sábado, 31 de diciembre de 2011

HACIA UNA LECTURA SUPERIOR

Imagen: blog.aprendogratis.com

HACIA UNA LECTURA SUPERIOR: LA HABILIDAD DE LEER

Guillermo Manuel Guevara Moya
Betsy Bilbao Carballo
C. Belkis Cárdenas Marrero
Marla Iris Delgado Knight 

Resumen

Leer es un proceso mental, en el que quién lee debe concentrase en lo que el texto está diciendo, al mismo tiempo que indaga, cuestiona y se mantiene una actitud crítica frente al mismo. El problema es que la mayor parte de la lectura que se realiza es acrítica, utilitaria, objetivista y sólo se hace para adquirir información de las generalidades del texto. El reto es enfrentarlo y ganar la batalla de la comprensión, obtener el gozo de expresar que se ha entendido, comprendido, captado sus tesis y los mensajes que el escrito quiere comunicar. Resulta imposible lograr este fin sin antes desarrollar la habilidad de leer. Sin ellas, no hay, naturalmente, lector; sin lector, no es posible que se realice la comunicación por la vía del texto escrito, la cual, en la actualidad, ha alcanzado casi la paridad con la comunicación oral. Por lo tanto sin lector no hay ciudadano contemporáneo. Se forman profesionales en las Universidades de Cuba, dentro de ella los que cursan carreras de corte humanístico que por su perfil y radio de acción, necesitan eliminar dificultades notorias en relación con las competencias lingüísticas. Se hace necesario trabajar en función del desarrollo de la habilidad de leer a través de las correlaciones textuales, pues los estudiantes no saben interpretar correctamente ni extraer la información que pueda ampliar el universo de sus conocimientos con empleo racional del tiempo dedicado a la lectura, la cual se realiza de forma rutinaria, afectando de esta manera su capacidad de aprendizaje y condicionando el papel pasivo del alumno en su propio desarrollo personal.

Palabras claves: Lectura, habilidades, correlaciones textuales.

1.- La lectura en el proceso de comunicación pedagógica.

La comunicación como proceso, la formación y desarrollo de las habilidades en general, así como los antecedentes y la descripción de la enseñanza de habilidades durante el proceso de comunicación pedagógica, y el tratamiento de las correlaciones textuales constituyen la base teórica como proceso, los tipos de lectura, modelos y habilidades para su desarrollo durante la dinámica del proceso de comunicación pedagógica en la Universidad cubana actual.

Definiciones del concepto de comunicación señalan la transmisión de significados B. Berelson, citado por Mazorra, (1999); otros, atribución de significados C. F.Hockett, citado por Mazorra, (1999); algunos se refieren a la eficiencia con que se efectúa la comunicación, Salomón, citado por Mazorra, (1999) y si bien estos son aspectos importantes para establecer la comunicación, no pueden faltar elementos tan necesarios como los que plantean Roda y Beltrán, citados por Mazorra, (1999 P-34), cuando se refiere a que implica un proceso y a la interacción de los individuos en sociedad, lo que proporciona el intercambio entre los seres humanos de sus ideas, sentimientos y experiencias.

Ha de prestarse atención especial a los factores de la comunicación humana: las habilidades comunicativas (prácticas a entrenar, relacionadas con un conjunto de habilidades cognoscitivas y de la propia actividad verbal, tales como: lectura, audición, expresión oral y escrita, resumir, argumentar, definir, comparar, relacionar, dialogar, comentar, discutir, etc.) , las actitudes(predisposiciones con las que se efectúa el proceso comunicativo, tales como: prepotencia, subvaloración del interlocutor, credibilidad, etc.), el nivel de conocimiento (se tiene en cuenta no sólo el nivel de conocimiento acerca del tema, sino sobre el interlocutor) y la posición dentro de un sistema sociocultural (ventajas y desventajas proporcionadas para el diálogo por el propio contexto en el que se desarrolla el proceso de comunicación, por ejemplo la autoridad de que se dispone, la atención de las personas, etc.) Los aspectos de la actividad verbal como habilidades se pueden clasificar en codificadoras (expresión oral y escrita) y decodificadoras (audición y lectura).

Así se puede considerar que la organización cognitiva del vocabulario y el almacenamiento de expresiones, etc., dependen, entre otras cosas, de las características culturales de la comunidad o comunidades donde se ha socializado el individuo y donde se ha producido su aprendizaje. Las competencias sociolingüísticas se refieren a las condiciones socioculturales del uso de la lengua. Mediante su sensibilidad a las convenciones sociales (las normas de cortesía, las normas que ordenan las relaciones entre generaciones, sexos, clases y grupos sociales, la codificación lingüística de determinados rituales fundamentales para el funcionamiento de una comunidad), el componente sociolingüístico afecta considerablemente a toda la comunicación lingüística entre representantes de distintas culturas, aunque puede que los integrantes a menudo no sean conscientes de su influencia.

Las competencias comunicativas tienen que ver con el uso funcional de los recursos lingüísticos (producción de funciones de lengua, de actos de habla) sobre la base de guiones o escenarios de intercambios comunicativos. También tienen que ver con el dominio del discurso, la cohesión y la coherencia, la identificación de tipos y formas de texto, la ironía y la parodia. Respecto a este componente, incluso más que en el caso del componente lingüístico, apenas es necesario resaltar el gran impacto que ejercen las interacciones y los entornos culturales en el que se desarrollan las mencionadas capacidades.

La competencia comunicativa que tiene el estudiantado universitario de la lengua se pone en funcionamiento con la realización de distintas actividades de la lengua que comprenden la comprensión, la expresión, la interacción o la mediación (en concreto, interpretando o traduciendo). Cada uno de estos tipos de actividad se hace posible en relación con textos en forma oral o escrita, o en ambas. Como procesos, la comprensión y la expresión (oral y, en su caso, escrita) son obviamente primarios, porque ambos son necesarios para la interacción. Las actividades de comprensión incluyen la lectura en silencio y la atención a cualquier medio de comunicación.

Tanto en el ámbito educativo como en el profesional, muchas interacciones y actividades de la lengua corresponden al funcionamiento social que es normal en un grupo y no reflejan una conexión con tareas profesionales o de aprendizaje. El ámbito personal individualiza o personaliza las acciones de otros ámbitos. Sin dejar de ser agentes sociales, las personas implicadas se sitúan como individuos que se expresen no sólo en relación con el ámbito profesional, educativo o público del que, en un tiempo y lugar concretos, forme parte su actividad lingüística. 

Existen dos términos muy utilizados en la competencia comunicativa que devienen en estilos de actuación y que incluyen actitudes y rasgos caracterológicos: La asertividad (ser honesto, estar seguro y respetar el derecho ajeno) y la facilitación (congruente, empático).En este sentido después de analizado algunos conceptos de competencia comunicativa. No es más que definirla como la preparación psicológica, lingüística y sociocultural del sujeto lo que implica asumirla como un proceso moldeado, formado y desarrollado a partir de la intervención pedagógica pertinente en el proceso de comunicación pedagógica de todas las disciplinas. Visto en el plano educativo y en consecuencia con estas ideas, se define la competencia comunicativa como La preparación psicológica, lingüística y sociocultural del sujeto que le garantiza la disposición, los recursos y los conocimientos necesarios para una ejecución eficiente y eficaz de la actividad comunicativa en correspondencia con las exigencias de los participantes y de los contextos de actuación. Manzano, M (2007)

2.- La lectura y el proceso de comprensión lectora. Etapas, modelos y habilidades para su desarrollo.

La lectura es puerta de entrada a la información: viajes fantásticos, hechos, situaciones y personajes encerrados en el mundo creado por el autor y sólo cobran vida mediante el cálido y enriquecedor coloquio con el lector, quien irradiado por el conocimiento se nutre intelectualmente y sufre transformaciones. La información contenida en el material leído se integra con los conocimientos previos que posee el lector. El proceso se adapta a los distintos propósitos de lectura, lo que requiere del lector, actuar estratégicamente. (Van Dijk, 2000 (a): 45-46).

¿Qué es leer? Algunos autores consideran a la lectura como una actividad que debe ser realizada en solitaria, silenciosa y como un hecho pasivo, pero entrarían en oposición con el objetivo de nuestros cursos que es que el estudiantado sea capaz de comunicarse efectivamente y con desenvoltura de manera autónoma en español, no le será suficiente la expresión oral. Una persona no puede ser un hablante competente sin ser un lector competente. Imedio, G. (1997); por otra parte, "no puede decirse que se domine una lengua sin saberla leer, es decir, sin comprender sus producciones escritas en cuanto exponentes culturales" Fillola, A. (1994). La lectura siempre ha tenido un papel crucial en la cultura, y en los últimos años se ha convertido en una herramienta indispensable para acceder al enorme caudal de información que nos rodea.

Afirma Bugelski, B. (1974), que “la lectura es el máximo logro del hombre, tal vez el invento más maravilloso de la mente humana y un proceso tan complejo que su interpretación equivaldría a entender cómo trabaja la mente”. Esta afirmación cobra más importancia si tiene en cuenta la estrecha relación entre pensamiento y lenguaje, donde la misma juega un papel primordial, no solo en la lengua materna sino en cualquier idioma. 

La habilidad de leer para extraer información de textos científicos, literarios, sociales o pedagógicos requiere de diferentes aspectos en la interacción lector-texto, del primero se necesitan conocimientos lingüísticos, un amplio universo cultural y estrategias metacognitivas, del segundo se necesita una buena estructura; “Cuanto mejor estructurado esté un texto con arreglo a su unidad y marco textuales, mejor podrá ser comprendido y aprendido por el estudiantado”. 

Para Adam, M. y Starr (1982) “Se entiende por lectura la capacidad de entender un texto escrito”. 

”La lectura es un magnífico instrumento para mantener la actividad mental, leer supone enfrentar nuestros conocimientos con los que proporciona el texto, supone ajustar estas dos realidades con una enorme dosis de construcción personal, donde ésta última se ve mediada por nuestras representaciones mentales que viene siendo algo así como la interpretación mental del acontecimiento o simplemente la apropiación del significado” (Garate, M. 1992). 

Leer es un proceso de interacción entre el lector y el texto, proceso mediante el cual el primero intenta satisfacer los objetivos que guían su lectura y dar sentido a lo que lee para entender. "Entender" significa incorporar elementos nuevos a los que ya se tienen y hacer una interpretación razonable" Giovannini, A. (1996), Acosta, I. (2009). Es decir, un estudiante cuando lee no simplemente descodifica palabras, frases o párrafos, sino que interpreta lo que lee aportando a esta interpretación su conocimiento previo, sus vivencias y sus estrategias de lector en su lengua madre. "De ambos procesos, el semántico y el interpretativo, surge la comprensión integral del mensaje" Fillola, A. (1994). 

La meta del profesorado es "ayudar a los estudiantes a aprender a entender mejor y más fácilmente los mensajes escritos, y a desarrollar la comprensión lectora" Giovannini, A. (1996) para llegar a ser lectores eficientes e independientes de todo tipo de texto, tanto breves como extensos.

En este complejo proceso como se había dicho anteriormente intervienen un conjunto de operaciones. Según Rosetti, citado por Vidal - Abarca (1995), está compuesto por dos componentes esenciales e interrelacionados:
el acceso al léxico,
la comprensión.

El proceso de comprensión lectora, que implica reaccionar inteligentemente ante el contenido del texto, ha sido objeto de innumerables investigaciones, de las cuales han surgido tres modelos generales que tratan de explicar los procedimientos implicados en la lectura, ellos son: el modelo ascendente, el modelo descendente y modelo interactivo. Manzano, M. (2007), Acosta, I (2009)

Los tres coinciden en considerar la lectura como un proceso que tiene lugar a varios niveles. Difieren en la importancia que conceden a los diferentes tipos de análisis.

El modelo ascendente: se considera que el proceso de comprensión parte del reconocimiento de las letras, sílabas, palabras, frases y las relaciones sintácticas que se establecen entre ellas hasta extraer el significado completo. Este proceso es lineal y ascendente, la lectura se entiende como una conducta cuya adquisición equivale al aprendizaje secuencial y jerárquico de una serie de discriminaciones visuales.

El modelo descendente: explica el proceso a la inversa, pues se plantea que el lector se apoya en los conocimientos previos almacenados en su memoria a largo plazo sobre el tema y en sus conocimientos semánticos y sintácticos para anticipar o predecir la información, hipótesis que se confirma o rechaza en la medida en que el lector avanza en el texto. Parte de la elaboración de suposiciones abstractas o globales que se van comprobando en la comprensión de la estructura de oraciones, párrafos o textos.

Los modelos anteriores se complementan con el modelo interactivo, es decir, se integran en este. Consiste en considerar la comprensión lectora como un producto de la interacción simultánea de los datos proporcionados por el texto, de los conocimientos de distintos tipos (saberes culturales, históricos, filosóficos, sociales, identitarios, intelectuales, políticos, científicos) que posee el lector y de las actividades que realiza durante la lectura. En este sentido la comprensión del texto literario se torna más compleja por el carácter del registro artístico, que se basa en un lenguaje metafórico de traslación de sentido donde el procedimiento inferencial es la esencia para rellenar los espacios vacíos que deja la información explícita, descubriendo el significado oculto hasta ese momento. De esta forma, el lector elabora conjeturas que en las siguientes frases se pueden confirmar o refutar. Esta situación lo obliga a emplear nuevas estrategias para enmendar el error. Este modelo destaca como interactúa el destinatario con el texto, apoyándose en los saberes que posee.

El considerar la lectura como proceso interactivo implica; no sólo el aprendizaje de una serie de discriminaciones visuales; lo que no se excluye; sino también el de una serie de estrategias que van a facilitar la combinación de la información proporcionada por el texto y la procedente de los conocimientos del sujeto, de forma que este pueda construir una representación aceptable del significado de aquel y almacenarlo en la memoria para su uso posterior, representación que estimularía la comprensión alcanzada del texto (Roméu, A., 1999: 14).

Las investigaciones más actuales sobre comprensión lectora se sustentan en el modelo interactivo, pues, además de relacionar los dos procesos anteriores, destacan la participación activa que desempeña el lector ante el texto, quien apoyado en el cúmulo de conocimientos que posee sobre el tema busca y da sentido a lo escrito relacionándolo con el contexto. Presumiblemente es dicho modelo, en el que se destaca el papel activo del lector, que unido a los conocimientos, habilidades, y valores que posee, atendiendo al contexto e interactúa con el texto para construir nuevos significados.

Las nuevas concepciones, que ponen frente a la lectura como un proceso interactivo, consideran que se avanza de la mera traducción de signos lingüísticos al pleno convencimiento de que leer es comprender, que el texto tiene autonomía y el lector debe respetar la esencia del significado que posee la intención y finalidad comunicativas, con plena conciencia de que sus conocimientos previos son un factor decisivo en la manera de interpretar el texto y que, finalmente, es capaz de construir significados en un procedimiento totalmente interactivo que culmina con el disfrute de esta actividad, que fortalece el desarrollo del pensamiento crítico y creativo del individuo y lo motiva a crear nuevos textos, consciente de los procedimientos estilísticos, lingüísticos que pudo reconocer en los textos leídos y que será capaz de plasmar en los suyos. Al respecto se afirma que; la lectura es una traducción intralingual del código del emisor al código del receptor, cada lector reinventa códigos porque no lee solamente con sus facultades cognoscitivas sino con toda su personalidad (Florín Gattorno, B. 1999: 73).

La lectura es un proceso de interacción entre pensamiento y lenguaje y la comprensión es la construcción del significado del texto por parte del lector (Dubois, M.E. González, María I., 1999: 64). Los lectores desempeñan un papel activo dentro de ese proceso complejo de solución de problemas en el que el individuo debe seleccionar, predecir y organizar la información del texto basado en su conocimiento previo y el contexto del mismo (Artola González, T. González, María I., 1999: 67).

A la luz de las anteriores concepciones acerca de la lectura, leer es abrir las puertas de tu intelecto al pensamiento creativo del ser humano, actividad interactiva que te nutre intelectual y espiritualmente, cargado con tu universo del saber; (Eco), surge un verdadero constructor de significados. Es una actividad dinámica que promueve el desarrollo de la comprensión, la comunicación y la introspección dando como resultado el crecimiento intelectual y espiritual de la persona.

Todo esto es posible gracias a ese poder, casi mágico, que tienen los libros de acompañar, divertir, estimular a la actividad intelectual, despertar el gusto por el lenguaje, abrir al lector nuevas visiones del hombre y de sus problemas, enriqueciendo, así, su propia vida con la vida de los demás (Barrientos Ruiz-Rujano, Carmen. Libro; Fórum, una técnica de animación a la lectura).

3.- La habilidad de leer según las tipologías textuales. Tipos de lectura.

En lo que corresponde a los tipos de texto, los estudiosos de los procesos de producción e interpretación textual suelen considerar varias estructuras que predisponen su elaboración y su recepción (lectura). De todas ellas las más comunes son las estructuras narrativas, las estructuras expositivas o informativas, las estructuras argumentativas y las estructuras icónicas. Así, un lector empírico debe reconocer tales estructuras para alcanzar una satisfactoria interpretación del texto que lee. En un cuento, por ejemplo, debe reconocer sus personajes, sus partes (inicio, nudo y desenlace) y el ambiente del mismo (tiempo y espacio); mientras que en un texto expositivo, estos elementos en general tienden a ser sometidos a otras intenciones discursivas e incluso a desaparecer, como se puede ver, por ejemplo, en los textos que divulgan un hallazgo científico, en los que sólo se toman en cuenta los eventos y objetos y no tanto la participación humana en ellos. Igual ocurre con los textos argumentativos, en cuya estructura es determinante el esquema lógico premisa conclusión. Mientras que en un texto icónico, el lenguaje verbal entra en una correlación con las imágenes y produce significados en conjunción, por lo que el lector no debe limitarse a la lectura de las palabras, sino ampliar el campo de interpretación a dichas imágenes.

Se considera además que un texto literario (sea narrativo o argumentativo) precisa del lector habilidades para discernir las posibilidades del lenguaje polisémico, y por tanto, posee una complejidad que lo distancia del texto científico o cotidiano, los cuales suelen ser de naturaleza unívoca. Lo anterior, sin embargo, no tiene nada que ver con la complejidad de la lectura, pues un texto de naturaleza sencilla en su construcción debido, por ejemplo, a la familiaridad del lenguaje en que se ha escrito y a su carácter predominantemente unívoco como sería el caso de un texto periodístico informativo, puede ser atacado por el lector de tal forma que su lectura alcance un alto nivel de complejidad; mientras que, por el contrario, un texto complejo, como es el texto literario, puede ser asumido por el lector de una manera elemental y, en consecuencia, su lectura resultará más fácil. Esto suele pasar cuando la gente sólo se limita a tomar la literatura como disciplina con fines recreativos o como pasatiempo, limitándose, por ejemplo, a entretenerse en las intrigas de una novela y no se pregunta por otras cuestiones que el autor prevé como son, por ejemplo, sus implicaciones ideológicas y la relación entre la forma en que está escrita y su significado.

Además de las anteriores particularidades, llamadas esquemáticas en la medida en que subyacen como una especie de horma a determinados tipos de textos, las cuales, como se ha dicho, presuponen diferencias que deben tomarse en cuenta al analizarlos o interpretarlos; los textos en general comparten características en determinados aspectos de su estructura que determinan su interpretación. Así es posible comprender la información explícita de un texto, y no necesariamente interpretarlo adecuadamente, porque para esto se requiere reconocer también elementos implícitos del mismo. Es decir, amén de una lectura literal, esto es, que sólo toma en cuenta lo explícito en el texto, se deben realizar inferencias de aquellos aspectos no evidentes en la superficie, de todos modos marcan su significado y resultan indispensables para su adecuada comprensión. Es lo que se conoce, precisamente, como lectura inferencial. Por último, el lector, sólo realiza la lectura completa del texto cuando es capaz de criticar su contenido y su forma, esto es, cuando reconoce su relación con otros textos y discursos del mundo social. En este nivel es importante determinar las intenciones comunicativas del autor, así como la ideología y los valores que subyacen en el texto, aquello que él intenta hacer con las palabras, lo que siempre está marcado por su formación, su pertinencia a un grupo determinado y sus intereses en función de esa pertinencia.

La comprensión lectora de textos literarios, además de enriquecer el acervo cultural de los estudiantes, debe entenderse como una competencia, ya que supone la puesta en práctica de destrezas y microdestrezas, de habilidades específicas, en combinación con una serie de conocimientos que se materializan en el acto de la lectura. El profesorado ha de proveer didácticamente al alumnado de conocimientos con el fin de facilitar la comprensión lectora.

Conocimientos culturales:
Conocimiento histórico.
Conocimiento sobre el conjunto de la obra del autor con el que se va a trabajar.
Conocimiento de la historia literaria.
Conocimientos especializados:

- Conocimiento de las características del género (previsiones a partir de la idea de macro y superestructura).
- Conocimiento sobre conceptos generales de la teoría literaria.
Conocimientos del código lingüístico:

- Conocimiento lingüístico general.
- Conocimiento lingüístico específico (características del lenguaje literario: polisemia, ambigüedad, sugerencia, expresividad, poca presencia de explicitud, etc.).

La propia estructura de los textos y su organización ofrecen pistas para formular y enseñarlos a formular preguntas sobre el texto. La comprensión lectora es un valiosísimo camino para dominar y fijar una L2, permite el desarrollo de las demás habilidades porque al enriquecer el léxico lo puede utilizar en la expresión oral y escrita, su conocimiento gramatical y dominio lingüístico lo que favorece la comprensión auditiva y que el estudiante sea un lector eficiente. Es muy importante que el profesorado aproveche el trabajo en grupo teniendo en cuenta las concepciones psicopedagógicas del aprendizaje cooperativo para que el objetivo de la actividad de comprensión se logre. También debe saber que la comprensión difiere de un estudiante a otro y de un texto a otro, no se puede pensar que todo el estudiantado desarrollará la habilidad de comprender un mismo texto de la misma forma, ni en el mismo tiempo. 

No debe perderse de vista que el lector tiene un papel activo porque es capaz de hacer un recorrido por el texto, sumergirse en él y emerger fortalecido de la constante interacción con el autor y su obra, da significado al texto porque realiza aportes críticos, valorativos, elabora conclusiones y por consiguiente logra la recreación, el placer estético, la adquisición de nuevos conocimientos y el crecimiento espiritual; simbiosis que simultáneamente le permite ir recreando el texto, interpretarlo, analizarlo desde su óptica particular; sustentando su posición sin perder de vista el respeto que merece el autor y su intención comunicativa, al final también sufre transformaciones. La gran preocupación que se manifiesta es que los educadores viven el problema de la comprensión lectora en sus alumnos, porque no cuentan con las herramientas para hacerle frente, carecen del conocimiento y dominio de las estrategias adecuadas que faciliten la apropiación por parte de los jóvenes y el consiguiente desarrollo de habilidades y destrezas lectoras, siempre que se ponga especial cuidado en la selección del material que esté al alcance del lector, tomando en cuenta algunos factores como: su edad, el contexto sociocultural, su universo del saber.

El educador activo de hoy debe prepararse para emplear las acciones adecuadas para sus alumnos, tomando en cuenta sus particularidades, los distractores a que están expuestos, la facilidad con que otros medios les ofrecen la información. El educador como mediador debe preguntarse cuál es su objetivo fundamental: ¿Quiero convertir a mis alumnos en lectores? o ¿quiero alejarlos de los libros? Dependiendo de la respuesta habrá que sopesar por ejemplo los análisis extensos y tediosos que se aplican en las escuelas para examinar a los alumnos después de la lectura de un libro, que no dejan espacio para el deleite de la obra, provocan la frustración y el desánimo; hay que darle participación activa a los jóvenes en la selección de los libros que desean leer, dejándoles ver las bondades de la buena literatura, sólo que para que como un elemento importante de motivación, para que el alumno desee leer el libro debe provenir de las manos de un maestro lector .

El aprendizaje lecto-escritor supone el desarrollo de procesos, estrategias y habilidades cognitivas generales y específicas, a su vez requiere el conocimiento de un nuevo código de comunicación humana. En las investigaciones se ha demostrado que los alumnos tienen dificultades en el aprendizaje de las materias curriculares a causa de su dificultad en la lectura. De hecho el 90% de las dificultades en el aprendizaje están relacionadas con dificultades en la lectura (Salvador, 1999).

Muchos investigadores se han detenido a estudiar los tipos de lecturas, véase. 
Antich, R. (1988) describe varios tipos de lectura en general, según diversos criterios:
Según el propósito del lector: de información general, de estudio u observación, de búsqueda de información específica y de recreación.
Según el proceso mental: lectura sintética y analítica.
Según su organización pedagógica: en clase y extra-clase.
Según el modo de realización por el alumno: oral o en silencio.
Se profundizará en estas clasificaciones.

Según el objetivo o propósito del lector, la lectura puede ser: 
1- De información general.
2- De estudio u observación.
3- De búsqueda de información específica.
4- De recreación.

De información general: es la que se realiza al leer un texto que se desconoce total o parcialmente, y sobre lo cual se desea obtener conocimientos. Ejemplos: la lectura de noticias del periódico, informaciones científicos o técnicos de tipo divulgatorio, artículo de divulgación general, hechos históricos. Se hace en textos de carácter informativo general, de temas no muy conocidos por el estudiantado. En el trabajo de investigación científica esta lectura se llama también de revisión.
De estudio u observación: tiene lugar cuando se lee detenidamente para aprender y retener los materiales y se caracteriza por ser bastante lenta. Siempre debe mantenerse una primera lectura inicial rápida y silenciosa para captar el todo antes que las partes, requiere prácticamente el ciento por ciento de compresión, ejemplo la lectura de libros de textos, de algunos materiales de referencia que se consultan para estudios.
De búsqueda de información específica: se realiza cuando el tema es conocido en general y el lector desea encontrar lo que proporciona de nuevo, es lo contrario de la lectura de información general. Requiere textos que contengan otros contextos, tales como nombres, fechas, cantidades, acuerdos y conocimientos previos del tema, lo cual se verifica mediante una o dos preguntas previas generales.
De recreación: se realiza con materiales anecdóticos, de contenido humorístico, de ciencia ficción, crónicas de viajes, aventuras, relatos históricos, poemas.

Según el proceso mental la lectura puede ser:
Sintética: puede ser silenciosa u oral. La lectura oral debe proceder a la silenciosa debido a que permite dominar el sistema de sonidos de la lengua y por ende, desarrollar la lectura.
Analítica: se utiliza primeramente para explotar los contenidos lingüísticos tanto fonológicos como léxicos gramaticales; y cumple una función instrumental. En un segundo momento se inicia el trabajo para el desarrollo del mecanismo de inferencia de significado de las palabras, contribuyendo al desarrollo y al enriquecimiento del léxico.

Según la organización pedagógica:
Lectura en clase: esta lectura constituye un aspecto fundamental de los cursos de idiomas.
Lectura extraclase: su objetivo es reforzar el desarrollo de las habilidades, estimular la independencia cognoscitiva de lectura y crear hábitos de trabajo independiente.

Según el modo de realización por el alumno:
Lectura oral: tiene como fin reforzar el conocimiento del sistema de correspondencia grafía - sonido, ejercitar la pronunciación y aprender a leer por grupos de palabras, y se realiza en el nivel elemental del aprendizaje. Esta lectura que realiza el alumno le sirve al profesor en cierta medida para comprobar la comprensión.
Lectura silenciosa: tiene como fin obtener información. Es la que refleja el proceso normal de lectura y se realiza en clase o fuera de ella después de pasado el nivel elemental.

Otros autores como (Schleppegrell y Bowman, 1986; Abbot, G. 1996) mencionan cuatro tipos de lectura: “skimming”, “scanning”, extensiva e intensiva.

La lectura intensiva: es la que se realiza con más asiduidad en la enseñanza de segundas lenguas, a cualquier nivel: se trata de la lectura de textos relativamente cortos con el objetivo central de aprender cierto vocabulario y aspectos gramaticales en función de la comprensión del significado. Su práctica es más enriquecedora si se lleva a cabo en clase. Al seleccionar un texto para desarrollar este tipo de lectura, el profesor en general tiene en cuenta los criterios de extensión y léxico. Se lee de esta manera para obtener información de un texto. Es bastante reflexiva, muy concentrada. Ejemplo: una notificación, un documento, etc.
Lectura extensiva:su objetivo primordial ya no es el vocabulario sino la comprensión global del texto. Se pretende que el estudiantado sea capaz de asimilar la información aunque no conozca todas las palabras que aparecen (Imedio, G.1997).

Al analizar los distintos tipos de lectura se aprecian diferencias en la clasificación dada por los autores citados, sin embargo, todos coinciden que depende de los objetivos que tengan los lectores.

Vargas, T. (1990) considera que los tipos de lectura y procesamiento de información conlleva al estudiantado a realizar un análisis desde los niveles microtemáticos a los macrotemáticos, según la finalidad lectora que se persiga, las mismas pueden ser:
Lectura de presentación: Es aquel sistema de acciones que permiten identificar o valorar de manera rápida el contenido general de un libro u otro material escrito.
Lectura de familiarización: Conjunto de acciones que permiten al alumnado identificar los temas principales tratados por el autor en el capítulo de un libro, el artículo de una revista, periódico o texto, etc. seleccionado por el lector, clasificada también como técnica de lectura rápida.
Lectura de estudio: Este tipo de lectura, se realiza cuando se desea aprender, explicar y recordar posteriormente un tema o capítulo del libro; por lo que lee de manera completa e ininterrumpida todo el texto con la finalidad de identificar las ideas esenciales y secundarias, aclarar su contenido y el de cada epígrafe, jerarquizando los temas y finalmente asumiendo una posición crítica de la lectura.
Lectura rápida y superficial: Se realiza para obtener una información puntual y concreta. Es una lectura selectiva, el lector escoge solamente las partes del texto que le interesan. Ejemplo: ojear la cartelera en un periódico.
Lectura involuntaria: La que se lee generalmente por las calles de manera involuntaria. A lo largo del día se realiza, sin darse cuenta. Ejemplo: la publicidad, los rótulos de las tiendas, etc.

(Alonso, C. 1991) clasifica el tipo de lectura según sea la situación y el texto al cual se enfrentan, aunque se sabe que en todos los casos se realiza la misma operación de captar el contenido del texto. También atendiendo a la diferencia entre los códigos oral y escrito, y siguiendo otros criterios:
Lectura oral: Es la que se hace en voz alta. Tiene sentido cuando se considera como una situación de comunicación oral en la que alguien desea transmitir lo que dice un texto a un receptor determinado. Tiene como objetivo no sólo conseguir una buena oralización, sino atender a la finalidad real de la lectura: la construcción del sentido.
Lectura silenciosa: Es la que se hace sin expresar de viva voz lo leído.
La construcción del sentido del texto es siempre personal. Es el tipo de lectura más frecuente.

Según los objetivos de la comprensión y la velocidad:
Lectura extensiva: Se efectúa por placer o por interés.
Lectura intensiva: Se realiza para obtener información de un texto.
Lectura rápida y superficial: Se lee para obtener información sobre un texto.

Según el tipo de velocidad lectora:
Lectura integral: Cuando se lee todo el texto.
Lectura reflexiva: Es lenta porque implica una comprensión exhaustiva y un análisis minucioso del texto.
Lectura mediana: No es tan lenta y el grado de comprensión es menor que en la reflexiva.
Lectura selectiva: Cuando se escoge solamente partes del texto que contienen la información que se está buscando.
Lectura atenta: Cuando se lee para buscar datos concretos y detalles de interés.
Lectura vistazo: Es superficial que sirve para formarse una idea global del texto.

El Marco Europeo de referencia (2001), considera estos tipos de lecturas:
Lectura globalizada (skimming): pasar la vista por un texto, conformándose con captar la esencia; generalmente, es así como uno lee el diario.
Lectura focalizada (scanning): buscar uno o varios datos incluidos en un texto, sin atender a la totalidad de la información, p. ej., cuando alguien busca en su agenda el teléfono de un amigo.
Lectura extensiva: leer textos largos, buscando una comprensión global, p. ej., cuando se lee una novela en la lengua materna (L1). Este tipo se suele emplear para desarrollar la fluidez.
Lectura intensiva: leer textos para extraer información específi­ca, p. ej., cuando se lee el libro de texto. Este tipo se suele emplear en la L1 para aumentar la corrección.
Lectura crítica: leer con el propósito de evaluar el texto, analizando la calidad literaria, la actitud del autor, etc. Un ejemplo sería cuando el profesor lee un ejercicio escrito por el alumnado.

4.- Factores psico-pedagógicos que inciden en el desarrollo de la habilidad de leer.

El proceso de enseñanza-aprendizaje de idiomas se basa en la teoría general de la actividad verbal. A. V. Petrovski (1982:221) define la actividad verbal como “... el proceso de utilización por el hombre del lenguaje con el fin de trasmitir y asimilar la experiencia histórico-social o el establecimiento de la comunicación o la planificación de sus actividades”.

El desarrollo de la habilidad de leer exige la formación y perfeccionamiento de una serie de habilidades lógicas que se basan en la teoría de la actividad, donde la tarea es la célula de dicha teoría. Sobre la actividad A. N. Leontiev (1981) expresó que no es una reacción, así como tampoco un conjunto de reacciones, sino que es un sistema que posee una estructura, pasos internos, conversiones y desarrollo. El propio autor expresó que “... la actividad son aquellos procesos mediante los cuales el individuo, respondiendo a sus necesidades, se relaciona con la sociedad, aceptando determinada actitud hacia la misma”.

Por otra parte H. Brito (1987) recrea las definiciones de A. N. Leontiev al plantear que toda actividad que lleva a cabo el hombre responde a un motivo que la distingue psicológicamente, que para ser realizada deben alcanzarse determinados objetivos a los cuales se subordinan acciones concretas, las cuales ocurren en dependencia de las condiciones existentes, mediante las operaciones. Por tanto, la realización de una actividad requiere de componentes inductores y ejecutores. (H. Brito, 1989; R. Bermúdez, 1996; H. Fuentes, 2008). Ambos componentes integran las esferas de autorregulación de la personalidad: la motivacional-afectiva y la cognitivo-instrumental. 

Las unidades psíquicas inductoras integran la esfera motivacional-afectiva, las cuales abarcan la orientación motivacional, la expectativa motivacional y el estado de satisfacción. (Estos tres aspectos tienen un papel importante en el proceso de comunicación pedagógica en general y en el de la lectura en particular, porque influyen significativamente en la decisión del lector a comprender lo leído.) La instrumentación ejecutora y los estados cognitivos y metacognitivos integran la esfera cognitivo-instrumental. (H. Brito, 1989; R. Bermúdez, 1996)

Es preciso destacar que la instrumentación ejecutora comprende “... las habilidades, hábitos y capacidades en las cuales se expresa el funcionamiento en general, instrumental del sujeto”. (R. Bermúdez y M. Rodríguez, 1996:2-3)
En la lectura se manifiestan habilidades lógicas con sus respectivas operaciones. Entre ellas, se destacan el análisis y la síntesis, la inducción y la deducción, la observación, la comparación, la identificación y otras que constituyen la base del desarrollo de las habilidades del idioma y las conservan en la memoria del lector para que la lectura se realice de forma eficiente. (S. K. Folomkina, 1988)

A. V. Petrovski (1982:188) define la habilidad como “... el domino de un complejo de acciones psíquicas y prácticas necesarias para la regulación racional de la actividad con ayuda de los conocimientos y hábitos que posee el sujeto”. 

Por otra parte H. Fuentes, (1998) ofrece una consideración didáctica de la habilidad al definir que “... es el modo de interacción del sujeto con los objetos o sujetos en la actividad y la comunicación, es el contenido de las acciones que el sujeto realiza, integrada por un conjunto de operaciones, que tienen un objetivo y que se asimilan en el propio proceso.”

En las definiciones aportadas por A. V. Petrovski y H. Fuentes se aprecian el carácter interactivo de la habilidad. La persona es un ente activo, que utiliza sus conocimientos previos para el desarrollo y la ejecución de las operaciones.
Los conocimientos previos son importantes en el desarrollo del proceso de lectura porque el lector aporta al texto todo su caudal de conocimientos por medio de distintas acciones y operaciones formadas con anterioridad, lo cual facilita la comprensión de la información escrita. En ese proceso, interviene todo el sistema de habilidades de las partes que conforman: la técnica de lectura y la comprensión lectora. 

H. Fuentes (1998) clasifica las habilidades en tres tipos: específicas, lógicas, y del procesamiento de la información y la comunicación. La habilidad de leer se ubica en la última clasificación, por cuanto es la que permite a la persona obtener la información de textos escritos, reelaborarla en forma de resúmenes y socializarla de forma oral y escrita. Aunque se destaca que la habilidad de leer tiene una estrecha relación con las habilidades lógicas, pues la comprensión lectora permite construir conocimientos y forma parte de los procesos fundamentales del pensamiento. 

En la teoría de la actividad un lugar importante lo ocupa el hábito, el cual no es más que “... la acción que por medio de la repetición es llevada a un grado tal de perfección, con el cual dicha acción se realiza de manera correcta, con rapidez, y fácilmente y con un alto resultado cuantitativo y cualitativo”. (P. A. Rudik, 1990:74)

Por su lado A.V. Petrovski (1982:176) lo define como “... la automatización parcial en la ejecución y regulación de movimientos racionales en el hombre...”

Es indudable que las habilidades al relacionarse con los conocimientos y los hábitos, están íntimamente vinculadas con la actividad, estructurada en forma de acciones.

La formación correcta de los hábitos genera logros relevantes en la actuación de la persona: mayor rapidez y calidad en la realización de la acción; desaparecen operaciones aisladas, innecesarias o superfluas; disminuye la tensión y el esfuerzo al actuar, y mayor flexibilidad o variabilidad en la actuación. (H. Brito, 1984) 

Se aprecia la importancia de tener en cuenta los conceptos aportados por los autores citados para todo sistema de ejercicios que pretenda desarrollar las habilidades previstas. En cualquier tipo de lectura, la automatización de operaciones hace más eficiente el proceso de obtención de información y su reproducción.La sistematización en la ejercitación es la repetición ideal de cada fenómeno lingüístico del proceso lector; motor, lógico o lingüístico que garantice la fijación de ese material para su uso de forma duradera y autodidacta.

5.- La habilidad de leer dentro del proceso de comunicación en la Universidad cubana actual. 

En las escuelas cubanas desde hace algunos años, con toda intencionalidad didáctica, se fomenta el enfoque comunicativo y desde diferentes niveles de la formación de los conceptos se potencian los componentes funcionales: la comprensión, el análisis y la construcción de textos de diversas naturalezas y estilos funcionales. Desde el punto de vista didáctico el profesor va jerarquizando en diferentes momentos uno y subordinando el resto indistintamente, en dependencia del objetivo que se esté desarrollando. 

Este enfoque no solo es típico de las clases de Lengua sino que está presente en el actuar didáctico de todas las asignaturas, pues facilitan de forma integradora, el desarrollo de esas habilidades básicas para la adquisición de conocimiento de diferentes materias. No obstante, sí es contenido y medio en los momentos en que la lengua y la literatura se imparten, por lo queadentrarse en sus presupuestos teóricos y metodológicos debe constituir una meta profesional de todos los pedagogos en los diferentes grados y enseñanzas. 

Cuando se prioriza el componente funcional de la comprensión, se profundiza en que se alcancen niveles superiores de lectura, entendiendo que leer es comprender, en la medida en que elreceptor de un texto se convierta en lector u oyente, sea capaz de percibirlo fonológicamente y descubra el significado de las palabras y las relaciones que existen entre ellas, las redes y campos semánticos que se tejen y destejen, con el andar lector, devenido de la arquitectura textual con que lo ha construido el autor; y esto se logra a partir de la lectura. Es hacia ello, y en particular a la lectura oral, que se encauza este trabajo, pues es propósito reflexionar acerca de las posibilidades comunicativas que se alcanzan mediante el ejercicio de la lectura en alta voz. Siempre que se realiza algo a los individuos los mueve un fin, un propósito, una aspiración, un objetivo. ¿Por qué enseñar? ¿Para qué aprenderlo? Son preguntas que muchos y muchas veces los docentes se formulan. 

Carlos Álvarez de Zayas, en su libro Didáctica; la escuela en la vida, al referirse a los componentes del proceso docente-educativo considera como tales: 
El aprendizaje, la enseñanza y la materia de estudio, sobre la cual trabajan los estudiantes y el profesor. No obstante, estudios más profundos lo llevaron a plantearse un componente esencial del proceso docente-educativo, considerado por él como el primero y relacionado con el objeto y objetivo. Es decir, el objeto es el portador del problema y el objetivo es la aspiración, lo que se pretende alcanzar en la formación de las nuevas y futuras generaciones. 

El problema, este que se denomina encargo social y que consiste en preparar a los ciudadanos de esa sociedad (de su sociedad) tanto en sus pensamientos como sentimientos.

Es por eso que más de una vez, han aparecido en entornos docentes interrogantes como:
¿Realizan una correcta lectura oral los alumnos?
¿Se les han ofrecido los instrumentos o las herramientas suficientes para una buena lectura oral?
¿Cómo aspiran los profesores que lean los educandos?
¿Se ha contribuido al desarrollo de la habilidad de leer?

Enseñar es una manera excelente de aprender y los maestros en este ejercicio pedagógico tienen que ser ejemplo de disciplina y dedicación en el arte de leer en alta voz. 

Para aprender, apreciar y comprender un texto, lo esencial es leer. Resulta cierto que la lectura es uno de los principales ejercicios en las escuelas; aún no es suficiente el tiempo que se le dedica a esta importante actividad y se activa más en las asignaturas relacionadas con la lengua y la literatura, aunque se intensifica y estimula a sistematizar en todos los años y carreras,también se debe incentivar de forma independiente, porque la lectura es un arte, y como tal tiene que ser enseñada a los demás. No hay nada insignificante o minúsculo en el gran asunto de la educación y la lectura es uno de los elementos de la instrucción que durante toda la vida los individuos van a emplear y el utilizarlo bien les ofrecerá valiosas oportunidades y positivos resultados en los diversos escenarios. 

Algunos muy buenos lectores, aquellos que leen con perfecta corrección, sin cometer cambios, adiciones, omisiones, con fluidez, en un tiempo moderado, preciso, casi conversacional y con la expresividad y entonación que el texto y el contexto en que se lee necesitan, es posible que lo hayan adquirido por herencia familiar o en la escuela. De cualquier manera los patrones a imitardeben existir, los buenos patrones están en escuelas, hogares, instituciones solo que hay que mantener la exigencia de tan digno acto en todo momento y circunstancia. 

Leer bien un texto o una obra y representarla o dramatizarla, son cosas diferentes. El actor solo tendría que representar un papel; sin embargo, el lector los representa todos. “El actor es un solista que toca en una orquesta; el lector es toda la orquesta”. 

En la primera parte del proceso de la lectura, el alumno recibe las impresiones hasta el límite de sus capacidades de receptividad y comprensión, y en la segunda parte de este proceso es capaz de comparar, formarse juicios y hasta llegar a concretar una firme impresión acerca de lo leído. No todos los alumnos llegarán a ser lectores críticos, profundos, que expresen sus descubrimientos o impresiones lectoras; pero sí se puede contribuir a la formación de lectores inteligentes, analíticos, que disfruten del arte de la lectura y del placer que significa la lectura. Gancedo Álvarez, K y Carrasco Medina, J. (2004)

En las carreras de corte humanístico, sin lugar a dudas, el cultivar de forma consciente la habilidad de leer, la formación de lectores críticos, resulta de gran importancia, es por ello que se considera que el tratamiento a la misma, no debe ser exclusivo de la asignatura, de una asignatura u otra, pues el resto de las que recibe el estudiante también necesitan de su desarrollo dentro del proceso de comunicación pedagógica. 

Lo que caracteriza a una persona competente en el uso de las habilidades lingüísticas recae en la posibilidad que esta persona tiene de adaptar dichas habilidades a diversos propósitos y circunstancias. Esto aboga por diversificar en la enseñanza superior las experiencias educativas que se propone a los estudiantes con la finalidad de ampliar su competencia comunicativa en todos los ámbitos. 

El docente debe explorar los verdaderos intereses del estudiante porque puede presentar desmotivación hacia contenidos como por ejemplo en este caso del desarrollo de la habilidad de leer. Deben realizarse actividades donde se vean reflejados, donde estén presentes sus amigos, sus familiares y los docentes que inciden en él, para lograr la emotividad en sus vidas, presentando situaciones donde lleguen a una solución. 

En Cuba, en los nuevos enfoques de enseñanza de la lengua, ha cobrado auge una nueva perspectiva discursiva e interactiva de la significación para la interpretación del mundo natural, social y cultural. La que plantea la necesidad de asumir la enseñanza centrada en los procesos de comprensión y construcción de significados, y estudiar la lengua a partir de su uso en contextos de significación por lo que su estudio se debe hacer extensivo a todas las asignaturas del currículo.

6.- A modo de conclusiones.

El desarrollo de la habilidad de leer es primordial en el proceso de comunicación y los resultados del diagnóstico evidenciaron bajos niveles de desarrollo y limitaciones en el tratamiento de esta habilidad en el proceso de comunicación pedagógica en el estudiantado Universitaria.

Generalizar en la práctica pedagógica los postulados comunicativos propuestos para el desarrollo de la habilidad de leer en el estudiantado que cursa estudios universitarios.

Contextualizar a otras carreras del perfil científico enriqueciendo loas habilidades lectoras de manera creadora con la integración del resto de las habilidades comunicativas.

Determinar el nivel de desarrollo de las restantes habilidades lingüísticas durante el proceso de comunicación pedagógica proponiendo acciones para el desarrollo de las mismas.

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Fuente: Manuel Guevara Moya. G,.: "HACIA UNA LECTURA SUPERIOR: LA HABILIDAD DE LEER ", en Contribuciones a las Ciencias Sociales, diciembre 2011, www.eumed.net/rev/cccss/16/

viernes, 30 de diciembre de 2011

Cervantes y el fomento de un nuevo tipo de lector y de lectura

Imagen: sapereaude3.blogspot.com


Cervantes y el fomento de un nuevo tipo de lector y de lectura. Notas para una Teoría de la lectura reflexiva en el Quijote. 1

"El problema que me ocupa desde hace decenios es éste: ¿qué es propiamente leer?” 
(H.G. Gadamer)

“Los lectores son viajeros, circulan sobre tierras ajenas, nómadas que cazan furtivamente en campos que no han escrito”.
Michel de Certau. “Lire”.


Boletín Redipe 803 de la Red Iberoamericana de Pedagogía 

La narrativa y también el teatro de Miguel de Cervantes Saavedra se distinguen, entre muchos méritos, por su carácter profundamente  reflexivo y autorreflexivo. En este sentido decimos que son obras  metaficcionales, obras literarias en las que se hacen comentarios sobre las mismas obras y/o en las que se insertan otras obras literarias del mismo género o de géneros distintos ya sea drama, poesía o novela corta. Esto se manifiesta en varios niveles que van desde una pieza intercalada en otra (ficción dentro de la ficción), hasta tematizaciones o tomas de conciencia momentáneas dentro de la novela.

Para el cineasta mexicano Lauro Zavala la metaficción “es la forma más elaborada de ironía ficcional. Todas las vanguardias tienden a ser  metaficcionales, es decir, a cuestionar sus propias condiciones de posibilidad. Y lo hacen convirtiendo el acto de leer y escribir en el tema de la misma ficción. La metaficción crea su propia verosimilitud. Aquí estamos hablando del Quijote, donde a cada momento se tematizan la misma novela, sus personajes y sus lectores.”2

En efecto, la novela Don Quijote se caracteriza, entre muchos aspectos, por ser un prototipo de obra en la que se intertextualizan varios niveles que muestran la manera como el autor va registrando su proceso de  escritura. Hay en ella una pluralidad de niveles creada conscientemente por el autor. Es más, el mismo Cervantes se nos revela ingeniosamente en el mismo proceso de escritura del Quijote. Hay una preocupación, una conciencia manifiesta por parte del autor o el narrador hacia su creación, y por ende, una preocupación consciente para atraer la atención del lector hacia dicha creación. De esta manera se hace un

llamado a una especie de comunicación en la que tanto el autor como el lector reflexionan sobre el proceso de producción y recepción del texto literario. En otras palabras, en el interior del texto artístico se presenta una relación ialógica consciente entre el narrador (y/o autor) y el lector. Una reflexión o toma de conciencia sobre lo que se está narrando. Paralelamente, una invitación por parte del autor y/o narrador al lector a  compartir con sus propias reflexiones sobre la escritura del texto literario. Todo este proceso de subversión consciente de niveles hacen parte del juego literario y, antes de demeritar el carácter ficticio del texto, lo engrandecen, al punto de convertirlo en texto fundacional de la narrativa moderna.


La relación dialógica interna de los distintos elementos del texto (autor, narradores, personajes, textos, etc.) se puede apreciar mejor si la vemos desde un plano intertextual. Al hablar de intertextualidad estoy haciendo referencia no a una simple adición de textos, sino al sentido en que el concepto es formulado por primera vez por Julia Kristeva, es decir, intertextualidad como un trabajo de absorción y de transformación de otros textos por un texto.

La importancia de apreciar tanto la relación dialógica interna como la intertextual radica en el hecho de que nos permite fijar la atención no sólo en el fenómeno de la producción del texto sino en el proceso mismo de la lectura-recepción. Dentro de este diálogo intertextual, ninguno de los intertextos utilizados funcionan como entidades plenas. No son textos cuya esencia se pueda decir que está hecha sólo de ellos mismos: obedecen a una pluralidad semántica y semiótica procedente de otros textos y/o con-textos. Un texto es producto de otro texto, de otros códigos significativos. Es precisamente esa reflexividad, esa tematización o toma de conciencia lo que hace del texto y de los textos internos una especie de reflexión metaficcional. Cervantes es
particularmente consciente de la importancia de esta técnica e invita y atrae la atención e interés de lector. Esto lo vemos justamente en el mismísimo prólogo de la Primera Parte: 

Desocupado lector: sin juramento (“sin jurar en vano”) me podrás creer que quisiera que este libro, como hijo del entendimiento, fuera el más hermoso, el más gallardo y más discreto que pudiera imaginarse. Pero no he podido yo contravenir al orden de naturaleza, que en ella cada cosa engendra su semejante. Y, así, ¿qué podía engendrar el estéril y mal cultivado ingenio mío, sino la historia de un hijo seco, avellanado, antojadizo y lleno de pensamientos varios y nunca imaginados de otro alguno, bien como quien se engendró en una cárcel, donde toda incomodidad tiene su asiento y donde todo triste ruido hace su habitación?” (Prólogo, Parte I)

Cervantes, con una “irónica humildad”, se propone desde el mismo prólogo, captar la atención del lector. Lo invita, o mejor, lo atrapa, para que juntos puedan penetrar, a través de un ingenioso proceso de lectura en ese mundo de ideas y de “pensamientos varios y nunca imaginados de otro alguno”. Cervantes invita directamente al “desocupado” lector. a aquel que “no tenga afán” y por el contrario, disponga del tiempo necesario para lanzarse a la aventura de seguir las ingeniosas aventuras de Don Quijote y Sancho. A partir de esta genial invitación que Cervantes hace al lector para que centre su atención no sólo en el texto que está leyendo sino en la manera misma como se va produciendo dicho texto.

De lo anterior se deduce que Cervantes también es consciente de la necesidad de fomentar un nuevo tipo de lector y de lectura que entre en ruptura con el lector privado de la novelística anterior al siglo XVII y muy particularmente con el lector de las novelas de caballería. Un lector para quien la única lectura posible era la de dar una ilusión de realidad. A este respecto el filósofo colombiano Estanislao Zuleta observaba como Cervantes “de una manera maliciosa, escoge, precisamente, las novelas de caballería porque es un texto que no tiene participacion colectiva, es decir, funciona como un delirio privado.”3 Es justamente por esto que Cervantes, consciente de la importancia de las interpretaciones y multiplicación de los textos, recrea en el Quijote, toda una gama compleja de autores, narradores, personajes, textos, interpretaciones, versiones, y por supuesto de lectores internos. Todo esto en cierta manera lleva al lector a ejercitar una lectura activa, ávida, reflexiva, de la novela; precisamente porque la problematización de la lectura es uno de los temas centrales de la escritura de Cervantes.

Zuleta comenta cómo dos siglos después de Cervantes el filósofo alemán Nietzsche (al final del prólogo de su Genealogía de la moral (1870), decía que el hombre moderno es el hombre que está de afán, que quiere
rápidamente asimilar; "por el contrario, decía Nietzsche, mi obra requiere de lectores que tengan carácter de vacas, que sean capaces de rumiar, de estar tranquilos''. Tanto Cervantes como Nietzsche eran conscientes de que la lectura requiere de tiempo para poder interpretar y descodificar el contenido del texto a partir de una lectura (y aquí parafraseo a Zuleta) “lenta, cuidadosa y “rumiante”. Nietzsche, al igual que Cervantes se oponían a la concepción instrumentalista de la lectura: leer no es recibir, consumir, adquirir, leer es trabajar (lector “desocupado” que trabaja con la lectura).

Desde el prólogo del Quijote de 1605 Cervantes inicia e invita al lector a una lectura dialógica y reflexiva del Quijote. Digamos de paso que el mismo prólogo tiene un carácter autorreflexivo y, es también, una parodia burlesca de los prólogos de los libros de caballería. Llama la atención el que paradógicmente asevere que le costó mucha dificultad escribirlo: Solo quisiera dártela monda y desnuda, sin el ornato de prólogo, ni de la inumerabilidad y catálogo de los acostumbrados sonetos, epigramas y elogios que al principio de los libros suelen ponerse. Porque te sé decir que, aunque me costó algún trabajo componerla, ninguno tuve por mayor que hacer esta prefación (este prólogo) que vas leyendo. (Prólogo, Parte I) Cervantes nos está diciendo que su obra es una obra abierta y propicia para que sobre ella se opine, se acepte y/o se discrepe. Al propiciar este diálogo abierto, sincero y reflexivo con el lector, Cervantes está implícitamente denotando que la problematización de la lectura es un elemento clave de su discurso, de su oficio como escritor. Por ende, de alguna manera está también implicito que el discurso narrativo y todo el proceso de su elaboración también es problemático y complejo como lo es toda la creatividad barroca. Esta es, sin duda, una manera muy suigeneris, muy novedosa de entender la dicotomía lectura-recepción.

El texto narrativo produce su propio código, el lector tiene que extraer ese código del texto mismo. El Quijote surge pues de esta manera ingeniosa y profundamente crítica de leer y denunciar la falta de verosimilitud de la novela caballeresca. Ahora bien, es muy conocida la aseveración de que con Don Quijote, Cervantes lleva a cabo toda una parodia, una inversión, una sátira, una burla literaria, y a la vez un remedo burlesco, (o si se prefiere carnavalesco) de las acciones de los personajes de los libros de caballería de la época medieval. En el mismo prólogo del Quijote de 1605 Cervantes coloca, entre otros textos, dos poemas burlescos firmados por Amadis de Gaula y Orlando Furioso, dos héroes fabulosos de las también fabulosas novelas de caballería. Cervantes invierte, ridiculiza estos personajes. Lo dos héroes alaban, ensalzan al loco caballero, participando de su propio código de locura. Veamos los textos:

AMADÍS DE GAULA {siglo XIV, refundido por Garci Rodríguez de
Montalvo y publicado 1495) A DON QUIJOTE DE LA MANCHA
(Soneto)

Tú, que imitaste la llorosa vida
que tuve, ausente y desdeñado [sin Oriana], sobre
el gran ribazo de la Peña Pobre,
de alegre a penitencia reducida [Q. imita en Sierra Morena];
tú, a quien los ojos dieron la bebida
de abundante licor [cualquier licor], aunque salobre,
y alzándote la plata, estaño y cobre [sin vajilla de plata],
te dio la tierra en tierra la comida [vajilla de barro],
vive seguro de que eternamente,
en tanto, al menos, que en la cuarta esfera,
sus caballos aguije el rubio Apolo [sol, astrología],
tendrás claro renombre de valiente;
tu patria será en todas la primera;
tu sabio autor, al mundo único y solo [en el mundo].

Versos preliminares. Orlando furioso a don Quijote de la Mancha
Soneto

Si no eres par, tampoco le has tenido:
que par pudieras ser entre mil pares,
ni puede haberle donde tú te hallares,
invito vencedor, jamás vencido.
Orlando soy, Quijote, que, perdido
por Angélica, vi remotos mares,
ofreciendo a la Fama en sus altares
aquel valor que respetó el olvido.
No puedo ser tu igual, que este decoro
se debe a tus proezas y a tu fama
puesto que, como yo, perdiste el seso
mas serlo has mío, si al soberbio moro
y cita [y al escita, de Escitia/Asia antigua]fiero domas, que hoy
[nos llama
iguales en amor con mal suceso [desenlace].

Es de esta manera como Cervantes invierte, subvierte, problematiza, se distancia crítica y artísticamente de la arbitrariedad y falsedad de las acciones de la literatura caballeresca. El Quijote y con él la modernidad literaria emergen de esta manera ingeniosa y profundamente crítica de leer (RE-LEER) y denunciar la falta de verosimilitud de una literatura caballeresca ya en decadencia en ese momento histórico en el que también están emergiendo el teatro, la ciencia, la filosofía y la pintura modernas. Estamos pues en frente de nuevos sistemas linguísticos de interpretación y representación del mundo: En resolución, él se enfrascó tanto en su letura, que se le pasaban las noches leyendo de claro en claro [de una vez], y los días de turbio en turbio; y así, del poco dormir y del mucho leer, se le secó el celebro de manera que vino a perder el juicio. Llenósele la fantasía de todo aquello que leía en los heridas, requiebros, amores, tormentas y disparates imposibles; y asentósele de tal modo en la imaginación que era verdad toda aquella máquina de aquellas soñadas invenciones que leía [32], que para él no había otra historia más cierta en el mundo. [Locura de DQ: dar por historia ... cierta el contenido de los libros de caballerías y, por ahí, ver la realidad «al modo de lo que había
leído» (I, cap. II).

Aquí está implicito el primer gran acierto cervantino: la novela nace en el sentido estricto de la palabra, cuando Alonso Quijano, después de un riguroso proceso de lectura de las fantasías del mundo caballeresco
decide convertirlas en verdad (su realidad), es decir, decide vivirlas. 4 Not satisfied with experiencing adventures vicariously, through reading, he enters into the world of fiction, transforming himself from a passive reader of chivalric adventures into Don Quijote, the author and protagonist of his own adventures. With the power of language and of his imagination, Alonso Quijano frees himself from everyday existence and creates for himself another reality and a new (although imitated) identity.

La locura de don Quijote consiste justamente en eso, dar por historia cierta el contenido de los libros de caballerías y, por ahí, ver la realidad «al modo de lo que había leído». Su delirio a partir de esa resolución consistirá en vivir como en las historias de la orden de caballería. Todo esto muy a pesar de que en no muy pocos casos tenga encontronazos fuertes, pues la realidad de los libros no coincide con la realidad de La Mancha. La novela se va contruyendo justamente a partir del movimiento de dos distintas interpretaciones del mundo; la de don Quijote y la de los que se oponen a ella.

En este primer gran movimiento de don Quijote: el mundo fabuloso de los romances caballerescos, se hace real, posible, gracias a su lectura rigurosa, voraz; gracias a la palabra y a su poderosa imaginación, capaces de trasnformar y reencantar el mundo decadente de la tradicional literatura caballeresaca medieval y darle paso a nuevas formas de interpretación y representación del mundo. Cervantes, como dice Jean Cassou, “utiliza magistralmente el concepto de imaginación y lo vierte sobre el plano intelectual, en su crítica de la verdad. El mundo no es, pues, tal como se nos aparece. Cada uno lo ve a su manera. Cada uno, por otra parte, puede si quiere sustituirlo por apariencias más bellas y más puras. Y quién tiene la razón? Los locos, a menudo, son más sabios que los que se creen razonables. 5

Pero don Quijote no sólo se limita a leer y re-leer toda esa tradición dentro de un “nuevo mundo” sino que se decide (y aquí está su segundo gran movimiento, su mayor locura}: representar, demostrar lo que dicen los libros que ha leído y releído: En efeto, rematado ya su juicio [loco de remate], vino a dar en el más estraño pensamiento que jamás dio loco en el mundo, y fue que le pareció convenible y necesario, así para el aumento de su honra como para el servicio de su república, hacerse caballero andante y irse por todo el mundo con sus armas y caballo a buscar las aventuras y a ejercitarse en todo aquello que él había leído que los caballeros andantes se ejercitaban, deshaciendo todo género de agravio y poniéndose en ocasiones y peligros donde, acabándolos, cobrase eterno nombre y fama. (I, cap. II).

Don Quijote de la Mancha llega al mundo en un momento en que a su autor Alonso Quijano, casi que de improviso, se “le seca el cerebro”, es decir, cuando decide transformar –conscientemente- su estatus de lector por el de actor. A partir de este momento y hasta el final de su representación, vivirá dentro de esa “locura”, es decir, dentro de su vida como actor disfrazado. Esta solo terminará cuando, también a conciencia, decide terminar su representación de don Quijote de La Mancha y sigue siendo Alonso Quijano.
La locura de don Quijote se podría ver entonces como un estado racional consciente dentro del cual Alonso Quijano se comporta como comediante profesional. Lo que parece “locura” es en el fondo una entrega absoluta a otra vida. También los comediantes italianos “dell’arte” utilizaron técnicas (juegos) similares para hacer más “efectivas” sus improvisaciones. Hacer teatro, representar, es un juego (“play”), pero un juego serio, tan serio que parece otra experiencia de realidad, Una vez desatados la similitud y los signos, pueden constituirse dos experiencias y dos personajes pueden aparecer frente a frente. El loco, entendido no como enfermo, sino como desviación constituida y sus tentada, como función cultural indispensable, se ha convertido, en la cultura occidental, en el hombre de las semejanzas salvajes. Este personaje, tal como es dibujado en las novelas o en el teatro de la época barroca y tal como se fue institucionalizando poco a poco hasta llegar a la psiquiatría del siglo XIX, es el que se ha enajenado dentro de la analogía. Es el jugador sin regla de lo Mismo y de lo Otro. Toma las cosas por lo que no son y unas personas por otras; ignora a sus amigos, reconoce a los extraños; cree desenmascarar e impone una máscara. Invierte todos los valores y todas las proporciones porque en cada momento cree descifrar los signos: para él, los oropeles hacen un rey. 5 Es por esta razón que para Foucault Don Quijote de la Mancha es la obra insigne del episteme clásico, porque don Quijote no va a los libros para comprobar un mundo que tiene sentido predado, sino, por el contrario, va al mundo para demostrar/representar lo que dicen los libros. Son éstos —las palabras— las que tienen primacía sobre el mundo: "las palabras se lanzan errantes a la aventura, sin contenido, sin semejanza para llenarlas; ellas ya no marcan más las cosas, sino que duermen entre las hojas de los libros en medio del polvo". 6

El primer acto de Alonso Quijano al decidirse por ese extraño pensamiento “que jamás dio loco en el mundo” fue improvisar las armas y “tomar uns que habían sido de sus bisabuelos, que, tomdas de orín y llenas de moho, luengos siglos había que estaban puestas y olvidadas en un rincón”. Alonso Quijano muestra que es un buen actor, que sabe perfectamente su oficio; es por eso que no se preocupa por la opulencia de su teatro. Sabe que para un actor profesional un “teatro pobre” no es un obstáculo; es consciente de su capacidad y del poder de la improvisación a través de la acción, del gesto y de la palabra oral. Todas las acciones de nuestro personaje son improvisadas ya sea que él las invente o se tropiece con ella; cuando esto último sucede en nada disminuye su capacidad de responder a ellas improvisadamente.

Merece la pena llamar la atención sobre un elemento importante que aparece en el primer capítulo y es una constante a través de toda la obra. Se trata de la capacidad de don Quijote de improvisar y transformar signos y símbolos dramáticos (de pedazos de cartón hace una celada con encaje, de una bacía un yelmo, de ventas castillos, de molinos de viento hace gigantes, etc.). Don Quijote parte de objetos reales y los transforma “de improviso”, improvisadamente en los objetos ficticios que necesita para su espectáculo. Pasa del sentido propio de los objetos a su sentido figurado. En la elemental cotidianidad de los objetos encuentra lo fabuloso, la maravilloso, lo verosimil. En este esquema está la esencia de la actuación (“performance”/”mise en scene”) de don Quijote: improvisar sobre objetos reales y transformarlos ”al instante” en realidades ficticias, es decir, en objetos de obras dramáticas. Carlos González Faraco7 comentando las ideas de André Breton8 en relación con la pintura de Magritte apunta muy bien como:
…, precisamente el celo figurativo, el aparente realismo de los objetos, le permite al pintor (también a Cervantes) pasar de su sentido propio a su sentido figurado, sólo con un simple cambio de posición y función. En la elemental cotidianidad del llano manchego, Don Quijote encuentra lo maravilloso. En este ejercicio poético el humor juega un papel capital.

Manteniéndose en esta constante, don Quijote improvisa su nombre, el de su hermosa y refinada dama Dulcinea del Toboso que en realidad es una labradora, Aldonza Lorenzo. En esto Sancho y Don Quijote no
logran ponerse de acuerdo, pues cuando el escudero se entera de que Dulcinea es Aldonza la describe como una mujer “hombruna, (que) hace muecas y melindres (y) es forzuda (gorda)”. Don Quijote resuelve su verdad de esta manera:
Así que, Sancho, por lo que yo quiero [para lo que yo quiero] a Dulcinea del Toboso, tanto vale como la más alta princesa de la tierra (...) Y así, básteme a mí pensar y creer que la buena de Aldonza Lorenzo es hermosa y honesta; y en lo del linaje importa poco, que no han de ir a hacer la información de él para darle algún hábito, y yo me hago de cuenta que es la más alta princesa del mundo… (I, cap. XXV).

La ceremonia por medio de la cual pretende hacerse caballero andante (I, 2) no escapa a esta técnica, como tampoco la de escoger un escudero como compañía para sus largas jornadas, el lebrador Sancho Panza. De esta manera, el caballero conforma su pequeña compañía a la cual se van sumando poco a poco, en el transcurso de sus correrías a través de La Mancha, otros actores y personaje, dando lugar al desarrollo de otros espectáculos.

Resumiendo esta comunicación podemos decir que en las ideas y textos narrativos y dramáticos de Cervantes está planteada una muy moderna y revolucionaria manera de ver el arte en el siglo XVII. Cervantes es portador de una ideas estéticas muy bien estructuradas. Si bien es cierto no las sintetiza en un corpus teórico, en una Poética, sí podemos acceder a ellas a partir de una lectura rigurosa, “rumiante”, activa en el sentido literal de la palabra, es decir, una lectura que nos induzca a la acción, a la creación, a la búsqueda de esa teoría dramática y narrativa de nuestro escritor. Las bases de las ideas estéticas de Cervantes están a su vez asociadas con una sólida concepción filosófica en donde el concepto de reflexión es un elemento clave. Dichas ideas guardan relación con las desarrolladas por René Descartes, quien nace en 1596, cuando Cervantes tenía cuarenta y nueve años. El hecho de que Descartes sea considerado como uno de los fundadores de la racionalidad moderna ayuda a ver la fuerza y solidez de las ideas literarias de Cervantes. Lo mismo podemos decir sobre la relación entre las ides de Cervantes y las de Galileo (1564-1642). El tipo de relación que se da entre estos tres pensadores es de tipo epistemológico. Sus discursos, como dice Foucault, se agrupan en un mismo “episteme” o “estructura de pensamiento”, que es precisamente el naciente episteme de la modernidad. El Quijote, afirma María Luisa Bacarlett Pére, representa entonces esta tendencia de la modernidad, ciertamente constante, de cimbrar sus propios cimientos, sea mediante la crítica, la ironía o la fábula; tendencia que toma la forma de una verdadera obstinación por reencantar un mundo —el mundo del siglo XVII, es decir, el de la Revolución científica, el de Descartes, Newton y también Leibniz— que comienza a hacerse finito, que impulsa aquello que Weber llama el "desencanto del mundo".7

Cervantes es figura de primer orden en la conformación de la narrativa y teatro moderno. Con nuestro escritor el problema de la representación dramática es llevado metodológicamente al proceso mismo de la representación. En otras palabras, con Cervantes la idea del teatro tomará un rumbo distinto al de sus antecesores en el sentido en que ya hará referencia única y exclusivamente a la representación de un mundo fingido o imaginado en palabras. Este tipo de teatro es un teatro que se referirá mayormente a sí mismo, al proceso de representación misma. Será un metateatro.

Las ideas y opiniones dramáticas de Cervantes son por lo tanto metateatrales y hacen parte de una concepción metadramática del escritor. El campo de análisis de estas ideas se hacen más amplio en tanto que el escritor no se limitó a abarcarlas a algunos de sus textos dramáticos más conocidos como “Comedias y Entremeses”. Cervantes intertextualiza, pone a dialogar sus ideas dramáticas proyectándolas a su discurso novelístico (que como hemos visto a lo largo de esta comunicación es metaficcional) y haciendo de las técnicas metadramáticas uno de los elementos formales de su discurso. Don Quijote, Sancho, Sansón Carrasco, Dorotea y otros personajes se desdoblan de personajes (meta) novelísticos en personajes (meta)
teatrales y le dicen al lector (publico) externo del texto que lo que están haciendo es teatro (comedia). Otras veces dichos personajes interrumpen sus comunicaciones, sus diálogos para “criticar” o “teorizar” acerca de algunos de los distintos elementos presentes en el proceso mismo de la puesta en escena de dichas comedias. Esto es lo que conocemos como función meta-comunicativa del lenguaje. La conciencia dramática de Cervantes no se limita a la mera experimentación con sus comedias y entremeses. Va mucho mas allá, y en abierta actitud de ruptura epistemologica con las concepciones de género novelístico, interrelaciona la técnica dramatica con lo novelístico, haciendo de ella un pilar estilístico clave para la elaboración de su discurso narrativo. Producto de ello es su “muy” Ingenioso hidalgo Don Quijote de La Mancha, el texto que abre las puertas a la narrativa y 
en gran parte también al teatro moderno. 8

Notas
1 Todas las citas del Quijote provienen de la edición del Centro Virtual Cervantes (CVC) http://cvc.cervantes.es/obref/quijote/edicion/default.htm
2 Zavala, Lauro: “En lengua española no contamos con una tradición teórica propia” Por Mario Casasús, El Clarín de Chile 01/08/2008
3 Estanislao Zuleta, El Quijote, un nuevo sentido de la aventura. Medellín: Hombre Nuevo editores, 2009, 5a. edición, p.172.
4 Aquí sigo a la profesora Kristen G. Brookes en su magnífico ensayo “Readers, Authors, and Characters in Don Quijote”. En Cervantes: Bulletin of the Cervantes Society of America 12.1 (1992): 73-92. 5 Cassou, Jean. Cervantes. Un hombre y una época. Buenos Aires: Siglo XXI, 1958.
5 Foucault, Michael. Las palabras y las cosas. Una arqueologia de las ciencias humanas. Trad Esp: Elsa Cecilia Frost. Siglo XXI Editores, Mexico, D.F., 2001, p.54.
6 Ibid., pág. 55.
7 González Faraco, J. Carlos. “Pasión por leer, pasión por escribir”. Claves para una lectura antipedagógica de la obra literaria”. SITE, XXVI Seminario Interuniversitario de Teoría de la Educación. Lectura y Educación. Barcelona: Universitat Autónoma de Barcelona, 2008.
8 André Breton. Le surréalisme et la peinture. Paris, Gallimard, 1965. p. 347.
7 Bacarlett P., María Luisa. Foucault y El Quijote: desbordando la episteme clásica. 
http://www.uaemex.mx/plin/colmena/Colmena%2046/Aguijon/Maria.html
8 Estas ideas las elaboro ampliamente en mi libro Teoría y formas del metateatro en Cervantes. Salamanca: Ediciones Universidad de Salamanca1991, 102 pgs. [“La técnica y teoría dramática de Miguel de Cervantes en el Quijote”: ‘Metateatro e improvisación en la “Historia e la Princesa Micomicona” ‘, “Metateatro e improvisación en el “Retablo de Maese Pedro” ‘ p.53-67. “La teoría dramática cervantina en contraste con la preceptiva de Lope de Vega”, p.69-84].

Ver también:
Si aceptamos que El Quijote y con él la modernidad literaria emergen de esta manera ingeniosa y profundamente crítica de leer (RE-LEER) deberíamos aceptar, en un mismo movimiento, que Cervantes está inaugurando, proponiendo e invitando a unas nuevas y muy originales formas de lectura.
Arboleda, Carlos Arturo: “El concepto de distanciamiento en las dramaturgias de Cervantes y Brecht”. CAld, 8 {1} (1992), 27-32.

 
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