15 acciones asequibles para mejorar la docencia
José Blas García, maestro de profesión, propone un conjunto de acciones educativas relativamente sencillas y asequibles, fáciles de aplicar en el aula y con un gran potencial para producir cambios significativos en el aprendizaje de los estudiantes.
Con estas propuestas José Blas García invita a que los docentes vayan ajustando de manera serena su estilo de enseñanza al contexto donde la desarrollan y a las necesidades y demandas educativas de la sociedad actual. Como él dice, son 15 propósitos que le han ayudado a “ser innovador sin morir en el intento”. Como es obvio, siempre es posible ampliarlos, añadir otros nuevos, etc.
- Introduce algún pequeño cambio en las formas de agrupar a tu alumnado. Pasa del trabajo individual al trabajo grupal en alguna actividad. Proponte la organización de pequeños grupos estables o esporádicos. Crea un juego para crear agrupamientos que sean heterogéneos y equilibrados. Déjales un poco de margen, pero vigila que en el grupo puedan haber “intercambios de ayuda”. Asigna roles al grupo y deja que los miembros de cada grupo se organicen. Facilita para ello un pequeño esquema de las responsabilidades de cada rol y anímales a diseñar insignias que les identifiquen. Pídeles que creen sus propias normas.
- Planifica, de vez en cuando, actividades con interacción. Sabemos que la interacción es una de las claves de la enseñanza activa e innovadora. Es sencillo. Modifica tus actividades habituales preparándolas para el trabajo en grupo. Busca y aplica dinámicas cooperativas sencillas. Hay cientos en la red. Crea o adapta alguna dinámica interactiva que obligue a cooperar. Acércate al Aprendizaje Cooperativo.
- Sistematiza momentos de socialización rica en tu aula. Invita a “alguien de fuera” a venir e interactuar con tu alumnado (Diseña una actividad apropiada para ello, no lo dejes ala azar). Busca otros foros donde tus alumnos y alumnas actúen, intervengan, expongan o expliquen. Crea proyectos, tareas y/o actividades de Aprendizaje Servicio y obsequia a tu alumnado con la posibilidad de hacer algo por su comunidad.
- Sobre todo interrógate mucho. Reflexiona al finalizar la jornada lectiva sobre tu satisfacción con el desarrollo de las sesiones de clase. Verbaliza o escribe si conseguiste que los alumnos aprendieran lo que te habías propuesto…y analiza lo ocurrido. Toma notas que te ayuden a reconocerlo y así poder cambiarlo. Sistematiza tu trabajo.
- Crea evaluaciones sistémicas. Atrévete y pregunta también al alumnado y a sus familias. Consúltales mediante cuestionarios sobre sus deseos, sus sueños, sus necesidades, sus intereses… y haz todo lo posible para que se puedan realizar en tus clases. Hazlos evaluadores de sus actividades y las de los compañeros. Implícales en la mejora que todos desean.
- Proponte usar alguna herramienta TIC. Ve seguro. Comienza por herramientas simples y comunes. Aprende poco a poco y comprométete a utilizarlas por lo menos en un par de ejercicios, actividades o tareas de manera continuada en tus programaciones quincenales. Comenta o consulta a compañeros. Busca tutoriales en la red. Verás que no es complejo.
- Otorga protagonismo a tu alumnado. Dedica un tiempo para que los alumnos y alumnas decidan sobre lo que quieren hacer, expresen lo que les interesa aprender o acuerden mejoras personales o grupales. Verás cómo ese tiempo, lejos de ser perdido, sirve para la mejora exponencial de su implicación, ilusión y aprendizaje.
- Interésate en conocer y observar a tus alumnos. Crea espacios en el aula para sus necesidades. Favorece el desarrollo de sus múltiples inteligencias. Asegúrate de no ofrecer una enseñanza estandarizada y plana, sino rica, flexible, variada y personalizada. Ofrece a cada uno lo que necesita; potencia lo que les gusta; magnifica en lo que sobresalen. Es sencillo. Hazlo como lo harías con tus hijos/as.
- Aprende de otros y con otros. Observa lo que hacen otros compañeros y adapta a tu aula lo que te guste y ayude a tus alumnos. Establece lazos de colaboración con los compañeros a los que admiras. Busca alianzas internas y externas; próximas y lejanas. Observarás la cantidad de gente que aprecia el valor de tus aportaciones.
- Planifica. No dejes nada al azar. Piensa en la utilización de los tiempos de clase y provoca ejercicios que desarrollen el pensamiento sistemático. Empodera a tu alumnado utilizando rutinas y ejercitando métodos ya verificados (científico, histórico…).
- Proponte utilizar pequeñas estrategias metodológicas que no habías utilizado antes(Aprendizaje Basado en Proyectos, Aprendizaje Cooperativo, Agrupamientos Flexibles, Rincones de Aprendizaje, Flipped Classroom…) y enriquece tu propia visión de la enseñanza. Amplia tu zona de desarrollo y lánzate a pequeñas aventuras. Disfruta del placer de enseñar lejos de corsés y ataduras.
- Participa en alguna actividad de formación informal en la que te interese profundizar. participa en encuentros docentes, charlas informales, una tertulia café para aprender,…busca la amistad en tus compañeros y compañeras. Esto te dará oportunidad de compartir con otros tus experiencias y formar parte de una comunidad de docentes que opinan como tú. También debes, al menos una vez al año, hacer formación formal. Busca en MOOC, en formación telemática del INTEF; propón un seminario en tu centro o, incluso inscríbete en un curso de tu centro de profesores. Existen muchas opciones y oportunidades.
- Elimina las clases dolorosas. Haz de tu clase un placer permanente y compártelo con tu alumnado. Date oportunidad para comprobar que los alumnos y alumnas son capaces de disfrutar y respetar. Es sencillo: Prepara alguna sorpresa por lo menos una vez a la semana; Proponte ser genial por lo menos una vez al mes; Busca historias emocionantes y llévalas a clase, por lo menos una vez al trimestre.
- Publica, comenta, comparte tu satisfacción. Atrévete a salir a foros, congresos. Crea un blog. Escribe en la bitácora de tu centro. Comenta escritos de otros. La satisfacción de sentirte comprendido es la mejor recompensa emocional a los pequeños esfuerzos diarios.
- Por último. No tengas miedo a lo que opinen otros. Ve lo bueno donde otros ven lo malo. El mundo cambia con ejemplos, no con opiniones o comentarios. No sufras. No luches. Evita la batalla doméstica, la presión “claustral”. Si no encuentras apoyo cercano, búscalo más lejos. Recuerda que, a veces, los árboles no te dejan que puedas ver el bosque. Olvida los grandes cambios. Comienza poco a poco. Dale un respiro a tu seguridad y no te dejes contagiar por el desánimo y la frustración que, en ocasiones, nos rodea.
José Blas García, Maestro de Aula Hospitalaria y Profesor asociado a la Facultad de Educación de la Universidad de Murcia (UMU), http://acogidayel2.blogspot.com.es/
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