LA ESCUELA PÚBLICA: ENTRE LA HOMOGENEIDAD Y/O RESISTENCIA
Por: José Sídney Sánchez Vargas[1]
“El camino recorrido por cada individuo en su historia particular lo liga con muy diversas Instituciones encargadas de la Transmisión de creencias, valores, actitudes, usos, rutinas y recetas” Hernán Henao D.
Resumen:
La escuela pública se debate entre los procesos de homogeneidad y/o resistencia, situación analizada desde la cultura y manifiesta desde el proyecto político de la Modernidad. Esta situación Global es recurrente en casos particulares como el departamento del Tolima donde afecta las relaciones de convivencia y construcción social del territorio escolar. El texto se divide en tres capítulos. El primero observa la relación de Escuela con la Modernidad., un segundo momento hace referencia a la interrelación Escuela, Poder y Homogeneidad. Este capítulo observa funciones de la escuela desde el proyecto de modernidad y como se asume una posición homogénea en diferentes ámbitos y un tercer momento llamado Resistir para buscar Salidas muestra que ante la situación descrita en los capítulos uno y dos es posible ofrecer salidas para la conformación de una sociedad regulada.
Palabras clave: Escuela Pública, homogeneidad cultural, Modernidad.
Escuela y Modernidad
Referenciar la escuela pública[2] implica abordar el proyecto político de la Modernidad. Este último concepto ha tenido diversas posturas económicas, ideológicas, políticas y culturales. En los hechos manifiestos, y en una visión cuadriculada del mundo se dan diversas interpretaciones como: oriente y occidente; el Norte y el Sur; Arriba y Abajo; Izquierda y Derecha. Said[3] al caracterizar la modernidad de occidente indica: “Lo característico de “occidente” sería la racionalidad, el pensamiento abstracto, la disciplina, la creatividad y la ciencia; el resto de las culturas, por el contrario, son vistas como pre-racionales, empíricas, espontáneas, imitativas y dominadas por el mito y la superstición”.
Esta cuadricula del mundo le apuesta ver mundos culturales avanzados y asumir la tendencia del atraso y desarrollo cultural. Unos territorios serán provistos para “culturizar” a otros, situación manifiesta desde el Eurocentrismo, convirtiendo a la modernidad en un fenómeno mundial que tiene un centro y una periferia. En este sentido Dussell[4] indica que: ”la modernidad no es otra cosa que la cultura del “centro” del sistema-mundo y surge como resultado de la administración de esa centralidad por parte de diferentes países europeos entre los siglos XVI y XIX. Esto significa que la modernidad no es un fenómeno europeo sino mundial, que posee una fecha exacta de nacimiento: 12 de octubre de 1492”.
Desde otro punto de vista Mignolo[5] plantea la pureza de sangre y esta se considera como “el primer imaginario geocultural del sistema-mundo que se incorpora en el habitus de la población inmigrante europea, legitimando al mismo tiempo la división étnica del trabajo y la transferencia de personas, capital y materias primas a nivel planetario”. Esta situación reafirma lo anterior en el sentido del centro y la periferia y el “dominio” de occidente sobre el resto del mundo.
Con Mignolo y Said, según Castro[6] los estudios coloniales (para este caso la modernidad) son vistos : como imaginarios culturales, como discursos que se objetivan no solo en “aparatos” disciplinarios (leyes, instituciones, burocracias coloniales), sino que se traducen en formas concretas de subjetividad.” Con base en lo anterior, La cultura y la escuela pública, están presentes en este proceso de institucionalidad de la modernidad. “En el mejor de los casos, la escuela, que siempre ha caminado a remolque de las exigencias y demandas sociales, ha respondido a patrones, valores y propuestas de la cultura moderna”[7], La escuela pública actúa como una instancia de mediación cultural entre los significados, intereses, sueños de la comunidad.
ESCUELA – PODER y HOMOGENEIDAD
El sentido de mediación cultural de la escuela pública se ve reflejado en la institucionalidad y el manejo poder que se ejerce en los centros educativos, como lo indica Foucault. “la escuela, …, es el gran aparato disciplinador de la sociedad. Si analizamos los instrumentos tradicionales: el ejército, el hospicio, la cárcel y la escuela, esta última cuenta con la ventaja de ser el espacio por el que pasan todas las personas. Todos de una manera u otra llevamos impresas en nuestro cuerpo y mente las huellas dejadas por la escuela. El modo de hablar de pensar, de leer el mundo, empleando la terminología Freireana, es fruto del papel disciplinador desplegado por la escuela. “... la disciplina ejercida sobre la persona, con el fin de producir cuerpos dóciles (es interesante señalar que dócil tiene su propia connotación educativa, pues proviene del latín docilis que significa enseñable), se deriva de las prácticas reducidas o micro-tecnologías”[8]
El poder y la homogeneidad[9] que la escuela ejerce se ve reflejada en hechos concretos como: La construcción física que permite tener una visión casi panóptica, en cada aula se da una distribución de las sillas para observar todo lo que sucede, el tablero ubicado en la parte frontal para evitar distractores. Cualquier comportamiento diferente a lo estatuido será condenado y sobre el individuo caerá el poder coercitivo y/o consensual de la escuela. Es decir, “La escuela impone, lentamente pero de manera tenaz, ciertos modos de conducta, de pensamiento y de relaciones propias de la institución que se reproduce a sí misma, con independencia de los cambios radicales que se provocan en el entorno. Los docentes y estudiantes aún sabiendo y cuestionando la inercia de las contradicciones notorias de las prácticas escolares dominantes, acabamos reproduciendo las rutinas que la cultura de la escuela establece”[10]. Es aquí, donde la escuela homogeniza al ser humano. Lo vuelve dócil y lo invita a seguir las pautas que un sector que ostenta el poder hace universal para todos. Por lo tanto, la hegemonía de acuerdo con Gramsci[11], que ejerce la clase en el poder no sólo se hace través de la fuerza, utiliza el consenso, impone su visión del mundo, una filosofía, costumbres, un sentido común que favorece el reconocimiento de su dominación por las clases dominadas, le da sentido a la vida cotidiana y enarbola pautas de comportamiento que se convierten en universales. O también se puede indicar que la hegemonía “constituye todo un cuerpo de prácticas y expectativas en relación con la totalidad de la vida.[12]
La hegemonía actúa “saturando” nuestra misma conciencia, de modo que el mundo que vemos, con el que interactuamos y las interpretaciones que de él hacemos, es el “único mundo”. En este sentido, la cultura cumple una función social indispensable para el mantenimiento y reproducción del sistema hegemónico.[13] Entonces la función de la escuela y “el sistema escolar es-como las demás organizaciones culturales que actúan en la sociedad civil- uno de los factores de hegemonía de una clase social. Y es lógico que así sea, pues la supremacía de una clase social no es solo dominación -como hegemonía- sino también dirección cultural y moral”[14]
De acuerdo con Ángel[15], en el mundo del capitalismo los países del tercer mundo, son atados al tren del desarrollo como vagones traseros a partir de la división internacional del trabajo y que se traduce en desigualdad (inequidad social – cultura homogenizada) en términos de intercambio en el comercio internacional y que resulta en perjuicio de los países pobres. Y la escuela cumple esa función aferrada al aparato estatal
RESISTIR PARA BUSCAR SALIDAS
La escuela es concebida como una institución donde las generaciones pasadas y presentes depositan su confianza y eluden por la responsabilidad para que esta cumpla con el papel de desarrollar habilidades, posibilitar conocimientos para que el estudiante se desenvuelva en su contexto. La escuela debe enseñar a los jóvenes todo lo que se considere necesario para “vivir armónicamente”. Tiene un espacio físico concreto, una estructura organizativa, unos poderes delimitados, una normatividad. Es un paso obligatorio para todos los seres humanos porque allí adquieren las pautas para ser ciudadanos, acorde con la normatividad socialmente vigente.
Por lo tanto la escuela no está alejada de los modelos económicos vigentes, allí se sufren las consecuencias de los procesos de orden nacional, regional y global. No esta ajena a los procesos políticos ni sociales. Es una institución política, social con unas metas definitorias. Tiene un discurso oficial y un discurso oculto. (Una cultura publica y una cultura subyacente) . Allí se pueden construir diferencias sociales, porque puede existir una educación para un sector social específico con unas características particulares.
La escuela se construye como territorio a través de las relaciones – mediaciones, que despliegan los actores (Estudiantes – Docentes – Padres de familia), lo mismo que a través de las huellas, las memorias que han dejado los seres humanos en este contexto y que facilitan entretejer mapas mentales de la relación del ser como individuo, con el otro al igual que comprender las relaciones entre lo local y lo global. En el territorio escolar, al igual que en otros territorios se construyen lugares que tienen poderes y son estructuras cerradas, que en determinado momento generan conflictos, controversias, homogenizaciones o complementan y/o relacionan determinados procesos.
El territorio de la Escuela, cobra vigencia hoy día, no como un espacio físico ni biológico, sino como un espacio social que debe ser construido, que amerita reconocerse, interpretarse y relacionarse para obtener una visión global y local de lo que acontece en la cotidianidad; como hecho que facilita este acercamiento se enlazan los procesos básicos de lectura y escritura que deben desarrollar los seres humanos para propiciar un reconocimiento a la realidad. Por lo tanto, “el espacio escolar aparece como uno de los espacios en donde existe la posibilidad de crear una resistencia. Pero este espacio, sin ser el único, es quizás el privilegiado. … será el espacio de la escuela pública el ámbito primordial para asumir una práctica educativa alternativa o contrahegemónica que contenga un compromiso social con las clases subalternas[16], pues es allí donde se produce la mas ancha transformación de la cotidianidad social y cultural cuyos protagonistas son los excluidos[17]
De lo anterior el papel de la escuela pública no debería ser el de formación para un empleo, el de ciudadanos funcionarios sino de seres humanos libres que buscan la construcción de una sociedad regulada como lo propone Gramsci. No debe ser la escuela la mera producción de seres normales, seres asimilados por la norma[18]. Así mismo, “La escuela pública no puede ya hoy pretender dejar fuera las culturas de sus alumnos, como proponía Durkheim [19](1902), es necesario que estas sean piedras angulares para no negar las identidades culturales y la construcción social de territorios. La escuela pública no debe perder su fondo político - ideológico y cultural para ser convertida en procesos de CLIENTE – SERVICIO sino consolidar una posibilidad para resistir y proponer alternativas validas para desarrollar el pensamiento y construir socialmente el conocimiento y el territorio.
Es necesario resistir “lento, pero imparable, y multiforme desmantelamiento de la escuela publica, debilitándola económicamente, desenganchándola de los desarrollos de la ciencia y la tecnología, devaluado el oficio y la figura social del maestro, del profesor; y un segundo efecto devastador: colocar a muchos países en la disyuntiva: o financiar la educación o pagar la deuda externa”[20] Así mismo tener presente que la “La cultura no es una vana fantasía de plenitud, sino un conjunto de posibilidades gestadas por la historia que operan subversivamente dentro de ella.”[21] La escuela pública es una posibilidad cultural. En el presente el maestro debe intervenir para facilitar futuros posibles.
BIBLIOGRAFIA
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[1] Licenciado en Ciencias Sociales. Especialista en Educación con énfasis en Docencia de las Ciencias Sociales. Magíster en Territorio Conflicto y Cultura. Docente Institución Educativa Luis Carlos Galán Sarmiento, Venadillo, Tolima. Catedrático Universidad del Tolima. Integrante Espacio Tiempo en Sociedad – Grupo de Investigación en Didáctica de las Ciencias Sociales.
[2] Escuela publica concepto en contraposición a la escuela privada. Escuela publica aquella institucionalidad financiada por el Estado.
[3] SAID, CASTRO GOMEZ, Santiago. (2005). La (pos)colonialidad explicada a los niños. Perspectivas Latinoamericanas sobre la modernidad. Colonialidad y Geopolítica del conocimiento. Editorial Universidad del Cauca.
[4] DUSELL, Citado por CASTRO. Ibid.
[5] MIGNOLO, Citado por CASTRO. Ibid.
[6] CASTRO GOMEZ, Santiago. Ibid..
[7] PEREZ GOMEZ, Angel. I. La cultura escolar en la sociedad posmoderna. Cuadernos de Pedagogía Nº 225 (Pág. 80 a 85) Mayo de 1994. Madrid, España.
[8] IFRAN DOUGLAS. M. Foucault. Aproximación a claves de su pensamiento.
[9] La homogeneidad cultural permite reconocer que “…el impacto del desarrollo moderno es su significación planetaria” ANGEL MAYA, Augusto. (1995) La Fragilidad ambiental de la Cultura. Editorial Universidad Nacional: Instituto de Estudios Ambientales – IDEA. Bogotá.
[10] GUERRA MENDOZA, Marcelino. Taller institucional de investigación educativa. VICTORIA DE DURANGO, DGO. (27,28 Y 29 DE NOVIEMRE 2001). Organización y Cultura Escolar: Un enfoque psicosocial.
[11] GRAMSCI citado por RACOVSCHIK. Gustavo. La Escuela Pública: entre la Hegemonía y la Educación Popular.
[12] WILLIAMS, Raymond. Citado por RACOVSCHIK. Ibid.
[13] RACOVSCHIK. Ibid.
[14] GRAMSCI, Citado por: ALBORNOZ. Marcelo. Reflexiones educativas de Antonio Gramsci. .
[15] ANGEL, Op.cit .
[16] RACOVSCHIK. Ibid.
[17] BARBERO. Jesús Martín. 2003. La educación desde la comunicación. Grupo Editorial Norma. Bogotá.
[18] Concepto expresado por Elssy Bonilla. En: ARANA SAENZ, María Imelda. La escuela publica entre desempeños y recortes
[19] DURKHEIM, Emilio. Citado por BOLIVAr Antonio. La escuela pública y la educación de la ciudadanía: Retos actuales.
[20] BARBERO. Op.cit.
[21]EAGLETON, Terry. 2000. La idea de Cultura. Una mirada política sobre los conflictos culturales. Paidos. Barcelona.
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