Rompecabezas cósmico: así fue el catalizador de la aparición de la vida en la Tierra
Los rayos cósmicos podrían haber desempeñado un papel especial en la aparición de la vida en la Tierra, afirman los investigadores de la Universidad de Stanford.
Las partículas de alta energía que penetran en la atmósfera del planeta podrían afectar a los protoorganismos, obligándolos a desarrollar la homoquiralidad inherente de todos los organismos vivos de hoy en día.
La quiralidad de las moléculas indica la presencia de sus reflejos en forma de espejo. Para que esta propiedad se manifieste, se requiere un centro quiral de la molécula, o sea el átomo con varios sustitutos. El ADN, el ARN y los aminoácidos tienen ese centro. En los organismos vivos, los compuestos son homocirales, es decir, están representados en una única forma quiral y al introducirse en el organismo el isómero espejo de este compuesto, este no cumplirá su función, y todos los procesos biológicos en los que participe esta molécula irán de forma diferente.
La homociralidad biológica fue estudiada por primera vez en 1848 por Louis Pasteur y desde entonces, los científicos han estado tratando de resolver el rompecabezas que explica el origen de las preferencias quirales por una sola forma particular.
Los investigadores sugirieron que la homociralidad se debe a los rayos cósmicos, en particular a los muones. Estas partículas se dispersan en la atmósfera y viven unas dos millonésimas de segundo y luego se desintegran con la misma orientación magnética.
Los científicos sugieren que la capacidad de penetración de los muones podría afectar a las moléculas quirales en la Tierra. Por lo tanto, inicialmente la radiación cósmica tuvo efectos diferentes en la evolución de dos formas quirales de moléculas, de modo que una de ellas comenzó a prevalecer sobre la otra.
Así, el ADN y el ARN del lado derecho evolucionaron a un ritmo mayor y se hicieron más estables y adecuados para los organismos vivos.
Además, los investigadores sugieren que si hay otras formas de vida en el universo, los carbohidratos en su ADN están alineados en la configuración de la hélice derecha, como en los organismos vivos de la Tierra.
Los resultados del trabajo se han publicado en la revista Astrophysical Journal.
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