viernes, 23 de octubre de 2020

SALUD EMOCIONAL, CULTURA CIUDADANA E INNOVACIÓN DOCENTE

Salud emocional, cultura ciudadana e innovación docente: conozca las tendencias en educación

La educación atraviesa por un momento crucial en todo el mundo. La pertinencia de la presencialidad y la virtualidad, los efectos en la calidad por el cierre de escuelas y la salud mental de los niños, son algunos de los temas que se tratarán en la séptima edición de la Cumbre Líderes por la Educación, que se realizará este 28 y 29 de octubre de forma virtual y gratuita. Participe.
10/22/2020

- Foto: Guillermo Torres | Guillermo Torres

El distanciamiento social, las cuarentenas y diferentes restricciones provocadas por la pandemia generó que todos los sectores se enfrentaran a nuevos retos y el campo educativo no fue la excepción. Nadie estaba preparado para trasladar los siglos de experiencia de las instituciones educativas a la sala de la casa. Tampoco para convertir a los papás en experimentados maestros ni para reemplazar el recreo, los juegos y las risas con los amigos por una clase virtual en Zoom.

Cumbre Líderes por la Educación: ¿qué podemos aprender de la reapertura de colegios en Francia?

El reto para la educación no tiene precedentes. Sin embargo, el proceso educativo de millones de niños no se ha detenido a pesar de las enormes dificultades en materia de conectividad que existen en el país. Todas las familias, sin importar el estrato o la condición en la que viven, sienten de alguna manera lo mismo. Por mucho empeño paterno o materno la educación desde la casa no es la misma.


Buscando que los diferentes actores del sistema educativo compartan sus experiencias a lo largo de estos meses y haya un espacio de reflexión sobre el futuro de la educación en medio de la llamada 'nueva normalidad’, Semana Educación desarrollará el próximo 28 y 29 de octubre la séptima edición de la Cumbre Líderes por la Educación, la cual será por primera vez de forma virtual y gratuita.

La Ministra de Educación María Fernanda Campo; Víctor Alberto Gómez, Rector del Colegio Gimnasio Moderno y María Carolina Hoyos, Viceministra de TIC; hablaron del compromiso de la ciudadanía en los temas educativos, como lo afirmó Víctor Alberto Gómez “Desde el aula podemos hacer mejores ciudadanos”. - Foto:

Se espera la asistencia de más de 2.000 personas entre docentes, estudiantes, padres de familia y ciudadanía en general, quienes pueden participar de manera gratuita con inscripción previa en cualquiera de las conferencias del principal evento de educación en el país. Aparte su cupo antes del 28 de octubre en el siguiente enlace: https://cumbrelideresporlaeducacion.com/inscribete-hoy/

En la variada agenda de la Cumbre los asistentes podrán encontrar desde temáticas relacionadas con la salud mental, hasta la brecha digital que existe entre la educación rural y urbana. Entre las conferencias que más han llamado la atención de los inscritos se destacan ‘El viacrucis de educarse en la Colombia Rural. Propuestas para cerrar la brecha’, que recogerá experiencias y propuestas de diferentes regiones del país.

Sí es posible: así avanza el retorno a la presencialidad de los jardines infantiles

Un tema que cada vez toma mayor relevancia en medio del cierre de escuelas y jardines es la salud mental de los niños, diversos estudios evidencian que hay una afectación grave, hecho que preocupa a millones de familias. Por esta razón, Stanislas Dehaene, presidente del Consejo científico del Ministerio de Educación de Francia, les hablará a todos los participantes de la cumbre sobre cómo manejar esta situación, en su conferencia ‘Neurociencias y aprendizajes: ¿Cómo educar en el mundo de hoy?’

En el evento habrá participación de las diferentes regiones y disciplinas, así como de los altos funcionarios del Gobierno nacional, quienes estarán dando a conocer que se viene en materia educativa para Colombia. Conozca la agenda completa de invitados y conferencias en el siguiente enlace: https://cumbrelideresporlaeducacion.com/la-cumbre-2020/

“La educación de todo el país exige un espacio de reflexión, hoy somos el moderador que invita a dar ese primer paso hacia la pertinencia, la equidad y la calidad de la enseñanza, un encuentro para repensar la educación”, comentó la directora de Semana Educación, María Constanza García, quien recordó que cualquier persona puede participar del evento inscribiéndose previamente.

Esto debe tener en cuenta para comprarle tapabocas a sus hijos

Las conferencias y conversatorios de la séptima Cumbre Líderes por la Educación se desarrollarán alrededor de siete ejes temáticos, los cuales buscan abordar las necesidades, retos, experiencias, que se están generando en pro de la educación en tiempos de pandemia y post pandemia
Investigaciones y conocimiento: en el evento se visibilizarán investigaciones generadas por las universidades colombianas, resaltando su potencial y talento; al igual que sus necesidades, como un paso necesario hacia la innovación, la pertinencia de la academia y la calidad de vida de todos los estudiantes, docentes y directivos docentes.
Primera Infancia y diversidad: la primera infancia es una etapa clave en la neuroplasticidad humana; es un momento donde el contexto cultural, de familia y costumbres debe ser abordado desde modelos asertivos de educación. En el evento se dará a conocer ‘La escuela de la confianza francesa’ como una alternativa de aprendizaje basada en los pilares de escolarización desde los 3 años o antes, así como la importancia de avanzar en la igualdad de oportunidades de aprendizaje para los niños en la primera infancia.
Cultura Ciudadana: la Cumbre Líderes por la Educación abrirá un espacio de conversación en torno al empoderamiento de los niños y niñas como ciudadanos sujetos de derechos que a su vez son agentes creadores, algo clave para generar un cambio significativo en tiempos donde se requiere un nuevo ciudadano para enfrentar de manera positiva y constructiva la nueva realidad.
Docencia: el evento busca visibilizar a los docentes y hacer evidentes los esfuerzos que hacen de su trabajo. Se conversará, entre otras cosas, sobre aspectos emocionales, pedagógicos, tecnológicos que ayuden a los docentes a seguir cumpliendo la honrosa tarea de hacer la diferencia para niños, niñas y adolescentes.
Educación Rural: las dinámicas de la educación rural revelan experiencias de resiliencia en cada rincón del país, al igual que brechas de género y limitaciones de empleabilidad laboral para estos territorios. La Cumbre abrirá un espacio de diálogo para compartir propuestas para enfrentar estos desafíos.
Salud Emocional: diferentes expertos debatirán acerca de las herramientas de manejo emocional en tiempos de crisis; de tal manera que los asistentes puedan contar con ellas para afrontar situaciones de cambio e incertidumbre que se han incrementado durante el aislamiento obligatorio y que además sirvan como mecanismo de respuesta a problemáticas preexistentes como el `matoneo´, la depresión, el suicidio y ansiedad.
Formación para el empleo: la educación dual es una modalidad de aprendizaje que consiste en una educación teórica-práctica para el estudiante (teórica en el aula de clase y práctica en las empresas). El evento ahondará en las experiencias de educación dual, la cual ya está siendo implementada por entidades de educación en Colombia en tiempos donde las habilidades en tecnologías 4.0 son necesarias para el mercado laboral. Dado que en Francia llevan muchos años en práctica de educación dual, habrá varios expertos que darán a conocer este método poco usado en el país.
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Fuente:

BASES COGNITIVAS DEL LENGUAJE NACIERON HACE 40 MILLONES DE AÑOS

Las bases cognitivas del lenguaje nacieron hace 40 millones de años

Pablo Javier Piacente

La identificación de reglas básicas similares al lenguaje, como por ejemplo el encadenamiento de determinados sonidos que se repite a modo de estructura, es común a los primates y se originó hace 40 millones de años, mucho antes de la evolución del lenguaje humano.

Un grupo de científicos del Departamento de Ciencias del Lenguaje Comparado de la Universidad de Zurich, en Suiza, ha logrado comprobar mediante un experimento que las bases cognitivas que dieron origen al lenguaje están presentes en los primates desde hace 40 millones de años. De acuerdo a un comunicado, estas estructuras primarias comenzaron a utilizarse mucho antes de la evolución del lenguaje humano tal como hoy lo conocemos.

El lenguaje es una de las herramientas vitales para el ser humano. Prácticamente puede decirse que su evolución ha sido la piedra fundamental para el desarrollo de la humanidad y su despliegue en el planeta: nos permite compartir cultura, experiencias, tecnologías, emociones… En definitiva, nos define como humanos.

Sin embargo, todo indica que las bases cognitivas del lenguaje son comunes a distintas especies de primates. En otras palabras, compartimos con los primates no humanos los primeros elementos que comenzaron a darle forma y a sustentar al lenguaje, a partir de estructuras sonoras que se reconocían y repetían.

Los investigadores suizos descubrieron que los monos y grandes simios son capaces de identificar reglas en construcciones complejas similares al lenguaje, al igual que lo hacen los seres humanos. Según el estudio, publicado en Science Advances, esa base cognitiva que permite el desarrollo del lenguaje se habría desarrollo varios millones de años antes del surgimiento del lenguaje humano propiamente dicho.

Una gramática artificial en base a sonidos

Un punto a destacar de este estudio es que los experimentos realizados con monos titíes, chimpancés y humanos se concretaron a partir de la creación de una especie de “gramática artificial”. En la misma, los científicos utilizaron formas sonoras que se van repitiendo y generan estructuras reconocibles, como sucede en el lenguaje con los elementos que conforman una frase y que nos hacen suponer, por ejemplo, que luego de un sustantivo vendrá un verbo, más allá de cualquier elemento ubicado entre ellos.

Precisamente estas estructuras sonoras son las que conformaron las bases cognitivas del lenguaje, por eso los científicos buscaron verificar su presencia en todas las especies de primates estudiadas. Es así que en el marco del experimento se comprobó que los chimpancés, por ejemplo, aprendieron que ciertos sonidos siempre iban seguidos de otros sonidos específicos, aunque en ocasiones estuvieran separados por otras señales acústicas.

De esta manera, se observó la presencia de uno de los elementos cognitivos más importantes para el procesamiento del lenguaje, denominado técnicamente “dependencias no adyacentes”: la capacidad de comprender la relación entre las palabras de una frase, aunque las mismas estén separadas por otros elementos.

Una habilidad extendida entre los primates

En el marco del experimento, los monos reaccionaban con extrañas y largas miradas hacia los parlantes cuando los investigadores reproducían sonidos no esperados en las estructuras. Dicho indicio de sorpresa en los animales al notar un «error gramatical» es una evidencia concreta de su comprensión de la lógica que da origen al lenguaje.

Según el profesor Simon W. Townsend, líder del grupo de investigadores, “los resultados muestran que las tres especies (titíes, chimpancés y humanos) comparten la capacidad de procesar dependencias no adyacentes. Por lo tanto, es probable que esta habilidad esté muy extendida entre los primates”, indicó.

Las conclusiones de la investigación sugieren que este elemento crucial del lenguaje se originó hace unos 40 millones de años, cuando los monos titíes se separaron de los antepasados de la humanidad. En consecuencia, esta habilidad cognitiva primordial se desarrolló muchos millones de años antes de la evolución definitiva del lenguaje humano.
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Referencia

Non-adjacent dependency processing in monkeys, apes and humans. Stuart K. Watson, Judith M. Burkart, Steven J. Schapiro, Susan P. Lambeth, Jutta L. Mueller and Simon W. Townsend. Science Advances (2020).DOI:https://doi.org/10.1126/sciadv.abb0725

Foto: National Center for Chimpanzee Care in Bastrop, Texas.
Video y podcast: editados por Pablo Javier Piacente en base a elementos y fuentes libres de derechos de autor
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Fuente:

viernes, 16 de octubre de 2020

LA LUNA, ESCUDO CONTRA EL SOL QUE SALVÓ LA VIDA EN LA TIERRA

Un escudo contra el Sol: cómo la Luna salvó a la Tierra


Los últimos estudios han demostrado que la Luna es algo más que un pedazo de roca fría y sin vida. O al menos no lo fue hace 4,5 millones de años, cuando compartía un campo magnético con la joven Tierra. Prácticamente le sirvió de escudo para que luego formase la atmósfera que daba inicio a la vida.

Hace 4.500 millones de años la Tierra estaba lejos de ser la cuna de la vida: las temperaturas eran extremadamente altas mientras el aire era tóxico. El Sol, que era más pequeño y frío, pasaba los peores momentos de su infancia, azotando el espacio a su alrededor con rayos de radiación y un fuerte viento solar.

© SPUTNIK / ANTON DENISOV

En tales circunstancias es un milagro que la Tierra haya logrado desarrollar la atmósfera y se haya convertido en un lugar acogedor para la vida. Este escenario no hubiera sido posible sin la presencia del satélite que al unir su campo magnético con la Tierra, sirvió de escudo contra el mortífero impacto solar, afirma el nuevo estudio publicado en la revista Science Advances.

"La Luna parece haber presentado una barrera protectora sustancial contra el viento solar para la Tierra, que fue fundamental para su capacidad de mantener su atmósfera durante este tiempo", dijo Jim Green, científico jefe de la NASA y autor principal del estudio.

Los científicos han presentado una simulación de cómo interactuaron el planeta Tierra y su satélite durante las primeras etapas de su vida. Se fijaron en los parámetros de sus campos magnéticos y descubrieron que en algún momento tuvieron una magnetosfera común.
"Los resultados de nuestro modelo topológico de campo magnético demuestran una condición crítica y no reconocida previamente: que las magnetosferas acopladas Tierra-Luna trabajaron juntas para proteger las atmósferas tempranas tanto de la Tierra como de la Luna", dice el informe final de la investigación.


Un intercambio magnético supone un intercambio atmosférico, aseguran los científicos. La luz ultravioleta extrema del Sol habría llevado las partículas de la atmósfera superior de la Tierra a la Luna a lo largo de las líneas del campo magnético lunar. Esto lleva a la conclusión de que en la Luna pudo haber existido una atmósfera parecida a la de la Tierra en sus etapas iniciales.

Los investigadores calculan que la Luna y la Tierra compartieron los campos magnéticos en un periodo entre 4.100 y 3.500 millones de años atrás. Luego, a medida de que la Luna se alejaba, a 3,82 centímetros cada año, fue perdiendo su campo magnético y como consecuencia, su atmósfera.

Si la Luna jugó un papel tan importante en proteger nuestro planeta de la radiación y el viento solar, de manera similar, puede haber otras lunas alrededor de exoplanetas en el universo que ayuden a preservar las atmósferas para sus planetas anfitriones.

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jueves, 1 de octubre de 2020

LO QUE SIGNIFICA EDUCAR HOY

¿Qué significa educar hoy?

Héctor José Arenas A.


Nadie sabe lo que valen unas facciones, el tono de una voz, un gesto, una costumbre, una sonrisa, hasta que, después de tenerlos bien vistos, desaparecen un día, raptados por la ausencia.

Pedro Salinas

Los tiempos cada vez más presurosos son, desde hacía lustros, el signo de la época. Mejor se había convertido en más rápido. También en más grande. Los resultados de esa impronta en las conciencias, pese a no estar ocultos, no lograban pausar el ritmo frenético del quehacer cotidiano, la dureza que cada vez más temprano asaltaba los corazones, ni la indolencia frente al rumbo colectivo. De pronto, sin previo aviso, todo cambió.

Una entidad vecina de la nada nos aturdió con la fuerza de un mazazo en la cabeza. Un golpe inadvertido sobre el mundo demolió los carriles mentales que guiaban el cotidiano existir. Arrojó la febril arrogancia tecno-científica y las vacuas ilusiones de un crecimiento infinito sobre un planeta finito frente a los espejos rotos de la bancarrota cultural y la impotencia.

La irrupción de una pandemia, hasta ahora indetenible, el subsecuente confinamiento forzado y la colosal crisis económica desencadenada, lanzaron a millones de seres humanos al horizonte inmediato de la aniquilación. A los abismos de la angustia y la desesperación. A las reacciones inmediatas para subsistir rasguñando apenas lo necesario o, en otros casos, evitar la quiebra. En circunstancias diferentes, las nuevas realidades han abierto campo a la reflexión, allí donde las condiciones indispensables para reflexionar son aún posibles.

¿Qué nos condujo a esta situación impensada? ¿Es lo acontecido hasta el momento tan solo la antesala de desastres aún más graves? ¿Qué vendrá ahora para todos? ¿De qué o de quienes podemos fiarnos? ¿Qué deseamos ahora? ¿Qué estamos empezando a valorar en este momento? ¿Qué estamos dispuestos a hacer para lograr lo que deseamos? ¿Cómo recibimos y cómo queremos entregar la nave madre Tierra a quienes hoy se espigan?

En los escenarios educativos, la reflexión sobre lo que ahora acontece también suscita diversas preguntas: ¿Emerge acaso una nueva conciencia sobre la educación, con lo hasta ahora sucedido? ¿Queremos aún estudiar? ¿Qué y cómo queremos estudiar? ¿Qué significa educar hoy, cuando se extiende la convicción sobre la improbabilidad de un retorno a la normalidad que precedió a los acontecimientos que impusieron esta pausa brutal a una humanidad acezante?

La normalidad anormal

¿Si todos los ríos son dulces
de donde saca la sal el mar?

Pablo Neruda

Como era previsible que sucediera, la conmoción de la pandemia y sus consecuencias económicas aún no han generado una metamorfosis extendida de las conciencias. Todavía una buena parte de la conciencia colectiva actúa en función de un supuesto retorno a una normalidad insostenible.

Apresado el mundo entero en una burbuja única de sentido, la energía humana se columpió a partir del siglo XX entre las exigencias crecientes de los incrementos en la productividad y un consumismo demencial que no daba tiempo a cavilar sobre la inviabilidad del rumbo de una humanidad que, en menos de 150 años saltó desde mil hasta más de ocho mil millones de individuos; y en menos de 200 años, con consecuencias devastadoras, despilfarró una energía que a la Tierra le significó millones de años condensar.

La dimensión comunitaria de nuestro ser singular fue atrofiada por el hiperdesarrollo de los egos. Ese ser que llegamos a ser cuando no pensamos, cuando no hemos tenido oportunidad de conocernos y aprender a valorarnos por lo que somos y hacemos. El resultado fue un individualismo feroz y competitivo. No pocas veces camuflado, e incapaz de ponerse en el lugar de ese otro que eres tú mismo. El devenir colectivo fue trazado, entonces, al compás de la confrontación que no repara en medios con tal de obtener fines. De este modo, lo que se perfilaba era inexorable.

Una u otra catástrofe tendría que acontecer, más temprano que tarde, para despertarnos del delirio colectivo. Bien se tratase de los efectos cada vez más terribles del calentamiento global en una Tierra habitada por una especie que logró la contrahazaña de convertir un lugar sagrado en un vertedero; o debido a los estallidos de la confrontación creciente entre el imperio mundial hasta ahora dominante y la ascendente superpotencia asiática en un planeta atenazado entre injusticias, tensiones y conflictos no resueltos; por la alimentación masivamente envenenada, o debido a la irrupción de una misteriosa pandemia capaz de efectuar un exterminio masivo, en especial sobre amplias franjas sociales con menor capacidad de aislarse durante prolongados periodos de tiempo.

La educación, hasta este momento ocupada casi en su totalidad en habilitar para el mundo del trabajo, los negocios y el consumo, había sido guiada –en forma expresa o subrepticia– a la tarea de ubicar a los estudiantes, con mayor o menor fortuna, en la escala de los tres valores supremos del tipo de sociedad instaurada en la Tierra: dinero, fama y poder.

En muchas instituciones se impuso la masificación y la automatización; el privilegio de los títulos, los exámenes y las notas. Se relegó, cuando no se olvidó, una de las tareas esenciales señalada por el educador Bertrand Russell: “ensanchar la mente y el corazón de los estudiantes, pero también de los profesores, mediante el examen imparcial del mundo”. La potencia y la velocidad incontenibles de la dinámica impuesta tampoco respetó la libertad frente al conocimiento, ni la personalidad de cada estudiante como ser único.

Ahora, cuando la fuerza objetiva de las circunstancias nos exige repensar la vida, no es inoportuno cavilar sobre el significado de educar en estos tiempos. Considerar, por ejemplo, de acuerdo con el reto tecnológico y pedagógico de la educación virtual, y su universalización, crucial, por lo demás, pero nos preguntamos: ¿debe convocar en forma exclusiva todas las energías? ¿O valdría la pena tener presente a Leonardo Boff cuando nos advirtió hace años sobre un virus inserto en la omnipresencia de las pantallas?

“El pie ya no siente la suavidad de la hierba verde. La mano ya no coge un puñado de tierra oscura. Pues el mundo virtual ha creado un nuevo hábitat para el ser humano, caracterizado por el encapsulamiento en uno mismo y por la falta de toque, de tacto y de “contacto” humano. Esta antirealidad afecta a la vida humana en aquello que posee de más fundamental: el cuidado y la ‘compasión’”.

¿Debemos, como ahora parece acontecer, mantener en las pantallas el ritmo frenético que impide el pensar y el autodescubrimiento, y obstaculiza el examen propio, sereno y reflexivo, sobre lo que vale y lo que no vale? ¿O podemos utilizar la tecnología para expresar y escucharnos desde lo que queda de humanidad en nosotros?

Podríamos preguntarnos: ¿Qué pasos podemos dar para abrir un vasto proceso de comunicación, coordinación y creación colectiva para una nueva educación que forme las generaciones capaces de rehacer el mundo? ¿Cuáles pequeños cambios podrían permitirnos avanzar, en los hechos, en el respeto al ser singular y creador de cada estudiante? ¿Cómo podemos suscitar la expresión, el reconocimiento y el desarrollo de la vocación y las aptitudes de cada ser en los nuevos contextos? ¿Cómo creamos espacios comunicativos propicios para suscitar las preguntas vitales que guían nuestras existencias en un habitar activo y no pasivo del mundo? ¿Cómo construimos una comunicación honesta entre seres diversos, complejos y enfrentados al reto supremo de recrear los modos de habitar la Tierra.

Más allá de las vasijas y licuadoras

Si el maestro quiere que el alumno
aprenda, debe abstenerse de enseñar

Anónimo

La educación que realmente acontece en los espacios institucionales no se cambia por decreto. El paradigma que aún predomina en gran parte de la administración educativa y los cuerpos profesorales del país es el instruccional. El docente que transmite información, el instructor que sabe y deposita contenidos en las cabezas recipientes y dóciles que se preparan para obedecer o mandar con eficacia y eficiencia en una economía cambiante. Las administraciones exigen y controlan con base en los contenidos educativos que deben impartirse en tiempos programados. En los mejores casos, decía una estudiante, se concibe al alumno no como una vasija sino como una licuadora, que revuelve diversos contenidos para ofrecer identidades y habilidades funcionales al sistema; el mismo sistema que ha ingresado en una fase de mutación impredecible. No sorprende este acontecer: ha sido la educación que recibimos y es la educación que se reproduce.

Ninguna o poca cabida, más allá de los discursos, tiene entre nosotros una educación para que afloren las preguntas, acontezca la elaboración propia de un pensar, un desear y un emprender que broten del proceso único e inacabable de entender mejor el mundo y a sí mismos. Una educación que brinde herramientas frente a las cadenas no ocultas, pero invisibles, de un mundo desquiciado entre los divertimentos y la parálisis frente a la fuerza inercial que nos arrastra hacia donde no quisiéramos llegar. Una educación que de verdad ayude a desenvolver y potenciar las capacidades de emprender y recrear la vida.

En medio de la sobre abundante información y la dispersión con las que la vida de los estudiantes se convierte en un penoso trajín, no pocas veces es relegada la esencia de la educación: guiar hacia fuera la mejor expresión que habita como potencia en cada ser. A la vera del camino van quedando el indispensable autodescubrimiento, la comprensión crítica del mundo y la maduración de capacidades primordiales: observar, escuchar, discurrir, dialogar, conversar, leer, valorar, crear, emprender, expresar con la palabra viva y escribir. Cuando esto se logra, todo lo demás viene por añadidura.

Metamorfosis de la concepción educativa

¿A quién le puedo preguntar qué vine a hacer a este mundo?
Pablo Neruda

Los cambios en los planos de conciencia no se logran con recetas de aplicación uniforme en tiempos programados como puede acontecer en una fábrica. Por ejemplo, la concepción de la mujer en el patriarcado no varía con una argumentación que revele su asimetría, desnude sus tremendas consecuencias o nos muestre la barbarie que significa y engendra. La concepción de la educación como instrucción, en forma exclusiva, tampoco se modifica de la noche a la mañana, con una directiva o con un taller.

Consideramos que la buena instrucción es importante. Pero decimos que la educación no se reduce a la instrucción. Es necesario tener tiempo y espacio para conocernos, y para elaborar un pensamiento propio sobre lo que hoy significa vivir bien. Estos procesos no acontecen por instrucción; pueden suscitarse a partir del diálogo, la conversación, los métodos indirectos, la improvisación justa en el momento preciso, la elocuencia silenciosa del ejemplo. No se puede educar para ser, sin ser para educar.

No son procesos que se desaten con el aprendizaje de cinco, diez o quince contenidos programáticos y cuya recompensa pueda ser cuantificable en una nota. Se trata de procesos personales en los que lo que está en juego es la vida misma. Exigen para su germinación un saber decantado, una observación, una escucha, un cuidado, una delicadeza y tiempos más relacionados con la educación como arte, que como tecnología de producción en serie. Requieren un respeto real a la personalidad y la libertad de los estudiantes.

Cuando esta comunicación acontece no hay lugar para forzar el estudio con el látigo de la nota, porque se ama, se desea, se anhela estudiar lo que conviene a ese ser que hemos descubierto en nosotros y a ese ser que soñamos ser. Hemos encontrado lo que nos apasiona y no hay fuerza capaz de contener el estudio que desata con esa necesidad de saber. En ese momento los que necesitamos son colegas, maestros compañeros en la aventura que hemos emprendido.
Hermann Hesse, en un escrito clásico sobre El arte del ocio, nos legó preciosas luces sobre este asunto, basta reemplazar en la lectura del texto la palabra “artistas” por “estudiantes”:

“Entiendo por artistas todos aquellos que tienen la necesidad de sentirse vivir y crecer a sí mismos, que necesitan ser conscientes del fundamento de sus propias energías y basarse en él de acuerdo con unas leyes congénitas, sin efectuar por tanto ninguna manifestación vital ni actividad subalterna, cuya esencia y cuyos efectos no guarden con dicho fundamento la misma relación clara y razonable que, en un buen edificio, guardan la bóveda y la pared, el tejado y el pilar que lo sustenta”.

El proceso de conciencia que señala Hesse, exige tiempo.

Recuperar el tiempo

Le temps ne pardonne pas
ce que l´on fait sans lui

Nicolas Poussin

La fuerza inercial del sistema de vida dominante nos condujo a carecer de lo esencial: tiempo. Y, como bien señala el extraordinario pintor francés: el tiempo no perdona lo que se hace sin él. Sobre todo, podríamos añadir, en las tareas que no se pueden llevar a cabo sin esa dimensión, sin premuras: pensar, educar, cuidar, crear…

Pero sucede que fuimos entrenados para, incluso, negarnos a nosotros mismos el tiempo; con la creencia de que el tiempo es dinero, o la idea de que hacer mucho y en menos tiempo significa hacerlo mejor. En esa creciente velocidad, perdimos el tiempo para sí. Prescindimos de lo más vital, necesario y precioso, enfrentándonos en una vida cada vez más acelerada para obtener las mil y una formas de lo superfluo.

De esta manera, el abismo se ha abierto y nos exige pensar. No hemos elegido pensar. Nos vemos abocados a pensar en medio del vértigo pausado y del crujir producido por el quiebre de sentido sobre lo que pareciera ser una nueva cubierta del Titanic. Y en ese pensar lento, alejado de las entretenciones mediáticas, los perfiles de una verdad compartida se vislumbran en medio de la bruma: la necesidad de recuperarnos a nosotros mismos; de convertirnos en seres con tiempo.

Ahora, hemos contemplado sin maquillajes el vacío que atravesaba todo aquello que jurábamos consistente. Se torna claro el deber inaplazable que nos asiste de abandonar el trajín como sinónimo de estar haciendo las cosas bien. Es tiempo de comenzar a valorar lo que vale, dejar de valorar lo que no vale, y actuar en consecuencia.

Héctor José Arenas A.

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Gracias por las conversaciones sobre educación a Daniela Cardona, Juan Carlos Bayona, Carlos Maria Gonzalez, Guillermo Páramo, Luis Enrique Nieto, José Manuel Restrepo, Alejandro Cheyne, Andrea Avila, Maria Katherine Granja, Margarita Guzman, Sandra Velandia, Isabella Dueñas, Sofía Molina, Carlos Alberto Tafur, Fabio Manosalva, Fiorella, las niñas y los niños, verdaderos maestros.

Para suscripción:
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Héctor José Arenas A.

Fuente:
Periódico desdeabajo Nº272, septiembre 18 - octubre 18 de 2020

 
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