La bipedación surgió sorprendentemente temprano en la evolución
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Hace veinte años, los científicos descubrieron en Chad unos huesos de 7 millones de años de antigüedad y concluyeron que pertenecían a una criatura que caminaba erguida y era nuestro antepasado más antiguo. Pero no todos estaban convencidos. Nuevos análisis confirman ahora esas sospechas.
Los paleontólogos han examinado de nuevo un fémur y un cúbito encontrados hace más de 20 años en Chad y confirmaron que los restos pertenecían a un sahelanthropus (Sahelanthropus tchadensis), una especie que vivió hace unos siete millones de años, lo que la convierte en el ancestro humano más antiguo conocido.
Según los investigadores, esa especie podía ciertamente moverse en el suelo sobre dos piernas, aunque también trepaba a los árboles. Así lo informa un artículo publicado en la revista Nature.
En 2001, en la República de Chad, durante un estudio de la ubicación de Toros-Menalla, los paleontólogos descubrieron el cráneo de TM-266-01-060-1, conocido como "Tumai".
A partir de este hallazgo, describieron una especie (y género) llamado Chadian Sahelanthropus (o Sahelanthropus tchadensis) que existió en el Mioceno tardío. Según sus descubridores, este es el representante más antiguo conocido de los homininos (Hominina), una subtribu de primates homínidos caracterizados por la postura erguida y la locomoción bípeda.
DUDAS INICIALES
El cráneo descubierto permitió concluir entonces que el individuo caminaba sobre dos piernas. Esto fue indicado, en particular, por el foramen (orificio) occipital desplazado hacia adelante. En muchos sentidos, Sahelanthropus, cuyo volumen cerebral alcanzaba los 340-360 centímetros cúbicos, era similar al posterior Ardipithecus ramidus (Ardipithecus ramidus).
Además del cráneo, los paleontólogos encontraron dos fragmentos de la mandíbula inferior, tres dientes aislados y varios huesos del esqueleto postcraneal.
Entre estos hallazgos se encontraba el fémur TM-266-01-063, que generó controversia en los círculos científicos. Este hueso mal conservado se describió solo en 2020, 19 años después del descubrimiento, y lo hizo otro grupo científico.
Luego, los investigadores llegaron a la conclusión de que el fémur pertenecía a un individuo que no se movía sobre dos piernas. Sin embargo, no todos los científicos aceptaron esta conclusión.
La humanidad se separó del grupo de los chimpancés durante el Mioceno reciente, muy probablemente entre 10 y 7 millones de años antes del presente. /FRANCK GUY / PALEVOPRIM / CNRS - UNIVERSIDAD DE POITIERS.
NUEVA INVESTIGACIÓN
Frank Guy de la Universidad de Poitiers, junto con colegas de Francia, Chad y Etiopía, realizaron un nuevo estudio de los huesos descubiertos en 2001 en el sitio de Toros Menalla, junto con el cráneo de un sahelanthropus. Los científicos partieron del hecho de que, probablemente, todos estos restos pertenecen a la misma especie.
Los análisis incluyeron un fémur izquierdo (TM-266-01-063) que mide unos 242 milímetros de largo. Según los investigadores, en su curvatura es más similar a los huesos de Australopithecus y de una especie de homínido llamada Orrorin (Orrorin tugenensis), que vivía en Kenia hace unos seis millones de años.
Con base en la morfología del fémur, los científicos concluyeron que el individuo podía moverse en el suelo sobre dos piernas.
Los científicos también describieron dos huesos del antebrazo que, en su opinión, pertenecían a Sahelanthropus. La similitud de estos hallazgos en tamaño y forma llevó a los investigadores a suponer que pertenecían al mismo individuo, aunque no hay otra evidencia de esto.
CONCLUSIÓN Y DUDAS
Uno de ellos (TM-266-01-050) es un eje del cúbito izquierdo de 239 mm de largo, el segundo (TM-266-01-358) es un eje del cúbito derecho de 155 mm de largo con una epífisis parcialmente preservada. La curvatura de estos huesos es similar a la observada, por ejemplo, en el Ardipithecus kadabba (A. kadabba).
Los científicos creen que esto se debe a las cargas recibidas al trepar a los árboles y concluyen que Sahelanthropus tchadensis, caminaba erguido mientras aún podía trepar a los árboles.
Consideran que todos los datos obtenidos en esta investigación refuerzan el concepto de una locomoción bípeda muy temprana en la historia humana, aunque en esta etapa también se practicaban otros modos de locomoción.
Reconocen, no obstante, que, aunque la adquisición de la bipedación se considera un paso decisivo en la evolución humana, todavía no hay consenso sobre sus modalidades y edad, sobre todo por la falta de restos fósiles.
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REFERENCIA
Postcranial evidence of late Miocene hominin bipedalism in Chad. G. Daver et al. Nature (2022). DOI:https://doi.org/10.1038/s41586-022-04901-z
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