miércoles, 22 de mayo de 2019

MARCUSE Y EL MAGISTERIO, UNA TENTATIVA UNIFICADORA

 
Pensamiento negativo, Marcuse y el Magisterio: una tentativa unificadora

“Cuestionar, criticar con argumentos, prepararse y leer las situaciones es parte fundamental de las necesidades actuales”

Por: Esteban Morales Estrada

Foto: www.marcuse.org/herbert/booksabout.htm

I

En el año 2018 surgió en la ciudad de Medellín Ennegativo Ediciones (I), apuesta que pretende traernos traducciones al español de textos inéditos o raros en nuestro medio, de una serie de pensadores vitales para intentar enfrentar el colosal y casi irreversible avance del capitalismo actual, caracterizado como un sistema irracional y explotador. Y es que lejos de un lenguaje positivo, propio de los libros de autoayuda y los famosos cursos de coaching, que hacen que el sujeto construya una imagen deformada del mundo, donde él es el culpable de su destino, la tradición marxista (posiblemente la más sólida crítica al capitalismo con la que contamos), nos enseña que es el mundo, en un nivel estructural, el que va de mal en peor. He ahí la reivindicación que se hace de lo negativo como posibilidad de ver más allá y transitar o recorrer otro sendero, teniendo presente que este no es plano, homogéneo y mucho menos tranquilo. Lo peor que nos podría pasar sería dejar de insistir en nadar contra la corriente y normalizar, naturalizar y aceptar sumisamente esta realidad, lo que es obviamente un camino más fácil para el sujeto y para el opresivo sistema.

Sin embargo, la acción o las posibilidades políticas son cada vez más limitadas, dada la apoliticidad y disminución de la clase trabajadora directa, cuando no su plena inserción en el sistema capitalista y su defensa de dichos valores y dinámicas. No es descabellada aquella expresión de que en Colombia cada vez hay menos industria y menos sindicatos. Imperan los servicios y la banca frente a la producción directa de forma cada vez más apabullante y visible.

Pero la lucha estratégica o por lo menos la tentativa de esta batalla contra la imperturbable adaptabilidad capitalista, quizá el más importante distintivo de su sobrevivencia y permanencia como sistema, no se hace lanzando piedras, ni dejando de tomar Coca-Cola, acciones que no hacen mella alguna y que nos dejan falsamente satisfechos. Las hazañas por ahora deben ser teóricas, retomando la idea althusseriana de que la filosofía es un campo de batalla, donde se pueden entender los problemas y sacar algunas referencias para enfrentarse a los mismos. De ahí la importancia de la reivindicación de los más importantes teóricos del marxismo, labor que ennegativo está llevando a cabo de manera admirable, y que da como fruto la publicación del texto Escritos sobre dialéctica y marxismo de Herbert Marcuse(II) , filósofo alemán perteneciente a la llamada primera generación de la Escuela de Frankfurt, y cuyo texto El Hombre Unidimensional es bastante conocido como radiografía de la sociedad norteamericana después de las inhumanas y destructivas guerras mundiales. Aprovechemos entonces este espacio para recordar su pensamiento a 40 años de su muerte en 1979, resaltando algunos aspectos de su ensayo El marxismo y la nueva humanidad: una revolución inacabada incluido en el texto de la editorial reseñada.

II

El ensayo El marxismo y la nueva humanidad… de Marcuse pretende responder a dos preguntas fundamentales: ¿cuál es la relación entre el marxismo y la tradición occidental? y ¿cómo se articula el marxismo con su contexto de nacimiento? Marcuse comienza señalando los puentes entre la tradición liberal y el marxismo, dejando claro que el último ha sido entendido por muchos como una radicalización del primero. Conceptos como igualdad, libertad y justicia serían, además de valores de la fase revolucionaria de la burguesía (s.XVIII-mediados del s.XIX)(III) , ideales imposibles de desplegar a cabalidad en un mundo capitalista cada vez más voraz. Esta primera idea tendría implicaciones prácticas en nuestro pasado político, ya que en el siglo XX, específicamente después de la fundación del Partido Comunista Colombiano (PCC) en 1930 y durante varias décadas, la alineación permanente de sectores de izquierda con el liberalismo, diezmaría y neutralizaría constantemente las posibilidades contestatarias de estos grupos y su potencial transformador, ya que la superficial alianza con sectores liberales de izquierda demostró la problemática constante del desfase doctrinario. Son muestras de lo anterior el desmantelamiento progresivo del Movimiento Revolucionario Liberal (MRL) o la normalización de la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos (ANUC) durante el Frente Nacional. En últimas, el liberalismo trata de llevar a cabo cambios limitados, controlados y bastante dosificados, inmersos en la misma estructura imperante.

Desde la perspectiva de Marcuse, el supuesto entendimiento entre liberalismo e ideas de avanzada resulta eminentemente abstracto, debido fundamentalmente a la contradicción entre el capitalismo y las ideas del marxismo, ya que en el primero “subyace […] una desigualdad objetiva y básica dentro del sistema mismo que no puede ser eliminada” . Marcuse continúa intentando apartar ambos conceptos, y prosigue declarando la imposibilidad de la democracia misma, debido a la no existencia de libertad como su requisito básico, por lo cual habría una antinomia fundamental y se consolidaría una tipología de democracia falsa o impura. Lo anterior pasaría también con la soberanía popular o la igualdad, presupuestos y piedras angulares de las democracias burguesas.

El filósofo judío-alemán procederá entonces a revalorar y resignificar la tradición marxista no positivista, no emparentada con los supuestos de ese liberalismo decimonónico y su deformación neoliberal (V) . Siguiendo entonces con este hilo, Marcuse define algunas características del socialismo y habla de dos fases fundamentales: “creación de igualdad económica y […] creación de la sociedad más allá de la necesidad”(VI) , lo que tiene mucha importancia porque muestra que el socialismo no es un puerto de llegada, sino un proceso de ardua y constante configuración, y además resalta la importancia de una segunda fase de consolidación de la libertad y la justicia humanas, sin embargo no me detendré en este tema, e intentaré proseguir con otro fundamental.

Quizá el mayor aporte o llamado de atención, es el que tiene que ver con la necesidad de un nuevo tipo de hombre que lidere los grandes cambios necesarios en la sociedad. Marcuse deja muy claro que no basta con un asunto de productividad o de transferencia tecnológica entre capitalismo y socialismo, se trata también de la configuración de un hombre nuevo (VII), lo que de antemano deposita una esperanza en el hombre como actor, que posibilita su auto-transformación con base en ideales más humanos, que redundarían en una producción más racional y alineada con las necesidades del hombre no controlado. Frente al racionalismo-productivo, se debe tener en cuenta también la vertiente libertaria-creativa, como parte fundamental del proceso, por lo que la “construcción de una sociedad socialista es una creación más que una producción, una creación que expresa y activa no solo la racionalidad del ser humano, no solo sus necesidades materiales vitales, sino todos sus sentidos, su razón, su imaginación” (VIII) .

III

Todo lo anterior, solo para resaltar la importancia actual del magisterio y su potencial como un actor central en la actual coyuntura. Si bien no es el sujeto de la revolución, es una organización grande y poderosa que puede representar una piedra en el zapato para el pensamiento homogéneo y unificador. El magisterio colombiano encarna una permanente materialización de la crítica a la situación actual de las cosas, de ahí su importancia junto a otros gremios, más allá de los problemas a nivel teórico (IX).

Cuestionar, criticar con argumentos, prepararse y leer las situaciones es parte fundamental de las necesidades actuales. Si bien la idea de socialismo suena como algo anacrónica, no debemos olvidar la tradición marxista como crítica sólida al capitalismo y al sistema a nivel estructural. En esta coyuntura no estamos buscando una revolución ni nada por el estilo, pero somos los maestros un baluarte de la crítica al proceder neoliberal arbitrario, defensores de los espacios democráticos existentes en la actualidad de nuestro país. Debemos estar a la altura de ese reto, siendo contestatarios y consolidando la reflexión y el análisis emancipador. El cambio no es solo exterior y cuantitativo, es también interior y cualitativo, aspecto que remarca Marcuse como central a la hora de hacer grandes transformaciones. Por ahora hagamos cambios pequeños y apoyemos las causas que se oponen al pensamiento positivo con juicios coherentes y propuestas alternativas. Ahí reside nuestro gran potencial de necesario y valioso contrapeso, en una sociedad profundamente premoderna (X) como la nuestra. No luchemos solo por beneficios y días libres, comprendamos nuestro papel.

“La subordinación del ser humano a los instrumentos de su trabajo, al aparato total y abrumador de producción y destrucción, ha alcanzado el punto de un poder casi incontrolable: objetivado, cosificado, detrás del velo tecnológico, y detrás del interés nacional movilizado, este poder parece autopropulsado, y tener a la gente adoctrinada e integrada” (XI) .

I. Dejo la página web de la editorial para los interesados, y para quien desee descargar libros gratuitos: https://ennegativoediciones.wixsite.com/ennegativo/libros

II. Una buena síntesis de la importancia de Marcuse: Damián Pachón Soto, “Erotizar y liberar a la sociedad” https://www.desdeabajo.info/cultura3/item/36607-erotizar-y-liberar-la-so…

III. Para el pactismo del caso alemán entre monarquía y burguesía ver: Georg Lukács, “Acerca de algunas características del desarrollo histórico de Alemania”, en El asalto de la razón (México: Fondo de Cultura Económica, 1959), 42. Para ver algunos aspectos del proceso gradual de la conservatización burguesa ver: José Luis Romero, “Dos enemigos frente a frente”, en El ciclo de la revolución contemporánea (Buenos Aires: Argos, 1948), 28.

IV. Herbert Marcuse, “El marxismo y la nueva humanidad: una revolución inacabada”, en: Escritos sobre dialéctica y marxismo (Medellín: Ediciones Ennegativo, 2019),166.

V. Pueden verse reflexiones relevantes en el trabajo: Horacio Tarcus, “¿Es el marxismo una filosofía de la historia? Marx, la Teoría del Progreso y la ‘Cuestión Rusa’”, Andamios. Revista de Investigación Social 4.8 (2008): 7-32.

VI. Herbert Marcuse, “El marxismo y la nueva humanidad: una revolución inacabada”, 168.

VII. Aquí puede entenderse que contrario a una idea como la de Rousseau de volver a un idealizado estado de naturaleza, presente en su segundo discurso, el marxismo propone algo así como la humanización racional de la técnica, para que esta sirva al hombre y no al contrario, lo que es en efecto el caso más común y poco perceptible en la actualidad.

VIII. Herbert Marcuse, “El marxismo y la nueva humanidad: una revolución inacabada”, 171.

IX. Para ver las dificultades de la crítica en la actualidad ver: Axel Honneth, “La idiosincrasia como medio de conocimiento. La crítica de la sociedad en la era del intelectual normalizado”, en Patologías de la razón. Historia y actualidad de la Teoría Critica (Katz Editores, 2009), 195-208.

X. Rubén Jaramillo Vélez, “La postergación de la experiencia de la modernidad en Colombia”, en Colombia: la modernidad postergada (Bogotá: Gerardo Rivas Moreno, 1998).

XI. Herbert Marcuse, “Reexamen del concepto de revolución”, en: Escritos sobre dialéctica y marxismo (Medellín: Ediciones Ennegativo, 2019), 155.

lunes, 20 de mayo de 2019

EDUCACIÓN LINGUISTICA, HERRAMIENTA ESENCIAL PARA UNA EMANCIPACIÓN COMUNICATIVA

Educación lingüística, herramienta esencial para una emancipación comunicativa*

Carlos Lomasdoctor en Filología Hispánica, catedrático de Lengua Castellana y Literatura en el Instituto de Educación Secundaria nº 1 de Gijón (España)

De poco sirve que niños y jóvenes adquieran competencias comunicativas en el aula si allí no aprenden a afrontar las realidades del mundo contemporáneo en tiempos de manipulación política y mediática, y de redes sociales y fake news. Por eso la enseñanza del lenguaje se debe orientar al fomento de una ética democrática de la comunicación que ponga el uso de las palabras al servicio de la libertad, la convivencia o la resolución pacífica de los conflictos.

El profesor Carlos Lomas apuesta por un enfoque comunicativo y sociocultural de la enseñanza de la lengua. Fotos: archivo Unimedios.

Hace tiempo se sabe que “un cuerpo es algo más que una anatomía”, de la misma manera que “el lenguaje es algo más que una gramática”. Sin embargo en los estudios filológicos y en la enseñanza del lenguaje aún persiste una mirada “forense” sobre la lengua, que en vez de entender algo tan obvio como que los usos del lenguaje forman parte de la acción humana y que el objetivo de la educación lingüística es ayudar a las personas a saber hacer cosas con las palabras, sigue insistiendo en la idea de que solo es posible estudiar y aprender una lengua cuando se disecciona a fondo su anatomía y se identifican con precisión sus células gramaticales y sus estructuras sintácticas.

Por fortuna desde hace décadas esta manera tradicional de entender el estudio del lenguaje y la educación lingüística está en declive tanto en la investigación lingüística contemporánea como en las cosas que se hacen en las aulas de la enseñanza primaria y secundaria.

Los enfoques comunicativos y socioculturales de la enseñanza del lenguaje –de los que Colombia fue pionera en 1984– han abierto las puertas a otras maneras de entender la educación lingüística, en las que las prácticas sociales del lenguaje se constituyen en los ejes del quehacer didáctico y de las tareas del aprendizaje lingüístico.

Desde dichos enfoques el objetivo esencial de la educación lingüística ya no es solo el aprendizaje académico (a menudo tan efímero) de los conceptos gramaticales o de las técnicas del análisis sintáctico, sino también, y sobre todo, el aprendizaje de un saber: qué se dice, a quién, cómo y cuándo decirlo, con qué intenciones y efectos, e incluso, a menudo, qué y cuándo callar.

Las palabras y el poder

Cuando se habla (sea cual sea el contenido de lo dicho), las palabras dicen algunas cosas sobre quiénes somos, cuál es nuestro origen geográfico, cuál es nuestro sexo, a qué grupo social pertenecemos, cuánto capital culturalposeemos, cómo entendemos y designamos el mundo. Por ello los usos del lenguaje constituyen un espejo diáfano de la identidad sociocultural de las personas, ya que, al usarlas, ellas reflejan cómo somos, cómo pensamos y cómo deseamos que sea la vida de las personas en una cultura y en una época concreta.

Los enfoques comunicativos y socioculturales de la enseñanza del lenguaje –de los que Colombia fue pionera en 1984– han abierto las puertas a otras maneras de entender la educación lingüística, en las que las prácticas sociales del lenguaje se constituyen en los ejes del quehacer didáctico y de las tareas del aprendizaje lingüístico.

De ahí que el uso de las palabras no sea inocente ni inocuo, ya que el lenguaje no solo nos identifica como seres humanos sino que a la vez contribuye de un modo determinante a la construcción cultural de la identidad de las personas y de sus maneras de entender el mundo. Como escribió hace tiempo Octavio Paz: “Estamos hechos de palabras. Ellas son nuestra única realidad o, al menos, el único testimonio de nuestra realidad. No hay pensamiento sin lenguaje, ni tampoco objeto de conocimiento. No podemos escapar del lenguaje”.

De ahí la importancia de contribuir desde la educación lingüística a la emancipación comunicativa de las personas, fomentando en las aulas la adquisición de las destrezas del habla, de la escucha, de la lectura, de la escritura, del audiovisual o del hipertexto, que hace posible una conducta comunicativa competente y adecuada a los diferentes contextos y situaciones de la comunicación humana.

Tal emancipación comunicativa no consiste solo en el dominio de los usos y formas de la lengua, sino también en la adquisición de una consciencia crítica en torno a los efectos del lenguaje en la vida de las personas y de las sociedades.

Aunque afortunadamente las lenguas son vehículos de comunicación y de convivencia entre las personas, a menudo también son eficaces herramientas al servicio del menosprecio, de las violencias, del engaño, e incluso del silencio. Por eso el énfasis educativo en mejorar las habilidades comunicativas del alumnado no debería disociarse del análisis crítico de los efectos subjetivos y culturales del uso de las palabras, es decir del modo en que los textos orales, escritos, audiovisuales e hipertextuales contribuyen a la construcción ideológica de determinadas versiones y visiones de las personas, de los sexos, de los grupos sociales, de las razas y de las etnias… en definitiva del mundo en que habitamos.

Los usos del lenguaje constituyen un espejo diáfano de la identidad sociocultural de las personas, ya que, al usarlas, ellas reflejan cómo somos, cómo pensamos y cómo deseamos que sea la vida de las personas en una cultura y en una época concreta.

Cuando hacemos cosas con las palabras (hablamos, leemos, escribimos, vemos las noticias o la publicidad e intervenimos en las redes sociales) intercambiamos significados de un innegable contenido ético. Hacer visible el rostro muchas veces oculto de las palabras, y arrebatarle así al lenguaje las máscaras que a menudo ocultan su intención última, constituye un objetivo esencial de una educación lingüística emancipadora que fomenta una lectura inferencial y crítica de todo tipo de textos, incluidos de manera especial esos usos enmascarados y demagógicos del lenguaje cuya finalidad es la justificación de la desigualdad y de la violencia, la manipulación y, en última instancia, la mentira.

Hace tiempo se sabe que “un cuerpo es algo más que una anatomía”, de la misma manera que “el lenguaje es algo más que una gramática”. Sin embargo en los estudios filológicos y en la enseñanza del lenguaje aún persiste una mirada “forense” sobre la lengua, que en vez de entender algo tan obvio como que los usos del lenguaje forman parte de la acción humana y que el objetivo de la educación lingüística es ayudar a las personas a saber hacer cosas con las palabras, sigue insistiendo en la idea de que solo es posible estudiar y aprender una lengua cuando se disecciona a fondo su anatomía y se identifican con precisión sus células gramaticales y sus estructuras sintácticas.

Por fortuna desde hace décadas esta manera tradicional de entender el estudio del lenguaje y la educación lingüística está en declive tanto en la investigación lingüística contemporánea como en las cosas que se hacen en las aulas de la enseñanza primaria y secundaria.

Los enfoques comunicativos y socioculturales de la enseñanza del lenguaje –de los que Colombia fue pionera en 1984– han abierto las puertas a otras maneras de entender la educación lingüística, en las que las prácticas sociales del lenguaje se constituyen en los ejes del quehacer didáctico y de las tareas del aprendizaje lingüístico.

Desde dichos enfoques el objetivo esencial de la educación lingüística ya no es solo el aprendizaje académico (a menudo tan efímero) de los conceptos gramaticales o de las técnicas del análisis sintáctico, sino también, y sobre todo, el aprendizaje de un saber: qué se dice, a quién, cómo y cuándo decirlo, con qué intenciones y efectos, e incluso, a menudo, qué y cuándo callar.

Las palabras y el poder

Cuando se habla (sea cual sea el contenido de lo dicho), las palabras dicen algunas cosas sobre quiénes somos, cuál es nuestro origen geográfico, cuál es nuestro sexo, a qué grupo social pertenecemos, cuánto capital culturalposeemos, cómo entendemos y designamos el mundo. Por ello los usos del lenguaje constituyen un espejo diáfano de la identidad sociocultural de las personas, ya que, al usarlas, ellas reflejan cómo somos, cómo pensamos y cómo deseamos que sea la vida de las personas en una cultura y en una época concreta.

Los enfoques comunicativos y socioculturales de la enseñanza del lenguaje –de los que Colombia fue pionera en 1984– han abierto las puertas a otras maneras de entender la educación lingüística, en las que las prácticas sociales del lenguaje se constituyen en los ejes del quehacer didáctico y de las tareas del aprendizaje lingüístico.

De ahí que el uso de las palabras no sea inocente ni inocuo, ya que el lenguaje no solo nos identifica como seres humanos sino que a la vez contribuye de un modo determinante a la construcción cultural de la identidad de las personas y de sus maneras de entender el mundo. Como escribió hace tiempo Octavio Paz: “Estamos hechos de palabras. Ellas son nuestra única realidad o, al menos, el único testimonio de nuestra realidad. No hay pensamiento sin lenguaje, ni tampoco objeto de conocimiento. No podemos escapar del lenguaje”.

De ahí la importancia de contribuir desde la educación lingüística a la emancipación comunicativa de las personas, fomentando en las aulas la adquisición de las destrezas del habla, de la escucha, de la lectura, de la escritura, del audiovisual o del hipertexto, que hace posible una conducta comunicativa competente y adecuada a los diferentes contextos y situaciones de la comunicación humana.

Tal emancipación comunicativa no consiste solo en el dominio de los usos y formas de la lengua, sino también en la adquisición de una consciencia crítica en torno a los efectos del lenguaje en la vida de las personas y de las sociedades.

Aunque afortunadamente las lenguas son vehículos de comunicación y de convivencia entre las personas, a menudo también son eficaces herramientas al servicio del menosprecio, de las violencias, del engaño, e incluso del silencio. Por eso el énfasis educativo en mejorar las habilidades comunicativas del alumnado no debería disociarse del análisis crítico de los efectos subjetivos y culturales del uso de las palabras, es decir del modo en que los textos orales, escritos, audiovisuales e hipertextuales contribuyen a la construcción ideológica de determinadas versiones y visiones de las personas, de los sexos, de los grupos sociales, de las razas y de las etnias… en definitiva del mundo en que habitamos.

Los usos del lenguaje constituyen un espejo diáfano de la identidad sociocultural de las personas, ya que, al usarlas, ellas reflejan cómo somos, cómo pensamos y cómo deseamos que sea la vida de las personas en una cultura y en una época concreta.

Cuando hacemos cosas con las palabras (hablamos, leemos, escribimos, vemos las noticias o la publicidad e intervenimos en las redes sociales) intercambiamos significados de un innegable contenido ético. Hacer visible el rostro muchas veces oculto de las palabras, y arrebatarle así al lenguaje las máscaras que a menudo ocultan su intención última, constituye un objetivo esencial de una educación lingüística emancipadora que fomenta una lectura inferencial y crítica de todo tipo de textos, incluidos de manera especial esos usos enmascarados y demagógicos del lenguaje cuya finalidad es la justificación de la desigualdad y de la violencia, la manipulación y, en última instancia, la mentira.

Invitado por el Instituto de Investigación en Educación de la Universidad Nacional de Colombia, el catedrático Carlos Lomas, ofreció la conferencia "El poder de las palabras en la educación, en la cual presentó los principales aportes de su experiencia educativa sobre cómo la transformación de las enseñanzas linguísticas contribuye a la mejora de las competencias comunicativas y cómo a través de las palabras se puede establecer una ética en el salón de clases.

El control de la realidad

El filósofo italiano Antonio Gramsci (1891-1937) afirmó que “la realidad está definida con palabras. Por lo tanto, el que controla las palabras controla la realidad”. El aprendizaje de competencias comunicativas en las aulas ha de estar al servicio de una ética democrática de la comunicación, porque, de no ser así, las habilidades lingüísticas adquiridas en los contextos escolares pueden terminar al servicio del menosprecio y de los prejuicios, de la manipulación política, de la alienación televisiva, de la seducción publicitaria, de la verdad de las mentiras…

El mundo de la educación debe impulsar la construcción de comunidades acogedoras, igualitarias e igualadoras, abiertas a la diversidad de las culturas e impulsoras del derecho a las utopías de la equidad, de la libertad y de la democracia en estos tiempos de distopías y de barbarie.

En este contexto, la lectura de la palabra debe hacer posible, como escribiera el pedagogo brasileño Paulo Freire, una lectura del mundo que constituya la antesala de nuestro inalienable derecho a leerlo, a interpretarlo y a escribirlo de otras maneras posibles y deseables.
__________________________________
* Este artículo aborda algunas de las principales ideas contenidas en el libro El poder de las palabras: Enseñanza del lenguaje, educación democrática y ética de la comunicación (Santillana, Bogotá, 2017), del profesor Carlos Lomas.

miércoles, 15 de mayo de 2019

LA CRISIS DE LA ESCUELA LA CRISIS DE LA DEMOCRACIA, GIROUX

“La crisis de la escuela es la crisis de la democracia”

El pedagogo estadounidense Henry Giroux reclama una reforma del sistema educativo para que el pensamiento crítico impregne todas las asignaturas

El profesor Henry Giroux en el patio del Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona. JUAN BARBOSA

ANA TORRES MENÁRGUEZ

Henry Giroux (Providence, 1943), uno de los académicos más reconocidos en Canadá y uno de los impulsores de la llamada pedagogía crítica, tiene un discurso radical sobre los fallos del sistema educativo. Él no habla de los resultados de las pruebas PISA —que miden el conocimiento en ciencias, matemáticas y comprensión lectora de los alumnos de 15 años en los países de la OCDE—. De hecho, cree que las pruebas estandarizadas son una estrategia de la derecha para desviar la atención del "verdadero" problema de la educación: no fomentar el pensamiento crítico para crear ciudadanos "conformistas" que no reclamen nada a las administraciones.

Afincado en Toronto, Giroux es conocido por sus publicaciones conjuntas con Paulo Freire, uno de los pedagogos de referencia del siglo XX por su teoría de la pedagogía del oprimido, donde propone la rebelión de los más desfavorecidos a través del acceso a la educación. Giroux, investigador en la McMaster University de Ontario, fue incluido en la obra Fifty Modern Thinkers on Education: From Piaget to the Present (Routledge, 2002), que nombra a los 50 pensadores que más han contribuido al debate educativo en el siglo XX.

Giroux, que acaba de publicar el libro La guerra del neoliberalismo contra la educación superior (Herder), critica que las universidades están siendo atacadas con recortes continuos en su financiación, especialmente los departamentos de humanidades, para que dejen de ser centros de pensamiento. La semana pasada, tras dar una conferencia en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona, atendió a este diario. 

Pregunta. ¿Qué es la pedagogía crítica?

Respuesta. No es un método que se pueda aplicar en los colegios. Es una revisión del tipo de escuela que queremos. Es un intento por reconocer que la educación es siempre política y el tipo de pedagogía que se usa tiene mucho que ver con la cultura, la autoridad y el poder. La historia que contamos o el futuro que imaginamos se refleja en los contenidos que enseñamos. La pedagogía tal y como está planteada ataca en lugar de educar. Es un sistema opresivo basado en el castigo y en la memorización, que persigue el conformismo. Hay que desarrollar otros métodos que formen alumnos capaces de desafiar las prácticas antidemocráticas en el futuro. 

P. Desde hace unos años, ha habido una ola de innovación educativa que ha transformado muchos colegios. ¿No cree que estén cumpliendo esa función?

R. Las escuelas están siendo atacadas, especialmente desde Gobiernos fascistas y de derechas. En Brasil, Bolsonaro ha animado a los estudiantes a denunciar a los profesores de izquierdas de un supuesto adoctrinamiento y quiere eliminar todas las referencias a Paulo Freire de los temarios. Acaba de anunciar un recorte en las carreras de humanidades como filosofía y sociología para priorizar profesiones que "generen un retorno al contribuyente". La crisis de la escuela es la crisis de la democracia. Los gobiernos de derechas no quieren que la gente piense y la educación tiene un papel central en la lucha contra las narrativas tóxicas y el surgimiento de ideologías ligadas a la supremacía blanca. 

Los exámenes forman parte de un discurso de opresión, son una forma de disciplinar a los alumnos

P. ¿Cómo se puede aterrizar el cambio que propone? ¿Cree que los partidos de izquierda sí están a la altura?

R. Primero el interés tiene que venir de la calle, de la comunidad de vecinos y de los propios profesores. El poder se tiene que tomar la educación en serio. La izquierda es muy estúpida en lo que se refiere a la educación. No se dan cuenta de la importancia que tiene. En Estados Unidos, Obama replicó el programa de los republicanos, el teaching for the test (focalizar la enseñanza en la superación de exámenes estandarizados). Los exámenes forman parte de un discurso de opresión, son una forma de disciplinar a estudiantes y a profesores y restan imaginación a los alumnos. Se tiene que potenciar el diálogo, la construcción de identidades y cómo encajar a los otros, por ejemplo, a la minorías. 

P. ¿Cuál es el peligro de los exámenes?

R. Son una estrategia para hacer ciudadanos menos críticos. A los profesores se les ha dicho que no son intelectuales, que son tecnócratas y que están ahí para medir el conocimiento de los alumnos, que lo que importa son los exámenes. Parece que la evaluación es el centro del sistema educativo. Pero la función de la escuela debería ser conseguir crear ciudadanos tolerantes, con capacidad de diálogo. El colegio es el lugar donde se crean las identidades. ¿Quién quieres ser? Cuando el profesor y los contenidos son incuestionables, están inculcando una forma autoritaria de entender la sociedad. Silenciar las dudas sobre lo que viene dado desde arriba. La derecha sabe tomar ventaja de eso.

P. Canadá es un ejemplo de inclusión en las aulas. ¿Cree que es un referente?

R. Canadá tiene un sistema muy progresista, pero tampoco se salva. En Ontario el nuevo primer ministro, Doug Ford, del partido conservador, ha suprimido las clases de educación sexual y ha obligado a volver al plan de 1990. Quiere centrar el sistema en educar para el trabajo. Los gobiernos transforman la educación en algo que no debería ser. 

Las universidades cada vez funcionan más como empresas. Los estudiantes se han convertido en clientes

P. ¿No cree que las escuelas deben preparar a los alumnos para las habilidades que pide el mercado de trabajo? Van a encontrar un terreno muy competitivo.

R. No les tienen que preparar para el trabajo que tendrán en el futuro, sino para el tipo de sociedad en la que quieren vivir. Te ofrezco las habilidades digitales para que trabajes en Google o en Facebook, pero vivirás en una sociedad fascista e intolerante. Eso no vale. Hay que priorizar que aprendan a ser ciudadanos informados cuando hay partidos de extrema derecha que están ascendiendo al poder.

P. Le podrían acusar de tener una visión demasiado utópica.

R. Sobrevivir no es solo encontrar el trabajo adecuado, es reclamar un buen sistema público de salud o el derecho a una vivienda digna. El sistema escolar, basado en la competitividad entre iguales y en la idea de ganadores y perdedores, enseña a creer que cuando tienes un problema la culpa es tuya. Que los problemas son individuales. Las personas no pueden trasladar los problemas personales a carencias del sistema. Así surgen individuos alienados que se culpan a sí mismos de su situación desgraciada. "No hice lo suficiente en el colegio, por eso me va mal", piensan, en lugar de mirar al estado del bienestar, ver si se está desmantelando. Hay que enseñar a luchar y a exigir a la administración que cumpla sus obligaciones.

P. En su último libro hace una crítica muy dura al trato que dan los Gobiernos a las universidades.

R. Trump ha amenazado con retirar fondos federales de universidades que cree que están copadas por liberales e izquierdistas y ha propuesto reducir el presupuesto educativo en 7.000 millones en 2020. El 70% de los profesores de educación superior en Estados Unidos tienen contratos a media jornada.Eso afecta a su libertad de expresión, piensan que si hablan pueden ser despedidos. Tienen miedo de movilizarse contra la administración. La universidad debería ser un espacio para el diálogo. Las universidades cada vez funcionan más como empresas, no contratan intelectuales para liderarlas, sino CEOs. Los estudiantes se han convertido en clientes. La gente joven es un valor en el que merece la pena invertir, una inversión a largo plazo. Pero los políticos, tanto de izquierdas como de derechas, solo buscan resultados a corto plazo.

miércoles, 1 de mayo de 2019

HALLADO EN CHINA FÓSIL DE HUMANO DENISOVANO DE 160.000 AÑOS

Una misteriosa especie humana conquistó el techo del mundo hace 160.000 años

Hallado en China el fósil de un denisovano, la especie que se cruzó con los 'Homo sapiens' y les pasó genes que les permitieron vivir a gran altitud

NUÑO DOMÍNGUEZ


Científicos chinos y europeos han identificado un fósil como perteneciente a un denisovano, la misteriosa especie humana que pobló Asia hace miles de años y con la que los sapiens tuvimos una corta pero fructífera historia de sexo.

Un estudio publicado hoy en Nature describe los restos —la mitad de una mandíbula inferior y dos molares— que fueron encontrados en 1980 por un monje budista en la cueva de Baishiya, en la provincia china de Gansu, que comprende parte de la meseta tibetana. “Esta cavidad natural está considerada un lugar sagrado y los huesos humanos que aparecen aquí se suelen machacar para hacer medicinas tradicionales con supuestos poderes curativos”, explica Jean-Jacques Hublin, paleoantropólogo del Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva y coautor del estudio. No se sabe por qué, "el monje prefirió salvar los restos y regalárselos al sexto buda viviente de Gung-Thang, una autoridad religiosa, quien a su vez los donó a una universidad china”, explica. Ahora, 39 años después y gracias a la colaboración entre investigadores chinos y europeos, se ha demostrado que el hueso no era de un santo, sino de un denisovano adolescente de sexo desconocido que vivió hace al menos 160.000 años.

Los denisovanos son una especie humana sin rostro. Fueron descubiertos en 2010 y de ellos apenas se conocían cinco restos fósiles de menos de dos centímetros, todos hallados en la cueva rusa de Denisova, al sur de Siberia, que no permiten conocer el aspecto físico de estos humanos. Sin embargo, el frío de la cueva preservó el ADN, lo que ha permitido ensamblar todo su genoma a partir del diminuto diente de una niña. La genética los identificó como una especie hermana de los neandertales que apareció hace unos 400.000 años. Mientras los neandertales ocuparon Europa, los denisovanos se expandieron por Asia.

Después de que los Homo sapiens salieran de África por primera vez, hace unos 100.000 años, se encontraron con los denisovanos y tuvieron sexo e hijos con ellos en varias ocasiones. Fruto de aquellos cruces hay unas gotas de ADN denisovano en los asiáticos, sus descendientes los nativos americanos (un 0,2% del genoma) y los habitantes de Oceanía (hasta el 5%). Por razones desconocidas, los denisovanos se extinguieron hace unos 40.000 años, el mismo destino que siguieron los neandertales en la misma época.

Entrada de la cueva de Baishiya, un santuario budista. D. Z.

El nuevo hallazgo demuestra que los Homo sapiens no fuimos los primeros en ocupar la meseta del Tíbet, el techo del mundo sobre el que se asienta el Himalaya, la cordillera más alta del planeta. El trabajo, coliderado por Fahu Chen, de la Academia de Ciencias China, Dongju Zhang, de la Universidad de Lanzhou, y el equipo de Hublin, ha extraído proteínas de colágeno de uno de los dientes del fósil. Su secuencia de aminoácidos, aunque muy degradada, parece diferente de la de otras especies humanas e identifica los restos como denisovanos. Esto no solo implica que hubo otros humanos que conquistaron la meseta, con una altitud media de 4.500 metros, 120.000 años antes que nosotros, sino que probablemente fueron ellos los que nos pasaron algunas variantes genéticas necesarias para sobrevivir en este entorno hostil con escaso oxígeno, como han demostrado estudios recientes entre pobladores del Himalaya actuales.

“Neandertales y denisovanos vivieron durante cientos de miles de años en Eurasia y se adaptaron a estos entornos. Los humanos modernos llegaron de África y se mezclaron con ellos un poco, lo que les permitió adquirir variantes genéticas ventajosas. Esas variantes se hicieron cada vez más frecuentes. Por ejemplo, el 80% de los tibetanos actuales las portan”, resalta Svante Pääbo, genetista del Max Planck y autor principal de la secuenciación del genoma neandertal y denisovano. "Es muy interesante que se empiecen a encontrar denisovanos más allá de la cueva de Denisova. Presumiblemente ocuparon la mayoría de Asia en el pasado, así que espero que se encuentren muchos más restos en el futuro", comenta el genetista.

La técnica que analiza paleoproteínas puede ser la próxima revolución en evolución humana y probablemente permita aclarar qué aspecto tenían los denisovanos, si es que no lo ha hecho ya. “A juzgar por la mandíbula y lo que sabemos de otros fósiles ya conocidos de China como Maba [sur de China], Xujiayao [norte] y Penghu [Taiwán], que también pueden ser de denisovanos, estamos ante unos humanos muy parecidos a los de la Sima de los Huesos [en Atapuerca, Burgos], con una cabeza grande, los arcos de las cejas muy marcados, dientes voluminosos y frente huidiza”, explica Hublin.

El trabajo también confirma a Asia como una segunda cuna de la evolución humana más allá de África. “En China se conocen muchísimos fósiles humanos raros o inclasificables que ahora podrían ser adscritos a los denisovanos con las nuevas técnicas de análisis de ADN y paleoproteínas”, opina Antonio Rosas, paleoantropólogo del CSIC.

“Nuestra especie, aunque solitaria, es en realidad un crisol de humanidades ya extintas, y esa mezcla ha sido particularmente importante para nuestro éxito actual”, resalta María Martinón-Torres, directora del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana, en Burgos. “Es curiosa la forma en que relatamos siempre como hazañas muchas de nuestras capacidades. Sin embargo, es una cura de humildad descubrir que parte de nuestros superpoderes estaban presentes en otras poblaciones humanas mucho antes que en la nuestra y que de hecho les debemos a ellas su herencia”, destaca.

 
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