lunes, 27 de septiembre de 2021

PRIMEROS HUMANOS HABITARON AMÉRICA HACEN 22.500 AÑOS

Los primeros humanos habitaron América hace 22.500 años, antes del Último Máximo Glacial

Pablo Javier Piacente


Los primeros humanos americanos dejaron huellas en Nuevo México hace unos 22.500 años, antes del Último Máximo Glacial, la época de máxima extensión de las capas de hielo durante el último período glacial. Eso significa que tuvieron que haber cruzado el puente terrestre de Bering antes de que el hielo se expandiera, o que viajaron a lo largo de los bordes costeros de las capas de hielo, o incluso que llegaron a América a través de otras posibles rutas arqueológicas todavía no descubiertas.

Una nueva investigación internacional ha confirmado la presencia de los primeros humanos en América hace alrededor de 22.500 años, antes del período más intenso del último ciclo glacial. Las conclusiones de los científicos se sustentan en huellas humanas encontradas en Nuevo México, Estados Unidos. Se trata de las huellas humanas más antiguas conocidas hasta el momento en el continente americano.

Aunque una gran cantidad de investigaciones arqueológicas durante el siglo XX se enfocaron en determinar el momento exacto de la migración humana a las Américas, la cuestión aún está lejos de resolverse. Según una nota de prensa de la Universidad de Cornell, uno de los centros académicos que participó de la investigación, un estudio de afloramientos expuestos del lago Otero, en el Parque Nacional White Sands en Nuevo México, Estados Unidos, reveló numerosas huellas humanas que datan de hace unos 23.000 a 21.000 años.

Capas de hielo

Los descubrimientos indican la presencia de los primeros humanos en América del Norte durante aproximadamente dos milenios, antes del Último Máximo Glacial. Dicho ciclo fue la época en la cual las capas de hielo alcanzaron su máxima extensión en ocasión del último período glacial, aproximadamente hace 20.000 años.

Las condiciones extremas que marcaron este ciclo persistieron durante miles de años: la extensión de las capas heladas permitía que teóricamente fuera posible caminar de América del Norte a Europa cruzando la capa de hielo formada en el Atlántico norte. Sin embargo, no puede confirmarse aún cómo y cuándo los primeros humanos llegaron al continente americano, o si existen rutas arqueológicas por descubrir.

Niños y adolescentes

Según los científicos, este momento coincidió con un evento de calentamiento abrupto del hemisferio norte, que hizo descender los niveles del lago Otero y permitió que los primeros humanos y la megafauna caminaran sobre superficies recién expuestas, generando huellas que se conservaron en el registro geológico y que hoy arrojan luz sobre la presencia humana en América.

De acuerdo a la nueva investigación, publicada recientemente en la revista Science, las huellas descubiertas probablemente pertenecían a niños y adolescentes. La existencia de una fuerte evidencia en torno a que los primeros humanos se asentaron en las Américas hace más de 20.000 años, obligará a los investigadores a reconsiderar los sitios que tienen evidencia más certera de la ocupación humana temprana.

Múltiples controversias

Por ejemplo, según un artículo publicado en la revista Nature, los arqueólogos asociaron durante décadas a los primeros habitantes de América del Norte con puntas de lanza de piedra de 11.000 a 13.000 años de antigüedad. Posteriormente, el descubrimiento de numerosos sitios arqueológicos desde Alaska hasta América del Sur, que datan de hace 16.000 años, sembró dudas sobre la hipótesis anterior y propuso una ruta de migración costera desde Siberia.

La detección y la obtención de imágenes con tecnología no destructiva ha ampliado enormemente la capacidad de los investigadores para estudiar los registros arqueológicos en un contexto más amplio. Concretamente, el nuevo estudio proporciona la primera evidencia inequívoca de una presencia humana sostenida en las Américas, miles de años antes de lo considerado como probable hasta el momento.

Los nuevos descubrimientos vuelven a abrir la discusión y sugieren que la llegada de los primeros humanos a América es anterior a lo indicado por las teorías en vigencia. Junto a la presencia humana, también se confirmaron algunos datos sobre la megafauna presente en ese momento: huellas de animales como mamuts, perezosos terrestres gigantes, lobos y pájaros terminan de configurar el paisaje que dominaba a la Tierra durante ese período.
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Referencia

Evidence of humans in North America during the Last Glacial Maximum. Matthew R. Bennett et al. Science (2021).DOI:https://doi.org/10.1126/science.abg7586

Foto: huellas antiguas encontradas en el sitio de Nuevo México: tenían entre 21.000 y 23.000 años de antigüedad, y probablemente pertenecían a niños y adolescentes. Crédito: Servicio de Parques Nacionales de Estados Unidos, USGS y Universidad de Bournemouth.
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Fuente:

domingo, 26 de septiembre de 2021

LA SUPERSTICIÓN, LOS TEMORES Y LOS PREJUICIOS FRENAN UNA COMPRENSIÓN MÁS CIENTÍFICA Y SENSATA DEL MUNDO.

Ateísmo es a la razón lo que religiosidad al temor

La superstición, los temores y los prejuicios frenan una comprensión más científica y sensata del mundo. ¿Con la pandemia habrá un mayor acercamiento a la ciencia?

Por: Antonio Ramírez 
 
Foto: Pixabay

En el país del Sagrado Corazón, plagado de intolerancia y fanatismos, nunca está de más recordar que el ateísmo se basa más en la razón, mientras que la religiosidad se basa más en el temor…

Temor a un supuesto dios, temor al simple hecho de cuestionar su existencia y a hacerse merecedor a un “castigo eterno”, que en realidad existe solo en la imaginación del ingenuo, pues estas concepciones no resisten el más básico análisis.

Y esto aplica para todas las religiones, llámense catolicismo, islam, judaísmo o hinduismo, entre muchas otras, surgidas de una interpretación casi literal de sus libros fundacionales: la Biblia, el Corán, la Torá o los Vedas.

Desde la Antigüedad, buscando descifrar las causas de diversos fenómenos naturales, muchos filósofos ya cuestionaban la existencia de los dioses y, consecuentemente, la existencia de un mundo sometido a sus caprichos.

Pero en la historia de la humanidad, siempre han sido apenas un puñado de personas, incluidos científicos brillantes, quienes realmente han usado la razón, mientras que las masas han sido simples rebaños que se guían más por los prejuicios y el temor que por el buen uso de la materia gris.

Hay muchos fervorosos que aún conciben a dios como un viejito barbudo y bonachón (como se le representaba en la Edad Media para que resultara una figura más cercana) a quien, de manera casi infantil, se le ruega, invoca y agradece.

Pero si tomamos en cuenta los atributos esenciales que tendría ese dios si existiera, como la infinitud o la inmaterialidad, está claro que carece de oídos que escuchen esos ruegos o de ojos (entre otros rasgos humanos) que lo lleven a mirarnos con esa conmiseración que muchos quisieran.

Por ese mismo atributo de infinitud, tampoco hay un lugar disponible para ese “infierno” que atemoriza a tantos creyentes, pues si dios es infinito y bueno, ¿qué rincón en el universo quedaría disponible para ese lugar de castigo eterno y depositario de la “maldad” del mundo?

Estos son apenas unos argumentos ontológicos básicos, pero uno podría seguir y seguir. Con mirada antropocéntrica, es el ser humano el que a lo largo de la historia ha creado a los dioses a su imagen y semejanza, llámense Zeus, Júpiter, Cristo, Alá, Jehová, HaShem o Brahma.

Ahora que la pandemia reivindicó a los ojos de más gente la importancia de la ciencia –y la ciencia médica en particular–, que ayudó a descifrar al coronavirus para combatirlo, primero con medidas sanitarias adecuadas y luego con vacunas desarrolladas en tiempo récord, ojalá más gente deje de lado la superstición, los temores y los prejuicios para acercarse más a la ciencia.

Ese acercamiento científico a la comprensión del mundo también ayudaría a erradicar la intolerancia de millones de fanáticos religiosos que se consideran “gente de bien”, pero que con una mentalidad maniquea conciben el mundo en blanco y negro (en lugar de entenderlo en todos sus matices): quien no está con ellos, está contra ellos.

Eso incluye a millones de miopes e irresponsables que, con el entendimiento velado por el fervor religioso, siguen minimizando las alertas de los científicos y sus llamados a actuar de inmediato para frenar y revertir los graves daños que seguimos causando a nuestro planeta (nuestra única casa), al que la humanidad ha irrespetado por siglos.
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SI QUEREMOS RESCATAR EL LEGADO DE PAULO FREIRE, EL CAMINO ES VOLVER AL TRABAJO DE BASE CON LAS CLASES POPULARES..., FREI BETO

Fuera del pueblo no hay salvación
Freire: pedagogía popular permanente

La pedagogía de Freire no es tanto un “método” de educación, como una serie de actitudes básicas y una mística de trabajo con el pueblo, con las y los oprimidos.

Víctor M. Quintana S.


Paulo Freire hubiera cumplido cien años el pasado 19 de septiembre. Fue la suya una biografía fecunda que irrumpió en muchas de nuestras biografías personales y colectivas para darles un viraje decisivo. Su historia personal se metió en la historia del sur global y fue una de las palancas que lo hicieran cambiar del rumbo neocolonial, de opresión y dominación.

Hasta ahora empieza a aquilatarse el aporte de este educador brasileiro no sólo a la educación, sino a las luchas de liberación, a las causas populares en toda nuestra América y el sur global.

La pedagogía de Paulo Freire, entendida, no como un “método” de educación, sino como una serie de actitudes básicas y una mística de trabajo con el pueblo, con las y los oprimidos, vinieron a enriquecer las motivaciones y las prácticas de miles de personas que, en 1968, e inmediatamente después, vimos que la Revolución no se hacía en las aulas ni en las universidades, sino en las calles, en las fábricas, en los ejidos, en las colonias populares.

La oleada revolucionaria global de esos años, y la represión de que fue objeto por todos lados, la motivación de los Che Guevaras, de los Camilos Torres, la naciente Teología de la Liberación, nos sacaron de la zona de confort de la teoría revolucionaria y nos llevaron a trabajar y a vivir con el pueblo. Ahí nos encontramos maoístas, comunistas libertarios, guevaristas, cristianos comprometidos, trotskistas, anarcohippies y demás. En aquel entonces teníamos la plena convicción de que las famosas “condiciones objetivas” para el proceso revolucionario estaban ya dadas, pero no le encontrábamos la cuadratura al círculo de las condiciones subjetivas. No bastaban Lenin ni Luckacs.

Fue entonces cuando volteamos los ojos a donde deberíamos haberlo hecho: hacia América Latina. Y nos encontramos una serie de prácticas reflejadas en dos libritos –librazos- que nos cambiaron la vida a muchas y muchos de nosotros: “La Pedagogía del Oprimido” y “La Educación como Práctica de la Libertad”. En ellos, sin ningún alarde, ni abstrusos planteamientos teóricos, Paulo Freire nos hablaba de su práctica en Brasil y en Chile, de sus círculos de cultura, el encuentro de las personas para problematizar y cambiar su realidad. No se trataba aburridos cursos de formación de formación política. Se partía, no de la teoría de los grandes revolucionarios, sino de la realidad inmediata, cotidiana, de cada grupo de gente del pueblo. No se trataba de beber de la cultura revolucionaria, sino de que la gente analizando su realidad dijera su propia palabra y se convenciera ella misma de su capacidad de generar cultura, no libresca, sino de transformación de su mundo. Esto daba un giro copernicano a la metodología para hacer que quienes eran “clase en sí” pasaran a ser “clase para sí”. Al poner al pueblo como el sujeto activo de su reflexión crítica y de la toma de conciencia colectiva se superaba el papel de la llamada “vanguardia iluminada” y el supuesto educador se convertía en educando y el educando, en educador. Este educar transformando y transformar educando, estas acciones que educan más que la educación para la acción, generó por todos los rumbos de la patria grande y de nuestra patria chica, infinidad de luchas, movimientos, experiencias organizativas, construcción de alternativas populares, comunidades de base, sindicatos independientes, organizaciones de colonos, movimientos campesinos, etc. que cambiaron la faz social y política de nuestro subcontinente.

De ahí surgieron en México las famosas coordinadoras de los años 70, en el Cono Sur, las resistencias populares contra las dictaduras, en Centroamérica los núcleos que alimentaron las guerrillas de liberación. Fue un florecer de conciencia, organización y acción comunitaria libertaria desde abajo, no centralizada; fue una acumulación de distintas fuerzas que luego desembocaría en los movimientos que derrumbaron las dictaduras y generaron las fuerzas políticas como el PT en Brasil y las coaliciones que hicieron posible la primera oleada progresista en América Latina y la que ahora estamos viviendo. No sólo eso, también contribuyó a los movimientos insumisos que encarnan las diversas resistencias y buscan otro mundo posible donde quepan muchos mundos, seguir combatiendo por la vida, la diversidad, la diferencia, la comunidad de los seres vivos, como lo hacen el EZLN, el Movimiento de los Sin Tierra, los movimientos indígenas del Ecuador, de Bolivia.

Es cierto que se ha ido construyendo un sujeto colectivo latinoamericano que ha llevado a varios gobernantes progresistas al poder. Pero la burocratización, la cooptación por los poderes, la lógica capitalista, presente aun en gobiernos progresistas, la exclusión de las y los diferentes, son fuerzas subterráneas que pueden descarrilar, cualquier proyecto alternativo. Eso le confiere vigencia a la sencilla fórmula freiriana para la revolución permanente: “Aprender para poder enseñar y seguir aprendiendo”, llevada a la dinámica cotidiana de transformación social.

Como dice Frei Betto: “…si queremos rescatar el legado de Paulo Freire, el camino es volver al trabajo de base con las clases populares, adoptando su método en una perspectiva histórica, abierta a las utopías libertarias y al horizonte democrático. Fuera del pueblo no hay salvación”.


Paulo Freire Vive y si no, hay que revivirlo.
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IDENTIFICADO GEN RESPONSABLE DE LA PÉRDIDA DE LA COLA DE NUESTROS ANCESTROS

Un estudio sugiere cómo nuestros ancestros perdieron la cola

Un equipo de científicos ha identificado el posible gen responsable de que los ancestros de los grandes simios perdieran la cola hace 25 millones de años.

Imagen ilustrativaShutterstock

Durante varios millones de años los ancestros de los homínidos tuvieron cola, un apéndice que acabó desapareciendo en un proceso que se considera clave para la aparición de los homínidos modernos.

Hasta ahora se desconocía qué desencadenó este proceso, pero un equipo de genetistas de universidades estadounidenses cree haber encontrado la respuesta. Según ellos, todo parece apuntar que se trata de una mutación del gen TBXT (T-Box Transcription Factor T), según un artículo publicado en bioRxiv, un repositorio de artículos científicos que aún deben someterse a revisión.

Se considera que la pérdida de la cola ocurrió hace unos 25 millones de años, cuando el linaje de los homínidos se separó de los antiguos monos del Viejo Mundo, dejando solo tres o cuatro vértebras caudales para formar el coxis en los humanos modernos.

De hecho, los humanos tenemos cola cuando somos embriones, pero posteriormente esta se fusiona con la columna vertebral y acaba formando el coxis. Los grandes simios como los gorilas, los orangutanes y los chimpancés también carecen de cola.

Al estudiar cómo se forma la cola en otros animales, investigadores liderados por Bo Xia, un estudiante de posgrado de la Universidad de Nueva York, encontraron en las primeras etapas del desarrollo embrionario un conjunto de 31 genes básicos que originan el surgimiento de varias partes de la columna vertebral en diversas especies animales.

Al suponer que nuestros antepasados ​​perdieron la cola cuando las mutaciones modificaron uno o más de estos genes, los científicos compararon el ADN de seis simios (humanos incluidos) sin cola y con cola con nueve especies de monos con cola, y encontraron una mutación en un gen llamado TBXT.

Luego, los investigadores utilizaron ratones genéticamente modificados para determinar si la mutación TBXT era responsable del crecimiento de la cola. La mayoría de los embriones de los ratones no desarrollaron cola, pero uno sí lo hizo.

"Aunque es imposible demostrar definitivamente que esta mutación les 'arrancó' la cola a nuestros antepasados, esto es lo más parecido a una prueba concluyente", comentó a The New York Times Cedric Feschotte, un genetista de la Universidad de Cornell que no participó en el estudio.

Bo Xia y sus colegas proponen que esta mutación se desarrolló aleatoriamente en los simios hace unos 20 millones de años, lo que se tradujo en que a algunos animales les creciera un muñón y a otros nada. Los ejemplares sin cola prosperaron y trasmitieron esa mutación a sus descendientes. Al final del proceso, la forma mutante de TBXT se convirtió en la norma en los simios y los humanos actuales.

Sin embargo, los científicos opinan que la mutación TBXT no es la única razón por la que los humanos no tenemos cola. Lo creen así porque en sus experimentos los ratones produjeron varios tipos de colas alteradas, mientras que el coxis de los humanos es casi siempre idéntico. Por lo tanto, consideran que debió de haber otros genes que mutaron más tarde, ayudando a generar una anatomía uniforme en los simios sin colas.

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jueves, 23 de septiembre de 2021

EDUCACIÓN PARA LA LIBERACIÓN, A 100 AÑOS DEL NATALICIO DE PAULO FREIRE

En Pedagogía del oprimido, Freire hizo una crítica a la educación tradicional de los opresores (la cual que llamó “educación bancaria”).


Este domingo se cumplieron 100 años del nacimiento del educador, filósofo y revolucionario brasilero Paulo Freire. Su pensamiento sigue con vigencia, invitando a la reflexión pedagógica y social en el mundo. Freire luchaba por “una educación que nos enseñe a pensar y no por una educación que nos enseñe a obedecer”.

Fue un convencido de la transformación social en el Brasil de mediados de la década de los sesenta, cuando decidió iniciar en Angicos (Rio Grande do Norte) un proceso de alfabetización de 300 corteros de caña en 40 horas de clase. Esa era una tarea difícil que lo llevó a plantear un método que respondiera a este contexto. Es así como partió del mundo que conocían sus estudiantes para explorar el vocabulario y hacerlo cercano a ellos. No se trataba de concebir que el educador transmitiera un saber (de arriba hacia abajo) a sujetos pasivos que no se preguntaran lo que veían, sino de socializar ese conocimiento para transformarlo durante el proceso de aprendizaje. Era un proceso de educación que invitaba a pensar, criticar y crear.

Tras el golpe militar en Brasil, Freire fue encarcelado y obligado a exiliarse. Su recorrido por distintos contextos nutrió sus reflexiones en términos no solo de alfabetización, sino de la pedagogía en general. Se radicó en Chile, donde trabajó en programas de educación para adultos, impulsados desde el Instituto Chileno para la Reforma Agraria. Previo a los años de la llegada a la presidencia de Salvador Allende, escribió Pedagogía del Oprimido, la cuál sería su obra celebre. En este texto sintetizó su diálogo con el marxismo, partiendo de la idea de clases y la relación entre colonizador y colonizados. Asimismo, sirvió como fundamento para la pedagogía crítica.

La práctica bancaria de la educación

En Pedagogía del oprimido, Freire hizo una crítica a la educación tradicional de los opresores (la cual que llamó “educación bancaria”). En dicho tipo de educación, el maestro es el sujeto de la educación y el educando es el receptor que recibe todos los contenidos de la sabiduría. La tarea del maestro es llenar a los educandos con los contenidos de sus conocimientos. El buen educador es el que mejor vaya llenando los recipientes en los depósitos de los estudiantes. Y será el mejor educando el que se deje llenar dócilmente los recipientes y los aprenda con mucha memorización. Esta educación sirve a la clase dominante y deja a los oprimidos en la oscuridad.

Pero Freire no se limitó a la crítica del sistema educativo imperante, sino que propuso una nueva educación que debía dar más importancia a los educandos en el proceso enseñanza-aprendizaje. Los educandos deberían convertirse en educandos-educadores, y los educadores en educadores-educandos. Este principio concebía toda una nueva dinámica educativa, pues los educadores no son mensajeros de los opresores sino ejercen una “educación problematizadora”, con actos permanentes de descubrimiento de la realidad.

A partir de esas reflexiones, Freire planteó un reto no solo para la educación sino para todos los ámbitos de la vida. Desde aquel tiempo, le habló a la realidad desigual de toda Nuestra América y también le habló a la Colombia de hoy, donde menos del 40 % de la población tiene el privilegio de acceder a la educación universitaria. Afirmó que:

“Cada vez nos convencemos más de la necesidad de que los verdaderos revolucionarios reconozcan en la revolución un acto de amor, en tanto es un acto creador y humanizador. Para nosotros, la revolución que no se hace sin una teoría de la revolución y por tanto sin conciencia, no tiene en ésta algo irreconciliable con el amor. Por el contrario, la revolución que es hecha por los hombres es hecha en nombre de su humanización”.

Reflexión sobre la práctica

Freire comprendió muy bien cuando Marx señaló que “los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo.” Es desde allí, Freire planteó que la pedagogía no es otra cosa que praxis. Esta praxis consiste, ante todo, en una reflexión acerca de la práctica y del contexto desde unas opciones emancipadoras, para favorecer la construcción de un sujeto social protagónico que toma sus particularidades de acuerdo con contextos muy definidos y con historias de sus colectividades.

La pedagogía crítica de Freire tiene como fin la liberación de las y los oprimidos, porque es una apuesta ética y política sustentada por fines de reconocimiento, empoderamiento y democracia de los sujetos que se reconocen desde sus diferencias y desigualdades en condiciones de género, clase, etnia, sexo y en condiciones de subalternidad.

La lectura de Paulo Freire sigue siendo necesaria no solo en los campos educativos o ligados a la pedagogía, sino para la vida misma. Es indispensable para quienes concebimos un mundo sin cadenas de opresión y ni explotación. Un mundo para todas las personas sin brechas de desigualdad, un mundo en donde la vida digna y el bienestar sean la bandera.
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domingo, 19 de septiembre de 2021

LA CONVERSIÓN DE LA ENERGÍA


Hasta mediados del siglo XIX no se comprendió que el calor es una forma de energía

CARLO FRABETTI

James Prescott Joule.

Nos preguntábamos la semana pasada cómo se deduce la fórmula de la energía cinética de un cuerpo de masa m a velocidad v: Ec = mv²/2. Una vez más, recurriremos a la ley de la conservación de la energía, pues la energía cinética del cuerpo en cuestión ha de ser igual al trabajo necesario para imprimirle su velocidad.

Consideremos el caso de un cuerpo que cae durante t segundos: el trabajo (W) realizado por la atracción gravitatoria es igual a la fuerza —que es el peso del cuerpo (masa por gravedad: mg)— por el espacio recorrido, que en el caso de un cuerpo en caída libre es gt²/2; por lo tanto, y puesto que gt = v (la velocidad es la aceleración de la gravedad por el tiempo de caída):

Ec = W = F.e = mg.gt²/2 = mg²t²/2 = mv²/2

Puestos a refrescar algunas nociones de física elemental, un cuerpo en caída libre durante t segundos parte del reposo, o sea, velocidad 0, y alcanza la velocidad gt, por lo que su velocidad media en esos t segundos es gt/2, y multiplicando la velocidad media por el tiempo obtenemos el espacio recorrido: gt²/2, que, como acabamos de ver, nos da la fórmula de la energía cinética al multiplicarlo por la fuerza, mg.

A la vista de las consideraciones anteriores, un observador “ingenuo” (desconocedor de la relatividad) podría pensar que la famosa fórmula de la equivalencia entre materia y energía, E = mc², expresa la energía cinética de un cuerpo de masa m que alcanzara instantáneamente la velocidad de la luz (de ahí la desaparición del factor ½, pues no se partiría del reposo o velocidad 0). Invito a mis sagaces lectoras/es a reflexionar sobre ello.

El equivalente mecánico del calor

Tras contemplar dos formas extremas de conversión energética: la “clásica” conversión de la energía potencial en cinética y la relativista conversión de la materia en energía, es obligado mencionar la conversión del trabajo en calor (y viceversa), un concepto no tan revolucionario como el introducido por Einstein, pero que la ciencia no tuvo claro hasta el siglo XIX.

Ni siquiera estaba claro que el calor fuera una forma de energía, pues se pensaba que era una especie de fluido sutil (denominado “calórico”) que impregnaba los cuerpos y pasaba de unos a otros. A pesar de las numerosas evidencias de que el trabajo mecánico puede producir calor (por ejemplo, al frotar un objeto), solo se vio con claridad esta relación y se pudo cuantificar a partir de los experimentos realizados por el físico británico James Prescott Joule a mediados del siglo XIX.

Joule determinó que para elevar en un grado la temperatura de un gramo de agua, es decir, para generar una caloría, había que emplear algo más de cuatro julios de energía mecánica

En un recipiente con agua, Joule introdujo unas paletas giratorias conectadas mediante una cuerda a una pesa que, al caer, hacía girar las paletas, con lo que la energía potencial de la pesa se convertía en una energía mecánica (la rotación de las paletas) que a su vez hacía aumentar la temperatura del agua; es decir, la energía mecánica se transformaba en calor.

Con este tipo de experimentos, Joule determinó que para elevar en un grado la temperatura de un gramo de agua, es decir, para generar una caloría, había que emplear algo más de cuatro julios de energía mecánica. Posteriormente, se determinó con exactitud que la equivalencia entre unidades de calor y energía es 1 cal = 4.18 julios. Recordemos que un julio es el trabajo realizado por una fuerza de un newton al recorrer un espacio de un metro (aproximadamente el trabajo necesario para levantar un peso de 100 gramos a un metro de altura).

¿Nos intoxican con publicidad engañosa o realmente hay estufas que gastan menos que otras?

Y hablando de calor, del que hemos andado sobrados este verano, pronto se irá y volverá, con el frío, la publicidad de todo tipo de estufas eléctricas, que a menudo alardean de su bajo consumo. ¿Nos intoxican, al hacerlo, con publicidad engañosa, o realmente hay estufas que gastan menos que otras? ¿Y qué decir de las bombillas de seis vatios que alumbran como las de 40? ¿Y los frigoríficos de alto rendimiento? Y la metapregunta de rigor: ¿qué tiene que ver todo esto con la conversión y la conservación de la energía?
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Carlo Frabetti es escritor y matemático, miembro de la Academia de Ciencias de Nueva York. Ha publicado más de 50 obras de divulgación científica para adultos, niños y jóvenes, entre ellos ‘Maldita física’, ‘Malditas matemáticas’ o ‘El gran juego’. Fue guionista de ‘La bola de cristal’.
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viernes, 17 de septiembre de 2021

HALLAN EVIDENCIAS DE QUE LOS HUMANOS HACÍAN ROPA HACE 120.000 AÑOS

Científicos hallan evidencias de que el ser humano hacía ropa hace unos 120.000 años

A esa conclusión llevó el análisis de 60 huesos de animales encontrados una década atrás en la Cueva de Contrebandiers, Marruecos, que fueron entonces moldeados para ser usados como herramientas.

news.asu.edu

Un hallazgo realizado hace 10 años en el norte de África permitió a un grupo de científicos del Instituto Max Planck para la Ciencia de la Historia Humana (Alemania) y del Instituto de los Orígenes Humanos de la Universidad de Arizona (EE.UU.) aseverar, este jueves, que el ser humano se hacía ropa para vestir ya hace unos 120.000 años. El estudio al respecto fue publicado en la revista iScience.

Los expertos llegaron a esa estimación tras analizar más de 60 huesos de animales, encontrados en la Cueva de Contrebandiers, Marruecos, a partir de 2011, que fueron moldeados por nuestros ancestros para utilizarlos como herramientas. Además, se logró identificar que algunos de los fragmentos óseos de animales carnívoros llevaban marcas de corte, una señal de que los humanos habrían despellejado esos animales para hacerse con su pelaje.

"La combinación de huesos de carnívoros con marcas de desollado y herramientas óseas, probablemente utilizadas para el procesamiento de las pieles, proporciona una muy sugerente evidencia indirecta de [lo que pudieron ser] las primeras prendas de vestir en el registro arqueológico", enfatizó una de las autoras del estudio, Emily Hallet, citada en un comunicado por el Instituto Max Planck.

En paralelo, la experta añadió que los hallazgos podrían formar parte de una "tradición más larga, con ejemplos anteriores que todavía no se han encontrado".

Adicionalmente, los especialistas encontraron un diente, quizá de delfín o ballena, con huellas que apuntan a que haya sido usado como herramienta para dar forma a artefactos o instrumentos de piedra. Ese hallazgo marcó la primera documentación del uso de un diente de mamífero marino por parte de los humanos.

Hasta ahora, los artefactos más antiguos que evidencian la confección de ropa por parte del Homo sapiens eran ciertas agujas de piedra que datan de hace 45.000-40.000 años y fueron descubiertas en Siberia, detalla Reuters.

Ahora, sin embargo, los científicos suponen que podría haber instrumentos de ese tipo incluso más antiguos que los encontrados en Marruecos, aunque faltan evidencias arqueológicas. Así, algunas indagaciones genéticas acerca de los piojos indican que la ropa habría surgido en África hace unos 170.000 años.
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Fuente:

 
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