Resolución de problemas (enseñar a pensar)
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En el mundo cotidiano, el primer paso y en ocasiones el más difícil antes de resolver un problema, es el reconocimiento de que ese problema existe
Esto implica que los alumnos no sólo necesitan ayuda para
resolver los problemas sino también para reconocerlos. Porque en ocasiones, los
problemas se ‘inventan’ de manera tal que formar a los alumnos para que
resuelvan problemas que fueron
diseñados previamente para ellos, no los prepara, en efecto para realizar una
selección por sí mismos de los problemas importantes. En conclusión, a los
alumnos habría que enseñarles no solo la forma de resolver problemas sino la
habilidad de ser capaces para reconocer los problemas que vale la pena
resolver.
En el mundo cotidiano, resulta más difícil identificar el problema que resolverlo
Recurriendo a un ejemplo: un empresario podría detectar a simple
vista que los beneficios están disminuyendo pero sin lograr descubrir por qué.
Un alumno puede observar que sus calificaciones son más bajas en una asignatura
pero sin reconocer qué puede hacer para mejorarlas. Encontrar lo que genera la
dificultad es lo que permitirá reconocer el problema.
En el mundo cotidiano, los problemas están mal estructurados
Los teóricos de la resolución de problemas diferencian entre
problemas bien y mal estructurados. Los problemas bien estructurados son
aquellos cuyos pasos que conducen a la solución se pueden establecer de forma
explícita y evidente. Los problemas mal estructurados son aquellos en los cuales
es difícil especificar los pasos necesarios para llegar a la solución. Son muy
pocos los problemas cotidianos de formato estructurado.
En el mundo cotidiano, la resolución de problemas no presenta de
forma clara el tipo de información necesaria que se requiere para abordarlos,
ni tampoco estará claro el sitio en el cual deba buscarse la información
En efecto, la vida real es compleja y hallar la información
puede ser a menudo un problema en sí mismo.
En el mundo cotidiano, las soluciones a los problemas suelen depender del contexto
A diferencia de los problemas que los alumnos están
acostumbrados a resolver, los problemas del mundo real están atravesados por
numerosas variables que pueden condicionar sus potenciales soluciones. En
efecto, una característica de las problemáticas que se presentan en la escuela
es la descontextualización.
En el mundo cotidiano, los problemas no tiene una única solución... e incluso los criterios que definirían cuál de todas es la mejor solución, no siempre están claros.
En la mayor parte de los problemas que aparecen en la vida no
existen respuestas unívocamente correctas, y aún en el caso en que esto fuera
así, solo sería posible apreciarlo en retrospectiva.
En el mundo cotidiano, los problemas dependen al menos tanto de conocimiento oficial como del extraoficial
La capacidad de adquirir el conocimiento extraoficial no es sino
una manifestación de la capacidad para adquirir cualquier otra forma de
conocimiento.
En el mundo cotidiano, la resolución de problemas importantes, genera consecuencias significativas
Los problemas que se les presentan a los alumnos no suelen tener
consecuencia alguna, sin embargo, en la realidad mundana, resolver una problema
puede ser la diferencia entre una vida feliz o una vida desdichada. Si las
soluciones a los problemas de la vida pudiesen separarse de sus consecuencias,
entonces no tendríamos ningún motivo para preocuparnos sobre la forma en que se
suele enseñar a resolver problemas.
En el mundo cotidiano, los problemas suelen resolverse en grupo
Generalmente, las problemáticas de la vida implican para su
solución la intervención de varias personas, los grupos de trabajo son la norma
más habitual en la mayoría de los ámbitos.
En el mundo cotidiano, los problemas suelen ser complicados, confusos y persistentes
La solución de un problema no siempre es una solución
definitiva, los problemas reales son problemas que pueden tener diversas
dimensiones en incluso modificarse de acuerdo a la perspectiva. Por ejemplo,
los directivos de una empresa pueden apreciar como deben enfrentar una doble
problemática: encontrar soluciones y además, convencer a otros de la eficacia
de dicha solución.
1. El profesor es el que enseña y el alumno el que aprende
Al enseñar razonamiento crítico, debemos tener en cuenta que es
necesario desarrollar una atmósfera que nos permita sentirnos a gusto con la
situación. Tampoco deberíamos sentirnos amenazados por ese rol. En realidad, no
debería existir mejor método para aprender que enseñar y esto debería ser claro
tanto para el docente como para los alumnos.
2. Razonar es sólo una tarea del alumno
Los profesores en vez de esperar que se les diga exactamente qué
es lo que deben hacer, deberían evaluar los programas que tienen a su disposición
para usar en el aula, del mismo modo que esperan que los alumnos evalúen los
problemas que se les presentan en las tareas escolares.
3. Lo más importante es decidirse por el programa adecuado
La elección de un programa implica un complicado conjunto de
otras elecciones como puede ser elegir la enseñanza inducida frente a la
separada o la basada en procesos frente a la holística. Si profesores y
funcionarios tuviera claros los objetivos para poner en práctica un programa en
relación a las capacidades de razonamiento, la elección sería más simple, pero
el consenso respecto a los objetivos no siempre existe.
4. Lo que verdaderamente importa es la respuesta correcta
No importa en realidad el modo en el que el alumno llegue a la
respuesta, por eso el formato típico de los exámenes se basa en el formato de
tipo test en el cual se aplica a disciplinas substancialmente diferentes.
Resulta difícil equilibrar un proceso orientativo hacia la resolución de
problemas centrada en los resultados.
5. La discusión en el aula es un medio para un fín
El razonamiento, surge como un proceso social que se internaliza
solo después de haberse sido expresado socialmente.
6. Los principios de la enseñanza magistral pueden aplicarse al
razonamiento, de mismo modo que pueden aplicarse a cualquier otra cosa.
7. La finalidad de un curso de razonamiento es ‘enseñar a pensar’.
Los alumnos pueden empezar a razonar pero no porque les hayamos
enseñado sino más bien lo que sucede es que se facilitaron exitosamente los
medios que propician esta autoeducación.
STEMBERG, R. J. y SPEAR-SWERLING L. (1996), "La comprensión
de los principios básicos y de las dificultades de enseñar a pensar", en:
Teaching for Thinking, Trad. De R. Llavori Enseñar a pensar, Santillana, Madrid,
pp.95-118.
http://educacion.idoneos.com/index.php/345898
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