Las mujeres andinas también cazaban en la prehistoria, confirma estudio
El análisis de los huesos y dientes de una joven enterrada hace 9.000 años en la actual ciudad peruana de Puno (sur), junto a sus herramientas de caza, confirmó que las mujeres prehistóricas de los Andes también participaban de estas actividades, detalló un estudio elaborado en la Universidad de California.
Un equipo de antropólogos de la Universidad de California confirmó que las mujeres de los Andes en la prehistoria, al igual que los hombres, también se dedicaban a la caza de animales.
Los especialistas encontraron los restos de una joven enterrada hace 9.000 años en la actual ciudad de Puno, sur de Perú, que yacía junto a herramientas típicas de caza, y confirmaron que estas se dedicaban a la caza, incluso de presas grandes, tras el análisis de los huesos y los dientes hallados.
Según el profesor asistente de antropología en la Universidad y autor principal del estudio, Randy Haas, estos hallazgos permiten problematizar la visión contemporánea en torno a la historia de las prácticas laborales en relación con el género y la desigualdad. Hasta ahora, era habitual en la ciencia la concepción de la mujer como recolectora y el hombre como cazador.
"Las prácticas laborales entre las sociedades recientes de cazadores-recolectores tienen un alto grado de género, lo que podría llevar a algunos a creer que las desigualdades sexistas en cosas como el salario o el rango son de alguna manera 'naturales'. Pero ahora está claro que la división sexual del trabajo era fundamentalmente diferente, probablemente más equitativa, en el pasado profundo de cazadores-recolectores de nuestra especie", subrayó.
En este sentido, la investigación puede servir a fines de reconocer que "las disparidades de hoy en día, en términos de salarios, promoción y avance en las carreras profesionales, entre hombres y mujeres, no tienen nada de natural", subrayó.
¿Qué encontró el estudio?
El análisis de los restos hallados en Puno permitió identificar a la mujer de entre 17 y 19 años, bautizada como WMP6, y también a un hombre de unos 25 o 30 años.
Junto a la mujer había puntas afiladas, lanzas, un cuchillo, piedras y otras herramientas habituales de la caza de entonces. WMP6 parece haber utilizado un arma conocida como "atlatl", una especie de propulsor para aumentar la velocidad y distancia de su lanza. Este tipo de arma era usada principalmente para cazar vicuñas, un ancestro de las alpacas, y el gamo andino.
Para saber si la mujer hallada era una excepción, el equipo analizó los restos de 429 esqueletos enterrados en 107 puntos del continente americano, de entre 17.000 y 4.000 años. De la muestra, encontraron a 27 personas cuyo sexo pudo identificarse encontraron 11 mujeres cazadoras.
"La muestra basta para concluir que la participación de las mujeres en las tareas de caza de presas grandes era normal en la época", reza la conclusión de la investigación que, dice, entre un 30 y un 50% de los cazadores de entonces eran mujeres.
El estudio fue publicado en noviembre por la revista Sciences Advances.
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