miércoles, 10 de julio de 2013

La evaluación, sus particularidades y funciones para instruir y educar en el proceso de enseñanza-aprendizaje de la Historia.

Adolfo Luis Rojas Tur

Universidad de Ciencias Pedagógicas, “Pepito Tey”, Las Tunas de Cuba


Recibido el 02 de mayo de 2013 y aceptado el 28 de mayo de 2013




Resumen

En la actualidad se impone para los docentes el reto de crear espacios de reflexión individual y colectiva que permitan capacitar a los estudiantes para adoptar modos de actuación coherentes con los fines que establece sistema educativo en todos sus niveles.  En  este  sentido,  el  proceso  de  enseñanza-aprendizaje  de  la  Historia desempeña un rol esencial. La Historia debe promover el desarrollo integral de la personalidad mediante una educación en la que se aprovechen los contenidos en funcn de formar los valores del modelo de sociedad. Para cumplir con este encargo se deben tener presentes las relaciones que se establecen entre la educacn en valores y la evaluacn en el proceso de ensanza-aprendizaje de la historia.

Palabras Clave: historia, evaluación, valores.




Summary:

Nowadays, teachers face the challenge to create spaces for individual and group reflection that allows training students so that they are able to adopt behaviors according to the aims  of the  educational  system. Therefore  the  teaching  learning  process  of History plays a crucial role. History must encourage the integral development of the personality through an education in which we take advantage of the contents aimed at the attainment of defends the values of model of the society. To accomplish this goal it should be taken into account the relations between the education in values and the assessment in the teaching learning process of History.



Key Words: History, assessment, values.







INTRODUCCIÓN

La evaluacn está presente en todos los ámbitos de la vida social; de una forma u otra el hombre, en todas las etapas de su desarrollo ontogenético, se somete a esta exigencia, que generalmente se orienta a registrar cómo avanza en su desempeño estudiantil y/o profesional, y si tiene actitudes para asumir tareas de mayor nivel de complejidad.
En Cuba los estudios sobre la evaluacn en el proceso de enseñanza-aprendizaje han sido diversos y centran su atencn en el proceso y su repercusn en el desarrollo de la personalidad de los estudiantes. En el análisis que se presenta no se han dividido las definiciones al estilo de F. pez (2004) sino que se han agrupado las características reconocidas para establecer referentes útiles a la investigación. En este sentido se considera por M. González (1997, 2009), E. Mena (2001), F. pez (2004), que la evaluación es una acción humana, donde está presente la subjetividad. Parte de la definición de los objetivos, su contextualización e interiorización por evaluados y evaluadores; requiere de la participación de todos los involucrados y responde a ciertas demandas como son la acreditación, la seleccn o la clasificacn de los estudiantes. Es proceso y resultado; tiene carácter integrador, holístico y personológico.
Otros autores, entre los que se encuentran O. Castro (1995, 1999), R. Portela (2001), conciben  la  evaluaciócomecomponente  que  influye  etodel  procesde desarrollo de la personalidad del estudiante, potencia la independencia, la metacognición, las relaciones interpersonales, la reflexión, la responsabilidad y la práctica creativa. Permite valorar cualitativa y cuantitativamente los cambios que se producen en el aprendizaje, constituyendo en sí misma una vía para el crecimiento individual y grupal, se basa en la unidad de lo cognitivo y lo afectivo, requiere de la participacn de todos los involucrados. Como el elemento regulador del proceso tiene



la funcn de motor del aprendizaje y contribuye a la autodeterminacn de la personalidad.
Otros autores como C. Álvarez de Zayas (1995) y L. Jardinot (2003) plantean que la evaluación debe tener en cuenta los niveles de asimilación y de profundidad de conocimientos, habilidades, hábitos y actitudes. A lo que H. Fuentes (2009), suma la comprensión, interpretación, motivación, generalización en la apropiacn de la cultura y la profundización del contenido sociocultural.
El estudio realizado conduce a plantear que la evaluacn del aprendizaje tiene los siguientes rasgos que la caracterizan:
Ø  Es un proceso sistemático, integral, participativo, individualizado e interactivo,

donde desempa un rol fundamental la comunicación en la apropiación del contenido sociocultural que se desarrolla en el proceso de enseñanza- aprendizaje, se encuentra socio-históricamente determinada por los valores de la sociedad y se realiza en determinadas condiciones sociales, institucionales, personales y, sicas,  que reafirma su carácter subjetivo.
Ø  Refleja la unidad entre instrucción y la educación sobre la base de la unidad de lo cognitivo y lo afectivo en el aprendizaje como hecho social y personal que incluye la autoevaluación, la coevaluación, la reflexión y la práctica creativa sobre la base de promover procesos metacognitivos y de determinacn interna en el funcionamiento de la personalidad del estudiante y su socializacn en los que se orienta, regula e impulsa el aprendizaje.
Ø Constata el cumplimiento de objetivos, contextualizados e interiorizados por evaluados y evaluadores, sobre la base de precisar lo esencial teniendo en cuenta las particularidades del contenido a evaluar. Implica un proceso de recoleccn y alisis sistemático de información sobre el objeto a evaluar para emitir juicios de valor y orientar la toma de decisiones, otorgándole un rol protagónico al estudiante desde la integración de la experiencia personal del que aprende, sus conocimientos previos y las implicaciones sociales del proceso.
Ø  Las actividades de evaluación deben referirse a objetivos didácticos previamente conocidos por el estudiante, ser similares a las actividades de aprendizaje y



activar,     simultáneamente,     contenidos    conceptuales,     procedimentales    y actitudinales que se califican en su conjunto.
Ø Su concepción, está en correspondencia con los niveles de asimilacn de conocimientos,  habilidades,  valores  y  la  profundización  del  contenido sociocultural sin desestimar las particularidades psicológicas del desarrollo de los estudiantes en cada nivel educativo y su estrecha relacn con la elevacn constante de la complejidad de los saberes.
Ø Constituye un aspecto consustancial al proceso de aprendizaje que abarca distintos momentos del proceso (inicial, parcial y final) y cumple diversas funciones entre las que se encuentran: control, comprobación, acreditación, selección, clasificación y comparación, que vistas como únicas, reducen la esencia del proceso a sus aspectos cuantificables.
Las características mencionadas se ajustan de la evaluacn del aprendizaje en cualquiera de las disciplinas que integran el currículo, sin embargo, justamente en las particularidades del contenido se encuentran los resortes para desarrollar la evaluación en el proceso de enseñanza-aprendizaje de la historia.
DESARROLLO

Contribuir  a la  insercn  social  del  estudiante, capacitarlo  para  tomar  decisiones  y hacerlo consciente de sus deberes y derechos, se convierten en objetivos de la escuela en los que la Historia aporta una leccn humana estimulada por la naturaleza de su contenido. La asignatura historia está presente en todos los  niveles educacionales, desde la  primaria  hasta la universidad, sus potencialidades para extraer lecciones de amor a la patria, a los roes, despertar actitudes de admiración o repudio ante actos de patriotismo o cobardía y como comprensión del lugar que le corresponde a cada persona en la sociedad, incluyendo al propio estudiante que aprende sobre ella, la erigen como vehículo para garantizar la formacn integral de los estudiantes.

El conocimiento de la historia transita del aspecto externo al interno del hecho, a la esencia que se expresa en conceptos, regularidades y leyes. En la medida en que un estudiante es capaz de asimilar conceptos, está en condiciones de explicarse y comprender la historia que se le enseña. La comprensión de conceptos, regularidades y



leyes de la historia debe ser razonada, seguir una trayectoria lógica, advertir cómo se llega a esa conclusión y luego hacerla de cada estudiante. Estas conclusiones contribuyen a la comprensión de fenómenos, actitudes y comportamientos del presente en tanto se realice una evaluación diferente. No se puede educar desde una evaluación reproductiva, tal y como afirma J. I. Reyes (2013) al argumentar que la historia no es solo para instruir sino sobre todo para educar.
Para J. I. Reyes (2004: 11), la Historia “es la ciencia que estudia todas las aristas de la actividad social, reconoce como sujetos de la historia a protagonistas colectivos e individuales, en la dialéctica pasado-presente-futuro, lo que posibilita comprender los hechos y fenómenos históricos y revelar las tendencias del desarrollo social, en cada país, región y el mundo, propiciando la educación multilateral de los ciudadanos”.
Asumir esta definición es consecuente con la posición epistemológica sostenida por este autor en tanto reconoce que el estudio de esta ciencia contribuye a la educación multilateral de los ciudadanos, pero ¿cuánto?, en este sentido, la evaluación en el proceso desempeña u rol esencial.
Se evalúa de una forma si se compara, únicamente, lo esperado con lo realizado y de otra  si  slogra  preguntarle  aestudiante  “qué  opina,  quse  sienta  abocado  a comunicar con sus propias palabras”, si se convierte al aula en una pequa escuela de  pensamiento”,  H.  Díaz  (2010:  30).  Una  cosa  se  ha si  se  entiende  que  la enseñanza está orientada a producir unos aprendizajes que serán evaluados a través de  fotograas  instantáneas”  H.  Gordillo  (2004:  25)  otra  si  se  asume  que  está orientada a promover el desarrollo integral de la personalidad, empleando los instrumentos propios de un campo del conocimiento.
Es innegable que “tenemos problemas con la contextualizacn de la enseñanza de la Historia según refiere N. Batista (2010: 30), y “en cómo estamos llevando el conocimiento E. Torres (2010: 30); sin embargo, la solución no radica en promover mayor cantidad de situaciones contextualizadas, si no se promueve la reflexión, comprensión, y la construcción de teorías propias para explicar los hechos. En este sentido, la evaluacn debe ser un acto reflexivo que permita la (...) comprensión, de nuevas metas”, J. Casto (2004: 16). Pero sigue faltando diferenciación entre los



distintos niveles de enseñanza al impartir la asignatura. En la Universidad el estudiante

repite los mismos hechos históricos aprendidos en la Primaria. N. Batista (2010: 30).

El problema no radica en que los hechos se repitan si no en que no siempre utilizan estrategias  de  enseñanza-aprendizaje  que  favorezcan  el  proceso  de  evaluación aprovechando sus potencialidades para formar la personalidad de los estudiantes a partir de las exigencias declaradas en el Modelo de esta educación, en lo relacionado con lograr la formacn integral de los estudiantes en su forma de sentir, pensar y actuar en los contextos escuela-familia-comunidad para enfrentar el desarrollo histórico-social. Los objetivos que se plantean para el proceso de enseñanza-aprendizaje de la Historia apuntan  a  la  formación  de  una  concepción  del  presente  y  el  futuro  en  la  que  el estudiante se apropie de conocimientos, habilidades y valores sobre la base del estudio de los hechos, procesos y femenos históricos y extraiga las lecciones que le permitan la insercn social sobre la base de la comprensión.

Al hablar de educar en valores nos referimos al logro de una personalidad armónica e integralmente desarrollada poseedora de valores morales como el patriotismo, la honestidad, la solidaridad, el humanismo, la identidad nacional y latinoamericana, la responsabilidad ciudadana, el compromiso familiar, laboral y social; el respeto hacia la democracia y los derechos humanos, la tolerancia; la toma de decisiones adecuadas, la crítica   constructiva la   aceptació de   la   crítica la   disposic a cambio el enfrentamiento a la explotación, exclusión, injusticia entre otros.

La asimilación del contenido histórico ayuda al estudiante a actuar en sociedad, a entender el mundo en que vive desde una visn transformadora y transformable. El estudiante debe tener puntos de vista propios y percatarse de cuando son desacertados y esto no es posible a partir solo de escuchar repeticiones. La forma de enseñar la Historia y las reflexiones que con ese contenido se realizan en una clase tienen en cuenta las peculiaridades psicológicas de los estudiantes, no se pueden hacer las mismas reflexiones con un estudiante de la Educación Secundaria Básica que con uno de preuniversitario. En las primeras edades es necesario reforzar los valores positivos a partir de la búsqueda de patrones que lo favorezcan, cuando ya están en grados superiores se continua esta línea de trabajo pero se incorpora el estudio más profundo



de hechos, procesos, personalidades, su comparación y contrastacn para promover la reflexión y la toma de posición de los estudiantes.

El contenido histórico encierra el qué se ensa y se aprende, aporta posibilidades para influir en la actuación de los sujetos sociales, a partir de la extracción de experiencias contenidas en los hechos y en la actuación de las personalidades. El estudiante debe dominarlo y desarrollar habilidades que le permitan asimilarlos de forma activa para formar valores dentro de un proceso de cambio y transformación que no se detiene cuando se cierra el libro de texto o se realiza la pregunta escrita.

Es en ese instante y fuera del aula, cuando se observa la verdadera diferencia entre la asimilación de un contenido histórico factual, basado en tareas de naturaleza cognitiva y la que se adentra en el entramado de relaciones producidas a escala social y en el presente del estudiante, con el objetivo de ayudarlo a formar un juicio propio sobre la realidad y a tomar las decisiones más justas y aplicables al momento histórico concreto. Desde el presente se estudia el pasado para encontrar las conexiones los unen y el estudiante se educa en la comprensn de las acciones de los hombres en la contemporaneidad y el alumno en la medida que aprende sobre la historia, la recrea como parte de su cultura, pero tambn se educa en los valores que la sociedad defiende.

La naturaleza y complejidad de los contenidos históricos reclaman la utilizacn de concepciones evaluativas que promuevan la indagación, la polémica, la formulación de hipótesis, la reflexn crítica del pasado y del presente, que impulsen el esfuerzo intelectual de los estudiantes por lo que la evaluacn en la asignatura debe propiciar el interés por aprenderla advirtiendo su utilidad personal y social. Esto supone acercar el aprendizaje de la Historia a la realidad del estudiante con una percepción en la que no quede fuera lo afectivo y emocional, teniendo en cuenta sus particularidades, intereses y necesidades.

Se pueden explicar las causas y consecuencias de los hechos históricos, presentar a los  roes  como  personalidades  acabadas  plantealatareacorrespondientes; como resultado, se arribarán a conclusiones preestablecidas mediante la repetición y



consolidadas mediante una evaluacn que perpetúa la memorizacn en detrimento del cuestionamiento, la hitesis y la reflexión, pero no se pod asociar la profundización en el contenido Histórico con la comprensión de las exigencias sociales y mucho menos con la interiorización del rol a desempeñar por el sujeto en cuestión. Por esta vía, es probable que solo se forme un simulador incapaz de entender la realidad social e involucrarse en ella desde una posicn transformadora, que es la intencn de la enseñanza de la Historia en cualquier nivel educativo.

La situacn descrita contribuye a que se produzca, una ruptura con el presente de los que enseñan y aprenden por almacenar ideas que no encuentran concreción en prácticas evaluativas y que no conducen a pensar con sentido crítico, buscando elementos para argumentar y contrastar opiniones. El estudiante no solo debe asimilar conocimientos históricos, sino procedimientos y habilidades para llegar por solo a la solución de problemas sobre la base del alisis de nuevas situaciones. Es necesario entender que no se ensa la Historia a alumnos sin historia y no la imparten docentes sin historia, por consiguiente, es imprescindible vincularla con el presente y el futuro pues  la  comprensiódlos  cambios  sociales  ayuda  vislumbrar  y  a  asumir  los cambios personales, familiares, comunitarios y sociales en general.

Las reflexiones anteriores, condicionan cambios en el objeto y los fines del proceso evaluativo. El objeto de la evaluacn es la recogida de informacn sobre el proceso de enseñanza-aprendizaje de la Historia, lo que desde la posición epistemológica asumida define el cambio en sus fines y aporta como elemento esencial la consideracn de un proceso a través del cual emergen las preguntas en las que se pueden descubrir las relaciones con lo cotidiano y lo vivencial.

Vivenciar la historia posibilita el acercamiento a su investigación. Las vivencias provocadas por el aprendizaje de esta asignatura a partir de la naturaleza del contenido es condición indispensable de la evaluación, para extraerla del círculo en el que está situada; como inicio o fin del proceso y revertirla en consecuencia de una contextualizacn manifestada, en primer plano, por la dimensn humana y social del contenido, ya que toda interpretación posible está vinculada a la vida. En este sentido, la finalidad de la evaluación debe ser contribuir al vínculo de la Historia con la vida.



Desde esta percepción, el estudiante se convierte en sujeto principal, protagonista de su propio aprendizaje en un proceso, en el que  privilegia el nivel de preparacn previa, los conocimientos adquiridos en la etapa precedente, sus intereses y motivaciones respecto al contenido con vistas a la formación de actitudes y valores.

A través de las acciones evaluativas se asimilan los contenidos históricos: sistematizando, profundizando, generalizando, aplicando desde una concepción que promueve la identificación con el pasado en sus conexiones con el presente. Si el dominio de la historia se queda solo en conocer el pasado, si ese conocimiento no se utiliza  en  situaciones  daprendizajquexijasutilización,  para  entender  el presente: personal, familiar, comunitario y social en general; del país, el continente y el mundo en que vive, por muy erudito que sea el estudiante, la Historia no tend una utilidad diferente a la de aprobar la asignatura.

En  la  relación  entre  la  formación  de  valores  la  evaluación  en  el  proceso  de enseñanza-aprendizaje de la historia, esta última se convierte en una accn educativa. El intercambio de argumentos y razonamientos aporta un propósito desarrollador en la medida en que puedan realizarse por los estudiantes, en fuentes accesibles desde la concepción de que evaluar el alcance del aprendizaje está definido por el potencial educativo  del  contenido  histórico  y  se  apoya  en  la  explicacn  y  el  dlogo, aprovechando  las  variadas  fuentes  elas  se  obtiene  informaciópara  elevarse  a niveles que sitúan al estudiante en la trayectoria lógica de lo que aprende.

La relacn que establece el docente con su grupo de manera general y con los estudiantes de manera particular tiene que favorecer la comunicación, buscando la reflexión y la discusión, proceso que debe integrarlos al trabajo individual, en dúos y en equipos. La forma en que se relacionan los estudiantes para aprender debe ser reveladora de las relaciones sociales que tienen que fomentarse en su vida posterior. La evaluación implica un papel protagónico de los estudiantes, que se aleja de las formas tradicionales centradas en el resultado, para seguir sistemáticamente el proceso de aprendizaje a partir del cumplimiento de las funciones del proceso evaluativo.



En la literatura consultada se presentan funciones que denomindose igual tienen dife- rente significado, se superponen o solapan, O. Castro (1995). Las clasificaciones más recurrentes son: instructiva, de control, de verificación, de comprobación, de selección, de jerarquización, simlica, diagnóstica, orientadora, de pronóstico, de retroalimentación, de clasificación, investigativa, comparativa, motivadora, de desarrollo de  capacidades,  educativa,  desarrolladora,  dindividualización,  pedagógica, innovadora,  de  comunicación,  de  mejoramiento,  metacognitiva,  de  desarrollo  del alumno, de desarrollo del profesor, lógico-cognoscitiva, entre otras.
Desde la perspectiva de este autor, el estudiante debe sentir una vinculación de su vida con el pasado donde se advierta la utilidad de la Historia desde el presente para contribuir a su formación humanista, en este sentido para contribuir a la formación de valores, la evaluación en el proceso de enseñanza-aprendizaje de la historia tiene funciones comunicativa y motivadora:

Funcn comunicativa:

Ø  Está presente en todo el proceso a través de la pomica y la lógica pregunta – respuesta. Posee varias líneas de comprensión: por un lado, el de la fuente y el pasado y por otro, el de qun dialoga en el presente (estudiantes, docentes, familia  y  amigos)  mediante  el  vínculo  que  presupone  la  relación  pasado- presente-futuro.

Ø  La comunicación en Historia debe hacernos participar de la lógica del contenido de lo que se pregunta, debe contribuir al desarrollo de un pensamiento flexible, crítico y creador a través de razonamientos en los que las respuestas partan del estudiante,  de  sus  propios  juicios  y  opiniones,  por  lo  que  las  preguntas empleadas deben propiciar juicios alternativos además de resolver y elaborar nuevos problemas en una actitud de squeda e interpretacn de la realidad desde la propia experiencia.

Ø  La  comunicación  en  Historia  es  una  situación  heurística,  es  un  modo  de aprender, partiendo de unas ideas previas que se contradicen diacticamente con el saber de la escuela para negarlo y/o afirmarlo.



Ø  El proceso de afirmación y refutacn de las hipótesis planteadas repercute en una interpretacn del cambio, teniendo en cuenta la cuestionabilidad de lo que se  pregunta  de  lo  que  se  responde.  La  comunicación,  entonces,  es  una apertura a la profundización en el contenido, es un camino dialéctico entre los conocimientos adquiridos y sus interpretaciones, que repercute en la relacn historia-vida.

Funcn motivadora:

Ø  Dialogar, debe dejar el camino abierto a seguir dialogando, la estrecha relación que aparece entre conversar y comprender bajo determinadas condiciones históricas y particularidades de los actuantes significa, desde la perspectiva de este autor, comprender la historia preguntándola.

Ø  La Historia siempre puede proporcionar algo distinto de lo que se ha tomado de ella, nos interroga desde la lógica del contenido y deja el camino abierto a la investigación, a encontrar respuestas, y razonar con presupuestos propios, a pensar.

Ø  La  evaluación  debe  partir  del  contenido  histórico,  de  su  naturaleza,  con  el objetivo de formar un juicio, un razonamiento, una opinión, un criterio defendible desde la perspectiva del estudiante y con sus propias palabras a partir de la inquietud y la duda, en el enfrentamiento a situaciones que demanden un determinado nivel de independencia cognoscitiva y valorativa.

Esta función promueve el intercambio de interpretaciones: se valoran las explicaciones, planteamientos y habilidades propias y del resto de los compañeros, que facilita el entrecruzamiento de saberes y ubica a cada estudiante en el contexto social en que se mueva, sea escolar pero también familiar y comunitario. Genera respeto a los criterios ajenos, a no pensar en la validez irrefutable de los argumentos personales que se aluden, ni a suponer que la razón nunca está de nuestra parte, por consiguiente eleva la autoafirmación y la autoestima.

CONCLUSIONES



La Historia se convierte en contenido a enseñar y aprender y aporta un sistema de conocimientos referidos a hechos, fenómenos, procesos históricos, protagonistas individuales y colectivos, relaciones causales, regularidades y leyes que deben ser asimilados por el estudiante. El contenido encierra el qué se enseña y se aprende, por consiguiente y a partir de sus cualidades orienta a la evaluación en una relación dialéctica en la que se constata la asimilación de los contenidos históricos que instruyen y contribuyen a la formacn de valores.
La evaluación en el proceso de enseñanza-aprendizaje de la Historia cumple funciones comunicativa y motivadora a partir de que estimula al estudiante a expresar sus criterios sobre  lo  aprendido, sobre  el  aprendizaje de sus compañeros  y sobre  la  labor del profeso en   un   ambiente   educativo   para   asumi e presente   como   u ente transformador. Genera situaciones que forman el bito de investigar, indagar, cuestionar, intercambiar y transformar.

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