domingo, 24 de marzo de 2019

LO QUE PUEDE HACER LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL POR LA EDUCACIÓN

Esto es lo que puede hacer la Inteligencia Artificial por la educación

Esta tecnología, que poco a poco va implantándose en el entorno educativo, ayuda a desdibujar la línea entre la enseñanza formal y el aprendizaje individual, fomentando que cada alumno aprenda a su propio ritmo.

Noelia Hernández


En los próximos años, es probable que los docentes reciban ayuda de la Inteligencia Artificial (IA) con el fin de mejorar la interacción con los alumnos, tanto en el aula como en casa. Así lo afirma el estudio ‘Artificial Intelligence and Life in 2030’ elaborado por la Universidad de Stanford. En él, sus autores analizan la presencia y repercusión de la IA en diferentes ámbitos de la sociedad. En el educativo creen que estas técnicas servirán para desdibujar la línea entre la enseñanza formal en el aula y el aprendizaje individual, de forma que cada alumno vaya a su propio ritmo.


También remarcan que, a estas alturas, esperaban que ese uso ya se hubiera iniciado de una forma normalizada, tanto en colegios como en universidades. Sin embargo, han constatado que no es así a causa de la falta de inversión y de estudios sobre su eficacia.

Mejoras en la enseñanza-aprendizaje

Hay tres aspectos en los que el uso de la Inteligencia Artificial mejorarán los procesos de enseñanza-aprendizaje actuales: gracias ellas se reducirán las tareas repetitivas, se fomentará la educación personalizada y se dará más relevancia al aprendizaje colaborativo.

“El proceso de enseñanza no está exento de tareas repetitivas que roban al profesor tiempo y energía. La IA actual es capaz de automatizar muchas de estas tareas administrativas, como realizar evaluaciones de trabajo en casa o calificaciones de exámenes tipo quiz con una velocidad y precisión mayor que la del profesorado”, explica Carles Sierra, vicedirector del Instituto de Investigación en Inteligencia Artificial del CSIC (IIIA-CSIC).

Al mismo tiempo que evalúa al alumno, esta tecnología también puede identificar lagunas de conocimiento y ofrecerle contenidos para cubrirlas e, incluso, detectar desde el comienzo del curso cuál será la evolución previsible de un estudiante, para actuar en consecuencia.

En este sentido, en el Instituto Tecnológico de Monterrey (México) se ha trabajado durante cinco años en un modelo basado en IA que analizaba tanto la información académica como otra no estructurada (alimentación, calidad del sueño, control del estrés, etc). “Descubrimos que el proceso de aprendizaje tiene una carga conductual importante y, por ello, es posible realizar un pronóstico eficiente del desempeño”, mantiene el doctor Omar Olmos López, uno de los investigadores del proyecto.

Un alumno, un aprendizaje

Esto lleva a la segunda de las aplicaciones de uso de la IA: el aprendizaje personalizado. Un objetivo difícil de llevar a cabo con las técnicas de enseñanza tradicional, pero que se sitúa en el centro del uso de las nuevas tecnologías en el aula. “Algunas aplicaciones de la IA se orientan a diseñar unidades didácticas adaptables dinámicamente al estudiante. Ayuda a proporcionarles itinerarios de aprendizaje, contenidos personalizados y el feedback que cada estudiante necesita”, razona Carme Roig, Coordinadora de Lenguas Extranjeras de la Generalitat de Catalunya.


En cuanto al aprendizaje colaborativo, en el IIIA-CSIC están llevando a cabo un proyecto para desarrollar algoritmos que faciliten el trabajo en equipo. “Hoy por hoy sabemos que los estudiantes aprenden mejor, mantienen el conocimiento más tiempo y tienen una experiencia más satisfactoria cuando trabajan en equipo”, explica Lissette Lemus, gestor de Transferencia de Tecnología del Instituto.

Barreras a salvar

Los beneficios del uso de la IA parecen evidentes. Y un indicador de que estas aplicaciones no tardarán en llegar a las aulas es que grandes empresas como Google y Microsoft ya están poniendo en marcha iniciativas para su desarrollo. Su implantación, sin embargo, no será inmediata.

A la falta de recursos económicos y de datos que constaten su eficacia, se une el hecho de que herramientas como los ordenadores, los teléfonos móviles o las tabletas, todavía no están plenamente integrados en las aulas. Al menos, de forma generalizada. “La implantación de la Inteligencia Artificial en las aulas está directamente relacionada con la implantación de las tecnologías de la información en su sentido más amplio”, mantiene Sierra, que también señala “la reticencia por parte de los centros a utilizar los móviles y las tabletas en las aulas. A pesar de la existencia de soluciones BYOD (Bring your own device), que permiten el uso de dispositivos personales garantizando un acceso limitado a herramientas y aplicaciones”.

La implantación de la IA, por otro lado, provocará un cambio en el rol del docente. No solo porque deberá aumentar sus conocimientos sobre tecnología; también porque podrá centrarse más en el alumno. Es lo que algunos denominan ya el ‘maestro digital’ porque una de sus herramientas de trabajo serán las aplicaciones. “En los próximos años, tendremos aplicaciones que apoyarán mucho a los docentes en la enseñanza. Se vislumbran aplicaciones como rutas de aprendizaje óptimas, geolocalización y servicios académicos, planeación y gestión académica en planteles educativos, entre otras”, describe el doctor Olmos.

¿EXPULSAR O NO LOS CELULARES DE CLASE?

¿Debemos expulsar los teléfonos celulares de las clases?

Celia Rosa Fierro Santillán, Santiago Alfredo Díaz Azuara
México


Lo desconocido nos asusta, es posible que el rechazo de los docentes al uso de teléfonos celulares en las clases esté sustentada en el miedo a perder el control de la clase. La mayoría de los profesores somos migrantes digitales, mientras que nuestros estudiantes son nativos digitales. La sociedad del conocimiento exige en ambos casos aprender ser ciudadanos digitales.

El experto en educación Marc Prensky en una entrevista para CNN en 2001, definió como nativos digitales a las personas que nacieron en una “cultura nueva”, y a los los inmigrantes digitales como pobladores del viejo mundo, que vivieron en una era analógica e inmigraron al mundo digital y desde su punto de vsita luchan más que los nativos para adaptarse al progreso de alta tecnología.

De acuerdo a Wikipedia los nativos digitales son todos aquellos nacidos después de los 1980, mientras que Prensky dice que son los nacidos entre 1995 al 2015 o Generación Z., y los que nacimos entre 1940 y 1980 somos inmigrantes digitales aparte de ser cuidadanos bicentenario y Generación X (60s a 1984).

Los nativos digitales se caracterizan por una manipulacíon al 100% de los objetos electronicos como son las computadoras, videojuegos, cámaras de video, celulares, smartphone, tabletas, entre otros. Han desarrollado una manera de pensar y de entender al mundo distinta a la de la mayoría de sus profesores (nosotros los migrantes). Educados de una forma tradicional, con cases magistrales, obediencia acrítica de la autoridad escolar, con libros y algunas revistas como fuente casi exclusiva de la información, pero con el walkman y discman y unos fabulosos 80s. Por lo tanto, nuestra forma de aprender y entender el mundo tiene una visión distinta a la de nuestros estudiantes.

Lo que si queda claro es que esta situación provoca en muchos profesores una especie de shock mental que impide aprovechar adecuadamente las nuevas tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC)s, mejor conocida como la brecha generacional. A pesar de los esfuerzos de las instituciones por incorporar el uso de las TIC en las aulas, por ahora el principal obstáculo es la resistencia al cambio de parte de los docentes y en algunas ocaciones hasta de las autoridades.

Desafortunadamente hay docentes que se expresan con comentarios como “los estudiantes quieren todo fácil, en mis tiempos … “, “hoy en día todo es bien fácil con las compus”, la preguntas es, si es así ¿Qué les impide hacer las cosas? Es común que al principio del semestre se establezcan las reglas de convivencia en el aula, entre ellas, la prohibición total a los teléfonos celulares de clases. Muchos profesores de mi área, incluso llegan al extremo de exigir a los estudiantes que durante la clase apaguen totalmente sus celulares y puede ser motivo de expulsión de la clase el contestar una llamada. Yo me pregunto ¿Deberíamos realmente llegar a estos excesos?

Algo queda claro, lo desconocido nos asusta y es posible que esta sobrerreacción al uso de teléfonos celulares en las clases esté sustentada en el miedo de los profesores a perder el control de la clase, a que los estudiantes se distraigan jugando videojuegos o consultando redes sociales, a competir con la tecnología por la atención de los alumnos. Marie Curie diría “A nada en la vida se le debe temer. Solo se le debe comprender”.

Consideremos la posibilidad de no prohibir los celulares, sino introducir a nuestros estudiantes y a nosotros en el ejercicio adecuado de los buenos modales como ciudadanos digitales, entendido como las normas de comportamiento con respecto al uso de la tecnología. Más que nativos e inmigrantes digitales, debemos convertirnos en ciudadanos digitales. Un ciudadano digital tiene derechos digitales (ONG Derechos Digitales es una organización no gubernamental chilena, dedicada a la defensa y promoción de los derechos fundamentales en el entorno digital. Fundada en el año 2004) libre expresión, privacidad en línea, acceso al ciberespacio, asociarse en comunidades en línea , acceso a las TIC, a su apropiación, al desarrollo de habilidades digitales, al acceso a la información en línea de forma segura, transparente y privada, así como a la participación a través de medios tecnológicos.

Por lo tanto, el aula debe transformarse en un espacio en donde, entre otras muchas cosas se aprenda y ejerza la ciudadanía digital. Por mi parte desde el principio del semestre mis estudiantes y yo nos tomamos un tiempo para establecer las normas de convivencia en la clase de matemáticas en el aula presencial y virtual; a continuación en listo algunas de ellas, en lo que respecta al uso de TIC.
  • Se permite el uso de teléfonos celulares para comunicarse, en cualquier momento; siempre y cuando se evite interrumpir la clase. Si es necesario, salir del salón para contestar sin tener que pedir permiso al profesor con una seña.
  • Poner el smartphone en modo vibrador en clase.
  • Evitar hacer usos de las redes sociales para chatear mientras se esta en clase.
  • Evitar tomar fotos y video sin autoriacion del profesor y de los compañeros presentes.

Algunos usos inteligentes de los teléfonos inteligentes y las TIC
  • Crear un grupo de whatssapp o facebook, referente a los temas del curso, para mantener un contacto permanente y directo con los estudiantes.
  • Crear un grupo de whatssapp o facebook en cada equipo colaborativo.
  • Consultar en internet conceptos que permitan un mejor entendimiento del tema que estamos viendo.
  • Descargar y usar algunas aplicaciones útiles para el curso: geogebra, calculadora científica, etc.
  • Descargar y usar un sonómetro para medir la intensidad del ruido en el salón de clases, con el fin de que los estudiantes autorregulen el volumen de su voz urante el desarrollo de el trabajo colaborativo.

Como se puede apreciar, las TIC son una oportunidad para enseñar y aprender ciudadanía digital.

jueves, 7 de marzo de 2019

ANSIEDAD FACTOR DE RIESGO PARA EL ABSENTISMO ESCOLAR

La ansiedad es un factor de riesgo para el absentismo escolar
Es importante tratarla a tiempo para evitar que el problema empeore en el futuro

La escasa asistencia escolar o el rechazo a la escuela de niños y jóvenes puede estar relacionado con los trastornos de ansiedad. Identificarlo y tratarlo cuanto antes es importante para evitar problemas académicos, sociales y económicos a lo largo de la vida.


Un equipo de investigación de la Escuela de Medicina de la Universidad de Exeter (Reino Unido) ha revisado los estudios existentes sobre el absentismo escolar, y ha llegado a la conclusión de que la ansiedad podría estar detrás en muchos casos. 

La nueva investigación, que incluye el análisi sistemático de estudios realizados en países de América del Norte, Europa y Asia, mejora la comprensión de la relación que existe entre la ansiedad y una escasa asistencia a la escuela, especialmente cuando no hay excusa. 

Ansiedad, ausentismos y rechazo escolar 

El equipo clasificó la asistencia escolar en las siguientes categorías: ausentismo (es decir, ausencias totales); ausencias justificadas o médicas; ausencias injustificadas o absentismo escolar; y rechazo a la escuela, donde se produce una angustia emocional, a pesar de la conciencia de los padres y maestros. 

Los hallazgos de ocho estudios sugirieron una asociación sorprendente entre el absentismo escolar y la ansiedad, así como el vínculo esperado entre la ansiedad y el rechazo escolar. 

“La ansiedad es un problema importante que no solo afecta la educación de los jóvenes, sino que también puede llevar a peores resultados académicos, sociales y económicos a lo largo de la vida”, explica la autora principal del estudio, Katie Finning, en un comunicado. “Es importante que detectemos las señales de advertencia y apoyemos a nuestros jóvenes lo antes posible”. 

Escasa investigación 

La investigación ha puesto de manifiesto la necesidad urgente de seguir estudiando estas cuestiones para poder “entender mejor cómo dar a los jóvenes el mejor comienzo en la vida", apunta Finning. 

La revisión también ha identificado la falta de investigación de alta calidad en el área. De 4.930 estudios disponibles y revisados, solo 11 cumplieron con los criterios y pudieron incluirse en el análisis. Son necesarios más estudios con seguimientos a largo plazo para desentrañar claramente si la ansiedad conduce a las faltas de asistencia escolar o al revés. 

Precauciones 

"El personal docente y los profesionales de la salud deben estar atentos a la posibilidad de que la ansiedad pueda subyacer a la escasa asistencia escolar”, señala el profesor Tamsin Ford, quien participó en la investigación. “También puede causar muchos síntomas físicos diferentes, como dolores de barriga y de cabeza". 

Muchas situaciones en la escuela pueden provocar ansiedad en los niños, y es importante darse cuenta de que, si bien todos nos sentimos nerviosos por algo, la ansiedad es grave y puede tener un impacto importante en el desarrollo de los niños. 

Es importante entender que la ansiedad puede conducir a impulsos para evitar las situaciones que la producen. Si bien huir de estas circunstancias reduce la ansiedad a corto plazo, el resultado es que se hace más difícil lidiar con ellas más adelante y que el problema empeore. 

La ansiedad es altamente tratable y existen tratamientos efectivos. Se pueden obtener buenos resultados enseñando técnicas de relajación a los pacientes y apoyándolos para demostrarles que sí son capaces de enfrentarse a las situaciones que originan su ansiedad. 
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Referencia 

The association between anxiety and poor attendance at school: A systematic review. K. Finning et al. Child and Adolescent Mental Health, 27 February 2019. DOI: https://doi.org/10.1111/camh.12322.

Fuente: https://www.tendencias21.net/La-ansiedad-es-un-factor-de-riesgo-para-el-absentismo-escolar_a45104.html

sábado, 2 de marzo de 2019

UNA PEDAGOGÍA PARA LA EXCLUSIÓN Y EL OLVIDO


Además del violento disciplinamiento, de la coerción social estatuida y del control externo establecido históricamente por los aparatos represivos del Estado, se han ido instalando otras políticas del cuerpo y otras formas de control y de regulación más sutiles, íntimas e interiorizadas que se remiten al auto-disciplinamiento de los “sujetos sometidos”. 

Julio César Carrión Castro 
Universidad del Tolima 

En términos generales los actuales Estados funcionan como enormes panópticos que buscan disponer siempre de los individuos. Estos son observados, fichados, reseñados y permanentemente ubicados. Los bancos de datos, las instituciones de seguridad, las agencias de información, las centrales de inteligencia dan cuenta pormenorizada de las personas, convirtiendo sus vidas privadas en asuntos de dominio público. Las formas de control de la biopolítica moderna, comprenden además de los números oficiales de identificación personal, los empadronamientos, los censos poblacionales, los fichamientos médicos, de seguridad social, los retenes y requisas policivas, los informes de estados financieros, las declaraciones de renta y patrimonio, las grabaciones y filmaciones en video en las terminales de transporte, en los aeropuertos, en las calles, en los establecimientos públicos y privados, en los bancos, en los centros comerciales, en las empresas y en las instituciones educativas y por supuesto la detección satelital que apoya las acciones del mayor imperio carcelario del mundo. Calculadamente el bio-poder establece, en esta especie de gueto o de campo de concentración universal, no sólo los cronosistemas y rutinas de la gente, sino su total transparencia y desnudez, hasta conseguir la más extrema reducción de los individuos a la condición de rebaños, de animales, con el propósito de lograr un detallado control sobre sus actividades, sus comportamientos y sus vidas.

Además del violento disciplinamiento, de la coerción social estatuida y del control externo establecido históricamente por los aparatos represivos del Estado, se han ido instalando otras políticas del cuerpo y otras formas de control y de regulación más sutiles, íntimas e interiorizadas que se remiten al auto-disciplinamiento de los “sujetos sometidos”.

Los Estados contemporáneos tienen como principal función, según lo investigó Foucault, tomar a cargo la vida entera, ya sea para cuidarla, fomentarla, regularla, controlarla, o para eliminarla. Lo que anteriormente constituía una excepcionalidad, se ha convertido en regla. Ahora no se trata de una “ruptura del orden establecido”, de un “estado de excepción”, sino de las más aterradoras prácticas cotidianas del poder.

En los campos de concentración y de exterminio erigidos por los nazis se estableció la epifanía de este “nuevo orden mundial”. Toda esta regulación poblacional, esta bio-política que pretende reducir el ser humano a su mera animalidad, a la “nuda vida”, tiene su origen en las prácticas efectuadas en los campos de concentración. Giorgio Agamben (2003, 151- 230) ha dicho que es importante comprender que las políticas de exterminio contra los judíos, los gitanos, otras culturas y etnias o contra los comunistas, por parte de los nazis, deben ser inscritas dentro de los mecanismos de la bio-política moderna, sin caer en los encubrimientos o enmascaramientos conceptuales: El haber pretendido restituir al exterminio de los judíos un aura sacrificial mediante el término holocausto es una irresponsable ceguera historiográfica(…) debemos tener el valor de no cubrir con velos sacrificiales, el que los judíos no fueron exterminados en el transcurso de un delirante y gigantesco holocausto sino, literalmente, tal como Hitler había anunciado, ‘como piojos’, es decir, como nuda vida(...) La dimensión en que el exterminio tuvo lugar no es la religión ni el derecho, sino la bio-política.

Todo comenzó por las “razones humanitarias” con que presentó el régimen nazi la aplicación de un extenso programa de eutanasia social que se estableció, en primera instancia, “de buena fe”, para suprimir aquellas vidas “indignas de ser vividas”, como las de los individuos considerados locos, carentes de conciencia, enfermos mentales, idiotas incurables, “deficientes morales”, y otros indeseables y marginados sociales –los que en Colombia hoy muchos denominan “desechables”–, pero que luego continuó contra otros pueblos y culturas, disfrazando sus intencionalidades tras el “argumento” de una supuesta superioridad racial. Fue la conversión de un programa teóricamente humanitario, en una operación de exterminio masivo, de enorme conveniencia para las élites dominantes.

El profesor José A. Zamora (2003, 5) lo precisa: En los campos nazis los prisioneros eran sometidos a un proceso de destrucción de su subjetividad para reducirlos a pura existencia somática. De esta manera se consumaba una lógica de zoologización que comenzaba con la privación del status legal, con la exclusión de la comunidad política y de su marco de derechos, aunque éste respondiera al tratamiento de ciudadanos de segunda clase, y proseguía con el transporte en vagones de ganado, la identificación por medio de un número tatuado, el hacinamiento en barracas similares a establos, el sometimiento a ‘experimentos médicos’ como si se tratara de cobayas, el exterminio con productos químicos antiparásitos, el aprovechamiento industrial de los cadáveres, etc., prácticas todas ellas encaminadas a borrar la humanidad de los prisioneros, a reducirlos a pura animalidad, a mera corporalidad.

El campo de concentración –afirma Agamben (2001)– como puro, absoluto e insuperado espacio biopolítico (fundado en cuanto tal exclusivamente en el estado de excepción) aparece como el paradigma oculto del espacio político de la modernidad, del que tendremos que aprender a reconocer las metamorfosis y los disfraces. No es mucho lo que tendremos que bucear para encontrar la continuidad de estas prácticas en la vida contemporánea.

Edición 625 – Semana del 1º al 7 de marzo de 2019

Fuente: http://viva.org.co/cajavirtual/svc0625/articulo13.html#disqus_thread

viernes, 1 de marzo de 2019

LA SALUD PÚBLICA, ESPACIO DE AMPLIACIÓN DEL MERCADO CAPITALISTA (Y II)

LA SALUD PÚBLICA, ESPACIO DE AMPLIACIÓN DEL MERCADO CAPITALISTA (Y II)

SEGUNDA PARTE:
La vida humana, nuevo mercado capitalista.

“No hay personas o grupos vulnerables”, “las personas y los grupos sociales están en situación de vulnerabilidad porque alguien los ha vuelto vulnerables, porque alguien tiene el poder de volverlos vulnerables”

Susana Wappenstein

Fuente: chilecuida

En la vida social moderna y contemporánea, la Salud Pública es utilizada para ocultar los intereses del sistema de poder, no solo local, nacional, sino el transnacional. La normalización de la vida social tiene como finalidad cumplir con el control, la vigilancia de la vida humana como hecho social y de la propia vida como biología, para bien del sistema capitalista y del Estado en particular.

Varias son las responsabilidades de la Salud Pública, a las que debe hacer frente en el momento actual, y que son compartidas con otras instancias gubernamentales y sociales, entre ellas destaco:

– Responsabilidad de cuidar la salud de las personas trabajadores activos. Poniendo énfasis no solo en los servicios de atención médica, sino de todos aquellos servicios y seguridades que deben estar en los territorios por donde pueda encontrarse un trabajador.

– Velar y prodigar todos los servicios necesarios para mantener una fuerza de trabajo potencial lista para las diferentes necesidades del mercado laboral, y que sirvan como péndulo para el abaratamiento de los salarios reales.

– Facilitar los conocimientos y explicaciones necesarios para ampliar los mercados del consumo; entre las que están: vivienda, alimentación, vestuario, educación, recreación, y prevención de enfermedades y de la muerte prevenible.

– En el nivel del cuidado de la salud y prevención de enfermedades, se abren mercados con increíble flujo de capitales, que tienen el aval de las instituciones internacionales de salud, con las recomendaciones para su uso, entre ellas están: el mercado farmacéutico; el de sustancias antisépticas con jabones, detergentes, ambientales; la tecnología médica utilizada en la valoración biológica; la tecnología curativa, solo para nombrar unas pocas.

Pero las acciones que desarrolla la Salud Pública, a pesar de los beneficios económicos que tienen las empresas privadas, no es el problema mayor, sino que la Salud Pública con sus explicaciones y normas de convivencia humana sirven para controlar, ver, dominar, instrumentalizar a las personas, porque tiene la capacidad de ingresar al interior de los hogares y de las personas, obtienen información que demuestra sus convicciones y creencias, y en caso de no ser coherentes con sus recetas, entonces proceden con la implementación de todo el proceso educativo con las normas establecidas por los organismos nacionales e internacionales, fuera de todo contexto cultural. Esos conocimientos dados por los ‘expertos en salud humana’ ‘animal’ o ‘vegetal’ tienen la obligación de imponer esa verdad, la verdad de la ciencia, la verdad de los otros, como verdad para todos y así moldear las conciencias, con subjetividades para ser receptores de esa verdad, que están llenos de los intereses del Estado o de los otros poderes coexistentes en la nación o de naturaleza trasnacional; estas verdades son repetidas hasta que las personas crean que existe, que es cierto, que no hay duda, hasta que no haya interpretaciones diferentes de los hechos explicados. Buscan y consiguen sofocar, y obscurecer las otras verdades, los otros conocimientos, al conquistar la conciencia, le sujetan, le atan, le enredan, se penetraron en su ser, y él no es quien dice ser, es otro, es el otro con sus discursos. Así consiguen la domesticación, y contribuyen hacia el mismo propósito, el de unir esfuerzos para menguar la capacidad reflexiva de las personas, y perder el espacio de pensar sobre las explicaciones, aceptando con tanta prontitud las acciones que le proponen o que le dan a escoger, creyéndose seres dotados de libertad, y ejerciendo la libertad.

En la búsqueda de nuevos mercados, con base en las expectativas sociales y de las personas en su conjunto, se abre la administración de la vida y del territorio.

Con la modernidad, como parte del cambio de las relaciones de poder, y de las necesidades propias del sistema capitalista, el desarrollo y crecimiento urbano, los nuevos modos y estilos de vida, las formas multitudinarias de convivencia humana en espacios reducidos, requieren nuevas formas de organización de la ciudad y de comportamientos humanos acordes a esas nuevas necesidades del vivir, con nuevas relaciones sociales. Pero aún hay más, el éxito social el de incrementar la esperanza de vida al nacer (EVN) a cifras record en el mundo, según la publicación de la OMS (2018), Japón ocupa el primer lugar con 85,6 años de edad y el último lugar ocupa Lesoto con 52,9 años de edad, a pesar de ello, lo que debió ser en los pueblos primitivos y antiguos de alrededor de 20 a 30 años, demuestra el incremento sustantivo de la EVN. Este fenómeno poblacional, es un detonante social de importancia que conlleva cambios en la dinámica social, de pirámides poblacionales de base ancha, a cúspides cada vez más amplias con bases más estrechas, pero esto implica necesidades diferentes a ser satisfechas, la presencia de enfermedades crónico-degenerativas, la necesidad de cuidados especiales a las personas con edad superiores a los 60 años, entre los que no se puede descartar el de cuidados paliativos y cuidados continuos de manera personalizada; a ello súmese que la forma de producción se modifica debido a lo exigido por la competitividad con el apoyo tecnológico, que requiere de personas con capacitaciones diferentes a las del ayer. El flexitrabajo, se presenta en este escenario como una forma alterna a la organización rígida del trabajo en la forma mercantil, por otra flexible pero de mayor demanda de esfuerzo y entrega por parte del trabajador, ésta forma de trabajo con horario flexible, es un espacio de mayor explotación, de mayor sujeción para la persona. Los objetivos del trabajo no dejan de estar allí como la sombra que acompaña al cuerpo.

La planificación del uso del territorio para los asentamientos poblacionales, se presentan como necesidad urgente de los organismos de gobernanza local, los mismos tienen a su vez varias especificaciones que deben considerar, como la vías de comunicación, la dotación de servicios básicos de saneamiento ambiental, de eliminación de desechos y basuras, dotación de agua segura para el consumo humano, centros educativos, centros de esparcimientos como parques, canchas multiusos para desarrollar el deporte, que son necesidades a cumplir dentro del radio de la ciudad; pero también debe colocar las normas a la ciudadanía que va a utilizar ese espacio territorial y sus servicios; además debe especificarse el costo monetario que deberá cancelar los dueños de los territorios que se beneficien con la plusvalía o con las mejoras de manera directa. Todos ellos están horizontalisados por las recomendaciones o normas de la salud pública, que varios de ellos han sido incorporados en las normas ISO, como elementos validos de calidad de los productos o servicios.

Una preocupación que desde el siglo anterior se encuentra en la mesa de las conversaciones, de las discusiones y de los planteamientos desde diversas instituciones internacionales y nacionales, es la relativa al crecimiento poblacional, con migraciones internas y externas que desbordan las capacidades de los gobiernos nacionales y locales, y con poblaciones flotantes a las que se debe brindar la protección y los servicios correspondientes exigidos por los acuerdos humanitarios internacionales de libre tránsito de las personas. Un tema a tratar es la regulación de cómo va a resolverse la relación entre territorio y las personas que lo habitan de manera definitiva, transitoria, o de paso, a las cuales no solo se debe satisfacer las necesidades propias de ese estar en el territorio, sino que además debe generar procesos que permitan conducir hacia el modelamiento de las acciones individuales coherentes con los objetivos planificados del uso del territorio, sin coerción, sin obstáculos al libre deseo de las personas, asegurando lógicas de consumo para las diferentes exigencias personales. (Guzmán M, G. 2018)

Un espacio, ligado profundamente a la salud mental, aparentemente está resuelto para bien del sistema capitalista, y es el conseguido con las Normas ISO. El trabajo titánico por parte de los intelectuales es evidente es esta estrategia, que intenta ingresar en la intimidad del trabajador y presentarse como algo natural en la vida humana, con un formato visible, aplicado a la calidad de los productos, a través de las NORMAS ISO, con el objetivo de garantizar al comprador una certificación de que ese producto al cumplir esta norma, es de buena calidad. Se muestra como un sistema experto que goza de fiabilidad ciega. Pero ese no es el verdadero plus de las normas ISO, sino el de alcanzar a conciliar la satisfacción del trabajador con el trabajo, buscado por décadas a costos altos y sin buenos resultados. Las normas ISO, establecen que es el trabajador es quien especifica: que es y cómo debe hacer el proceso bajo su responsabilidad, y no el intelectual o técnico, se invierte la pirámide de decisión, de una de arriba hacia abajo, por otra que va desde el trabajador, quien es el principal elemento que indica como debe ser el proceso de producción del cual él es el responsable, y que se siente obligado a cumplir porque él es quien dijo cómo debe hacerse. De esta manera consigue que el trabajo no le sea ajeno a él, sino que al ser su propia creatividad y no una imposición, es su representación, es el mismo, está marcado con su identidad. Así la enajenación del trabajo analizada por Marx, deja de ser tal, en la medida que el trabajador se involucra en la diagramación del propio proceso, que ahora es su proceso, es su creación, su invención, el proceso de trabajo no le es ajeno a él, sino es el mismo proceso ideado por el trabajador, dejando oculto que los beneficios generados por ese trabajo nunca serán suyos, sino de otros, de los inversionistas.

Estos y otros eventos, ingresaron en la esfera de interés del Estado, como una propuesta civilizatoria, la planificación de la vida misma de las personas, para obtener el control y la vigilancia de los procesos íntimos de la vida tanto personal como comunitaria, muy ligados con el accionar de la salud pública, en estos nuevos accionares no prima el bien común, sino otros intereses, que benefician por un lado al sistema capitalista para su existencia, y por otro facilitan la extensión de su ideología y formato civilizatorio a toda la sociedad, pensado como sistema mundo, a través del control del cuerpo de las personas y de las regulaciones sociales.

La Salud Pública se muestra de cuerpo entero como un bien público, que organiza, ejecuta y evalúa los programas, proyectos o políticas, que ha propuesto a las comunidades, o al país en su conjunto, bajo el denominador de prevenir la enfermedad y la muerte. Pero desde esa perspectiva, las acciones de la salud pública, podrán ser equivocadas, o ser contraproducentes para unas colectividades, por eso deben ser reflexionadas, modificadas o retiradas si es del caso; sin embargo, por detrás está la maquinaria capitalista trabajando sin cesar, hasta conseguir que las personas se convenzan de que esos programas, políticas, etc., son las más adecuadas; deben generar creencia y fe en sus recomendaciones, para que las personas y sociedad no opongan resistencia alguna, no haya reflexión y dejen pasar aquello que es de beneficio estricto a la producción capitalista. Por lo anotado, no se trata de las acciones en sí mismas que utiliza la Salud Pública para actuar a favor de la vida de las poblaciones, las que tendrían el sello de ser unas biopolíticas y/o biopoder, sino el sentido y uso que tienen esas mismas acciones cuya finalidad es apoyar y expandir la presencia del poder de dominación e incrementar la acumulación del capital, actuando siempre con los mecanismos de control y vigilancia. Son estos sentidos, usos e intereses que están escondidos detrás de las acciones que plantea la Salud Pública lo que se debe visualizar para reflexionar, comunicar y resistir.

En esta línea, los procesos implementados por la Salud Pública sirven para administrar la mente, con ello alcanzan a representar en la consciencia lo que otros quieren que veamos como natural, como válido, como la solución, y la escogencia de una alternativa de consumo, aparezca como decisión personal libre y voluntaria y no una imposición. Estamos invadidos por las imágenes, por las ideas, por los sonidos, por las luces, por lo colores, etc., que han sido diagramados para responder a los gustos y deseos modelados e impregnados en nuestro cerebro-mente, desde muy temprana edad. Nos han organizado y continúan incesantemente organizando nuestra vida. Estamos cada vez ante una matrix, más desarrollada y compleja, que nos programa, vigila y controla nuestros gustos, nuestras emociones, nuestros sueños y esperanzas.

¡Y nos creemos dueños de nuestra vida, cuando en realidad desde muchos años atrás, representamos una pálida imagen de nuestra individualidad y humanidad!; la sociedad industrial-mercantilizada en la que vivimos, es una sociedad de control, de vigilancia, de disciplinamiento, y regulación, al servicio de la acumulación del capital, para la apertura de nuevos espacios para la expansión de la propiedad privada y de la expoliación humana, para mejorar las formas de consumo, transformando a los humanos en zombis, o en unas marionetas que se mueven al gusto del marionetista, así se construye un mundo de fantasía, creyendo que es la realidad; o, para beneficio del Estado, en su propósito de control de las poblaciones, o para evitar su responsabilidad hasta económica. En fin, nos dominan, y el margen de la libertad en el que nos desenvolvemos, es de una libertad amputada, demarcada para decidir lo que ellos quieren que se decida, que se piense y se diga lo que ellos quieren que se piense y se diga, que se defienda lo que ellos quieren que se defienda, surgiendo “cuerpos controlados políticamente, sumisos moralmente y manipulados genéticamente en las llamadas sociedades virtuales o de comunicación” (Kottow, M. 2010), en las que se constata la aparición de técnicas de poder centradas esencialmente en el cuerpo, en el cuerpo individual, asegurando la distribución espacial y la organización a su alrededor de todo un campo de visibilidad, con técnicas por la que esos cuerpos quedan bajo supervisión y a través del ejercicio y adiestramiento se intenta incrementar su fuerza útil, es decir la aplicación de las tecnologías que se puede llamar tecnología disciplinaria del trabajo. A estas formas se adiciona otra tecnología del poder, que utiliza las del disciplinamiento de los cuerpos, pero que ahora se dirige hacia el hombre/especie, como una totalidad, como hombre vivo, afectada por procesos de conjunto que son propios de la vida como el nacimiento, la muerte, la producción, la enfermedad, etcétera. (Foucault, M. 2014: 217-221)

La libertad esgrimida por el sistema económico capitalista, como forma civilizatoria, va más allá del trabajador, o de las relaciones contractuales inequitativas, e involucra a toda la sociedad de manera planetaria. Todo el mundo vende, todo el mundo compra, se mercantiliza la intimidad de la vida social, el sumun de lo humano, y se transforma en inhumano el formato de existencia en el mundo industrial –mercantilizado-, destruyendo todo indicio de solidaridad. Al final, se ha llegado, no sé, si corresponda al propósito último del mundo del capital, el de transformar la vida misma de las personas en una mercancía, en un mercado libre y abierto, que toma forma en todo lugar, en todo momento, convirtiendo nuestra existencia en una lucha por el dinero como símbolo de poder, de éxito, de respeto, en el que nuestro cuerpo, llámese genética, riñones, cornea, medula ósea, hígado, etc., se pueda comprar en el mercado como cualquier mercancía. Al momento, en nuestros días, a la vista de todos, a sabiendas de todos, solo se requiere de los contactos claves para conseguir los órganos que se necesite. Ya no es sólo una política de Estado, la razón del interés de la vida misma de las personas, es el interés del mercado, para alcanzar mayores réditos económicos. La industria de la Medicina, dorada con los avances científico-técnicos, es utilizada y facilita los procesos de corrupción y propicia los abusos en contra de la humanidad, facilitando el ejercicio del biopoder y la biopolítica es sus formas más avanzadas y ampliadas al de los estados de excepción, cobijándose bajo el paraguas del bien a la humanidad.

Es el momento de decir ¿QUO VADIS Salud Pública? Por eso invito a pensar en una Salud Pública para los humanos al servicio de la humidad y no del capital.

Cada vez se visualiza en unos países más que en otros la presencia de la ‘cuarta revolución industrial, producto de una combinación de tres procesos fundamentales: el nuevo comportamiento del consumidor, la irrupción de la nueva tecnología con la movilidad y la hiperconectividad, la explotación de los datos, la inteligencia artificial y el desarrollo de nuevas infraestructuras como el blockchain o la computación en la nube; y tercero, la emergencia de nuevos modelos de negocio, que surgen del mundo digital sin onerosos legados tecnológicos, laborales o regulatorios’ (Gonzales, J. 2017). Bajo este paraguas, muchas de las ocupaciones, productos y servicios de hoy, podrían ser obsoletos, o no rentables, no habrá trabajo para esa producción o servicio, sin embargo la historia demuestra, que con cada avance tecnológico, se abren nuevas ocupaciones, nuevos servicios, se requieren nuevos trabajadores, y por lo tanto habrá nuevas necesidades.

Por otro lado, los procesos globalizadores con sus formas e intereses aplicados en cada país, la revolución tecnológica, los procesos migratorios, las condiciones naturales, son procesos importantes que influyen sobre la vida de las sociedades, y de manera particular caracterizan el trabajo-empleo de las poblaciones, la inclusión en el proceso productivo y modulan la vida social de los territorios, obligan a pensar a la ocupación de las personas como procesos dinámicos, cambiantes, de múltiples dimensiones, y la necesidad de formas creativas para encarar los procesos de regulación y convivencia armónica, respetuosa, entre todos-as, con el territorio y la naturaleza.

Las ciudades crecen de manera incontrolable, las aglomeraciones son de tanta magnitud, que los servicios básicos –como servicios higiénicos, dotación de agua para consumo humano, o de sitios dedicados para el descanso de las transeúntes- son una necesidad apremiante en las grandes ciudades, los medios de transporte y determinados espacios están atestados de personas, y como consecuencia de estos modos de vida diferente, la presencia de miles de millones de microorganismos se pasean de una persona a otra, con diferente grado de virulencia y patogenicidad, por ello es necesario tener claro y dar la importancia necesaria a la idea de la ‘carga bacteriana’ en los diferentes espacios, y el objetivo de como disminuir, para que esa carga bacteriana que ingrese a las personas sea menor y no produzca la enfermedad. Pero al otro lado, se encuentra la dinámica del crecimiento urbanístico, con un denominador que se observa en su magnitud en las grandes ciudades, correspondiente a la forma aséptica y antiséptica, producto de la propia estructura de la ciudad y de las formas y estilos de vida citadinos; en otras palabras, la biodiversidad microbiana se pierde, y ello trae consecuencias para la salud de millones de personas, entre ellas el cáncer, la hipertensión arterial, la diabetes mellitus tipo II, las alérgicas, la obesidad, para citar unas pocas que están relacionadas con la ausencia de una microbiota fundamental en las personas, súmese a lo anterior que esta forma de vivir contribuye sustantivamente al incremento de la resistencia bacteriana a los antibióticos. Son problemas de salud que tiene relación directa con las decisiones sociales y que involucra a la Salud Pública. A esta situación el mercado capitalista consigue lo suyo, nos dice por un lado que las bacterias son malas para la vida y por otro nos venden los probióticos como solución a los nuevos problemas de salud.

Estamos frente a nuevas exigencias y necesidades, o quizá sean nuevas oportunidades de ocupaciones y servicios ligados al quehacer de la salud pública, que deberían seguir por los derroteros del bien general de la humanidad, y no dorarse para cumplir con los objetivos del sistema capitalista. La Salud Pública debe sentarse a pensar no sólo en lo que no se ha hecho, sino en lo que deberá hacer y comenzar a hacer con la mirada hacia el futuro. Caminar no tan a la saga del tiempo, con una salud pública comprometida y que contribuya efectivamente a los propósitos de una humanidad ligada a la vida en sus diversas manifestaciones, para de esta manera aportar hacia un futuro que orgullosos leguemos a las próximas generaciones.

Referencias bibliográficas

Foucault, M. 2014: Defender la Sociedad. Curso en el Collége de France (1975-1976). Fondo de Cultura Económica. Buenos Aíres.

Gonzales, J. (2017). Cuarta revolución industrial, empleo y estado de bienestar. Real Academia de Ciencias Morales y Políticas. Consultado el: 8/10/2018. Disponible en: http://www.racmyp.es/R/racmyp/docs/anales/A95/A95-7.pdf

Guzmán M. G, (2018), Biopolítica: ¿Qué es y cómo lo explico Michael Foucault. https://psicologiaymente.com/cultura/biopolitica)

Kottow, M. (2010). Salud Pública y Biopolítica. Nuevos Folios de Biopolítica No 2, Universidad de Chile. Escuela de Salud Pública “Salvador Allende”.

OMS. (2018). Países por esperanza de vida al nacer. Publicado en Wikipedia. Consultado el 17/01/2019. Disponible en: https://es.wikipedia.org/wiki/Anexo:Pa%C3%ADses_por_esperanza_de_vida


Fuente: https://ssociologos.com/2019/02/27/la-salud-publica-espacio-de-ampliacion-del-mercado-capitalista/

CONSTRUCCIÓN SOCIAL DE LA SALUD PÚBLICA COMO ESTRATEGIA DE NORMALIZACIÓN (I)


CONSTRUCCIÓN SOCIAL DE LA SALUD PÚBLICA COMO ESTRATEGIA DE NORMALIZACIÓN 
(I)

PRIMERA PARTE: 
La norma en la Salud Pública

Desde las sociedades más antiguas, la Salud Pública fue un espacio de control y vigilancia para las personas y colectividades; y es, en la sociedad capitalista en donde se profundiza esos mecanismos como lo plantea Foucault (2016). Este ensayo, es un intento por colocar unas reflexiones desde el mirar de un médico, con la intención de bosquejar unos trazos que tratan de traslucir la cara oculta que ha sido construida y utilizada hábil y sutilmente, en todos los tiempos y con mayor intensidad en la sociedad capitalista, por los grupos de poder sobre los hombros de la Salud Pública, para esconder los intereses estatales y de los grupos hegemónicos nacionales o transnacionales.

Fuente: saludpublica

¿Es posible la existencia de una Salud Pública, fuera de cualquier norma dirigida a evitar o disminuir los riesgos y peligros en la producción y distribución de enfermedades?. No cabe en mi mente tal posibilidad, más aún cuando los riesgos y peligros para la vida del propio planeta y de los humanos en particular, no solo se circunscriben a determinadas áreas geográficas, sino a una multitud de ellas, sin fronteras, como lo analiza U. Beck (2002) se ha globalizado los riesgos y peligros, se originan en lugares muy distantes en donde se percibe el efecto; por ello, la importancia no solo de acuerdos nacionales y locales, sino inter y transnacionales que tienen la capacidad de tener un efecto protector y previsor de consistencia y validez desde una perspectiva planetaria.

Desde los inicios de la humanidad la vida, la enfermedad y la muerte, debieron ser momentos de asombro, de temor y miedo. Son acontecimientos relativos a la vida misma de los humanos, y siempre en el profundo del ser vivo se encuentra impreso capacidades de sobrevivencia, de protección, del cuidado, de la huida de los riesgos y peligros; solo que la enfermedad y la muerte, debieron aparecer de pronto, en muchas casos sin causa aparente, lo que debió llevar a explicaciones de toda índole, además debieron ser motivo de acuerdos de vida comunitarios en aras de prevenir estos fenómenos negativos. Debido a su naturaleza previsora los humanos pudieron vislumbrar que eventos eran buenos o malos; y como parte de la evolución del sistema nervioso central, en especial del cerebro límbico, las nuevas experiencias debieron mejorar los conocimientos de los eventos que detonaban los mecanismos de miedo, temor, y con ello el de huida, el del escape, el del alejamiento. Esas experiencias debieron impulsar la incorporación de nuevos conocimientos acerca de los eventos indeseados y también con los benéficos, que implican modificaciones en las respuestas por control del neocortex (especialmente lóbulo frontal) sobre la amígdala cerebral, muy útil para la sobrevivencia en virtud de establecer con cierto grado de reflexión la certeza de ubicar a ese evento como negativo o no, y cual la necesidad de huir, de alejarse, de evitar estar en contacto, por presentarse en esa relación directa con la naturaleza y con los demás humanos.

La organización humana, desde muy pronto, en sus clanes, en sus hordas, y tribus, debieron optar por aplicar normas de comportamiento para evitar efectos negativos sobre la persona y sobre toda la comunidad; el Shaman o brujo, no solo protegía a la persona, sino también a toda la comunidad. Este acto de protección, de cuidado, de acciones para eliminar el mal de toda la comunidad y de la persona de manera normada, corresponde a la salud pública, como la salud dirigida a los públicos; que cruza la vida social e influye en las relaciones sociales, estructura comportamientos y norma la convivencia, quien o quienes desacatan eran sujetos de la condena y del castigo.

Hay tantos y bastos análisis realizados por expertos[1] en la Salud Pública, y por organismos como la OMS y OPS[2] sobre la importancia, validez, y actualidad, así como de sus crisis, retos y planteamientos de alternativas a la altura de las necesidades sociales actuales, que son suficientes para complacer los diversos antojos de la mente, y saciar las más diversas inquietudes, pero el objetivo de este trabajo es visualizar la utilización del poder propio de la medicina y de la salud pública, para fines del Estado y privados, ocultándose en la benevolencia de la salud pública como bien humano.

Es necesario unas precisiones de los dos términos implícitos en ‘Salud Pública’ para una mejor comprensión del ámbito al que se refiere el presente escrito. Cuando se dice “público”, se da por supuesto que existe su opuesto el “privado”. Hay tratados sobre este tema, y no es este un espacio para ello, sin embargo se puede asumir que lo público es todo aquello que se relaciona con los grupos o colectividades, y esta fuera, e incumbe a los demás; y, lo privado con lo personal/familiar, que está dentro y es privativo, es decir particular, individual, propio. Desde esta precisión, se puede encontrar un paralelismo con el planteamiento aristotélico del “BIOS” como de la incumbencia colectiva, social, y el “ZOE” como lo orgánico, biológico, individual, propio de los humanos como seres vivos.

Por otro lado, la salud corresponde a un indicador de lo óptimo en la calidad de la vida de las personas y colectividades, así como la enfermedad indicaría el deterioro de esa calidad óptima, y la muerte como el opuesto a la vida, es el fin del sistema vivo, que corresponde al deterioro y colapso del sistema viviente y el fin del proceso vital. La epidemiología y la salud pública se ocupan de estas calidades de la vida, y buscan las explicaciones (epidemiologia) y desarrollan actividades (Salud Pública) para tratar o prevenir la enfermedad y la muerte prematura desde una visión grupal, colectiva.

La OPS/OMS, organismos internacionales encargados de velar por la vida y la salud de las personas da una definición de salud pública, indicando que es una “acción colectiva del Estado y la Sociedad Civil para proteger y mejorar la salud de los individuos y colectividades…por lo que, el Estado no es el único responsable de la salud pública, sino que comparte con el resto de la sociedad, , por cuanto ella se extiende más allá de las tareas propias, y no comprende todo lo que el Estado puede y debe hacer en el campo de la salud” (OPS/OMS/CDC. 2001:3). Así propuesto la salud pública, es un bien colectivo, de allí que, las decisiones para implementar las diferentes acciones deben estar mediadas por la ética que garantice el bien colectivo, sobre cualquier otro interés.

Por estas razones la salud pública debe considerarse como una responsabilidad y práctica social interdisciplinaria para optimizar, controlar, proteger, prevenir enfermedades, y prolongar la vida. Si ese es el propósito y fin de la salud pública, ella es propositiva, altruista, benéfica, que aplica acciones a nivel de grupos de personas o a colectividades más grandes pudiendo ser a nivel de país, continental, o planetario, o lo contrario a zonas geográficas más restringidas. El cumplimiento de esas acciones no sólo requiere de la promulgación de leyes, establecimiento de normas, políticas, programas o proyectos, sino que también es necesaria la participación del Estado, de la sociedad y de las personas; y demanda el ejercicio del poder, quien facilita y garantiza a través de las estructuras sociales su cumplimiento. Esto que parece razonable, es la base misma de la biopolítica, como instrumento de dominación sobre la vida “misma” de las personas, es decir, sobre su cuerpo, sobre su organismo, sobre el ZOE y de forma extensiva a toda la población como masa, esto es, al humano/especie, aplicando el biopoder.

La presencia de la salud pública, podría remontarse a los albores de la humanidad, y su construcción es parte de la historia humana, con su recorrido que avizora el desarrollo y la complejidad propios del sentir, del conocer, del hacer, del ser, del estar; como parte del accionar humano frente a la enfermedad y la muerte, a los malos augurios, a la idea de tranquilidad y paz, ligado al “instinto de conservación de la salud de los pueblos”, y no solamente al del individuo. Milton Terris (OPS.1991), indica que la salud pública en el sentido moderno había comenzado en el siglo XIX en Francia, ello no significa que la humanidad no haya aplicado y normado sus actividades considerando varios aspectos, niveles y competencias, que hoy son claramente expuestas como parte del desarrollo del conocimiento y constituyen segmentos importantes de los componentes de la salud pública actual, las evidencias de los pueblos egipcios, árabes, indostaníes, hebreos, griegos, en América hispana para nombrar unas cuantas culturas, tenían normas acerca de la higiene personal, sobre la alimentación saludable, eliminación de desechos, infraestructura sanitaria, y otras medidas de prevención acerca del agua de consumo humano, el aíre y la tierra, como una muestra del interés y grado de entendimiento existentes desde miles de años atrás.

La salud pública no es una construcción de un momento histórico de la humanidad, sino por el contrario, es producto del proceso humano, de hacerse social, de comprender cada vez más la responsabilidad que tiene cada persona en el momento que reconozco la existencia del otro-otra, como diferente, y la importancia de acordar los comportamientos, para que las diversas posiciones y formas de responder y de actuar no se transformen en un caos o conflicto social, o afecten directamente a la integridad o a la vida de las personas o de los grupos humanos; en ese entorno social la salud pública ha ido construyendo normas que las personas han incorporado a la vida cotidiana, para reproducir desde la persona como individuo, o en el interior de la familia, o de los grupos humanos y comunidades.

Desde los pueblos aborígenes hasta la actualidad, los fenómenos de la vida, de la enfermedad y la muerte han motivado a la humanidad a adquirir conocimientos, a desarrollar herramientas, a comunicarse, y a actuar individual y colectivamente, para responder a las circunstancias cambiantes del entorno natural, individual y social, dando origen a los diferentes modelos teóricos, como la expresión del aprendizaje indisoluble con la necesidad de adaptación, de ajuste e intercambios con el mundo.

En el recorrido de la humanidad, la salud pública, se hizo presente con dos niveles de acción, el uno dirigido al individuo y el otro a la comunidad; desde un inicio, hubo consciencia de estos dos niveles, y por ello empezaron a normar las conductas humanas, las mismas que servían para evitar los daños o enfermedades en la persona, y por otro lado un sinnúmero de normas que permitían proteger a todo el grupo (Freud, S. 1970). En la hora actual, estas dos formas de acción están muy claras y definidas, nadie puede dudar de estas instancias y de la importancia y validez que tienen. La salud pública también ha seguido su camino con ese hacer y hacerse dependiendo de los conocimientos desarrollados en los diferentes momentos históricos de la humanidad, en su dualidad actuando sobre la persona y con acciones colectivas, así nació y sigue su camino, no puede deslindarse de esa doble versión, son las personas como seres individuales las que deben tener comportamiento que garanticen su propia vida saludable, pero también deben tener comportamientos que garanticen la vida saludable de toda la comunidad. Son acciones en varios de los casos muy diferentes, entre los requerimientos individuales a los requerimientos colectivos.

Pero la responsabilidad colectiva, no estaba solamente en la irrestricta aplicación de la norma a nivel individual, sino la organización desde una versión colectiva, dirigidas al conjunto poblacional que comenzaban desde la ubicación y edificación de las viviendas, eliminación de excretas y otros biológicos, y a las propias relaciones sociales de convivencia, que imponían su cumplimiento a través de los tabúes como normas sociales, y posteriormente se fue gestando las formas jurídicas a las cuales las personas no debemos evadir, y más aún estamos sujetos a recibir la penalización por desacato. Es importante reconocer que desde siempre las personas no quieren cumplir con las medidas prescriptas, o actúan sin tener conciencia plena de que sus acciones se relacionan con la salud de los demás; seguramente estos fueron motivos para utilizar “el poder punitivo-coercitivo” y obligar al cumplimiento de lo establecido.

Una parte importante de estas normas están ligadas al temor y miedo que tenían y tenemos ante la enfermedad y la muerte, por ello, las medidas curativas y preventivas debían ser acogidas por las personas y comunidad sin restricción, en este sentido, todas esas acciones, tenían y tienen como objetivo central, el bien colectivo, al preservar la vida, o para prevenir los riesgos y peligros, o para propiciar el mejoramiento de la calidad de vida de las personas, no pueden ser colocadas en segundo plano, o a discreción de las personas, familia o comunidad, debieron y son obligaciones a ser cumplidas en el acto, a sabiendas que en esos inicios, y hasta muy avanzada la organización de las sociedades, la mortalidad, en especial la materno-infantil debió ser demasiada alta, indicando que la esperanza de vida al nacer debió ser muy baja, sin que ello signifique que no haya personas con una alta longevidad.

Desde tiempos inmemoriales de la humanidad, las normas y acciones acerca de la curación y prevención de las enfermedades y de la muerte, que hoy conocemos como Salud Pública, fueron imposiciones a las personas, unas transformadas en formas de vida, transmitidas de generación en generación por la familia y las instituciones sociales existentes en cada momento histórico, y otras que emergieron como parte del entendimiento de la realidad, que implicaban comportamientos a ser considerados por la persona y comunidad. Pero estas acciones siempre fueron formas de biopoder y biopolítica, porque eran planificaciones para controlar, vigilar y someter a través de las normas establecidas en las distintas civilizaciones, a las personas como individuos y a toda la comunidad como colectivos, aunque no responden a las explicaciones sustantivas que realiza Foucault para estos términos.

Todos estos procesos a los que hoy nos encontramos abocados, planteados por la Salud Pública, aparecen como bondades del sistema social y como bien para la humanidad, pero ¿porque reflexionar, si el objetivo es prolongar la vida, mejorar el estado de salud de las poblaciones, no sólo de una persona sino del conjunto social? ¿En dónde está lo malo de querer normar la conducta humana, si tiene como finalidad el preservar la vida?, ¿Por qué pensar mal de la Salud Pública, si pone todo el esfuerzo para facilitar nuestra vida?. La tensión se encuentra, en la dificultad para diferenciar, el límite hasta dónde la implementación de conductas preventivas y de vida saludable corresponden exclusivamente a metas sanitarias de la salud pública y no a otros intereses de diverso orden social, como el de mantener la fuerza laboral en las mejores condiciones de productividad posibles, para ello imponen, fuera de toda reflexión ética posible las normas, disciplinamiento, controles y vigilancia que creen son adecuados para sus fines, y que además, coadyuven y contribuyan a mantener el orden social y la eficacia de la producción material, y a disminuir los gastos económicos y responsabilidades del Estado ante la población; o a beneficiar económicamente a la industria utilizando sus productos como bienes de salud..

Foucault, coloca una serie de cuestiones ligadas a la vida misma de las personas, que sirven de argumento para la aplicación de las nuevas tecnologías de control y vigilancia, ellas son planteadas y reflexionadas como eventos colectivos, y tratadas en términos estadísticos, entre ellos la demografía con la fecundidad, los nacimientos, la mortalidad; y la morbilidad, y con ella también el control de los riesgos físicos, biológicos, sociales, culturales, para colocar en términos médico-epidemiológicos las exclusiones/inclusiones, en una suerte de racismo solapado, disgregando por separación los grupos según nivel de riesgo y ubicando geográficamente las zonas de precariedad y abandono, con los de abundancia y prosperidad, para dirigir diferencialmente las políticas, programas y acciones, utilizando para ello la estrategia de las desigualdades sociales que muestran en el discurso los esfuerzos por dar más a los que tienen menos, dando una imagen de redistribución social de la riqueza en favor de los más necesitados, cuando en realidad se aplica el principio de ‘hacer vivir y dejar morir’. Además utilizan la estrategia del silencio, con ello consiguen callar y anestesiar a las personas, sin que se percaten de que son conejillos de indias para probar el beneficio de un sinnúmero de productos, relativos con el control natal, con la capacidad de reacción ante situaciones de riesgo y peligro, además con las exorbitantes ganancias para estos organismos que es la razón de su interés. Encontraron la ampliación del mercado capitalista, transformando la vida misma de las personas, esto es en el ZOE, en un nuevo mercado, es a lo que Foucault denomina biopoder y biopolítica. (Foucault. 2007)

La salud Pública siempre ha dedicado una parte importante del esfuerzo, en la construcción del miedo, del temor, de la angustia, es decir ha trabajado sobre las emociones básicas y fundamentales necesarias para la sobrevivencia de los sistemas vivos. Y no se trata de aumentar o disminuir esas emociones, porque ellas están estructuradas y organizadas en el sistema nervioso, el trabajo se encuentra en elevar o disminuir la gravedad de los eventos detonantes de esas emociones, o en demostrar que ciertos eventos son beneficiosos o negativos para las personas, independientemente de su efecto real. El trabajo está centrado en la razón, a nivel del neocortex, para conseguir que un determinado evento sea considerado y clasificado con un determinado grado de peligrosidad o de riesgo para la vida o la seguridad de la persona o colectividades. Un recorrido por los discursos desde las instituciones internacionales de salud como la OMS u OPS, dan cuenta de lo expresado, además que esas ideas son potenciadas con una resonancia altísima por los diferentes medios de comunicación.

Esta cualidad humana, el de poder reflexionar ante los eventos para esclarecer cuales son realmente peligroso o no, le hacen un ser especial, que sirve de pilar fundamental para diferenciarse con los demás sistemas vivos que escapan o se ponen a buen recaudo ante la presencia de un evento que le parece nocivo. Pero es esta misma estructura, la que conlleva la propuesta de respuestas preventivas, sean con la huida-escape, o con formas de evitar el contacto o estar previstos cuando el peligro sea de una magnitud que ponga en riesgo la vida, o la integridad de las personas y comunidad.

En la vida diaria de las comunidades, esas experiencias personales de acción ante los peligros y riesgos, sirvieron como la fuente primaria para los acuerdos normados que debieron regir en los grupos humanos, dirigidos hacia los comportamientos y acciones individuales, familiares y comunitarios, con la finalidad de evitar los males en esos niveles individual, familiar y social.

Las enfermedades de distinto orden, pero más las infectocontagiosas estaban y están presentes en el día a día de la humanidad en los distintos lugares y épocas históricas, en la edad media, época no muy distante y que contamos con buena información, la mortalidad por las “pestes” diezmaron a varias poblaciones, el asombro, el temor, el miedo todavía están presentes como parte de la memoria colectiva. De ello se dice que fueron la ira y el enojo de Dios ante el pecado y formas de vida corruptas de los humanos, lo que causo esos males como forma de castigo. En ese contexto, se formuló varias explicaciones y encontraron varios personajes como los chivos expiatorios de esas epidemias, llámense “brujas”, o los despojos humanos: como los mendigos, los extranjeros, los enfermos mentales, los de fisonomía diferente, las prostitutas, los jugadores, etc., etc., los que pagaban con su vida, la ignorancia, la insalubridad y la fe ciega religiosa.

Los conocimientos alcanzados hasta la actualidad, han llevado a nuevas formas de explicación de las enfermedades, y el papel sustantivo de las acciones desde un nivel colectivo, en las que tanto las personas deben asumir comportamientos con formas de vida salubres, como también el desarrollo de estructuras y organización poblacional que tengan como base la disminución de la contaminación, y la garantía de ciudades saludables, con formas de vida respetuosas, dentro de marcos de salubridad, como lo especifica la estrategia de la ‘promoción de la salud’ con políticas públicas saludables, creación de entornos saludables, fortalecimiento de la acción comunitaria, desarrollo de aptitudes personales (estilos de vida), y reorientación de los servicios de salud (Restrepo, H. y Málaga, H. 2001). En todos estos esfuerzos, no se debe olvidar, que también estaban permeando los intereses de los grupos con poder económico-político y las del Estado, para que las normas estén impregnadas de sus intereses como servir de mecanismo para conseguir que las personas tengan un comportamiento de aceptación a las políticas, programas y acciones planteadas desde la salud pública, pero que sirven a otros fines y utilidades de los grupos económicos-sociales. En este accionar, esta la idea de utilizar las necesidades de prevenir o tratar las enfermedades para mejorar la salud y prolongar la vida, para conseguir otros objetivos como es la sumisión y aceptación a las normas, reglamentos y leyes propuestos desde la Salud Pública, sin resistencia de las poblaciones.

La Salud Pública ha sido instrumentalizada para cumplir con los objetivos de contribuir a la civilización capitalista, con su libre mercado, el Dios dinero, y la expansión del poder de dominación; pero también para mantener la fuerza humana de trabajo en condiciones aptas para la acumulación del capital, y las del ejército industrial de reserva; y no sólo desde allí, sino que facilita todos los mecanismos y anclajes para el desarrollo del mercado sobre la vida.

Referencias bibliográficas:

Beck, U. (2002). La Sociedad del Riesgo Global. Ed. Siglo XXI. España. Disponible en: https://es.scribd.com/doc/48346117/Beck-Ulrich-La-Sociedad-Del-Riesgo-Global-LIBRO

Freud, S. (1970). Tótem y Tabú Ed. Alianza Editorial. Madrid-España.

Foucault, M. (2007). Nacimiento de la Biopolítica. Curso en el Collége de France (1978-1979). Fondo de Cultura Económica. Buenos Aíres.

Foucault, M. (2016). La sociedad punitiva. Curso en el Collége de France (1972-1973). Fondo de Cultura Económica. Buenos Aíres.

OPS/OMS/CDC. (2001). La Salud Pública en las Américas: Instrumento para la medición del desempeño de las Funciones esenciales de la Salud Pública.

OPS. (1991). El Desafío de la Epidemiología: Problemas y lecturas seleccionadas. Pub. Cient. No. 505. Washington.

Restrepo, H. y Málaga, H. (2001). Promoción de la Salud: Cómo construir vida saludable. OPS/OMS. Ed. Panamericana. Colombia.
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[1] Entre tantos investigadores y cientistas que se clasifican como los de la “Epidemiología crítica”, tenemos a Jaime Breilh, Edmundo Granda, Asa Cristina Laurel, Vicente Navarro, Naomar de Almeida Filho, quienes parten del cuestionamiento de la hegemonía del modelo biomédico y precisan que los procesos sociales determinan las expresiones de la salud, vida, enfermedad y muerte poblacionales.

[2] La OPS, ya en 1993, edita el texto “Sobre la teoría y práctica de la salud pública: Un debate, múltiples perspectivas”, en el cual se coloca las ponencias, las interpretaciones, sugerencias de los expertos, a partir de la idea de que existe un desfase entre el hacer de la salud pública y las necesidades sociales y del desarrollo de la ciencia y tecnología, y al momento existen un sinnúmero de publicaciones que hacen referencia a formas actualizadas para enfrentar la salud colectiva.

Fuente: https://ssociologos.com/2019/02/24/construccion-social-de-la-salud-publica-como-estrategia-de-normalizacion-i/

 
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