sábado, 16 de mayo de 2015

DE LO QUE SE TRATA NO ES DE CAMBIAR DE PASTOR, SINO DE DEJAR DE SER OVEJAS, ESTANISLAO ZULETA A LOS MAESTROS

Carta de Estanislao Zuleta a los maestros


Necesitamos maestros que nos identifique con los fracasados

Por: Hernán Suárez 


Mi vida, como la de todos ustedes, estuvo siempre ligada a la educación. Fue una de mis grandes pasiones y preocupaciones. Cuando dictaba mis clases en la universidad el salón se llenaba hasta el tope con estudiantes de otros cursos. No me iba mal como maestro. Por tal razón guardo un gran aprecio y respeto por su profesión. Me duele mucho el trato que desde la Colonia les han dado y en especial el mal trato que han recibido del gobierno en la movilización social que con tantas esperanzas libraron hace apenas una semana.

Entiendo su lucha como una lucha por la dignidad y en especial contra el menosprecio de su oficio y el no respeto a su condición humana y profesional. Es una lucha a la cual no pueden renunciar. En sus manos está la posibilidad de construir una verdadera sociedad democrática, sin la pobreza, la segregación y la exclusión que hoy vivimos. No me cabe duda de que la educación en sus manos es una poderosa herramienta para lograrlo. Su tarea de educar es imprescindible e irremplazable, por más que unos cuantos tecnócratas se empeñen en tan descabellada idea. Ustedes sabrán sacar las lecciones necesarias del reciente paro y encontraran los caminos para seguir en la brega por lograr una mejor educación para todos los niños y jóvenes que entusiastas van a los colegios y escuela públicas de nuestro país.

Como un homenaje en su día, que debería celebrarse no solo en las escuelas y colegios, sino en las calles y en las plazas de toda Colombia como una gran fiesta y cuyos oferentes deberían ser no solo los agradecidos y cariñosos estudiantes, sino la sociedad entera, quiero dejarles algunas reflexiones que por los años 80 hice, precisamente para la revista Educación y Cultura de Fecode, y que me parece pueden serles útiles en estos momentos. https://rednelhuila.files.wordpress.com/2014/09/la-educacion-un-campo-de-combate-1.pdf

El mensaje es muy sencillo: hay dos formas de ser maestro y cada uno podemos optar por una de ellas. Va pues, con todo cariño, lo que dije hace unos años sobre lo que significa ser maestro*. Desde la eternidad, feliz día.

Estanislao

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“El campo de la educación es un campo de combate. Todo el mundo puede combatir allí, desde el profesor de primaria, pasando por el de secundaria, hasta el profesor de física atómica de la Universidad. Combatir en el sentido de que mientras más se busque la posibilidad de una realización humana de las gentes que se quiere educar más se estorba al sistema. Por el contrario, mientras más se oriente la educación a responder a las demandas impersonales del sistema más se contribuye a su sostenimiento y perpetuación. Repito, la educación es un campo de combate; los educadores tienen un espacio abierto allí y es necesario que tomen conciencia de su importancia y de las posibilidades que ofrece”.

“Desde la primaria al estudiante se le educa en función de un examen, sin que la enseñanza y el saber le interesen o se relacionen con sus expectativas personales. Esta situación se repite una vez terminados los estudios ya que es lo que la persona encuentra en la vida. Cuando termina los estudios, el individuo no sale a expresar sus inquietudes, sus tendencias o sus aspiraciones, sino a engancharse en un aparato o sistema burocrático que ya tiene su propio movimiento, y que le exige la realización de determinadas tareas o actividades sin preguntarle si está de acuerdo o no con los fines que se persiguen. En nuestro sistema educativo la gente adquiere la disciplina desgraciada de hacer lo que no le interesa; de competir por una nota, de estudiar por miedo a perder el año. Más adelante trabaja por miedo a perder el puesto. Desde la niñez el individuo aprende a estudiar por miedo, a resolver problemas que a él no le interesan. El capital ha puesto bajo su servicio y control la iniciativa, la creatividad y la voluntad de los individuos. Puede que el tipo de educación actual sea muy mala desde el punto de vista del conocimiento, pero es ideal para producir un “buen estudiante”, al que no le interesa aprender pero sí sacar cinco, y que solo estudia por el miedo a perder el año. Una educación así es ideal para el sistema y sus intereses.”

“Para poder ser maestro es necesario amar algo. Para poder introducir algo es necesario amarlo. La educación no puede eludir esta exigencia sin la cual su ineficacia es máxima: el amor hacia aquello que se está tratando de enseñar. Además, ese amor no lo puede dar sino quien lo tiene, y en últimas eso es lo que se transmite. Nadie puede enseñar lo que no ama, aunque se sepa todos los manuales del mundo, porque lo que comunica a los estudiantes no es tanto lo que dicen los manuales, como el aburrimiento que a él mismo le causan. Y ante las fórmulas más brillantes de los filósofos, antiguos o modernos, no cosechará más que bostezos. El que enseña no puede comunicar lo que no ama. Si enseña 25 horas a la semana y dicta “lo que le ponen a enseñar”, independiente de que le guste o no, a unos alumnos que no ven ninguna relación entre lo que se les enseña y su propia vida presente, personal o familiar, entonces el resultado se va pareciendo al que hemos venido presentando”.

“De los pocos profesores de los cuales a uno le queda un buen recuerdo son precisamente aquellos a los que se les notaba que amaban y sentían lo que estaban enseñando, independiente de la materia que fuera.

“Hay dos maneras de ser maestro. Una es ser un policía de la cultura; la otra es ser un inductor y un promotor del deseo. Ambas cosas son contradictorias. Un tipo de maestro es aquel que me califica, pero sin consultar la vivencia que yo tengo de la vida, Otro tipo de maestro, al que no le pagan ni lo nombran, es aquel que consulta mi vivencia de la vida. Ambas figuras podrían ilustrarse en la persona de Baudelaire o en la imagen del “hombre enfundado” que describe Chejov. Hay allí dos maneras de ser maestro. “El hombre enfundado” se basa en esta premisa: todo debe ser previsto, porque de lo contrario no se sabe qué puede pasar. Este tipo de maestro trataría de que los alumnos no vayan a hacer nada que perjudique a sus patronos o a los gobernantes; que sean eficaces sin aspirar ni luchar por nada. Es un poco difícil decir en qué medida los maestros son en sí mismos “hombres enfundados”. No hay duda de que los maestros de este tipo le ayudan al sistema. Baudelaire es un maestro en el segundo sentido: Nos enseña a ver el mundo en que vivimos de una manera por la cual nadie le pagaría nada. Es un hombre capaz de identificarse con todo lo que la ciudad rechaza, con lo que él llamó “el vómito inmenso del inmenso París”, pero que en cambio no se podría identificar con lo que en la ciudad es respetable. Se identificó con las viejecitas que van por las calles y “danzan sin querer danzar, como campanas. Se identificó con los alcohólicos, con el vino de los zarrapastrosos, que “vienen con sus blancos bigotes como viejas banderas de derrota y chocan contra el mundo como poetas, y mientras los esperan horribles tragedias hogareñas expanden su corazón en gloriosos proyectos”.

“Este es otro tipo de maestro. Un maestro nuevo. Un maestro difícil de encontrar, ciertamente. Pero si los maestros, institucionales o comunes y corrientes, quieren enseñar no sólo poesía, tienen que enseñar a Baudelaire, es decir, entrar en contradicción con las exigencias del sistema en que vivimos. Necesitamos un tipo de maestro que sea capaz de darle al alumno el juego y la oportunidad para que sea él mismo, para que se identifique con los fracasados, para que no se decida por los exitosos. Baudelaire nunca escribió un poema sobre un general. Este tipo de maestro hace que el alumno sea probablemente un mal empleado bancario, pero un buen hombre. Un tipo de maestro como Baudelaire es un hombre que puede indicamos la dirección. Él mismo lo dice de la manera más dura: Embriágate con la poesía, con la religión, con el alcohol, con lo que quieras pero no estés nunca sobrio. Embriágate, es decir, busca algo más grande, lucha por algo más grande.”

http://www.las2orillas.co/carta-de-estanislao-zuleta-los-maestros/

viernes, 15 de mayo de 2015

EL PENSAMIENTO CRÍTICO, ESPERANZA, FRENTE A LA HIDRA CAPITALISTA

El pensamiento crítico frente a la hidra capitalista 

John Holloway
La Jornada


Pensamiento crítico: pensamiento que busca la esperanza en un mundo donde parece que ya no existe; que abre lo cerrado, que sacude lo fijo. El pensamiento crítico es el intento de entender la tormenta y algo más. Es entender que en el centro de la tormenta hay algo que nos da esperanza.

La tormenta viene, o más bien ya está aquí. Ya está aquí y es muy probable que se vaya intensificando. Tenemos un nombre: Ayotzinapa. Ayotzinapa como horror, y también como símbolo de tantos otros horrores. Ayotzinapa como expresión concentrada de la cuarta guerra mundial.

¿De dónde viene la tormenta? No de los políticos, son ejecutores de la tormenta nada más. No del imperialismo, no es producto de los estados, ni de los estados más poderosos. La tormenta surge de la forma en la cual la sociedad está organizada. Es expresión de la desesperación, de la fragilidad, de la debilidad de una forma de organización social que ya pasó su fecha de caducidad, es expresión de la crisis del capital.

El capital es de por sí una agresión constante. Nos dice todos los días tienes que moldear lo que haces de cierta forma, la única actividad que tiene validez en esta sociedad es la que aporta a la expansión de la ganancia del capital.

La agresión que es el capital tiene una dinámica. Para sobrevivir tiene que subordinar nuestra actividad cada día más intensamente a la lógica de la ganancia: hoy tienes que trabajar más rápidamente que ayer, que agacharte más que ayer.
Con eso ya podemos ver la debilidad del capital. Depende de nosotros, de que queramos y podamos aceptar lo que nos impone. Si decimos perdón, pero hoy voy a cultivar mi milpa, u hoy voy a jugar con mis hijos, u hoy me voy a dedicar a algo que tenga sentido para mí, o simplemente no nos vamos a agachar, entonces el capital no puede sacar la ganancia que requiere, la tasa de ganancia cae, el capital está en crisis. En otras palabras, nosotros somos la crisis del capital, nuestra falta de subordinación, nuestra dignidad, nuestra humanidad. Nosotros somos la crisis del capital y orgullosos de serlo, estamos orgullosos de ser la crisis del sistema que nos está matando.

El capital se desespera en esta situación. Busca todos los métodos posibles para imponer la subordinación que requiere: autoritarismo, violencia, reforma laboral, reforma educativa. También introduce un juego, una ficción; si no podemos sacar la ganancia que requerimos, vamos a fingir que existe, a crear una representación monetaria para un valor que no se ha producido, a expandir la deuda para sobrevivir y tratar de usarla al mismo tiempo para imponer la disciplina que se requiere. Pero esta ficción aumenta la inestabilidad del capital y además no logra imponer la disciplina necesaria. Los peligros para el capital de esta expansión ficticia se vuelven claros con el colapso de 2008, y con eso se hace más evidente que la única salida para el capital es a través del autoritarismo: toda la negociación alrededor de la deuda griega nos dice que no hay posibilidad de un capitalismo más suave, el único camino para el capital es el camino de la austeridad, de la violencia. La tormenta que ya está, la tormenta que viene.

Nosotros somos la crisis del capital, nosotros que decimos no, nosotros que decimos ¡ya basta del capitalismo!, nosotros que decimos que es tiempo de dejar de crear el capital, que hay que crear otra forma de vivir.

El capital depende de nosotros, porque si nosotros no creamos ganancia (plusvalor) directa o indirectamente, entonces el capital no puede existir. Nosotros creamos el capital, y si el capital está en crisis, es porque no estamos creando la ganancia necesaria para la existencia del capital, por eso nos están atacando con tanta violencia.

En esta situación, realmente tenemos dos opciones de lucha. Podemos decir Sí, de acuerdo, vamos a seguir produciendo el capital, promoviendo la acumulación de capital, pero queremos mejores condiciones de vida. Esta es la opción de los gobiernos y partidos de izquierda: de Syriza, de Podemos, de los gobiernos en Venezuela y Bolivia. El problema es que, aunque sí pueden mejorar las condiciones de vida en algunos aspectos, por la desesperación misma del capital existe muy poca posibilidad de un capitalismo más humano.

La otra posibilidad es decir Chao, capital, ya vete, vamos a crear otras maneras de vivir, otras maneras de relacionarnos, entre nosotros y también con las formas no humanas de vida, maneras de vivir que no están determinadas por el dinero y la búsqueda de la ganancia, sino por nuestras propias decisiones colectivas.

Aquí en este seminario estamos en el mero centro de esta segunda opción. Este es el punto de encuentro entre zapatistas y kurdos y miles de movimientos más que rechazamos el capitalismo, tratando de construir algo diferente. Todas y todos estamos diciendo Ya, capital, ya pasó tu tiempo, ya vete, ya estamos construyendo otra cosa. Lo expresamos de muchas maneras diferentes: estamos creando grietas en el muro del capital y tratando de promover su confluencia, estamos construyendo lo común, estamos comunizando, somos el movimiento del hacer contra el trabajo, somos el movimiento del valor de uso contra el valor, somos el movimiento de la dignidad contra un mundo basado en la humillación. Estamos creando aquí y ahora un mundo de muchos mundos.

Pero, ¿tenemos la fuerza suficiente? ¿Tenemos la fuerza suficiente para decir que no nos interesa la inversión capitalista, no nos interesa el empleo capitalista? ¿Tenemos la fuerza para rechazar totalmente nuestra dependencia actual del capital para sobrevivir? ¿Tenemos la fuerza para decir un adiós final al capital?

Posiblemente no la tenemos, todavía. Muchos de nosotros que estamos aquí tenemos nuestros sueldos o nuestras becas que vienen de la acumulación del capital o, si no, vamos a regresar la semana próxima a buscar empleo capitalista. Nuestro rechazo al capital es un rechazo esquizofrénico: queremos decirle un adiós tajante, y no lo podemos o nos cuesta mucho trabajo. No existe pureza en esta lucha. La lucha para dejar de crear el capital es también una lucha contra nuestra dependencia del capital. Es decir, es una lucha para emancipar nuestras capacidades creativas, nuestra fuerza para producir, nuestras fuerzas productivas.

En eso estamos, por eso venimos acá. Es cuestión de organizarnos, claro, pero no de crear una organización, sino de organizarnos de múltiples maneras para vivir desde ahora los mundos que queremos crear.

¿Cómo avanzamos, cómo caminamos? Preguntando, por supuesto, preguntando y abrazándonos y organizándonos.
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Por John Holloway, profesor del posgrado en sociología en el Instituto de Ciencias Sociales y Humanidades de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. Este es el texto de una ponencia presentada al Seminario sobre el pensamiento crítico frente a la hidra capitalista.

http://www.jornada.unam.mx/2015/05/15/opinion/018a1pol

LA MEJOR PROFESORA DEL MUNDO

La mejor profesora del mundo

Esta maestra logra que sus estudiantes lean 40 libros al año.

Foto: FreeImages

El premio Global Teacher Prize es concedido por la Fundación Varkey y entrega un millón de dólares a los maestros emprendedores a nivel educativo. La selección final se hace entre diez candidatos, después de una nominación inicial de cinco mil maestros en 127 países.

Este año la ganadora fue Nancie Atwell: una mujer que le apasiona la lectura y que lo transmite a sus alumnos dándoles la libertad de elegir sus lecturas. Como resultado, sus alumnos leen unos 40 libros al año, frente a los seis u ocho que leen la mayoría de los estudiantes de séptimo y octavo grado.

Desde muy pequeña, ella adquirió el amor por los libros. Fue internada en un hospital por una larga temporada a causa de fiebre reumática y su única distracción y amigos fue la lectura. Tras esa experiencia, entendió que un libro es la base del progreso, no importa donde se encuentre quien lee.

Atwell se inició como maestra a los 22 años, luego montó el Centro para la Enseñanza y el Aprendizaje, en Maine, donde compartió con niños con dislexia y problemas de aprendizaje. Quiso salirse de los modelos tradicionales e implementó la lectura de libros fuera del currículo, así como también la habilitación de salas de lectura con espacios abiertos y almohadones en el piso.

Los niños que acuden a este taller saben que tiene la posibilidad de escoger los libros que quieran, leer en voz alta, y construir criterio para hacer sus propias listas de recomendaciones. 

El éxito de la implementación del método ha sido tal que el 97 por ciento de los graduados del Centro de aprendizaje se han matriculado en la universidad. Además, hoy en día reciben a más de 600 maestros provenientes de todo el mundo para observar el método y certificarse.

http://www.semana.com/educacion/articulo/la-mejor-profesora-del-mundo/427559-3

 
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