Pensamiento negativo, Marcuse y el Magisterio: una tentativa unificadora
“Cuestionar, criticar con argumentos, prepararse y leer las situaciones es parte fundamental de las necesidades actuales”
Por: Esteban Morales Estrada
Foto: www.marcuse.org/herbert/booksabout.htm
I
En el año 2018 surgió en la ciudad de Medellín Ennegativo Ediciones (I), apuesta que pretende traernos traducciones al español de textos inéditos o raros en nuestro medio, de una serie de pensadores vitales para intentar enfrentar el colosal y casi irreversible avance del capitalismo actual, caracterizado como un sistema irracional y explotador. Y es que lejos de un lenguaje positivo, propio de los libros de autoayuda y los famosos cursos de coaching, que hacen que el sujeto construya una imagen deformada del mundo, donde él es el culpable de su destino, la tradición marxista (posiblemente la más sólida crítica al capitalismo con la que contamos), nos enseña que es el mundo, en un nivel estructural, el que va de mal en peor. He ahí la reivindicación que se hace de lo negativo como posibilidad de ver más allá y transitar o recorrer otro sendero, teniendo presente que este no es plano, homogéneo y mucho menos tranquilo. Lo peor que nos podría pasar sería dejar de insistir en nadar contra la corriente y normalizar, naturalizar y aceptar sumisamente esta realidad, lo que es obviamente un camino más fácil para el sujeto y para el opresivo sistema.
Sin embargo, la acción o las posibilidades políticas son cada vez más limitadas, dada la apoliticidad y disminución de la clase trabajadora directa, cuando no su plena inserción en el sistema capitalista y su defensa de dichos valores y dinámicas. No es descabellada aquella expresión de que en Colombia cada vez hay menos industria y menos sindicatos. Imperan los servicios y la banca frente a la producción directa de forma cada vez más apabullante y visible.
Pero la lucha estratégica o por lo menos la tentativa de esta batalla contra la imperturbable adaptabilidad capitalista, quizá el más importante distintivo de su sobrevivencia y permanencia como sistema, no se hace lanzando piedras, ni dejando de tomar Coca-Cola, acciones que no hacen mella alguna y que nos dejan falsamente satisfechos. Las hazañas por ahora deben ser teóricas, retomando la idea althusseriana de que la filosofía es un campo de batalla, donde se pueden entender los problemas y sacar algunas referencias para enfrentarse a los mismos. De ahí la importancia de la reivindicación de los más importantes teóricos del marxismo, labor que ennegativo está llevando a cabo de manera admirable, y que da como fruto la publicación del texto Escritos sobre dialéctica y marxismo de Herbert Marcuse(II) , filósofo alemán perteneciente a la llamada primera generación de la Escuela de Frankfurt, y cuyo texto El Hombre Unidimensional es bastante conocido como radiografía de la sociedad norteamericana después de las inhumanas y destructivas guerras mundiales. Aprovechemos entonces este espacio para recordar su pensamiento a 40 años de su muerte en 1979, resaltando algunos aspectos de su ensayo El marxismo y la nueva humanidad: una revolución inacabada incluido en el texto de la editorial reseñada.
II
El ensayo El marxismo y la nueva humanidad… de Marcuse pretende responder a dos preguntas fundamentales: ¿cuál es la relación entre el marxismo y la tradición occidental? y ¿cómo se articula el marxismo con su contexto de nacimiento? Marcuse comienza señalando los puentes entre la tradición liberal y el marxismo, dejando claro que el último ha sido entendido por muchos como una radicalización del primero. Conceptos como igualdad, libertad y justicia serían, además de valores de la fase revolucionaria de la burguesía (s.XVIII-mediados del s.XIX)(III) , ideales imposibles de desplegar a cabalidad en un mundo capitalista cada vez más voraz. Esta primera idea tendría implicaciones prácticas en nuestro pasado político, ya que en el siglo XX, específicamente después de la fundación del Partido Comunista Colombiano (PCC) en 1930 y durante varias décadas, la alineación permanente de sectores de izquierda con el liberalismo, diezmaría y neutralizaría constantemente las posibilidades contestatarias de estos grupos y su potencial transformador, ya que la superficial alianza con sectores liberales de izquierda demostró la problemática constante del desfase doctrinario. Son muestras de lo anterior el desmantelamiento progresivo del Movimiento Revolucionario Liberal (MRL) o la normalización de la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos (ANUC) durante el Frente Nacional. En últimas, el liberalismo trata de llevar a cabo cambios limitados, controlados y bastante dosificados, inmersos en la misma estructura imperante.
Desde la perspectiva de Marcuse, el supuesto entendimiento entre liberalismo e ideas de avanzada resulta eminentemente abstracto, debido fundamentalmente a la contradicción entre el capitalismo y las ideas del marxismo, ya que en el primero “subyace […] una desigualdad objetiva y básica dentro del sistema mismo que no puede ser eliminada” . Marcuse continúa intentando apartar ambos conceptos, y prosigue declarando la imposibilidad de la democracia misma, debido a la no existencia de libertad como su requisito básico, por lo cual habría una antinomia fundamental y se consolidaría una tipología de democracia falsa o impura. Lo anterior pasaría también con la soberanía popular o la igualdad, presupuestos y piedras angulares de las democracias burguesas.
El filósofo judío-alemán procederá entonces a revalorar y resignificar la tradición marxista no positivista, no emparentada con los supuestos de ese liberalismo decimonónico y su deformación neoliberal (V) . Siguiendo entonces con este hilo, Marcuse define algunas características del socialismo y habla de dos fases fundamentales: “creación de igualdad económica y […] creación de la sociedad más allá de la necesidad”(VI) , lo que tiene mucha importancia porque muestra que el socialismo no es un puerto de llegada, sino un proceso de ardua y constante configuración, y además resalta la importancia de una segunda fase de consolidación de la libertad y la justicia humanas, sin embargo no me detendré en este tema, e intentaré proseguir con otro fundamental.
Quizá el mayor aporte o llamado de atención, es el que tiene que ver con la necesidad de un nuevo tipo de hombre que lidere los grandes cambios necesarios en la sociedad. Marcuse deja muy claro que no basta con un asunto de productividad o de transferencia tecnológica entre capitalismo y socialismo, se trata también de la configuración de un hombre nuevo (VII), lo que de antemano deposita una esperanza en el hombre como actor, que posibilita su auto-transformación con base en ideales más humanos, que redundarían en una producción más racional y alineada con las necesidades del hombre no controlado. Frente al racionalismo-productivo, se debe tener en cuenta también la vertiente libertaria-creativa, como parte fundamental del proceso, por lo que la “construcción de una sociedad socialista es una creación más que una producción, una creación que expresa y activa no solo la racionalidad del ser humano, no solo sus necesidades materiales vitales, sino todos sus sentidos, su razón, su imaginación” (VIII) .
III
Todo lo anterior, solo para resaltar la importancia actual del magisterio y su potencial como un actor central en la actual coyuntura. Si bien no es el sujeto de la revolución, es una organización grande y poderosa que puede representar una piedra en el zapato para el pensamiento homogéneo y unificador. El magisterio colombiano encarna una permanente materialización de la crítica a la situación actual de las cosas, de ahí su importancia junto a otros gremios, más allá de los problemas a nivel teórico (IX).
Cuestionar, criticar con argumentos, prepararse y leer las situaciones es parte fundamental de las necesidades actuales. Si bien la idea de socialismo suena como algo anacrónica, no debemos olvidar la tradición marxista como crítica sólida al capitalismo y al sistema a nivel estructural. En esta coyuntura no estamos buscando una revolución ni nada por el estilo, pero somos los maestros un baluarte de la crítica al proceder neoliberal arbitrario, defensores de los espacios democráticos existentes en la actualidad de nuestro país. Debemos estar a la altura de ese reto, siendo contestatarios y consolidando la reflexión y el análisis emancipador. El cambio no es solo exterior y cuantitativo, es también interior y cualitativo, aspecto que remarca Marcuse como central a la hora de hacer grandes transformaciones. Por ahora hagamos cambios pequeños y apoyemos las causas que se oponen al pensamiento positivo con juicios coherentes y propuestas alternativas. Ahí reside nuestro gran potencial de necesario y valioso contrapeso, en una sociedad profundamente premoderna (X) como la nuestra. No luchemos solo por beneficios y días libres, comprendamos nuestro papel.
“La subordinación del ser humano a los instrumentos de su trabajo, al aparato total y abrumador de producción y destrucción, ha alcanzado el punto de un poder casi incontrolable: objetivado, cosificado, detrás del velo tecnológico, y detrás del interés nacional movilizado, este poder parece autopropulsado, y tener a la gente adoctrinada e integrada” (XI) .
I. Dejo la página web de la editorial para los interesados, y para quien desee descargar libros gratuitos: https://ennegativoediciones.wixsite.com/ennegativo/libros
II. Una buena síntesis de la importancia de Marcuse: Damián Pachón Soto, “Erotizar y liberar a la sociedad” https://www.desdeabajo.info/cultura3/item/36607-erotizar-y-liberar-la-so…
III. Para el pactismo del caso alemán entre monarquía y burguesía ver: Georg Lukács, “Acerca de algunas características del desarrollo histórico de Alemania”, en El asalto de la razón (México: Fondo de Cultura Económica, 1959), 42. Para ver algunos aspectos del proceso gradual de la conservatización burguesa ver: José Luis Romero, “Dos enemigos frente a frente”, en El ciclo de la revolución contemporánea (Buenos Aires: Argos, 1948), 28.
IV. Herbert Marcuse, “El marxismo y la nueva humanidad: una revolución inacabada”, en: Escritos sobre dialéctica y marxismo (Medellín: Ediciones Ennegativo, 2019),166.
V. Pueden verse reflexiones relevantes en el trabajo: Horacio Tarcus, “¿Es el marxismo una filosofía de la historia? Marx, la Teoría del Progreso y la ‘Cuestión Rusa’”, Andamios. Revista de Investigación Social 4.8 (2008): 7-32.
VI. Herbert Marcuse, “El marxismo y la nueva humanidad: una revolución inacabada”, 168.
VII. Aquí puede entenderse que contrario a una idea como la de Rousseau de volver a un idealizado estado de naturaleza, presente en su segundo discurso, el marxismo propone algo así como la humanización racional de la técnica, para que esta sirva al hombre y no al contrario, lo que es en efecto el caso más común y poco perceptible en la actualidad.
VIII. Herbert Marcuse, “El marxismo y la nueva humanidad: una revolución inacabada”, 171.
IX. Para ver las dificultades de la crítica en la actualidad ver: Axel Honneth, “La idiosincrasia como medio de conocimiento. La crítica de la sociedad en la era del intelectual normalizado”, en Patologías de la razón. Historia y actualidad de la Teoría Critica (Katz Editores, 2009), 195-208.
X. Rubén Jaramillo Vélez, “La postergación de la experiencia de la modernidad en Colombia”, en Colombia: la modernidad postergada (Bogotá: Gerardo Rivas Moreno, 1998).
XI. Herbert Marcuse, “Reexamen del concepto de revolución”, en: Escritos sobre dialéctica y marxismo (Medellín: Ediciones Ennegativo, 2019), 155.
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