñar creacionismo?

R: Porque el relato de la creación del mundo, de los seres vivos y de los humanos que hace la Biblia no es biología, es decir, ¡no es ciencia!

Pero la vida es mucho más que ciencia, y la ciencia no tiene todas las respuestas. También está la poesía, el amor, la moral, la política, la lucha de clases, la religión, los juegos, etcétera.

Mucha gente, y no sólo los creacionistas, se imaginan que, como el creacionismo es una opinión compartida por una cierta proporción de la población, debería enseñarse en las escuelas junto con la teoría de la evolución, en nombre de la libertad de pensamiento y la libertad de expresión. Pero el contenido de las materias escolares no se decide democráticamente, ni por el Parlamento ni por el Gobierno. ¿Quién lo decide entonces? Los profesionales de cada materia y, en el caso de la biología, los biólogos.

¿Qué es la ciencia? Es el proyecto de explicar el mundo por causas naturales y utilizando la razón humana. Este proyecto apareció por primera vez hace 2.500 años entre los filósofos de la Antigua Grecia y sus médicos de la Escuela de Hipócrates. Se trataba de alejar en las explicaciones del mundo al máximo la intervención de los dioses.

Trataron de explicar el arco iris por el paso de los rayos del sol a través de las gotas de lluvia, no por el paso del Carro de Apolo; y la enfermedad, por una alteración de las funciones corporales, no por un castigo de los dioses o un demonio que se hubiera instalado en el hígado del paciente. En las ciudades griegas, donde los asuntos públicos eran debatidos democráticamente por la asamblea de los ciudadanos, este proyecto adoptó con toda naturalidad la característica fundamental de la ciencia: el debate contradictorio.

En la Edad Media, tanto los teólogos cristianos como los teólogos musulmanes consideraban que la ciencia no contradecía la fe.

Fue en la Europa del siglo XVII cuando la ciencia adquirió sus procedimientos característicos: el método experimental, la publicación de los resultados en revistas, la luz verde dada a la publicación de cada resultado por los pares, es decir, los especialistas en la materia, la exigencia de que la publicación proporcione toda la información necesaria para quien desee repetir el experimento, la elección de academias de las ciencias, etc.

La ciencia se ha construido durante siglos sobre el trabajo y los debates de miles de científicos. Éstos han sometido a una crítica incisiva e implacable todas las propuestas de explicación del mundo.

¿Cómo y por qué deberían aceptar los biólogos que el relato bíblico de la creación del mundo por Dios reciba el mismo trato? Es un relato sublime y fascinante, pero es literario, poético, legendario, moral y espiritual, lo que se quiera, pero no científico.

Se escribió en la corte del rey de Judea Josías (640-609 a.C.), es decir, hace 2.600 años. En nuestra época en que la actividad científica nos exige dudar de todo y poner a prueba cada hipótesis con un espíritu crítico demoledor, en que los jóvenes científicos tienen la sana costumbre de no creer lo que dicen los viejos profesores, ¿deberíamos aceptar la autoridad de sabios eruditos de hace 2.600 años ?

Además, la ciencia es universal. Reúne los esfuerzos y las ideas de científicos de todos los continentes ¿Qué pensar entonces de las antiguas leyendas chinas, japonesas, hindúes, africanas, aztecas,y otras más, sobre la formación del mundo? ¿Por qué preferir el relato bíblico, es decir, el procedente del Próximo Oriente que se ha convertido en la tradición de los pueblos mediterráneos?

Fue entre los naturalistas y filósofos del siglo XVIII cuando surgió la sospecha de que las especies no son fijas, sino que cambian con el tiempo. En 1757, el sueco Karl von Linné (1707-1778) fundó el sistema moderno de clasificación de los seres vivos. Fue él quien denominó a nuestra especie Homo sapiens y la situó con los simios en el grupo de los Primates. Linneo era un piadoso luterano que murió convencido de que Dios había creado cada especie por sí misma para quedarse fija hasta hoy. Pero algunos naturalistas de su época se dieron cuenta de que los conjuntos anidados de su clasificación podrían interpretarse como un árbol genealógico.

Al mismo tiempo, los geólogos se daban cuenta de que el grosor y la variedad de las capas rocosas indicaban un pasado muy, muy antiguo. El descubrimiento de fósiles, incluidos de dinosaurios, indicaba que diferentes faunas y floras se habían sucedido a lo largo de periodos muy prolongados.

Louis Agassiz (1807-1873), suizo del cantón de Vaud, fue el último gran biólogo fijista y creacionista. Se labró una reputación con su tesis doctoral sobre los peces fósiles y luego con su descubrimiento de que había habido una Edad de Hielo (1837). Inicialmente profesor en Neuchâtel, fue nombrado catedrático en Harvard (EE UU) en 1846. Afirmaba que a lo largo de períodos muy, muy largos unas catástrofes habían provocado la extinción de la fauna y la flora del pasado, pero que cada vez se habían creado nuevos animales y plantas. Louis Agassiz era un protestante muy piadoso y conservador. Pero como biólogo, aunque podía argumentar científicamente que varias faunas y floras sucesivas se habían extinguido y luego habían aparecido otras nuevas, sabía que no podía someter a verificación científica su convicción de que era el Dios de la Biblia quien había recreado cada vez nuevas especies.

Charles Darwin (1809-1882) no inventó la idea de la evolución de las especies. Jean-Baptiste Lamarck (1744-1829) había propuesto una teoría transformista ya en 1800. En su época de estudiante, Darwin había recibido clases del lamarckiano escocés Robert Grant (1793-1874). Sabemos que cuando Darwin publicó su libro El origen de las especies en 1859, convenció a la mayoría de los biólogos de su época de que las especies no eran fijas, sino que se habían transformado lentamente a partir de antepasados comunes. Lo hizo reuniendo una gran cantidad de hechos y argumentos, pero también proponiendo por primera vez un mecanismo natural plausible, la selección natural. Este mecanismo no convenció y hasta la década de 1940-1950 no fue generalmente aceptado por los biólogos.

Agassiz había leído la obra de Darwin, pero no estaba convencido. Pero hay que señalar que sus notas privadas revelan que su reacción ante la teoría de la selección natural fue echar de menos a Lamarck, que era un ateo declarado, pero que proponía una irresistible marcha de la Vida hacia el Progreso, en lugar del azar sin rumbo de la selección natural de Darwin.

A finales del siglo XIX, las teorías de los físicos sobre el enfriamiento de la Tierra daban a nuestro planeta una edad de entre 10 y 100 millones de años. A los paleontólogos y otros biólogos de la evolución les parecía muy poco tiempo.

En los años 1930, los experimentos de los físicos atómicos sobre el tiempo de transformación de los átomos radiactivos permitieron datar el pasado de la Tierra con precisión: nuestro planeta tiene 4.500 millones de años, la vida apareció en él hace 3.500 millones de años, los vertebrados hace 600 millones de años, los mamíferos hace 220 millones de años; los dinosaurios se extinguieron hace 65 millones de años y los primeros simios aparecieron hace 35 millones de años.

Estamos muy lejos de los sabios de la corte del rey Josías que establecieron el calendario judío calculando, basándose en lo que creían saber del pasado de su región, que el mundo se había creado unos 3000 años antes que ellos.

La razón por la que he hecho este extenso relato histórico es mostrar la desproporción entre la teoría de la evolución como ciencia, resultado de observaciones, descubrimientos y debates de miles de científicos de todos los continentes, de todas las convicciones religiosas, morales y políticas, trabajando juntos a nivel internacional desde hace 250 años, y el relato bíblico escrito de una vez por todas en Jerusalén varios siglos antes de Jesucristo.

P: ¿No es el evolucionismo sólo una teoría sin pruebas, una hipótesis no demostrada?

R: Los creacionistas distinguen entre la teoría de la evolución, que sería una idea arriesgada e incierta, y otros capítulos de la biología o de otras ciencias como la química o la física que serían de fiar. En particular, tratan sistemáticamente de utilizar en su provecho los debates y polémicas entre biólogos evolucionistas, alegando que ello indica su falta de solidez.

¡Pero no hay tal diferencia! Sencillamente, no saben lo que es la ciencia. Todo conocimiento científico es sólo hipótesis, sólo teorías. No hay nada más. La palabra prueba no pertenece al lenguaje de la ciencia, sino al de la justicia. Tampoco la palabra demostrar que pertenece a la geometría. Cuando los científicos dicen “demostrar”, quieren decir argumentar de forma rica y coherente y no llevar a cabo ese procedimiento rígido de argumentación lógica que es propio de la geometría, pero sólo de la geometría.

En ciencia, reunimos indicios, definimos hechos y preguntas e imaginamos una hipótesis explicativa, que luego sometemos a debate y a todo tipo de pruebas experimentales para intentar refutarla. En ciencia, una teoría forma un consenso entre especialistas mientras no haya sido refutada, mientras resista a las objeciones de las mentes más críticas, a los experimentos ideados para hacerla tropezar. La historia de la ciencia es, por tanto, un cementerio de teorías que fueron convincentes durante un tiempo. La teoría de las catástrofes y de las creaciones sucesivas de Louis Agassiz, por ejemplo.

Váyase al congreso anual de cualquier rama de la ciencia y verá nuevas hipótesis, dudas y desafíos, polémicas entre especialistas, pero también consensos sobre lo que vale y funciona. Estas controversias, que los creacionistas querrían ver como signos de fragilidad, son, por el contrario, una prueba de la vitalidad de la ciencia y de la investigación permanente sobre lo que aún no sabemos.

Existen varias teorías que compiten entre sí para explicar las causas del sonido de los latidos del corazón. Se sigue investigando cómo funciona el corazón. Pero hay suficiente consenso sobre suficientes cosas como para que todo el mundo se tome en serio el ECG y confíe en su cardiólogo.

Para enviar un cohete a la luna, los ingenieros y físicos se conforman con la teoría de Isaac Newton (1643-1727) de 1687, porque la precisión del punto de aterrizaje en unos pocos metros les basta. Pero saben que si quisieran enviar un cohete a una velocidad mucho mayor hasta una estrella lejana, tendrían que utilizar la teoría de Albert Einstein (1879-1955) de 1915, que es muy diferente de la de Newton, aunque no totalmente contradictoria. Desde hace un siglo, esta nueva teoría ha sido objeto de virulentos debates y numerosos intentos de ponerla en tela de juicio. Pero se confirma.

Lo mismo ocurre con los fundamentos y detalles de la electrodinámica cuántica, sin que nuestros teléfonos móviles hayan dejado de funcionar.

Durante décadas, los biólogos han debatido encarnizadamente sobre el ritmo de la evolución, si es gradual o con episodios de aceleración, y sobre el alcance de la selección natural (sólo entre individuos, como pensaba Darwin, o también entre especies, o incluso entre genes, como proponen nuevas hipótesis). Pero todo el mundo está de acuerdo en que el mundo es antiguo, que las especies descienden de antepasados comunes, y que el creacionismo debe excluirse de las clases de biología porque no es ciencia sino leyenda.

P: ¿Enseñar la teoría de la evolución a los alumnos no es propaganda a favor del ateísmo?

R: Los creacionistas confunden dos cosas. La primera es la propagación del ateísmo en Europa, producto de profundos cambios socio-culturales y político-morales en los últimos 50 años. La ciencia tiene poco que ver con ello. La segunda, la ausencia de Dios en las hipótesis científicas. Pero esta exclusión de Dios es metodológica y no corresponde necesariamente a las convicciones profundas de todos los científicos. Por definición, la ciencia pretende explicar el mundo por causas naturales y no por intervención divina.

Es perfectamente imposible verificar la existencia y la acción de Dios mediante procedimientos científicos, experimentos o razonamientos lógicos. Y si explicamos los fenómenos de la naturaleza por la intervención divina, podemos explicarlo todo y su contrario, es decir, acabamos por no explicar nada.

Durante siglos, la ciencia ha reunido a científicos de convicciones muy diferentes, incluidos muchos científicos religiosos. Pueden colaborar precisamente porque dejan sus opiniones políticas, morales y religiosas al margen de su actividad científica.

Theodosius Dobzhansky (1900-1975) fue uno de los mayores teóricos de la evolución biológica del siglo XX. Fue uno de los que vincularon conceptualmente la selección natural y la genética. Dobzhansky pasó toda su vida estudiando en los montes de California Drosófilas salvajes, las pequeñas moscas de las frutas. Theodosius Dobzhansky fue un cristiano ortodoxo ruso practicante toda su vida. Dos de sus estudiantes y ayudantes han sido, hasta su muerte reciente, autoridades internacionales en la materia: Francisco Ayala Pereda (1934-2023), católico español, sacerdote dominico, y Richard Lewontin (1929-2021), judío ateo y marxista, pero entusiasta teólogo rabínico y exégeta bíblico.[[1]]

Cuando yo estudiaba en Payerne, mi pueblo de la Suiza francesa, en los años sesenta, y luego bachillerato en el Colegio San Miguel de Friburgo, no había ateos entre nuestros profesores ni entre nosotros alumnos. Todos éramos o protestantes o católicos, y todos íbamos dócilmente a la escuela de catequesis.[[2]] La teoría de la evolución se nos enseñaba con más facilidad que hoy en día y nadie tenía problemas con ella. Si alguien hubiera sugerido que se enseñara creacionismo bíblico en las clases de biología, nos habríamos todos echado a reír. ¿Por qué?

La razón es que las principales confesiones cristianas, protestantes y católicas, así como la tradición judía, consideran, en el pasado como ahora, el texto de la Biblia no como un sencillo relato objetivo de hechos reales sino como un texto sagrado que tiene un sentido alegórico y metafórico que el creyente debe tratar de descifrar e interpretar para encontrar la enseñanza de Dios, de sus Profetas, de Jesús y de sus Apóstoles. El creyente debe extraer del relato bíblico lecciones espirituales, inspirarse en la fe y la sabiduría de sus autores hace 2.600 años, y no creer que sabían mejor que los científicos modernos cómo funciona la naturaleza. Porque si Dios es todopoderoso, entonces puede gobernar el mundo tan fácilmente por causas naturales como por intervención directa.

Desde hace más de 2.500 años, la tradición dominante de las religiones judía y cristiana es que el texto bíblico tiene su sentido literal como cierto el relato de los milagros de Dios, pero también su sentido alegórico y metafórico que el creyente, y sobre todo el creyente letrado, debe profundizar para la elevación de su fe. Entre otros Padres de la Iglesia, es ésa la enseñanza de cómo leer la Biblia de San Agustín de Hipona (354-430) cuya inspiración fue tan importante para los reformadores protestantes del Siglo XVI.

Lo que es nuevo es el literalismo [interpretación de los versículos de la Biblia de una manera explícita] y, por tanto, el creacionismo. Apareció en el siglo XIX dentro del protestantismo en las comunidades del movimiento pietista y del llamado movimiento de avivamiento [se refiere a un despertar espiritual en un determinado lugar]. Su fe postula que los relatos bíblicos son sencilla verdad objetiva. Si la Biblia dice que Dios ha creado el mundo en seis días, descansando el séptimo, se trata de días de 24 horas exactamente como nuestros días terrenales. Y si la Biblia dice que Moisés ha obtenido que Dios abra el Mar Rojo para que los Hebreos puedan salir de Egipto andando, fue exactamente así, los fugitivos andando sobre el fondo marino a seco entre dos paredes de agua levantadas: “Cuando Moisés hubo extendido su mano sobre el mar, el Señor hizo que un fuerte viento del este hiciera retroceder el mar durante toda la noche. Secó el mar, y cuando las aguas se dividieron, los hijos de Israel entraron en medio del mar sobre tierra seca; y las aguas formaron un muro a su derecha y a su izquierda.” (Ex.14.21-22).

En los últimos años, sin embargo, las denominaciones cristianas dominantes han perdido un número masivo de feligreses, y la minoría evangélica literalista ha llegado a ser vista por muchos como la encarnación misma de la fe cristiana.

Pero aunque estas comunidades evangélicas son minoritarias, a menudo son muy ricas e influyentes. Lo vemos en nuestra región de la Costa del Lago Leman entre Lausana y Ginebra, donde poseen extensos viñedos, empresas capitalistas prósperas y escuelas privadas que enseñan el creacionismo bíblico en la asignatura de biología. O más espectacular, la hegemonía de las iglesias baptistas en el Partido Republicano de EE UU que han presionado en algunos Estados para que la escuela pública enseñe creacionismo a la par de la teoría de la evolución. En las grandes ciudades suizas, en sus calles más comerciales, estos evangélicos tienen elegantes librerías que venden libros de texto ricamente ilustrados de “biología creacionista”. En América latina, los evangélicos han quitado a la Iglesia Católica grandes sectores populares de feligreses humildes, proporcionándoles una especie de seguridad social comunitaria, cobijándolos en los valores más conservadores.

En Brasil, son hoy ya 34,6% de la población y los diputados del Frente parlamentario evangélico son el 41% del Congreso Nacional, en el poder durante la presidencia de Jair Bolsonaro de 2019 a 2022. Las Iglesias neopentecostalistas brasileñas se caracterizan por su teología del enriquecimiento personal, su combate contra el “anticristo del modernismo”: drogas, homosexualidad, aborto, estudios de género, vacunas, entre otras cosas, y contra el paganismo de los Negros (el Candomblé) y de los Indios amazónicos. La Iglesia universal del Reino de Dios ha inaugurado en 2014 en Sao Paulo una gigantesca réplica del Templo de Salomón de Jerusalén, destruido en 586 a.C., para acoger a 10.000 feligreses, y con un parque temático de la Biblia al lado. [[3]]

Una encuesta realizada en Suiza en 2016 por la Oficina Federal de Estadística ha revelado que el 25% de la personas creen que la teoría de la evolución de las especies no explica el origen de los seres humanos. La misma encuesta revela que el 50% de las personas creen en la protección de Dios y de los ángeles guardianes, mientras el 12% se declaran ateas.[[4]]

En el implacable e injusto mundo capitalista de nuestro Siglo XXI, sigue siendo adecuada la frase de Karl Marx de 1844: “La miseria religiosa es al mismo tiempo la expresión de la miseria real y la protesta contra la miseria real. La religión es el suspiro de la criatura oprimida, el alma de un mundo sin corazón, así como el espíritu de una situación sin alma. Es el opio del pueblo.”

El creacionismo de los feligreses evangélicos es como una protesta contra la ciencia más moderna vista como inhumana, contra la visión del ser humano como un animal más, percibida como un agravio, y, compartiendo juntos una creencia paradójica, una señal de pertenencia a un grupo solidario que se aparta del vasto mundo del mal y del sufrimient

En todos los países occidentales, en los últimos treinta años, las y los profesores de ciencias de secundaria y de biología de los institutos de bachillerato han preferido a menudo no enseñar la teoría de la evolución para no tener problemas con las y los alumnos creacionistas o con algunos de sus padres. Y me sorprende ver que, aunque la mayoría de los alumnos de hoy son poco creyentes y tal vez más o menos ateos, la teoría de la evolución es menos conocida entre el alumnado de secundaria y bachillerato que cuando yo era alumno y todo el mundo era creyente y practicante.

Pero precisamente porque la ciencia es universalista, nada impide a los científicos que creen en la verdad objetiva del relato bíblico ponerlo a prueba científicamente. Pero sus resultados serán juzgados según los criterios de la ciencia y no los de la fe.

Por ejemplo, nadie ha encontrado los restos del Arca de Noé en el monte Ararat, esa cumbre de Armenia de 5.137 metros, el Monte de Noé para la Biblia y para los Persas. Para los Cristianos de Siria y para el Corán, el Arca de Noé aterrizó más bien en el Monte Judi, de 2100 metros de altura, un poco más al Sur, cerca del nacimiento del Rio Tigris.

En cambio, los geólogos han descubierto que el Diluvio de la historia de Noé en el Libro del Génesis y en el Corán tuvo lugar efectivamente, hacia el año 5.500 a. C: un terrible desbordamiento del Mar Negro dejó su huella en Turquía y en el norte de Siria e Irak. Así pues, la Biblia judía, como todas las leyendas de la región, y más tarde el Corán, han conservado el recuerdo de una catástrofe que ocurrió realmente.

Arqueólogos e historiadores del siglo XX, sobre todo israelíes, han observado que la mayoría de los reyes de Israel y Judea mencionados en la Biblia han dejado huellas, ya sea arqueológicas o en los anales egipcios o asirios. Excepto el más ilustre y poderoso, el rey de Judea, Salomón, que debía de vivir alrededor del año 1000 a.C. Puede que nunca existiera, pero quizás fuese una creación literaria de un modelo de lo que debería ser un gran rey. [[5]]

P: ¿Por qué ni siquiera aceptan ustedes enseñar la teoría del diseño inteligente?

R: Porque no es más que un contraataque de los creacionistas que, habiendo fracasado en su proyecto inicial, vuelven con una idea menos bíblica y más filosófica: la historia de las especies vivas revelaría en cada etapa una intención, un proyecto, de una Inteligencia activa en la Vida (la de Dios, por supuesto, pero intentando no decirlo con demasiada franqueza). Esto tampoco es ciencia, y por tanto es igual de inaceptable.

Es la vieja teología natural: Si el ala del murciélago funciona tan bien como si la hubieran diseñado los mejores ingenieros aeronáuticos, es porque la diseñó El Mejor, Dios mismo. Si las abejas saben construir prismas hexagonales tan perfectos, es porque Él les enseñó a hacerlo. Si el rendimiento hidrodinámico de los delfines es más sofisticado que el de los mejores submarinos, es porque Él los diseñó, etcétera, etcétera.

Dicho esto, personalmente no puedo ser tan hostil al diseño inteligente como al creacionismo bíblico en sentido estricto. Al menos ya no rechazan frontalmente la antigüedad del mundo y la no-fijeza de las especies, su relación genealógica, aunque la religión intente interferir en la ciencia.

El diseño inteligente tiene ilustres predecesores, entre ellos dos colegas de Darwin que aceptaron su teoría pero reservaron la intervención divina para etapas clave: Saint George Mivart (1827-1900), católico devoto, para la formación de nuestro ojo, que apareció hace 500 millones de años en los primeros peces; y Alfred Wallace (1823-1913), espiritista, para la aparición del cerebro humano.

La cuestión de la finalidad es complicada en biología: Como estudiante de biología a comienzos de los años 1970, al principio me costó aceptar realmente la teoría de la selección natural: la competencia por la supervivencia, la victoria del más fuerte sobre el más débil, adaptarse o morir, matar o ser matado, todo esto olía a mercado capitalista. Yo no lo sabía, pero era una reticencia bastante generalizada entre los biólogos francófonos de la época. Esta reticencia se cuestionó hacia 1980 con la superación del neodarwinismo más dogmático de los años 1950, esa genética rígida de la adaptación gradual del individuo y de las poblaciones, a favor de interpretaciones más abiertas promovidas por los paleontólogos que describían eventos de cambio relativamente rápido en la historia de las especies.

La conclusión de la selección natural de Darwin es que la evolución no tiene meta, no conduce necesariamente al progreso ni a lo mejor ni a lo más sofisticado, ni a lo más grande, sino que deriva según las circunstancias en las que las especies vivas deben buscarse la vida, buscar pareja y reproducirse.

Pero el huevo sí que tiene una meta, ¡un propósito! Es el polluelo. El embrión se desarrolla según un verdadero programa. De ahí la idea venerable que la historia de la vida podría regirse a través de los siglos de los siglos por un programa inmanente.

El vitalismo siempre ha sido en biología una corriente filosófica influyente, aunque a menudo tácita. Los vitalistas atribuyen a la vida una “fuerza vital”, dinámica y creadora, una especie de impulso. Es un término vago, pero es un movimiento que se ha ganado su lugar en la historia de la biología.

A diferencia del diseño inteligente, que es un movimiento cristiano, el vitalismo es materialista y ateo. Denis Diderot (1713-1784), en su tiempo un gran biólogo (aunque la palabra biología sólo se acuñó en 1801; Diderot se consideraba filósofo o naturalista), era vitalista como otros filósofos de la Ilustración. El vitalismo puede tender hacia una especie de paganismo, muy de moda hoy en ciertas alas del movimiento ecologista, donde existe una verdadera religiosidad natural, alejada de las grandes religiones reveladas e incluso hostil a ellas.

¿Dónde está exactamente la frontera entre el diseño inteligente y el vitalismo? La hay, por supuesto. Pero no quisiera, como algunos biólogos, censurar la proliferación del debate filosófico dentro de la biología en favor de una ortodoxia estrechamente cientifista.

P: ¿Qué actitud adopta usted ante sus alumnos creacionistas que no creen en la enseñanza de la teoría de la evolución?

R: En primer lugar, sigue habiendo alumnos religiosos que pertenecen a las principales confesiones y que no tienen ningún problema en aceptar la teoría de la evolución. Recuerdo a un alumno católico exclamar a los pocos creacionistas de la clase: “Pero yo también soy creyente y acepto el darwinismo.” Se rompió el hielo y otra alumna declaró: “Y yo soy hija de pastor y también lo acepto sin ningún problema.” En cuanto a los alumnos y las alumnas creacionistas, cristianas o musulmanas, no noté que se sintieran especialmente incómodas. No suelen expresarse, pero son bastante seguras de sí mismas. De hecho, tienen la ventaja psicológica de tener convicciones precisas y de estar unidos a una comunidad. Mientras que la mayoría de sus compañeras y compañeros apenas tienen convicciones definidas o son confusamente ateos.

Noté que lo que más les choca en la teoría de la evolución es que el ser humano sea un animal, un mono evolucionado. Ahí hay una dificultad psicológica y moral que plantea el desafío de conseguir promover una moral materialista y humanista de los derechos humanos y de la solidaridad social.

En varias ocasiones, alumnas creacionistas me han pedido que prescindan del examen sobre este capítulo en el que “no creen”. Por supuesto, me he negado, señalando que el examen no pone a prueba sus convicciones, sino su comprensión de la teoría de la evolución y su capacidad para explicarla. También en otras asignaturas hay que aprender sobre ideas que no se comparten.

Yo no soy profesor universitario, soy profesor de instituto. Sólo tengo que enseñar los rudimentos de la teoría de la evolución, pero también tengo que dar ciertos conocimientos generales a los alumnos, la mayoría de los cuales no llegarán a ser biólogos. Así que también tengo que guiarles a través de los debates que la biología genera en la sociedad, como el que nos ocupa. Así que inevitablemente hablo un poco del creacionismo, aunque sólo sea para señalar que existe esta corriente de pensamiento.

A la inversa, no estaría de acuerdo con un colega que organizara su curso de forma militante como una batería de argumentos contra los creacionistas, o que incluso se burlara de ellos. Los profesores de biología deben enseñar los fundamentos de la teoría de la evolución y dejar que sus alumnos se formen su propia opinión. Además, el tiempo apremia y difícilmente podemos dedicar más de 12-15 horas lectivas a la teoría de la evolución.

Además, las escuelas públicas deben ser escuelas para todos. Tanto el alumnado como el profesorado están divididos por sus opiniones, creencias y convicciones, pero la escuela pública debe permitirles convivir. Es imposible que esta convivencia sea siempre armoniosa, fácil y sin conflictos, pero debe ser pacífica, educar en un cierto respeto al prójimo, al que piensa de otra manera, y dar prioridad al trabajo de cada una para enriquecer sus conocimientos.
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Robert Lochhead es biólogo
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[[1]] Unas buenas lecturas sobre esto : Theodosius Dobzhansky, Diversidad genética e igualdad humana, Editorial Labor, 1954/1978 ; Ayala, Francisco J., Darwin y el diseño inteligente: creacionismo, cristianismo y evolución, Alianza Editorial, 2007; Richard Lewontin, Genes, organismo y ambiente, Colección Limites de la Ciencia, Gedisa Editorial, 2015; Richard Lewontin y Richard Charles Levins, El Biólogo Dialéctico, Biblioteca Militante, Fisical Book, 2016.

[[2]] Desde la Reforma protestante del Siglo XVI, Suiza es más o menos mitad católica, mitad protestante, algunos cantones son católicos y otros protestantes y su religión suele ser en cada cantón religión de Estado. Pero el éxodo rural en los Siglos XIX y XX ha creado una mezcla en las grandes ciudades. Desde la Revolución democrática de 1847, hay libertad religiosa. La minoría judía es muy pequeña y en los últimos años ha crecido la comunidad musulmana, sobre todo de inmigración turca, kurda, bosnios y kosovares.

[[3]] Bruno Meyerfeld, “Brésil, le combat des dieux”, Le Monde, 10/12/2023, un dossier de tres páginas.


[[5]] Israel Finkelstein, Neil Asher Silberman, La Biblia desenterrada: Una nueva visión arqueológica del antiguo Israel y de los orígenes de sus textos sagrados, Siglo XXI de España, 2003.


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Fuente:

CON EL FASCISMO EN LAS AULAS

Este año me he tropezado con actitudes machistas, homófobas y clasistas. He tenido que aguantar insultos y bromas que implicaban desprecio hacia colectivos oprimidos.

SARA GUERRERO ALFARO
Ruth Portela


Cada vez es más importante mantener una dieta informativa sana, sin noticias procesadas por las multinacionales y libre de medias verdades. Si quieres alimentar tu lado crítico y que El Salto llegue más lejos que nunca, este es tu medio. 

Soy profesora de filosofía en Secundaria y Bachillerato. De un tiempo a esta parte, un tiempo corto, dos años, ha habido un cambio que me llama la atención y me pone en alerta. Este cambio se ve en los comentarios que lanza el alumnado, en su actitud hacia ciertos temas y en la propia relación que hay entre ellos y ellas. Hace dos años podía hablar en el aula sin problemas de feminismo, de derechos LGTBI+ y de crítica al sistema en el que vivimos. Podía emplear un lenguaje inclusivo y tratar libremente cualquier tema, sobre todo en las clases de bachillerato. Las asignaturas que imparto- filosofía, psicología, valores éticos e historia de la filosofía- se prestan a debates interesantes en el aula, a tratar temas controvertidos, que suelen interesar al alumnado. Pero el ambiente ha cambiado y no para bien.

Este año me he tropezado con actitudes machistas, homófobas y clasistas. He tenido que aguantar insultos y bromas que implicaban desprecio hacia colectivos oprimidos. Esto solía darse antes como un pequeño vestigio que no me preocupaba, viendo la línea general que traían las nuevas generaciones, con las que yo estaba muy contenta. Veía su libertad y su mente abierta al aceptar sin problemas, al menos en la mayoría, a compañeres trans o tratar a autoras como Simone de Beauvoir. Sin embargo, este último curso esto no es lo que he percibido, sino más bien la actitud contraria, incluso en las alumnas. Estas solían tener una mente más abierta que los chicos y se declaraban en su mayoría feministas, muchas eran bolleras o bisexuales sin importarles lo que dijeran sus compañeros a este respecto. No quiero idealizar nada. Personas cerradas hay siempre, pero la línea general era de apertura, de libertad y tolerancia.
Significa que el discurso de la extrema derecha de odio ha calado en elles, que consideran que el feminismo, los derechos del colectivo LGTBI+ y los derechos en general de todas las personas son para tirar a la basura

¿Qué ha ocurrido para que esto cambiara? Las nuevas generaciones suelen ser el reflejo de la sociedad en la que vivimos o, al menos, yo lo veo así. No me preocupa que haya señoros cerrados de mente que sigan anclados en tiempos en los que ser homosexual o trans era sinónimo de enfermedad o perversión, que ser mujer significaba ser inferior. Son personas ancladas en un pasado que yo creía extinto. Pero que ahora los adolescentes y niñes repitan esto, sí me da miedo. Significa que el discurso de la extrema derecha de odio ha calado en elles, que consideran que el feminismo, los derechos del colectivo LGTBI+ y los derechos en general de todas las personas son para tirar a la basura, como muestra la pancarta de VOX y como muestra las manifestaciones fascistas del último mes, con eslóganes de exaltación de la dictadura y saludos nazis.

No se trata sólo de lo que percibo en las aulas, sino de lo que ocurre a nivel nacional y mundial. La vandalización del mural del Espacio de Igualdad María Maeztu en el distrito de la Latina, en Madrid, es una muestra de ello; al igual que lo son las agresiones a personas del colectivo LGTBI+, que se han multiplicado. Hace poco un señoro se consideró con derecho de dar una paliza a una persona trans en el metro de Barcelona. No sólo negar su identidad, mirarle con desprecio, sino agredirle con odio sin que nadie del vagón moviera un dedo por frenarle ni ayudar a la persona trans. No se trata sólo del odio de unas pocas personas, sino la indiferencia y la dejadez del resto.

¿Por qué no se levanta la gente cuando ve tal injusticia, tal nivel de violencia? Por el mismo motivo que el pueblo alemán aceptó la represión hacia los judíos, gitanos, negros, personas homosexuales o disidentes políticos. Porque se les había inculcado desde la propaganda que era personas de segunda e, incluso, los culpables de los problemas sociales y económicos.
Esto es lo que hace hoy en día la extrema derecha, culpar de los problemas sociales y económicos a las personas migrantes, a las feministas y a los okupas

Esto es lo que hace hoy en día la extrema derecha, culpar de los problemas sociales y económicos a las personas migrantes, a las feministas y a los okupas. De esta forma, mis estudiantes me sueltan frases en clase del estilo de “Pero ¿qué quieren los gays que todos seamos como ellos?” o “Los extranjeros se llevan todas las ayudas, mientras que los españoles nada” o “Ya están aquí las feminazis.” De esta forma, cuando me toca explicar a Marx en filosofía una alumna considera oportuno gritar en mitad del aula “Viva España” y otro alumno me dice que si quiero que todos nos hagamos comunistas y votemos al PSOE.

La manipulación que hay detrás de estos discursos es tremenda. Son discursos basados en el odio, que carecen de coherencia lógica y que tergiversan los hechos, que atacan a todo aquel que se sale de la normalidad, que protesta o que se siente y vive diferente. De poco sirve mostrarle al alumnado que son mentiras, si mis razonamientos no consiguen llegarles. Yo estoy sola en el aula, mientras que VOX está en todos los medios de manipulación.

Puedo relatar miles de ejemplos que veo en las aulas, como lo pueden hacer muchas compañeras y compañeros que se percatan de lo mismo. El hecho de que tenga que explicarle a un alumno que él no es tan irresistible cómo para que todos los gays quieran que sea él homosexual es agotador. Decirles que lo único que buscamos las personas es que se cumplan los derechos y libertades humanos para todes, una y otra vez, mientras te repiten las consignas de la extrema derecha. Explicarles que la okupación no es problema real, pero sí que lo es el acceso a una vivienda digna; que los bancos y fondos buitres tienen tres millones de vivienda vacías, mientras las personas trabajadoras no somos capaces de conseguir un lugar donde vivir con dignidad.

Otro ejemplo de esto es lo que ocurrió hace poco en un instituto de Móstoles, donde un adolescente abusó sexualmente de dos de sus compañeras, ante la pasividad del centro. Las adolescentes se habían quejado del trato machista y del acoso de este chico durante el curso, pero la dirección no hizo nada. Esto muestra la imagen de “hombre” que defiende la extrema derecha y su ataque al feminismo. Ese chico no es una excepción o un chaval al que se le fue de las manos, es la consecuencia del discurso de VOX y del patriarcado.
El discurso de la extrema derecha es persistente y está en todos lados. Es un discurso fácil, que busca culpables irreales a problemas que vienen de un sistema en crisis

El discurso de la extrema derecha es persistente y está en todos lados. Es un discurso fácil, que busca culpables irreales a problemas que vienen de un sistema en crisis, que nos está conduciendo al colapso. Pero es más fácil culpar a los que están en los márgenes, que buscar soluciones que implicarían acabar con el sistema neoliberal, patriarcal, racista, clasistas, etcétera.

Mi preocupación ante lo que ocurre en el aula se tornó en el mes de junio en enfado, en realidad, en un buen cabreo, cuando vi el examen de filosofía de la oposición para las plazas de reposición. En la parte práctica tocaron dos autores que tenían un corte ideológico muy marcado. El primer texto era de Gustavo Bueno, filósofo español asociado a la derecha, que casi nadie estudia. Yo ni siquiera lo di en la carrera.

Gustavo Bueno ha sido un autor asociado a la izquierda, incluso al marxismo durante algunos años. Pero en su juventud estuvo vinculado a grupos falangistas y recientemente al partido de extrema derecha VOX. Ha defendido la idea de recuperar el imperio católico español con el lema “Por Dios hacia el Imperio”. Parece que los últimos años de su vida regresó a su ideología de juventud, vinculada a la Falange.

La otra era Edith Stein, una filósofa seguidora de Husserl y dentro de la fenomenología. Quizás meter a una autora parezca como una forma de apertura. En realidad, ya se había introducido en el programa de filosofía a las mujeres desde la anterior oposición, con Hannah Arendt, al igual que se las ha metido en la programación de segundo de bachillerato. Y ya era hora. Pero justo habían elegido a una mujer de origen judío, que se convirtió al cristianismo y se hizo monja.

Si se trata de escoger a filósofas, hay muchas que tuvieron mayor repercusión que Stein, como Simone de Beauvoir o Butler. No sé el motivo de no poner a estas pensadoras, pero me imagino que no quieren escoger a nadie que sea abiertamente feminista y que implique una crítica al sistema.

Este examen parecía preparado para personas con una mentalidad de derechas y católica. Esto implica que los profesores y profesoras que van a optar a las plazas de filosofía van a tener un corte ideológico claro. Una asignatura que tiene que abrir el pensamiento crítico de los estudiantes, enseñarles a pensar y a cuestionar la realidad que les rodea, al final en manos de quienes no quieren pensar fuera de lo marcado por el sistema, de quienes niegan los derechos a las mujeres, a las personas racializadas y de orientaciones e identidades diferentes a las consideradas como normales.

Me puede decir alguien que hay que tratar de ser objetivo en las aulas y no enseñar desde ninguna ideología. Esto ya me lo soltó la directora de un centro en el que el alumnado se quejó de mi por intentar enseñarles a Marx, autor que entra en el programa y cae en la Evau. Decían que les estaba adoctrinando, idea que sacan de los medios de comunicación. Cada vez que una profesora o profesor dice algo en contra del sistema, saltan las alarmas. ¡Adoctrinamiento! ¡Cuidado!

Yo no quiero adoctrinar a nadie, menos a mi alumnado. Quiero despertar en ellos y ellas el pensamiento crítico, porque en eso consiste la filosofía.
Además, esa cacareada objetividad de la que hablan no existe. Toda persona parte siempre de una forma de pensar y esto no es malo

Además, esa cacareada objetividad de la que hablan no existe. Toda persona parte siempre de una forma de pensar y esto no es malo. Yo tengo mi forma de pensar y trato de vivir mi vida en coherencia con ella y de ejercer mi trabajo también desde allí. Es lo que me parece correcto.

Pero mi forma de pensar considera a todas las personas con la misma dignidad y los mismos derechos, intenta superar los prejuicios y no oprimir a nadie, eliminar los privilegios para alcanzar una sociedad justa. Mientras que la sociedad que promueve la extrema derecha va en la dirección contraria, en mantener a quienes tienen el poder y en negar los derechos, la libertad e, incluso, la identidad de ciertas personas.

Para mí una forma de pensar que implica la negación del otro no es respetable porque mi libertad no puede imponerse a los demás, porque mi ideología no se puede basar en la opresión del otro. Todas las personas son respetables, pero no todas las opiniones lo son. Ser machista o homófobo no es una opinión aceptable. Esto no quiere decir que yo me considere en posesión de la verdad absoluta, objetiva. Ya he dicho que la objetividad no existe. Se trata de ver qué forma de pensar parte del respeto hacia el otro y cual, del privilegio, del odio y de la opresión.


Además, por lo que he visto en educación, no se ataca a los profesores cuando su ideología encaja con el sistema, sino cuando lo ponemos en cuestión. No hay nadie que le diga nada al profesorado de economía que dedican el curso entero a explicar cómo válido un sistema que nos está llevando al desastre. Nadie menciona que en los libros de textos de esta asignatura la referencia a otras formas de economía sólo ocupe media página, mientras que se da por bueno el neoliberalismo. Sin embargo, se me echan encima cuando trató de explicar a Marx o cuando quiero hablar de feminismo.

Sé que vienen tiempos difíciles. Sé que me voy a topar con más insultos, más actitudes cerradas en las aulas. Es parte de mi trabajo sacar al alumnado de la mentalidad aceptada y hacerles pensar, que hagan suyos los problemas que plantearon los autores y autoras de la historia de la filosofía y que los lleven a su vida cotidiana. Es una parte que me gusta de mi trabajo. Pero cuando tienes el discurso de la extrema derecha constantemente detrás, cuando los adolescentes repiten el odio y la opresión, es cuando me pregunto hacia dónde estamos yendo. Hay que parar esto antes de llegue a más, antes de que las agresiones continúen, antes de que retrocedamos en los derechos conseguidos. Hay que darse cuenta de que la extrema derecha ha calado en la opinión pública y su ideología se cimienta en el odio hacia el otro, la otra y el otre.

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miércoles, 22 de noviembre de 2023

POESÍA DE LA RESISTENCIA PALESTINA

Frente al genocidio al pueblo palestino en Gaza perpetrado por el Estado racista, colonial, supremacista de Israel, los poetas palestinos han levantado su voz durante años de persecución y de ocupación a su territorio. He aquí una muestra de aquella poesía que en medio del dolor resiste y denuncia con rebeldía las atrocidades cometidas por esta ideología de apartheid.

Selección Carlos Fajardo Fajardo

Homenaje a las víctimas de Gaza


Mahmud Darwish. Nació cerca de Acre el 13 de marzo de 1941 y falleció en Houston, Estado Unidos el 9 de agosto de 2008. Es considerado el poeta nacional de Palestina y uno de los más célebres escritores árabes contemporáneos. Obtuvo numerosos premios por sus obras. Sus temas se centran en su tierra Palestina, en el exilio, el destierro y la esperanza en su renacimiento como patria.

Cadáveres Anónimos

Cadáveres anónimos.
Ningún olvido los reúne,
Ningún recuerdo los separa…
Olvidados en la hierba invernal
Sobre la vía pública,
Entre dos largos relatos de bravura
Y sufrimiento.
“¡Yo soy la víctima!”. “¡No, yo soy
la única víctima!”. Ellos no replicaron:
“Una víctima no mata a otra.
Y en esta historia hay un asesino
Y una víctima”. Eran niños,
Recogían la nieve de los cipreses de Cristo
Y jugaban con los ángeles porque tenían
La misma edad… huían de la escuela
Para escapar de las matemáticas
Y la antigua poesía heroica. En las barreras,
Jugaban con los soldados
Al juego inocente de la muerte.
No les decían: dejad los fusiles
Y abrid las rutas para que la mariposa encuentre
A su madre cerca de la mañana,
Para que volemos con la mariposa
Fuera de los sueños, porque los sueños son estrechos
Para nuestras puertas. Eran niños,
Jugaban e inventaban un cuento para la rosa roja
Bajo la nieve, detrás de dos largos relatos
De bravura y sufrimiento.
Luego escapaban con los ángeles pequeños
Hacia un cielo límpido.

Traducción del árabe: María Luisa Prieto

«Carnet de identidad»

Escribe
que soy árabe,
y el número de mi carnet es el cincuenta mil;
que tengo ya ocho hijos,
y llegará el noveno al final del verano
¿Te enfadarás por ello?

Escribe
que soy árabe,
y con mis camaradas de infortunio
Trabajo en la cantera.

Para mis ocho hijos
arranco, de las rocas,
el mendrugo de pan,
El vestido y los libros.
No mendigo limosnas a tu puerta,
ni me rebajo
ante tus escalones.
¿Te enfadarás por ello?
Escribe
que soy árabe.
Soy nombre sin apodo.
Espero, paciente, en un país

en el que todo lo que hay
existe airadamente.
Mis raíces,
se hundieron antes del nacimiento
de los tiempos,
antes de la apertura de las eras,
del ciprés y el olivo,
antes de la primicia de la yerba.
Mi padre…
de la familia del arado,
no de nobles señores.
Mi abuelo era un labriego,
sin títulos ni nombres.
Mi casa es una choza campesina
de cañas y maderos,
¿te complace?…
Soy nombre sin apodo.

Escribe
que soy árabe,
que tengo el pelo negro
y los ojos castaños;
que, para más detalles,
me cubro la cabeza con un velo;
que son mis palmas duras como la roca
y pinchan al tocarlas.
Y me gusta el aceite y el tomillo.
Que vivo
en una aldea perdida, abandonada,
sin nombres en ellas calles.
Y cuyos hombres todos
están en las canteras o en el campo…
¿Te enfadarás por ello?

Escribe
que soy árabe;
que robaste las viñas de mi abuelo
y una tierra que araba,
yo, con todos mis hijos.

Que sólo nos dejaste
estas rocas…
¿No va a quitármelas tu gobierno también,
como se dice?

Escribe, pues…
Escribe
en el comienzo de la primera página
que no aborrezco a nadie,
ni a nadie robo nada.
Más, que si tengo hambre,
devoraré la carne de quien a mí me robe.
¡Cuidado, pues!…
¡Cuidado con mi hambre,
y con mi ira!

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Fadwa Tuqan. (Nablus, Palestina, 1 de marzo de 1917- Nablus, 12 de diciembre de 2003). Se le conoció en el mundo árabe como la «Gran Dama de la Poesía Palestina» y «La poetisa de Nablus». Se distinguió por ser una de las pocas voces femeninas en la poesía palestina. Su poesía se destaca por tener un sentido patriótico y nacionalista. Su obra fue reconocida con diversos premios internacionales.

La llamada de la tierra

« ¿Me han usurpado mi tierra?
¿Me han privado de mis derechos,
y me voy a quedar aquí, uncido al exilio,
humillado y desnudo?
¿Me voy a quedar aquí a morir como un extraño en tierra extraña?
¿Me voy a quedar?
¿Y quién lo ha dicho?
Volveré a la tierra amada.
¡Por supuesto que volveré!
Y allí se cerrará el libro de mi vida.
Se apiadará de mí su tierra generosa
y dará cobijo a mis cenizas.
¡Regresaré, es necesario que vuelva!
¡Regresaré, comoquiera que sean mis desgracias!»

Más siguió desterrado, observando su tierra
y murmurando: «¡Es necesario que vuelva!»
Mientras, agachaba la cabeza en la tienda,
cerrando el alma a su oscuridad,
cerrando el pecho a su desgracia.
Pero seguía estando ahí, fija, esa idea,
zumbando febril y silenciosa,
hirviendo y ardiendo en su cabeza,
quemando, como el fuego, sus sentidos:
«¡Regresaré, es necesario que vuelva!»

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Nathalie Handal. Nació en Belén, Palestina en 1969. Poeta, dramaturga, ensayista y catedrática universitaria. Es una de las poetas más importantes de la diáspora árabe contemporánea. En su trabajo poético dialogan la la tradición árabe y la historia de su pueblo con los tonos y ritmos de la poesía anglosajona.Ha recibido varios premios internacionales y su obra traducida a más de quince idiomas.

Esta noche

el agua alcanzará el borde del vaso
mas no se permitirá rebosarlo

la violencia explotará y los horrores se
atarán a cada árbol desnudo

esta noche oiremos discursos
ordenándonos abrir nuestras piernas
a escandalizar como meretrices

esta noche veremos
cinturas tatuadas y kalashnikovs
en los maleteros de los autos

recuerdos paralizados y revoluciones
tras la puerta de cada casa

veremos paisajes rojos,
piedras de luz, plumas ligeras
meciéndose en el paisaje nocturno

y las arrugas se multiplicarán
en nuestros rostros esta noche mientras cada muerto se alza de su tumba

esta noche los exiliados, inmigrantes, refugiados serán atrapados en pájaros cantores, el asfalto cuarteado recitará viejos versos

esta noche escucharemos las grietas de historias
los gritos de los estrangulados
por la noche en la noche

escucharemos el anhelo
de tardes púrpura
bajo el manto de dios

esta noche el amor será difícil.

Traductor: Beverly Pérez Rego

Muro contra nuestro aliento

Cada día una hora más cruel –
la esgrima de corazones apenas palpitando,
el pálpito de hojas en nuestros jardines secos
el calor en Gaza en Jericó
manteniendo sueños que jamás tuvimos tiempo de recordar
una anciana intentando revivir
cualquier fantasía posible, otra
pensando en su esposo
perdido en lo inimaginable
hombres sobre alambres de púas que dejan
de responder cuando gritamos sus nombres
cruzar el punto de inspección,
los soldados el día la noche
mientras otros beben té, hablan de toques de queda
las mujeres, los niños que enterraron
mientras una madre pregunta
qué le dirá al niño que lleva adentro
que ella desearía que no viniera

Somos testigos del octubre en llamas,
y cada mes siguiente,
es igual, las calles
por las que caminamos nos recuerdan
quiénes somos y lo que ellos
jamás harán de nosotros…
retratos humanos en esquinas
que olvidamos mirar u olvidamos alcanzar …
fotografías pegadas en muros como si
pertenecieran a ninguna parte
un novio y una novia forzados a casarse
en cualquier lugar menos donde era debido,
y aún así, seguimos preguntando:
cuál victoria apaga las velas
cuál mar habla de otro mar

Aún si levantan el muro
más allá de nuestro alcance
sólo conocemos un hogar
aún si cada vez tomamos rutas distintas
los árboles nos guían el viento nos guía
el sol y la luna nos guían
y cuando llegamos hallamos los libros
que no podemos dejar de leer, los bordados
hechos por los refugiados, la cocina
donde vivimos nuestras vidas –una propuesta de matrimonio una muerte un nacimiento–
y cada día mientras colamos nuestro café
nos saludamos adecuadamente
y expulsamos el muro de nuestro aliento

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Hala Alyan. Es poeta palestino-estadounidense y psicóloga clínica. Nació el 27 de julio de 1986 en Carbondale, Illinois, y creció en Kuwait, Oklahoma, Texas, Maine y Líbano. Obtuvo una licenciatura de la Universidad Americana de Beirut y una maestría de la Universidad de Columbia. Su escritura aborda los temas de la identidad y los efectos del desplazamiento, particularmente dentro de la diáspora palestina.

Topografía

La tierra es un calambre en el cuello. Arde un campo de naranjos
y es agrio cuando eructas. ¿De quién es esa voz?
Hay una fábula. Hay una llave. Cada Ramadán,
la arteria sufre primero. Una dieta de cordero pesado
y papeles de control. La indigestión como una pesadilla.
El sol de Tauro quema tu frente. Quiero decir la tierra.
La tierra se ve blanca en las imágenes de resonancia magnética:
llamas a tu abuelo. Ha estado encontrando la tierra
en sus heces. Su cuerpo se ciñe al colchón como un ataúd.
Su mano tiembla. Cuando bebe la tierra,
la orina sale color rosa.
La tierra cauteriza el esófago. No más limones,
dice el médico. Dos almohadas por lo menos.
En julio, vivías dentro de tu abuelo como un asentamiento.
Comiste sorbete de grosellas de la misma taza.
¿Heredaste la tierra en tu muñeca artrítica?
Hace que tejer sea un infierno. En el teléfono,
tu abuelo te dice que la tierra le está cubriendo los ojos.
Él te dice que vale la pena estar vivo solo para ver ese azul.
Él muere y ellos amarran su cuerpo a la mugre.
Él muere y sale el sol toda la semana.

Traducido del inglés por Javier Osuna

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Najwan Darwish. Poeta, periodista y crítico literario palestino nacido en 1978 en la ocupada ciudad de Jerusalén, Palestina. Es considerado uno de los autores más destacados de su generación en el mundo árabe. Se ha desempeñado como editor y periodista cultural. Su obra se ha traducido a más de veinte idiomas.

Durmiendo en Gaza

Fado, dormiré como hace la gente
cuando caen las bombas
cuando el cielo se abre como carne viva,
soñaré, pues, como hace la gente
cuando caen las bombas:
soñaré con traiciones.

Despertaré a medio día y le preguntaré al radio
las preguntas que la gente pregunta
¿Ya terminó el bombardeo?
¿Cuántos fueron asesinados?

Pero mi tragedia, Fado,
es que haya dos tipos de personas:
aquellos que lanzan sufrimiento y pecado
a la calle para poder dormir
y aquellos que coleccionan el sufrimiento, los pecados de la gente,
los tornan cruces, los presumen
por las calles de Babilonia y de Gaza y de Beirut
mientras plañen
¿van a venir más?
¿van a venir más?

Hace dos años, al sur de Beirut,
camine por las calles
de Dahieh,
arrastrando una cruz
tan grande como los edificios destrozados.
Pero ¿quién levantaría una cruz
de la espalda de un hombre cansado hoy en Jerusalén?

La tierra es tres clavos
y por piedad un martillo
Detente, Señor.
Detén los aviones.

¿Van a venir más?
¿Van a venir más?

Fobia

Me expulsarán de la ciudad
antes de que caiga la noche: alegarán
que me negué a pagar por el aire.
Me expulsarán de la ciudad
antes de que llegue la noche: alegarán
que no pagué rentas por el sol
ni cuotas por las nubes.
Me expulsarán de la ciudad
antes de que salga el sol: dirán
que hice sufrir a la noche
y que fracasé al elevar mis rezos a las estrellas.
Me expulsarán de la ciudad
antes de salir del vientre
porque todo lo que hice durante siete meses
fue escribir poemas y esperar para existir.
Me expulsarán de la existencia
porque tengo debilidad por la nada.
Me expulsarán de la nada
por mis dudosos lazos hacia la existencia.
Me expulsarán a la vez de la existencia y de la nada
porque nací para existir.

Me expulsarán.

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Hiba Kamal Abu Nada. Fue una poeta novelista, bioquímica, nutricionista, activista feminista de nacionalidad palestina, nacida en La Meca el 24 de junio de 1991. Murió el viernes 20 de octubre de 2023 a la edad de 32 años en su casa de Jan Yunis, en la franja de Gaza, a causa de un bombardeo por parte de las fuerzas sionistas israelíes. En 2017 ganó el premio Sharjah a la Creatividad Árabe por su novela El oxígeno no es para los muertos. El jueves 19, antes de morir, comentó: “Si morimos, sepamos que estamos contentos y firmes, y transmitamos en nuestro nombre que somos personas de verdad… Oh, Dios mío, Heba”. Este es su último poema, escrito un día antes de ser asesinada, en medio del genocidio de Israel contra Palestina:

La noche en la ciudad es oscura,
excepto por el brillo de los misiles;
silenciosa, excepto por elsonido
del bombardeo;
aterradora, excepto por la promesa
tranquilizadora de la oración;
negra, excepto por la luz de los mártires.

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Fuente: 
Periódico desdeabajo N°308, 18 de noviembre - 18 de diciembre de 2023

viernes, 17 de noviembre de 2023

RECUPERAR LA CULTURA DE LA FILOSOFÍA EN ESTE MUNDO TAN CONVULSIONADO

Basta leer a Byung Chul Han (coreano), Slavoj Zizek (esloveno) o a Hartmut Rosa (alemán), para entender que la filosofía ya no se hace desde la academia

DIEGO MARIO ZULUAGA OSORIO


Es cierto, la filosofía no recobra la salud, pero sí el sentido de la cortesía y la cultura, ya que no es posible vivir sin certeza, sin eso que signifique goce a lo hedonista, igualmente es verdad que la filosofía se está poniendo de moda y por ello la edición de obras que dirigen hacia la superación, al valor de la autoestima y otros.

La postmodernidad ha demostrado un cambio en la historia de la filosofía, seguimos con los referentes clásicos, pero se han superado a pensadores de la talla de Heidegger, Sartre, Gadamer por aquello de elaborar teorías ambiciosas como consecuencia de la década de los ochenta y novena, también por la caída del muro de Berlín, e igualmente por la ambición de las superpotencias de apoderarse de los mercados, del petróleo, de las piedras preciosas, basta mirar Irak y muchos países árabes para darnos cuenta que se ha permeado el pensamiento, la ideología, la economía y arraigado los problemas sociales, entre estos, las desigualdades en todo sentido.

Basta leer a Byung Chul Han (coreano), Slavoj Zizek (esloveno) o a Hartmut Rosa (alemán), para entender que la filosofía ya no se hace desde la academia, de la escuela, desde el escritorio, el primero refiere a una sociedad del cansancio, el segundo a que vivimos una confusión total, este es el momento de la filosofía, mientras que el tercero aduce que la dialéctica de la aceleración hace que el mundo sea enteramente disponible para su posesión y explotación (Gómez, 2023), significando que hay que hacer reingeniería de la filosofía pues hay que entenderla a partir de los relatos culturales de la sociedad, del avance del universo y lo más importante la interpretación historiológica del hombre; no basta comprender al hombre, basta comprender su relación con la sociedad y la dinámica mundial.

Se nos ocurre interrogar los motivos del ataque de Israel a Palestina, del apoyo a uno y otro por parte de países vecinos y otros lejanos, buscando quién sabe qué, mientras en América ocurren situaciones risibles o ridículas en palabras de algunos entendidos, el cambio de gobierno de la derecha por la izquierda, de la izquierda por la derecha, que el centro, el centro derecha, es decir, una cantidad de grupos que en vez de ayudar lo que hacen es polarizar el mundo de las ideas, resultado de ello son las políticas de gobierno inconclusas, incongruentes, los líderes que nos dirigen habrá algunos locos, medio locos, o totalmente idos.

Ya no se teje un mundo de respuestas a las grandes preguntas de la epistemología, la ética o la antropología, y el mundo de los grandes relatos se ha acabado; albergamos dudas pues la certeza es provisional y relativa y ello como consecuencia de la postmodernidad que no ha avanzado; el dilema social nos mantiene en la ataraxia a la que se refería Epicuro, es decir, en la imperturbabilidad y ausencia de dolor físico, alma y cuerpo, pues ya no nos duele nada, no nos sorprende nada, nos acostumbramos a ser personas indolentes, no hay participación democrática a pesar de sufragar a veces no por el más digno, sino por el que nos de más.

Las palabras ya no pueden reducirse a una interpretación referencial y unidimensional, su naturaleza es explosiva y polisémica, generar una constelación inacabable de semántica, para que la comunicación sea tan importante como el signo, es decir, poder negar y afirmar simultáneamente.

Ello nos lleva a la elaboración de nuevas teorías e interpretaciones que permitan el protagonismo del que mucho se ha criticado; hay que cultivar la claridad para que las ideas convivan de manera elegante con las metáforas, los símiles, mitos y otras figuras literarias que enriquecen el conocimiento por un lado y al entendimiento por el otro.

La filosofía no es un caso aislado entre la psicología, la sociedad y la educación, pues las preguntas del pensamiento no pueden quedar abiertas, el valor universal no puede ser ingenuo, hay que cosechar transparencia y sencillez, un nuevo grupo de lectores de la dinámica universal de la sociedad, superando la barrera del tiempo en donde las alternativas sean ese constructo que superen la perplejidad, la angustia o el desaliento.

Recobrando la cultura de la filosofía se recupera el sentido de la cortesía, se incrementa la ambición para proporcionar respuestas convincentes, que permitan aclarar los grandes enigmas de la existencia, de la política, de los gobiernos y sus gobernantes, no claudicar en corrientes hermenéuticas, sino estar en búsqueda de sentido al que se refirió Viktor Frankl. La misión de la filosofía es acompañar al ser humano en esa tarea.

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Fuente:

jueves, 20 de julio de 2023

EL PROPÓSITO DE LA EDUCACIÓN

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"Si no se sabe lo que se está buscando, si no se tiene idea de lo que es relevante, dispuestos a cuestionarse esta idea, si no se tiene eso, explorar en internet es sólo tomar al azar hechos no verificables que no significan nada." 

Noam Chomsky
Bloghemia 


Análisis del Lingüista, Filósofo y Politólogo Noam Chomsky sobre cual debe ser el verdadero objetivo de la educación. 
Transcripción realizada por Luis Rivas para la página web Rebelión a partir de una entrevista realizada a Noam Chomsky.

Por: Noam Chomsky

Podemos preguntarnos cuál es el propósito de un Sistema Educativo y, por supuesto, hay marcadas diferencias en este tema. Hay la tradicional: una interpretación que proviene de la Ilustración, que sostiene que el objetivo más alto en la vida es investigar y crear, buscar la riqueza del pasado, tratar de interiorizar aquello que es significativo para uno, continuar la búsqueda para comprender más, a nuestra manera. Desde ese punto de vista, el propósito de la educación es mostrar a la gente cómo aprender por sí mismos. Es uno mismo el aprendiz que va a realizar logros durante la educación y, por lo tanto, depende de uno cuánto logremos dominar, adónde lleguemos, cómo usemos ese conocimiento, cómo logremos producir algo nuevo y excitante para nosotros mismos, y tal vez para otros.

Ese un concepto de educación. El otro concepto es, esencialmente, Adoctrinamiento; algunas personas tienen la idea de que, desde la infancia, los jóvenes tienen que ser colocados dentro de un marco de referencia en el que acatarán órdenes, aceptarán estructuras existentes sin cuestionar, etc. Y esto resulta, con frecuencia, bastante explícito. Por ejemplo: después del activismo de los años 60, había mucha preocupación en gran parte de la gente educada, porque los jóvenes se estaban volviendo demasiado libres e independientes, que el país se estaba llenando con demasiada democracia. Y de hecho hay un estudio importante que es llamado «La crisis de la democracia», que afirma que hay ciertas instituciones de los jóvenes -la frase es de ellos- que no están haciendo su trabajo adecuadamente; se refieren a escuelas, universidades, iglesias, que tienen que ser modificadas para que lleven a cabo, con más eficiencia, esa idea, que, de hecho, proviene de liberales internacionalistas, de gente altamente educada.

En efecto, desde esos tiempos se han tomado muchas medidas para tratar de orientar el sistema educativo hacia uno provisto de mayor control, más adoctrinamiento, más formación vocacional, con estudios tan costosos que endeudan a los estudiantes y los atrapan en una vida de conformismo.

Eso es exactamente lo contrario de lo que yo describo como una tradición proveniente de la Ilustración. Y hay una lucha constante entre estos dos enfoques, en las universidades y escuelas. En las escuelas ciertamente se les entrena o para pasar exámenes o bien para la investigación creativa, entendiendo esta ultima como dedicarse a intereses que son estimulados por los cursos en los que se profundiza por cuenta propia o en cooperación con otros. Esta lucha se extiende también al posgrado o a la investigación.

Son dos maneras ver el mundo. Cuando uno ve las instituciones de investigación, como esta en la que estamos [Nota de Transcripción: MIT], observa que a nivel de posgrado se sigue esencialmente la idea de la Ilustración. De hecho la Ciencia no podría progresar a menos que esté basada en la inculcación del impulso por el desafío, por el cuestionamiento de doctrinas o de la autoridad, a través de la búsqueda de alternativas o del uso de la imaginación, con el trabajo cooperativo que aquí, en esta institución, es constante. Y para verlo, solo se necesita caminar por los pasillos.

Esto es lo que, desde mi punto de vista, debe ser un sistema educativo desde la educación preescolar.

Pero hay estructuras poderosas en la sociedad que prefieren ver a la gente adoctrinada y formateada sin que hagan muchas preguntas, siendo obedientes, realizar la función que se les ha asignado y no tratar de sacudir los sistemas de poder y autoridad. Son opciones que tenemos que elegir sin importar nuestra posición en el Sistema Educativo, como profesores, estudiantes, o gente externa que trata de ayudar a darle forma, en la manera que ellos creen que debe hacerse.

El impacto de la tecnología

Ha habido ciertamente un crecimiento muy sustancial en nuevas tecnologías: de comunicación, información (acceso e intercambio) o en la naturaleza de la cultura de la Sociedad. Pero debemos tener en cuenta que los cambios tecnológicos que están ocurriendo, a pesar de ser significativos, no tienen, ni de lejos, el mismo impacto que los avances tecnológicos de hace alrededor de un siglo. El cambio, si hablamos sólo de comunicación, de una máquina de escribir a una computadora o del teléfono al correo eléctronico es significativo, pero no se puede comparar con el cambio de barcos de vela al telégrafo: la reducción en eI tiempo de comunicación, por ejemplo entre Inglaterra y los Estados Unidos, fue extraordinaria comparada con los cambios que están ocurriendo ahora. Lo mismo ocurre con otros tipos de tecnología: algo tan sencillo como el agua corriente y el alcantarillado en las ciudades tuvo enormes consecuencias para la salud; mucho más que el descubrimiento de los antibióticos. Los cambios actuales son reales y significativos, pero debemos reconocer otros que ocurrieron y cuyos efectos fueron mucho más drásticos.

En cuanto a la tecnología en la educación, debe decirse que la tecnología es algo neutro. Es como un martillo: al martillo no le importa si lo usas para construir una casa o si un torturador lo usa para aplastarle el cráneo a alguien. El martillo puede hacer ambas cosas. Es lo mismo con la tecnología moderna. Por ejemplo: internet es extremadamente valiosa si se sabe lo que se está buscando; yo la uso todo el tiempo en mi investigación. Si se sabe lo que se está buscando, si se tiene una especie de marco de referencia, que nos dirige a temas particulares y nos permite dejar al margen muchos otros, entonces puede ser una herramienta muy valiosa. Por supuesto, uno debe estar siempre dispuesto a preguntarse si el marco de referencia es el correcto: tal vez algo que encontremos cuestionará la forma en que vemos las cosas. No se puede perseguir ningún tipo de investigación sin un marco de referencia relativamente claro que dirija la búsqueda y que ayude a seleccionar lo que es significativo y lo que no lo es, Io que hay de que dejar de lado, a lo que hay que darle seguimiento, lo que merece ser cuestionado o desarrollado.

No se puede esperar que alguien llegue a ser, por así decirlo, biólogo, nada más con darle acceso a la biblioteca de biología de la Universidad de Harvard y diciéndole: "léela". Eso no le sirve de nada, y el acceso a internet es lo mismo: si no se sabe lo que se está buscando, si no se tiene idea de lo que es relevante, dispuestos a cuestionarse esta idea, si no se tiene eso, explorar en internet es sólo tomar al azar hechos no verificables que no significan nada.

Entonces, detrás de cualquier uso significativo de la tecnología contemporánea, como internet, sistemas de comunicación, gráficos o lo que sea, a menos que detrás de ese uso haya un aparato conceptual bien dirigido, bien construído, es poco probable que este resulte útil, y hasta podría ser dañino. Si se toma un hecho incierto aquí y otro allá y alguien los refuerza, terminamos con un panorama que tiene algunas bases objetivas, pero nada que ver con la realidad. Hay que saber cómo evaluar e interpretar para entender.

Volviendo a la biología, la persona que gana el premio Nobel no es la que lee más artículos y toma más notas; es la persona que sabe qué buscar. Cultivar esa capacidad para buscar lo que es significativo y estar siempre dispuesto a cuestionar si estamos en el camino correcto, de eso es de lo que debe tratar la educación, ya sea usando computadores e internet o lápiz, papel y libros.

Costo o Inversión

La Educación es discutida en términos de si es una inversión que vale la pena, de si genera un gran capital humano que puede ser usado en el crecimento económico, y esa es una manera muy extraña, muy distorsionada, de cuestionarse el tema, opino. ¿Queremos tener una sociedad de individuos libres, creativos e independientes capaces de apreciar y aprender de los logros culturales del pasado y contribuir a ellos? ¿Queremos eso o queremos gente que aumente el PIB? No es necesariamente lo mismo.

Una educación como aquella de la que hablaban Bertrand Russell, John Dewey y otros, tiene un valor por sí misma. Independientemente del impacto que tenga en la sociedad tiene un valor, porque ayuda a crear seres humanos mejores. Después de todo a eso es a lo que debe servir un sistema educativo.

No obstante, si se quiere ver en términos de costo y beneficio, tomemos por ejemplo la nueva tecnología de la que hablábamos: ¿de dónde viene? Bueno, pues mucha de ella fue desarrollada exactamente donde estamos sentados [Nota de Transcripción: MIT]. En el piso de abajo había un gran laboratorio en los años 50, donde fui empleado de hecho, y donde había muchos científicos, ingenieros, gente con todo tipo de intereses, filósofos y otros, que desarrollaron el carácter básico y aún las herramientas básicas de la tecnología que es común hoy día. Las computadoras e internet estuvieron exclusivamente en el sector público durante décadas, financiadas en lugares como este, donde la gente exploraba nuevas posibilidades; muchas de ellas eran impensables y desconocidas en ese momento, algunas funcionaron, otras no, pero las que funcionaron fueron convertidas en herramientas que la gente puede usar.

Esa es la manera como el progreso científico tiene lugar. Es la manera en la que el progreso cultural tiene lugar, generalmente.

Los artistas clásicos, por ejemplo, son el producto de las habilidades tradicionales que se desarrollaron a lo largo del tiempo con maestros artistas, y a veces con su ayuda se crearon cosas maravillosas.

Todo eso no sale de la nada. Si no existe un sistema cultural y educativo activo, enfocado en la estimulación de la exploracion creativa, con independencia de pensamiento, con disposicion a cruzar fronteras para desafiar las creencias aceptadas... si no se tiene eso, no obtendremos la tecnología que lleva a obtener beneficios económicos. Beneficios, sin embargo, que no creo que sean el objetivo principal del enriquecimiento cultural y la educación.

Evaluación vs. Autonomía

Ha habido, en los últimos tiempos particularmente, una estructuración cada vez mayor de la educación, que comienza a temprana edad y contínúa luego, y que funciona a través de exámenes.

Pasar exámenes puede ser de alguna utilidad tanto para la persona que está pasando el examen -para comprobar cuánto sabe, lo que ha logrado, etc- como para que los instructores se den cuenta qué es lo que hay que cambiar, mejorar, en el desarrollo del curso. Pero más allá de eso no dicen mucho.

Lo sé por mi experiencia de años, he estado en comités de admisión a programas de posgrado avanzado, tal vez uno de los programas más avanzados del mundo, y sí, desde luego, ponemos atención a los resultados de exámenes, pero realmente no mucha. Una persona puede tener resultados magníficos en todos los exámenes y entender muy poco. Todos los que hemos pasado por escuelas, colegios, universidades, sabemos eso. Se puede estar inscrito en un curso que no nos interesa para el que existe el requerimiento de pasar un examen, y se estudia para el examen, se logra pasarlo con la mejor nota y, dos semanas más tarde, no nos acordamos de mucho. Estoy seguro que todos hemos tenido esa experiencia.

Los exámenes pueden ser una herramienta útil si contribuyen a los fines constructivos de la educación, pero si sólo se tratan de una serie de obstáculos que hay que superar pueden no tanto carecer de sentido como distraernos de lo que queremos hacer. De hecho veo esto frecuentemente cuando hablo con profesores: hace un par de semanas estaba yo hablando con un grupo que incluía profesores de escuela y había una profesora de 6º grado, es decir, con alumnos de 10 a 12 años, que vino a hablar conmigo luego y me dijo que en su clase una niña le contó que estaba realmente interesada en un tema: le pedía consejo para aprender más al respecto, pero la maestra se vio obligada a decirle que no podía hacer eso, porque la niña debía estudiar para un examen a nivel nacional que se acercaba y que eso iba a determinar su futuro; la profesora no lo dijo, pero también iba a determinar el de ella, es decir, eso influiría para que la contrataran de nuevo.

Ese sistema no es sino una preparación de los niños para pasar obstáculos, no para aprender, entender y explorar. Esa niña hubiera ganado mucho más si se le hubiera permitido explorar lo que le interesaba y tal vez no sacar una muy buena calificación en un examen de algo que no le interesaba.

Buenas calificaciones vienen por sí solas si el tema coincide con los intereses y preocupaciones del alumno. No digo que los exámenes deban eliminarse, pueden ser una herramienta educativa útil. Pero complementaria, algo que ayude a los estudiantes a mejorar por sí mismos, o para los instructores u otros que necesitemos saber acerca de lo que hacemos e indicarnos lo que debemos modificar.

Pasar exámenes no se puede ni comparar con buscar, investigar, dedicarse a temas que nos atraen y nos estimulan; esto último es mucho más práctico que pasar exámenes. Y, de hecho, si se nos da la oportunidad de este tipo de carrera educativa, el estudiante recordará lo que descubrió.

Un físico mundialmente famoso, aquí en el MIT daba, como muchos catedráticos, cursos a estudiantes nuevos. Un estudiante le preguntó qué temas se iban a cubrir durante el semestre y su respuesta fue: "No importa lo que se cubre, sino lo que se descubre". Y es correcto: la Enseñanza debe inspirar a los estudiantes a descubrir por sí mismos, a cuestionar cuando no estén de acuerdo, a buscar alternativas si creen que existen otas mejores, a revisar los grandes logros del pasado y aprenderlos porque les interesen.

Si la Enseñanza se hiciera así los estudiantes sacarían provecho de ello, y no sólo recordarían lo que estudiaron sino que lo utilizarían como una base para continuar aprendiendo por sí solos.

Una vez más: la educacion debe estar dirigida a ayudar a los estudiantes a que lleguen a un punto en que aprendan por sí mismos, porque eso es lo que van a hacer durante la vida, no sólo absorber información dada por alguien y repetirla.

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