lunes, 30 de noviembre de 2020

TRES EXPERIENCIAS PARA UNA CONCIENCIA VERDADERAMENTE LIBRE, SEGÚN HEGEL

Las tres experiencias decisivas para una conciencia verdaderamente libre, según Hegel

El genial e imprescindible filósofo alemán Georg Wilhelm Friedrich Hegel propuso tres etapas que sigue la conciencia humana en la obtención de su libertad.

Juan Pablo Cahz

Skies | 7, Óleo por el pintor estadounidense Robert Roth

G. W. F. Hegel es fuera de toda duda uno de los filósofos fundamentales de la cultura occidental. La originalidad de su pensamiento hizo que su influencia se extendiera a prácticamente todas las épocas posteriores a su obra, y ya en su propio tiempo fue reconocido por la pertinencia de sus ideas y sus planteamientos filosóficos.

De éstos cabría decir, so riesgo de ejercer una síntesis demasiado salvaje sobre una obra amplia y compleja, que Hegel culminó con su trabajo el desarrollo previo de la reflexión filosófica sobre la conciencia, con lo cual delineó con notable precisión los puntos finos de la que quizá es la cualidad más admirable, más sorprendente y también más misteriosa del ser humano: ser consciente de sí mismo.

En ese sentido, en su obra más conocida y más celebrada, la Fenomenología del espíritu, Hegel elaboró a propósito de tres etapas que conducen a un estado de libertad para el ser humano, siempre desde el punto de vista de la conciencia: el temor a la muerte, la vida al servicio del amo y el trabajo.

Ya en este punto cabe hacer notar que pese a la importancia que todos o casi todos podríamos dar a una idea como la libertad, no es del todo común que la pensemos en relación con nuestra propia vida. Lo más usual es que nos sintamos libres por poder hacer esto o aquello en determinadas circunstancias, por tener cierto poder adquisitivo (económico), porque creemos que ya no vivimos bajo la tutela de nuestros padres o por alguna otra razón similar, sin embargo, pocas personas se preguntan verdaderamente sobre el alcance de esa libertad que suponen en su existencia.

¿Qué decir, por ejemplo, de las prenociones y prejuicios con los que entendemos la realidad y que pueden considerarse también una forma de sujeción? Cuando hay ideas sobre el mundo que no nos permiten movernos, avanzar, tomar ciertas decisiones, ¿podemos decir que somos realmente libres? ¿Qué hace falta para dotar de libertad a la conciencia?

Hegel se propuso responder a esas preguntas en algunas de las partes más interesantes de la Fenomenología del espíritu. En particular, en los fragmentos donde habla de la "dialéctica del amo y el esclavo", el filósofo expone uno de los componentes estructurales más característicos de la conciencia humana: la necesidad de crecer a cargo de otra persona y cómo ello da lugar a una relación desigual en donde un "esclavo" crece bajo las reglas, ideas y formas de ver el mundo que el "amo" le muestra.

Para Hegel, dicha relación es uno de los puntos fundamentales de distintas cualidades de lo humano, de la conciencia, como hemos dicho, pero también de las relaciones intersubjetivas y por ello de la manera en que está conformada nuestra realidad social. Ecos o ejemplos de la relación "amo-esclavo" pueden encontrarse lo mismo en la relación entre padres e hijos, que entre jefe y empleados y aun entre un Estado y la población que lo integra.

No únicamente por la subordinación simple que podría señalarse en dichos vínculos, sino sobre todo porque en estos casos los implicados reproducen ciertas prácticas estructurales en donde la visión de uno prevalece sobre los otros o donde el temor sostiene la relación.

El impacto de esta idea hegeliana sobre la relación entre la conciencia de sí y el otro se debe sobre todo a la exactitud de la metáfora que el filósofo encontró para entender que las relaciones humanas tienen su origen en el reconocimiento de la conciencia. Reconocimiento para sí y reconocimiento del otro. Es decir: descubrirse como un ser consciente y también, en un segundo momento, contar con el reconocimiento que otro hace de nuestra calidad de seres conscientes, un igual o un semejante.

Sin embargo, como bien señaló el filósofo, dicho reconocimiento nunca es terso ni inmediato. El sujeto tiene que luchar para obtenerlo. Más aún: tiene que luchar a muerte por obtener el reconocimiento del otro. Tiene que arriesgar su vida para que el otro lo reconozca como un ser consciente y como un ser libre. Para Hegel, esa apuesta es la única moneda de cambio por la cual un sujeto comienza el camino que conduce a la asunción plena de la conciencia en tanto cualidad constituyente del ser humano y también como condición sine qua non de la libertad. Únicamente los seres conscientes pueden ser seres libres.

Hegel señaló tres etapas que forman parte de ese proceso de encuentro y desarrollo de la libertad de la conciencia. La primera de ellas, como podemos ya anticiparlo, es enfrentar el temor a la muerte. Para el filósofo, el instinto de supervivencia es un impulso netamente animal que en el caso del ser humano puede llegar a frenar o impedir el desarrollo de su conciencia.

El temor de pasar hambre, el temor de sentirnos solos y desprotegidos, el temor de que no haya alguien más que nos ayude con nuestros problemas, el temor de hacer algo "indebido" o "prohibido"… de algún modo todo ello es en el fondo expresión del temor a morir, de considerar la vida excesivamente preciosa y, en consecuencia, preferir conservar cierto estado en vez de arriesgarse en busca de nuevos horizontes.

En la escena primigenia de la lucha a muerte con el otro, entre uno que prefiere conservar su vida y otro al que no le importar alcanzar el punto de no retorno, aquél se convertirá en esclavo y este último en amo, pues será éste quien no dudó en poner en riesgo su existencia con tal de obtener su reconocimiento como ser consciente.

Con todo, esa condición de "esclavo" a la que orilla el temor a la muerte no es del todo negativa ni sus efectos son del todo inútiles en la formación de la conciencia.

Para Hegel, estar "al servicio" de otro tiene un efecto particular en la estructuración de la subjetividad: de ese modo se aprende a desplazar el deseo propio en beneficio de otro. Y si bien esto, en un primero momento, podría parecer cuestionable, en el fondo es una cualidad imprescindible para la vida en comunidad propia del ser humano. Cuando el sujeto es capaz de renunciar a la satisfacción de su propio deseo en beneficio, por ejemplo, del bien común, surge entonces la posibilidad de cooperación.

Más importante aún, la capacidad de tomar distancia de nuestros propios impulsos separa la conciencia humana de la conciencia animal, nos dice Hegel, pues ahí donde el animal es esclavo de sus necesidades, el ser humano puede en cambio contenerlas, postergarlas o sublimarlas en aras de un bien mayor. Pero esto, nos dice el filósofo, sólo se aprende cuando se está bajo la tutela del amo.

Hegel por Schlesinger (1831)

El último gran escalafón en esta adquisición de la libertad es el trabajo. En este punto es posible comprender por qué Karl Marx leyó tan atentamente a Hegel, pues el filósofo de Jena fue uno de los primeros en señalar con contundencia la importancia que el trabajo tiene para la existencia humana.

Hasta donde sabemos, el ser humano es la única especie en el planeta que desarrolló la capacidad intelectual de entender su entorno y transformarlo para su beneficio. En términos elementales eso es el trabajo. De ahí que el trabajo sea tan trascendente para el ser humano, pues en última instancia trabajar significa transformar la realidad.

Dicha transformación, sin embargo, no surge a partir de la nada, sino que siempre, en todo momento y circunstancia, parte de ideas específicas. El ser humano transforma el mundo en función de aquello que habita su conciencia. Dicho en términos hegelianos, el trabajo es el reflejo objetivo de la vida del espíritu.

Puede decirse, así, que llega un punto en la vida del ser humano en que el desarrollo de la conciencia y el trabajo se encuentran necesariamente, pues el ser humano es un ser de tal orden que necesita que su actividad creativa encuentre su expresión y su lugar en el mundo, su forma, y que como tal sea reconocida por otros.

Tomar conciencia del temor instintivo a la muerte; tomar conciencia de la capacidad de diferir la urgencia de un deseo; tomar conciencia de la importancia del trabajo en el desarrollo de nuestra vida: he ahí tres momentos capitales para la adquisición de la libertad para la conciencia, la cual se traduce, necesariamente, en una forma más auténtica de libertad general.

No únicamente la libertad de quien cree que actúa a su antojo o que se sale siempre con la suya, sino la libertad humana por excelencia, que hace de la vida un ejercicio continuo de transformación de la realidad.
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Texto, por Juan Pablo Cahz
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Fuente: 

martes, 17 de noviembre de 2020

ESTANISLAO ZULETA Y LA EDUCACIÓN

La crítica de Zuleta a la escuela es tan clara como demoledora. La escuela no enseña a pensar

Julián de Zubiría Samper,

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Estanislao Zuleta abandonó sus estudios unos días después de cursar el grado noveno. Desde ese momento se dedicó a leer, conversar, enseñar y pensar. Lector profundo de filosofía, literatura, arte, ciencia política y psicoanálisis; en sentido estricto, es un libre pensador autodidacta. Doctorado honoris causa de la Universidad del Valle con un memorable discurso en defensa de la dificultad, murió relativamente joven, dejando cientos de entrevistas y conferencias, necesarias para rastrear su original pensamiento. Sea el momento de invitar a la lectura de un reciente texto, cuyo editor, Hernán Suárez, le hizo, tal vez la que puede ser considerada la entrevista más importante para conocer su pensamiento pedagógico: “La educación un campo de combate”. El nuevo libro, titulado como esta columna, es escrito a varias manos y en él se defiende la vigencia de su pensamiento en educación y política.

La crítica de Zuleta a la escuela es tan clara como demoledora. La escuela no enseña a pensar. Así lo expresa: “La escuela transmite datos, conocimientos, saberes y resultados de procesos que otros pensaron, pero no enseña ni permite pensar”. La escuela nos prepara para tareas aburridoras, rutinarias y mecánicas, pero no para crear, imaginar e interpretar. Lo que se enseña en la escuela, en general, no sirve en la vida y lo que uno necesita en la vida, en general, no se lo enseñaron en ella.

Los colegios se quedan en lo particular, en el dato, en lo irrelevante y dejan de lado lo esencial: las ideas de carácter general. En ellos se trabaja en múltiples asignaturas fragmentadas. En geografía resaltan el detalle de los accidentes, dejando de lado las relaciones del hombre con el contexto histórico, cultural y espacial. En historia, los hechos particulares dominan la enseñanza, pero no se profundiza en los procesos sociales, económicos, políticos y culturales y en la interpretación de ellos. No se enseña a pensar socialmente.

El álgebra o el cálculo se enseñan de manera aburridora y rutinaria. Se opera con letras, sin sentido y sin lógica, pero no se convierte la matemática en una ejercitación de los procesos deductivos y abstractos del pensamiento formal. Es más, no se enseñan matemáticas, sino a resolver mecánicamente los algoritmos. Tampoco lo aprendido puede ser transferido para resolver problemas del mundo cotidiano. El cálculo no lo usan los estudiantes en el mundo real y tampoco les ayuda a pensar mejor.

Si Estanislao Zuleta volviera a nacer, quedaría impactado. Colombia desaprovechó las tres últimas décadas para transformar la escuela en la dirección que él propuso. Casi nada se ha hecho al respecto. A pesar del impulso que le dio la Ley General de Educación de 1994 y del Movimiento pedagógico de los años ochenta y noventa, no se pudo consolidar el cambio, porque, como decía el maestro Abel Rodríguez, se implantó la contrarreforma educativa. También, hay que reconocerlo, el movimiento sindical del magisterio abandonó el debate pedagógico y se concentró en la reivindicación gremial. En la práctica, ambas cosas impidieron que se transformaran los fines de la educación, los currículos y el papel de los maestros y de las instituciones educativas. Por eso, la crítica de Zuleta al sistema educativo colombiano, es más válida hoy que ayer.

Para alcanzar la finalidad de la que hablaba Zuleta, se necesitaría repensar las finalidades de la educación y el papel del maestro y de las instituciones educativas. Esto no sería posible sin una profunda transformación pedagógica y curricular. Los Derechos Básicos de Aprendizaje implementados recientemente por el MEN, van en un sentido exactamente contrario al planteado por Zuleta.

La tarea esencial de la educación, en términos de Zuleta, es “formar individuos amantes de la ciencia, el arte y las libertades democráticas”. Eso sólo es posible con docentes que contagien de pasión a sus estudiantes y que cultiven las preguntas, la lectura crítica y el debate argumentado. Esto lo impide una educación centrada en asignaturas aisladas y que no vincula activamente a los estudiantes en el proceso. Obligar a pensar, es tan absurdo como obligar a amar. Por eso, -dice-, “de los pocos profesores que a uno le queda un buen recuerdo, son precisamente aquellos que se les notaba que amaban lo que hacían”.

La escuela necesita de docentes reflexivos, que, gracias al impulso de la lectura y el debate, conviertan las opiniones de los alumnos en ideas argumentadas sometidas al análisis crítico. La lectura para Zuleta es, esencialmente, una interpretación, un diálogo reflexivo con el autor. Una conversación entre las ideas de él y las del lector. Por eso, -decía- “siempre hay que leer desde una pregunta”. Leer es rumiar, trabajar y reelaborar. La antítesis de lo que hoy nos quieren vender como “cursos de lectura rápida”. La lectura, como el amor, se cuece a fuego lento. La educación –nunca hay que olvidarlo- es un campo de combate. Por eso, fue siempre un crítico agudo del dogmatismo y habría sido implacable contra quienes quieren limitar la libertad de cátedra en las aulas. Pensar implica dudar, interpelar, debatir y reelaborar. El dogmatismo, por el contrario, parte de verdades sobre las que nadie duda: ¡se afinca en absolutos! Puede ser un dogma científico, político o religioso. No importa, en todos los casos se limita la reflexión, la duda y la argumentación. “No se puede respetar el pensamiento del otro cuando se habla desde la verdad misma, cuando creemos que la verdad habla por nuestra boca; porque entonces el pensamiento del otro solo puede ser error o mala fe”. La ciencia tiene que poner en duda todo principio y todo dogma. De allí que el papel de la educación tiene que ser, “llevar las verdades, hasta sus últimas consecuencias”, cuestionar y enseñar a pensar y dudar.

Zuleta no lo alcanzó a ver, pero algunos países avanzaron parcialmente en la dirección planteada por él para el sistema educativo. Finlandia, por ejemplo, está trabajando en esa ruta y para ello, tienen previsto desde 2022 eliminar las asignaturas y concentrarse en siete competencias esenciales, una de ellas, el pensamiento crítico. En 1998 Chile hizo una reforma educativa para enfatizar en dos competencias: la lectura y el pensamiento crítico. Diversos países del mundo vienen trabajando hace unas décadas en la misma dirección y por eso las llaman las competencias del siglo XXI: pensar, leer, convivir y trabajar. Pero eso es mucho más claro en diversas instituciones educativas que en sistemas educativos completos o en proyectos impulsados por el Estado.

De manera análoga a Zuleta, hemos propuesto en los últimos treinta años concentrar la educación en el desarrollo de tres competencias: pensar, comunicarse y convivir. La tesis es que estas competencias tendrían que ser transversales. Según este postulado, todas las asignaturas de todos los grados y de todas las áreas, deberían enseñar a pensar, a comunicarse y a convivir. Creemos que a eso debería dedicarse la educación básica. El MEN no ha impulsado ninguno de los cambios necesarios, el sindicalismo está dedicado a defender las reivindicaciones gremiales de los docentes, la tradición no lo ha permitido y la consecuencia es que la escuela sigue sin enseñar a pensar. De esta manera, se debilita el desarrollo humano y la democracia.

¿Qué podríamos hacer hoy en día para desarrollar el pensamiento en los colegios? Debería haber un área para cualificar el pensamiento y, al mismo tiempo, todas las demás áreas deberían consolidar los conceptos y los procesos de pensamiento. El área de pensamiento tendría la función de garantizar el ejercicio mediado de los procesos de pensamiento e impulsar la creatividad. El área fortalecería los procesos de pensamiento propios de cada ciclo del desarrollo, iniciando durante el primero con los procesos de seriación y clasificación; y terminando en el último con la ejercitación del pensamiento argumentativo y deductivo.

Así mismo, habría que enseñar a pensar sobre cómo pensamos. Lipman, quien creó el programa de filosofía para niños, decía: “Si lo que buscamos es mejorar la capacidad de razonamiento de los niños, lo mejor que podemos hacer es enseñarlos a pensar sobre su propio pensamiento”. Los discípulos de Piaget lo llamaron metacognición, e implica enseñar a planear, evaluar y reelaborar nuestros propios pensamientos.

Enseñar a pensar es una tarea necesaria y prioritaria si queremos consolidar la democracia en Colombia. ¿Será por eso que hay tanta resistencia a hacerlo? Leer a Zuleta, nos ayudaría a resolver la pregunta anterior, a dudar y reflexionar, incluso, sobre lo que aquí se postula.
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Fuente:
El Espectador, nov. 16/2020 

jueves, 12 de noviembre de 2020

IMPORTANCIA DE LA LECTURA COMO HÁBITO

La importancia de la lectura como hábito
Los beneficios de esta práctica se extienden a la salud física y mental de las personas

María José Rojas Mercado

Foto: Pixabay

La lectura es un elemento fundamental a lo largo de la vida del ser humano, sea por deber o por gusto siempre hemos estado y estaremos rodeados por ella. Sin embargo, no podemos negar que muchos la perciben como una simple interpretación de signos, cuando en realidad es algo más allá, capaz de aportar infinitos beneficios para nuestra vida y los ámbitos que la conforman. Es por esto que en este escrito se argumentará que la lectura como hábito contribuye al bienestar físico y mental de las personas.

Frente a esto, es importante que comprendamos los beneficios que puede traer darle el lugar y el valor adecuado en nuestra vida y en la sociedad en general, para así, experimentar en su totalidad lo que significa. Más aún, es fundamental conocer la manera en que contribuye con nuestro bienestar, para así contar con motivaciones que nos permitan establecerla propiamente como un hábito. Por esta razón, en esta propuesta se expondrá que la lectura mejora la calidad de vida, brinda un entretenimiento sano y abre nuestra mente a la diversidad del mundo que nos rodea. Finalmente, se realizará una pequeña reflexión con el fin de comprender lo que significa para nuestra vida y salud.

No es un secreto para nadie que la lectura es un medio excepcional para mejorar la calidad de vida. Leer asegura paz mental con nosotros mismos y con los que nos rodean, permitiendo la sana convivencia y la oportunidad de vivir en ambientes positivos que contribuyan con nuestro crecimiento. Pero la salud mental en un ámbito emocional, aunque muy importante, no es el único factor que trae calidad de vida, la salud cerebral también juega un papel determinante y la lectura puede satisfacerla. Cuando leemos, nos encontramos con la necesidad de discernir aquello que tenemos en frente, hacemos ejercicio mental y mantenemos nuestra mente activa, lo que es considerado como uno de los 4 pilares necesarios para la prevención del Alzheimer según Khalsa y Perry, quienes señalan que “la lectura es una de las mejores formas de mantenerse alerta: no solo se aprende, sino que la mente se ve obligada a pensar y participar fuera de las tareas cotidianas”[1]. También, es importante notar que leyendo adquirimos habilidades muy importantes como una mejor redacción de textos o comprensión lectora, que contribuyen a formar un paquete de calidad educativa o laboral que podremos usar a nuestro favor al momento de conseguir oportunidades que de una u otra forma aumentan la calidad de vida. Además de eso, leer reduce el estrés y mejora la calidad del sueño, factores importantes en la salud física, pues si no se tienen en cuenta, pueden ser el origen de múltiples enfermedades.

En segundo lugar, la lectura es beneficiosa para el estado físico y mental pues brinda un entretenimiento sano. En una sociedad modernizada como la de hoy en día, utilizar libros como actividad de ocio es una decisión muy positiva, porque el tiempo que apliquemos significara conocimientos y enseñanzas nuevas, un espacio para reflexionar y desarrollar la imaginación. Sin embargo, el hecho de que la lectura sea un medio para adquirir conocimiento no es sinónimo de una actividad tediosa, es completamente diferente, leyendo nos sumergimos en historias y mundos nuevos, y nos volvemos los protagonistas de una realidad diferente a la nuestra, leer hace posible el escaparse de la realidad. Además, brinda algo más allá de lo que brindan otros medios de entretenimiento como las redes sociales o la televisión, contrario a estos, la lectura no es una simple distracción, pues tiene un papel principal que requiere total concentración y es un medio para desconectar con el mundo. Leer llena de paz y entretiene en forma de terapia. María Serradas lo expresa de la siguiente manera: “la lectura es uno de los medios más poderosos para adquirir informaciones muy diversas, para conocer y aprender, para dar entrada a otros mundos no vividos, para dar placer”[2]. Un punto de vista muy acertado pues expone lo que es la lectura en esencia y los beneficios que podemos obtener si la usamos como medio de entretenimiento.

Por último, la lectura tiene la capacidad de abrir nuestra mente a todo lo que nos ofrece el mundo en su inmensidad. Al leer, nos encontramos con nuevas culturas y vemos las cosas desde la perspectiva de otras personas, por lo que aumenta nuestra capacidad de entender sus puntos, manteniendo y formando los nuestros propios. Además, la lectura nos hace más empáticos y gracias a que podemos entender a las demás personas, estamos más conscientes de nuestras acciones y de lo que nos rodea, y salimos de esa burbuja en la que estamos encerrados donde solo lo que nosotros pensamos cuenta. Al ser capaces de abrir nuestra mente, las experiencias que se pueden vivir también son innumerables, y como dejamos de lado el juzgar lo que no conocemos somos más felices y vivimos más tranquilos. Existen libros de todas partes del mundo y de todos los temas, que nos brindan la posibilidad de conocer todo sin tener la necesidad de viajar o estar en los zapatos del escritor; es eso lo fabuloso de leer, que nos permite entrar en contacto y entender los pensamientos y vivencias de otras personas a través de palabras. Marchesi ofrece una reflexión respecto a esto, “una narración permite conocer perspectivas diferentes, formas distintas de pensar, de vivir y de creer. La lectura nos abre a otras vidas y nos enseña el camino del reconocimiento y del respeto a la diversidad personal y cultural”[3].

En suma, en este escrito se ha visto que la lectura como hábito contribuye con el bienestar físico y mental de las personas, porque mejora la calidad de vida asegurándonos paz mental, previniendo enfermedades cerebrales y reduciendo el riesgo de sufrir enfermedades físicas; brinda un entretenimiento sano permitiendo el acceso al conocimiento de una forma divertida y relajante; y abre nuestra mente a nuevas culturas y mentalidades, dando paso a una vida más feliz y armoniosa. Por esto, es importante que las personas comprendan el impacto que tiene este hábito y los beneficios que ofrece, para que no exista duda en implementarlo conscientemente de una vez por todas. Esto porque la lectura significa mucho para la salud física y mental, cuando la ponemos en práctica, es un alimento para la mente, el cuerpo y el alma, nos hace sentir completos y nos permite aportar positivamente en la sociedad en que vivimos.
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[1] Dharma Khalsa, George Perry, The Four Pillars of Alzheimer´s Prevention, National Center for Biotechnology Information, 1 Mar 2017.

[2] Marian Serradas, El valor terapéutico de la lectura en el medio hospitalario, EUSAL revistas, 1999.

[3] Álvaro Marchesi, La lectura como estrategia para el cambio educativo, Revista de educación, 2005.
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Fuente:

domingo, 8 de noviembre de 2020

INVENTOS LATINOS QUE CAMBIARON LA HISTORIA

Hecho en Latinoamérica: 6 inventores que cambiaron la historia

© Flickr / Julian Santacruz

De América Latina han surgido grandes inventores en campos como la química, la medicina y la tecnología, entre otros. Conoce algunos de los inventos más relevantes y populares.

Seguramente te sorprendería descubrir todas las cosas del uso cotidiano que no sabías que fueron creadas por latinoamericanos. 

En el Día Internacional del Inventor, que se celebra cada 9 de noviembre aunque varios países han cambiado la fecha para conmemorar a sus propios inventores, Sputnik te trae seis de las creaciones más importantes de inventores latinoamericanos.

Inventos latinos que cambiaron la historia

Televisión a color 

El ingeniero mexicano Guillermo González Camarena fue el responsable de darle color por primera vez a la televisión. En 1940, creó el sistema tricromático secuencial de campos, más conocido como STSC, que permitía transmitir a color los contenidos televisivos. 

© FOTO : PIXABAY / STOCKSNAPUn mando de televisión

Patentado en 1942, el sistema sirvió como modelo para el desarrollo y perfeccionamiento de la televisión a color alrededor del mundo. 

Pastillas anticonceptivas

También oriundo de México, el químico Luis Ernesto Miramontes logró en 1956, con solo 26 años, sintetizar la hormona noretisterona, que inhibe la ovulación femenina y es el principal compuesto de la píldora anticonceptiva. 

© CC0 / PIXABAY.  Píldora anticonceptiva

La investigación la realizó junto a su director de tesis, Carl Djerassi, y el director del laboratorio George Rosenkranz. Y aunque su responsabilidad ha sido discutida, el propio Djerassi ha afirmado que Miramontes fue el responsable de la síntesis de la hormona, asegura el medio de ciencia y tecnología mexicano Xataca. 

Bolígrafo

Un húngaro naturalizado en Argentina llamado Ladislao José Biro inventó la pluma que escribe con una tinta a base de aceite que se desliza sobre el papel mediante una bola de tungsteno, más conocida como bolígrafo. 

© CC0 / PIXABAY. Un bolígrafo, imagen referencial

De hecho, en Argentina el Día del Inventor se celebra el 29 de septiembre, en honor al nacimiento de Biro. Además, por su nombre, al bolígrafo lo llaman "birome". 
Corazón artificial

El médico argentino Domingo Liotta creó en 1958 el sistema de Dispositivo de asistencia ventricular derecha, o RVAD, y lo instaló por primera vez en un paciente con insuficiencia cardíaca avanzada irreversible. 

© CC0 / PIXABAY. Una cirugía de corazón

Aunque hubo diseños anteriores, este es considerado el primer corazón artificial total aplicable a pacientes con afecciones de este tipo. 

Código Captcha

El responsable de los códigos Captcha que aparecen en ciertas páginas web es el informático y empresario Luis Von Ahn, oriundo de Guatemala. 
© CC BY 3.0 / WIKIMEDIA COMMONS. Código Captcha

También profesor de Ciencias de la Computación en la Universidad Carnegie Mellon, es el fundador de las empresas Duolingo, Captcha y Recaptcha. 

Bypass vascular

Otro médico argentino destaca entre los inventores latinoamericanos. Se trata del cardiocirujano René Favaloro, responsable de la creación de la cirugía de revascularización miocárdica, también llamada bypass vascular.

© WIKIPEDIA / JERRY HECHT/NATIONAL INSTITUTES OF HEALTH. Operación de bypass coronario

Tras su invención, esta clase de cirugía comenzó a expandirse y ha salvado millones de vidas alrededor del mundo
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viernes, 6 de noviembre de 2020

MUJERES ANDINAS TAMBIÉN CAZABAN EN LA PREHISTORIA

Las mujeres andinas también cazaban en la prehistoria, confirma estudio


El análisis de los huesos y dientes de una joven enterrada hace 9.000 años en la actual ciudad peruana de Puno (sur), junto a sus herramientas de caza, confirmó que las mujeres prehistóricas de los Andes también participaban de estas actividades, detalló un estudio elaborado en la Universidad de California.

Un equipo de antropólogos de la Universidad de California confirmó que las mujeres de los Andes en la prehistoria, al igual que los hombres, también se dedicaban a la caza de animales.

Los especialistas encontraron los restos de una joven enterrada hace 9.000 años en la actual ciudad de Puno, sur de Perú, que yacía junto a herramientas típicas de caza, y confirmaron que estas se dedicaban a la caza, incluso de presas grandes, tras el análisis de los huesos y los dientes hallados.

Según el profesor asistente de antropología en la Universidad y autor principal del estudio, Randy Haas, estos hallazgos permiten problematizar la visión contemporánea en torno a la historia de las prácticas laborales en relación con el género y la desigualdad. Hasta ahora, era habitual en la ciencia la concepción de la mujer como recolectora y el hombre como cazador.

"Las prácticas laborales entre las sociedades recientes de cazadores-recolectores tienen un alto grado de género, lo que podría llevar a algunos a creer que las desigualdades sexistas en cosas como el salario o el rango son de alguna manera 'naturales'. Pero ahora está claro que la división sexual del trabajo era fundamentalmente diferente, probablemente más equitativa, en el pasado profundo de cazadores-recolectores de nuestra especie", subrayó. 

En este sentido, la investigación puede servir a fines de reconocer que "las disparidades de hoy en día, en términos de salarios, promoción y avance en las carreras profesionales, entre hombres y mujeres, no tienen nada de natural", subrayó.

¿Qué encontró el estudio?

El análisis de los restos hallados en Puno permitió identificar a la mujer de entre 17 y 19 años, bautizada como WMP6, y también a un hombre de unos 25 o 30 años.

Junto a la mujer había puntas afiladas, lanzas, un cuchillo, piedras y otras herramientas habituales de la caza de entonces. WMP6 parece haber utilizado un arma conocida como "atlatl", una especie de propulsor para aumentar la velocidad y distancia de su lanza. Este tipo de arma era usada principalmente para cazar vicuñas, un ancestro de las alpacas, y el gamo andino. 

Para saber si la mujer hallada era una excepción, el equipo analizó los restos de 429 esqueletos enterrados en 107 puntos del continente americano, de entre 17.000 y 4.000 años. De la muestra, encontraron a 27 personas cuyo sexo pudo identificarse encontraron 11 mujeres cazadoras.

"La muestra basta para concluir que la participación de las mujeres en las tareas de caza de presas grandes era normal en la época", reza la conclusión de la investigación que, dice, entre un 30 y un 50% de los cazadores de entonces eran mujeres. 

El estudio fue publicado en noviembre por la revista Sciences Advances.
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martes, 3 de noviembre de 2020

NECESITAMOS PROFESORES COMO ZULETA PARA NO ELEGIR TECÓCRATAS COMO DUQUE

¿Por qué necesitamos profesores como Zuleta para no elegir tecnócratas como Duque?

En el país de Latinoamérica donde menos se lee es necesaria rescatar la figura del gran profesor antioqueño. Un nuevo libro resucita al más grande de los lectores

Por: Iván Gallo


Una vez Estanislao Zuleta le dio un taller sobre el Quijote a profesores de español de los colegios más importantes de Bogotá . Eran cincuenta, ninguno lo había leído. ¿Cómo diablos van a hablar de él si nunca lo han abierto? Que los niños no puedan disfrutar del Quijote es uno de los grandes fracasos que ha cometido la educación colombiana. En cambio imponen obras completamente rebatidas, anacrónicas, muertas como Platero y yo o La celestina. El pensmun no cambia desde hace cuarenta años. Esa imposibilidad de rebelarse ante el programa, de dejar de mostrar la lectura como algo sagrado, inteligente, aburrido, es lo que ha producido un pueblo perverso, sanguinario, uribista, imbécil. “Todo lo que vuelven tarea lo prohíben” decía en sus clases Estanislao, mientras el vodka le avivaba aún más el fuego de su inteligencia.

Acabo de releer Sobre la lectura y quisiera dejar de escribir para volverme un poco hipocondriaco con La montaña mágica o fracasar de nuevo con Así hablaba Zaratustra. La importancia de Zuleta es esa, recordarnos que la principal función que debe cumplir un profesor de Español -esa maldita palabra- es motivar al alumno a disfrutar de la lectura. Zuleta era un lector que compartía su pasión con salones abarrotados de pelados que querían sumergirse en la miseria de Dostoyevsky o entender mejor el Capital a partir de La comedia humana de Balzac. Un libro siempre es una puerta

Cuando yo estaba en la universidad, por allá en el 2000, Zuleta era una figura capital, una especie de rock star. De vez en cuando conocíamos a alguno de sus alumnos, nos contaban que nunca escribió una frase, que lo que queda son los apuntes de los que iban a sus clases, como Sócrates o Foucault, su obra pervive es por la pasión que desató en sus discípulos. Se hablaba de su gusto por el vodka, de su muerte en un apartamento de interés social en Cali. 55 años. Una pérdida irreparable. Otra de nuestras desgracias. En un país donde no se lee perder al único profesor que fomentaba la lectura a edad tan temprana era una de nuestras grandes tragedias. Y, con los ocho años de Uribe, su figura se fue destiñendo y las pantallas acabaron con cualquier estímulo a la imaginación, eso que era tan importante para él. Y ya sólo los viejos nos acordamos de Estanislao. Uno de los diabólicos legados de la Seguridad Democrática es la Universidad como fábrica de hacer jamones tecnócratas como Duque. La ausencia de imaginación es lo que propicia el triunfo de políticas de la violencia y la venganza como vivimos con Uribe II, Trump o Bolsonaro. La imaginación es lo que nos hace humanos, sin ella no puede haber humanismo.

Hernán Suárez, uno de sus más queridos discípulos, quien fue el hombre que le hizo la más brillante de sus entrevistas, Educación y democracia, tuvo la valentía de intentar resucitar al maestro. Su compilación de textos Estanislao Zuleta y la educación, la vigencia de su pensamiento, reúne ensayos de Alberto Martínez Boom, Jhon Henry Orozco Tabares, Humberto Quiceno Castrillón, Guillermo Bustamente, Fabio Jurado, Fabio Giraldo y Alejandro Gaviria. Un libro necesario ahora que la pandemia ha terminado de congelar nuestras emociones, un instrumento para despegarnos un momento de las malditas pantallas que no nos dejan ni dormir y regresar a la fogosa tranquilidad de los libros.
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Fuente:

 
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